La Guerra de la Independencia y el Legado Español en América

El reinado de Carlos IV. La guerra de la Independencia. 

El reinado de Carlos IV, marcado por las crisis económicas, sociales y políticas, continuó inicialmente con el sistema de ministros de su padre. En 1792 dio el poder a su valido Manuel Godoy, quien decidió cerrar las fronteras del país para evitar influencias ideológicas de la Revolución Francesa. También perdió las batallas contra la Convención Francesa y tuvo que formar una alianza con Francia mediante el Tratado de San Ildefonso (1796) en la que se convirtió en su Estado satélite. Ambos países combatieron contra los ingleses para evitar su control marítimo y mantener el comercio con América, pero fueron derrotados. Esto supuso el endeudamiento de España, que el Estado trató de mitigar desamortizando tierras eclesiásticas y subiendo los impuestos, lo que causó un descontento en los 3 estamentos de la sociedad. Estos culparon a Godoy y exigieron la destronación del rey, que la llevaría a cabo el hijo del monarca, Fernando VII. 

El primer proceso fue el de El Escorial, un complot para derrocar al rey que fracasó. La firma del Tratado de Fontainebleau (1807) entre Napoleón y Godoy permitió la entrada del ejército francés en España y provocó el Motín de Aranjuez (1808), una revuelta popular que concluyó con la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo. En las Abdicaciones de Bayona, Napoleón ayudó a Carlos e hizo que Fernando abdicase de nuevo en él. En paralelo, Carlos abdicó en Napoleón y este le pasó la corona a su hermano José Botella. En el Estatuto de Bayona se propuso una Carta Otorgada, donde el rey legitimaba reformas de derechos e instituciones preliberales manteniendo algunas tradiciones absolutistas, pero no se llevó a cabo por la guerra. Se produjeron levantamientos populares en contra de los franceses (2/5/1808) que frenaron con fusilamientos (3/5/1808). Ante la pasividad de las instituciones de defender el territorio, la población se organizó en Juntas lideradas por nobles que declararon la guerra a los franceses. 

La Guerra de Independencia (1808-1814)

fue un conflicto internacional entre Francia, superior militarmente, y España, cuya inferioridad fue compensada por el método de guerrillas. A su vez fue una guerra civil entre los seguidores de Francia, los afrancesados, y los patriotas liberales y absolutistas, unidos a pesar de sus diferencias ante el enemigo común. Francia comenzó avanzando por el territorio hasta que los españoles ganaron la Batalla de Bailén (1808), por lo que José I se marchó a Francia. Napoleón decidió enviar todo su poder militar y consiguió conquistar rápidamente toda la península, excepto Cádiz. Para evitar la derrota ante Rusia, Francia movió parte de las tropas de la península, facilitando a España, con ayuda inglesa, la persecución y expulsión de los franceses con las victorias en Irún y Salamanca. En el Tratado de Valençay (1813) Napoleón devolvió la corona a Fernando VII, que se convirtió en el monarca absolutista de España. La guerra provocó la muerte de medio millón de personas y la destrucción de diversas infraestructuras, lo que frenó el desarrollo económico e industrial del país. En el ámbito político surgieron líderes guerrilleros que impulsaron la creación de un modelo de Estado liberal. Por último, el conflicto permitió a las colonias de América desarrollarse y comenzar el proceso de independencia, ya que estaban menos vigiladas.

4.2 Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812.

Durante la estancia de Fernando VII en Bayona, las instituciones se mostraron ineficaces para defender a la población del dominio francés y José I se impuso como monarca ilegítimo en España. El pueblo asumió la soberanía del país mediante la organización de Juntas locales dominadas por la nobleza que declararon la guerra a Francia. Más tarde se creó una Junta Suprema Central encargada de lidiar con los franceses durante la Guerra de Independencia y se convocaron Cortes ordinarias y extraordinarias. Cuando Francia conquistó la península, la Junta se desplazó a Cádiz y se sustituyó por el Consejo de Regencia, que convocó las Cortes Constituyentes, esta vez sin presencia de la nobleza. Dichas Cortes se declararon representantes de la Nación y prefiguraron un modelo de Estado revolucionario, basado en la soberanía del pueblo y en la elaboración de una ley fundamental que recogiera la ideología liberal, pero aceptaron a Fernando VII como soberano legítimo. Sin embargo, la mayoría de la población era rural y creía en los principios absolutistas de la nobleza y el clero, que apoyaban la soberanía del monarca y no apoyaban reformas ni cambios. La mayoría de los representantes de las Cortes eran Jovellanistas que defendían algunas reformas liberales y buscaban un modelo de soberanía compartida entre el rey y las Cortes. 

El primer objetivo de las Cortes fue abolir las leyes y prácticas relacionadas con el Antiguo Régimen. Estas disolvieron los regímenes señoriales, poniendo fin a la servidumbre, y eliminaron los mayorazgos, garantizando la libertad de la propiedad mediante la desamortización de tierras y la supresión del estatus socio-económico de las clases sociales privilegiadas. También eliminaron los Gremios y la Mesta para permitir la libertad de trabajo y comercio, y limitaron el poder de la Iglesia con la abolición de la inquisición y la prohibición de la tortura. Para definir el marco legal sobre el que se debía desarrollar la sociedad española se redactó la Constitución de 1812 (La Pepa). Influenciada por la Constitución Francesa de 1791 y la trayectoria jurídica española, propuso un modelo de Estado unicameral con división de poderes, poder real limitado y sufragio universal indirecto. Las Cortes, que se convocaban obligatoriamente cada año, tenían poderes legislativos amplios y una diputación permanente que ejercía la representación de estas en su ausencia. El rey tenía poderes ejecutivos y podía mostrarse en contra de una ley, pero su poder estaba limitado por las Cortes y debía firmar y jurar la Constitución. El poder judicial lo ejercían tribunales independientes de acuerdo a los códigos civil, criminal y de garantía de proceso. A pesar de no aparecer en un apartado concreto, la Constitución nombraba derechos y libertades como la igualdad, la inviolabilidad del domicilio,el derecho a la educación, el sufragio universal indirecto para varones mayores de 25 y la universalidad de impuestos. Esta Constitución era muy rígida por la minuciosidad de sus artículos, que trataban de evitar una posible vuelta al absolutismo. A pesar de su poca vigencia, sirvió como fuente de inspiración para futuras constituciones de carácter liberal. Las Cortes liberales se vieron atacadas por la parte conservadora del Consejo de Regencia, que trató de evitar su correcto funcionamiento. Ya que en España predominaba la clase rural influenciada por el absolutismo, las Cortes ordinarias convocadas para evitar el absolutismo acabaron siendo dominadas por la mayoría conservadora, que dio un golpe de Estado y disolvió las Cortes.


4.4 El proceso de independencia de las colonias americanas. El legado español en América. 

Este proceso evolutivo de gran complejidad fue tanto un conflicto internacional entre americanos y españoles como un conflicto civil entre los indígenas pardarios y opuestos a la gestión española.

El reformismo borbónico hizo que España aumentase el control sobre América y que su desarrollo estuviera limitado. Sin embargo, el grupo criollo, aprovechando que la Guerra de Independencia había reducido la vigilancia de España, comenzó el proceso de emancipación tratando de imitar la estructura de República de la independencia estadounidense frente a la Monarquía asentada en Europa. Estos también fueron influenciados por la Ilustración y su defensa de la libertad e igualdad. 

El proceso comenzó con la creación de Juntas, favorables a Fernando VII, que buscaban la autonomía e independencia de España, aunque acabaron siendo controladas por el ejército español. El movimiento independentista fue liderado por los militares Simón Bolívar y José San Martín, que consiguieron avanzar por la falta de respuesta militar de España, que sufría una insurrección liberal. Ante la pasividad durante el Trienio Liberal español y la ayuda inglesa y norteamericana, los virreinatos consiguieron independizarse. Esto hizo que las audiencias de dichos territorios se dividieran, dando lugar a países como Argentina, Chile o México. El último ejército español fue derrotado en Perú (1824), haciendo que su imperio colonial se viese reducido a Cuba, Puerto Rico Y Filipinas. 

Las consecuencias de la emancipación en España fueron principalmente negativas. La pérdida de su principal fuente de ingresos produjo graves problemas hacendíscos durante la segunda mitad del siglo. Además, la pérdida de comercio también supuso un gran problema para el desarrollo de las industrias españolas. En América, la fragmentación de los territorios y la pérdida del poder centralizado hizo que surgiese la figura del caudillo, cuyo poder estaba basado en el intercambio entre protección y fidelidad personal y lealtad. Esto favoreció el control políco de las élites americanas, influenciadas por el liberalismo doctrinario de origen estadounidense.  Los conflictos armados provocaron muchas muertes y dañaron industrias (haciendas, plantaciones), provocando un estancamiento en la estructura productiva. Sin embargo, la ruptura de la circulación comercial hizo que se desarrollase sobre todo la agricultura de plantación (café, té). Las deudas provocadas por la reducción de exportaciones y el aumento de importaciones hizo que entablasen relaciones de dependencia con EEUU y Gran Bretaña.  Socialmente se impuso una élite rural dominante frente a una población mayoritariamente empobrecida de indios y negros. Además, la esclavitud fue abolida, excepto en zonas de plantación. En esta sociedad estamentalizada se impuso la ideología de supresión de privilegios contra el individualismo, lo que hizo que el Vacano no reconociese estos Estados. 

En este proceso tan solo se produjeron cambios beneficiosos a nivel político, que acabaron lastrando el desarrollo social y económico de los Estados.