La Guerra Civil Española y el Franquismo: Historia y Consecuencias

La Guerra Civil Española

Entre marzo de 1938 y febrero de 1939, Franco desplegó un ataque a lo largo del frente de Aragón con la intención de alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. El ejército republicano lanzó una ofensiva y logró cruzar el Ebro, ofensiva conocida como la batalla del Ebro que tuvo como consecuencia el quebrantamiento definitivo del ejército popular. Posteriormente, se llevó a cabo la conquista de Cataluña, y en febrero del 39 cae Barcelona en manos de los sublevados. La guerra concluye el 1 de abril del 39. Negrín y el PCE propusieron seguir con el conflicto, actitud que chocó con la oposición de políticos y militares republicanos, como el coronel Casado. No obstante, este y sus partidarios entregaron a Franco toda la zona que aún estaba en manos de los republicanos.

Dimensión Internacional

El ejército sublevado contaba con un importante apoyo militar y político fuera de las fronteras españolas, gracias al régimen alemán e italiano, que fue decisivo para el fin de la guerra. El panorama español era la situación perfecta para poner a prueba los ejércitos de cara a la guerra mundial que se avecinaba. Por otro lado, el apoyo al ejército rebelde permitía ejercer influencia sobre un nuevo aliado, lo cual podría ser útil para una guerra posterior. La mayor parte de las ayudas italogermanas fueron a crédito y se convirtieron en semigratuitas, por lo que España aportó los materiales de interés estratégico que necesitaba Alemania.


El Franquismo (1939-1975)

Origen y Naturaleza

El franquismo fue el régimen político y social que nació durante la guerra civil debido a la necesidad de los militares sublevados de establecer un mando único, una administración paralela a la republicana, una legislación y un poder ejecutivo antiparlamentario y antidemocrático. Estos encontraron el mando único en la figura de Franco que hasta su muerte en 1975, concentró en su persona todos los poderes. Aunque el régimen evolucionó, permaneció fiel a sus principios y nunca abandonó su carácter dictatorial. Los rasgos principales de esta ideología son: (1) rechazo de la sociedad burguesa contemporánea y nostalgia de etapas pasadas en las que España triunfaba. (2) repulsión a instituciones políticas liberales y la democracia parlamentaria. (3) represión al marxismo, comunismo y movimiento obrero. (4) un extremado nacionalismo, combinado con la xenofobia y el catolicismo más conservador.

Primer Franquismo (1939-1959)

El primer franquismo se puede dividir en dos etapas: antes y después de las protestas de 1951. Los primeros cuatro años la figura más importante fue Serrano Suñer, ministro de Gobernación y encargado de diseñar un estado fascista. En esta época se combinaron ministros de distintas familias del régimen aunque destacaron falangistas y militares. La participación católica era minoritaria y participó también el Opus Dei.

Resistencia frente al Gobierno Franquista

La resistencia frente al gobierno franquista fue escasa porque la oposición se hallaba muy desunida y nunca llegó a convertirse en un peligro serio para Franco. Entre los opositores destacamos a los republicanos exiliados, a los Borbones y a los maquis. En los años 50 comenzó en el interior de España la lenta reconstrucción de una auténtica oposición. Se caracterizaba por lo siguiente: (1) se expresó mediante una protesta social espontánea y descoordinada. (2) la mayor parte de sus protagonistas estaban integrados en el sistema lo que ponía de manifiesto la falta de control sobre la juventud por parte de la dictadura. (3) el centro principal de la oposición se estableció en el interior del país y no en el exilio.

Segundo Franquismo (1959-1973)

Esta segunda etapa, denominada tardofranquista, conocida como el desarrollismo, ya que se produjo un rápido crecimiento económico que transformó totalmente a la sociedad española y aumentó la oposición al sistema. Además, políticamente, se mantuvo el inmovilismo institucional y la represión. El régimen adquirió una apariencia más moderna para garantizar su continuidad. Se continuó promulgando una nueva ley orgánica del estado (1967), y Fraga promovió la ley de prensa e imprenta (1966). En esta etapa final del franquismo se produjo el nombramiento de Juan Carlos de Borbón como sucesor (1969).