La Guerra de la Independencia y las Cortes de Cádiz: antecedentes, causas y consecuencias

5.1. La Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra.

El reinado de Carlos IV (1788-1808) estuvo marcado por la Revolución francesa de 1789. El valido de Carlos IV, Godoy, abogó por la represión a ideas liberales y la participación de España en la guerra de la Convención (1794-1795), junto a otras monarquías europeas. A partir de 1796, Godoy se alió con Francia en los tratados de San Ildefonso (1796 y 1800) en las guerras de la Segunda Coalición frente a Reino Unido, donde destacan las derrotas españolas en cabo de San Vicente (1797) o Trafalgar (1805), donde España perdió la escuadra, pero recuperó Menorca (1802). Por otro lado, España atacó a Portugal en la guerra de las Naranjas (1801). Napoleón abogó por el bloque continental a Reino Unido y firmó con España el tratado de Fontanebleau (1807), donde se permitía el paso al ejército francés a través de España para conquistar Portugal. En febrero, Murat llega a Madrid.

No obstante, estalló el motín de Aranjuez (marzo de 1808), donde la población se subleva instigada por los partidarios de Fernando VII. Carlos IV abdica en su hijo ante la dimisión de Godoy y Murat toma Madrid. Carlos IV y Fernando VII marchan a Bayona y allí Napoleón les obliga a abdicar y cederle la corona a cambio de mantener el catolicismo y no dividir el territorio. El emperador traspasa la corona española a su hermano José I.

GUERRA DE INDEPENDENCIA

En Madrid, el ejército francés confisca alimentos, lo que provoca problemas de abastecimiento y subidas de precios. La población madrileña se subleva contra el ejército francés el 2 de mayo. Murat reprimió la sublevación y los alcaldes de Móstoles llamaron a la guerra contra Francia. La situación se extiende y comienza la guerra de Independencia.

BANDOS DE LA CONTIENDA:

Esta guerra de Independencia tiene varias vertientes porque es un conflicto internacional entre las potencias europeas, es una guerra civil entre los partidarios de José I (afrancesados) contra los defensores de Fernando VII (patriotas) y una crisis política por el vacío de poder, donde las juntas asumieron la soberanía de Fernando VII en su ausencia.

Por tanto, en España se establecen dos poderes: la monarquía de José I, que con el Estatuto de Bayona reconoce una monarquía autoritaria y conservadora, y los liberales que apoyaban la monarquía bonapartista porque querían implementar sus ideas en España. El otro poder de la península eran las juntas que no aceptaron la soberanía de José I. Estas juntas estaban formadas por ilustrados y defensores del Antiguo Régimen (intelectuales burgueses, nobleza y clero). Ante el vacío de poder, se formaron juntas locales y provinciales contra los franceses para expulsarles del país, devolverle el trono a Fernando VII y hacer reformas socio-políticas. Las juntas son coordinadas por la Junta Central Suprema, presidida por Floridablanca, que gobierna hasta 1810, cuando se establece una junta de regencia que convoca Cortes.

FASES DE LA GUERRA:

La guerra de Independencia comienza el 2 de mayo de 1808 y finaliza con el Tratado de Valençay en diciembre de 1813.

  1. 1ª fase:

    Entre mayo y octubre de 1808, se produce la invasión francesa, pero son incapaces de dominar la península. Destaca la batalla de Bailén (al frente de Castaños) y los sitios de Gerona y Zaragoza, con la resistencia heroica de Palafox o Agustina de Aragón. Los ingleses liberan Lisboa comandados por el duque de Wellington y José I abandona Madrid.

  2. 2ª fase:

    Entre noviembre de 1808 y enero de 1809, Napoleón llega con la Grand Armée (250.000 hombres). Se produce el saqueo de Burgos, las batallas de Espinosa de los Monteros y Tudela. Madrid se rinde en enero de 1809 y los ingleses son derrotados en Galicia. Se produce el segundo sitio de Zaragoza que se rinde en febrero y Napoleón abandona España por la guerra en Austria.

  3. 3ª fase:

    Entre febrero de 1809 y 1810, los franceses no son capaces de dominar el territorio por la guerra de guerrillas, una forma de resistencia, donde destacaron el Empecinado o el cura Merino con la finalidad de desgastar a las tropas francesas. No obstante, siguen las victorias francesas en las batallas de Talavera u Ocaña. En ellas, Soult impide la liberación de Madrid y Wellington se retira a Lisboa. Se conquista Andalucía excepto Cádiz y se retiran las tropas francesas a Austria.

  4. 4ª fase:

    Desde 1811 hasta el Tratado de Valençay (1813). En 1811, los galos abandonan Portugal tras Torres Vedras. En 1812 se reconquista Badajoz, Napoleón retira hombres para Rusia y se produce la batalla de Arapiles, que deja camino libre hacia Madrid y José I se retira a Valencia. En 1813, los franceses son derrotados en Vitoria por Wellington y Napoleón devuelve la corona a Fernando VII. Y un año más tarde, los franceses abandonan Cataluña.

5.2. Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812.

Tras la abdicación de Bayona y los sucesos del dos de mayo, se organizaron las juntas locales y provinciales, que asumieron la soberanía nacional ante la ausencia forzada de Fernando VII. Las juntas no reconocían a José I y prepararon la defensa del territorio.

Las juntas estaban compuestas por nobles, clero y burgueses ricos. Dentro de los mismos se aglutinaban dos ideologías: la oposición a la monarquía bonapartista, que consideraban que suprimía el Antiguo Régimen, y algunos reformistas que querían la ruptura del sistema social. Aunque tenían objetivos comunes como expulsar al invasor y devolver el trono a Fernando VII y hacer reformas socio-políticas.

Se formó una Junta Central Suprema presidida por Floridablanca que se reunió en Sevilla y luego en Cádiz. Esta gobierna hasta 1810 cuando delegó sus poderes en un Consejo de Regencia, que convocó Cortes y fueron las depositarias del pueblo español y no de Fernando VII, es decir, la soberanía pertenece al pueblo español, del cual procede su legitimidad.

LAS CORTES DE CÁDIZ

Estas cortes se reunieron porque la ciudad no estaba ocupada por los franceses. Sus miembros fueron elegidos por sufragio indirecto (censitario) y se reúnen en una sesión conjunta, es decir, queda a criterio decidir del bando del que haya una mayor ideología, que son las siguientes:

  • Liberales. Línea ideológica dominante. Intelectuales y burgueses. Quieren el fin del Antiguo Régimen. Un régimen liberal: Sufragio censitario, propiedad privada, derechos individuales (libertad, felicidad) y liberalismo económico.

  • Ilustrados. Jovellanistas. Reformas moderadas. En la línea del Despotismo Ilustrado. Compromiso de la nación con el rey. Estaban a favor de unas cortes estamentales.

  • Absolutistas. Aristocracia, clero y burguesía terrateniente. Querían seguir el sistema tradicional, donde el poder emana de Dios y defienden sus privilegios.

Las Cortes se constituyen en Asamblea nacional Constituyente, asumen la soberanía nacional y llevan a cabo una doble labor: elaborar el texto constitucional y realizar múltiples decretos y reformas socio-económicas, entre las que destacan:

  • Libertad de imprenta. Supresión de la Inquisición. Supresión de señoríos jurisdiccionales.

  • Supresión de gremios y aduanas interiores.

  • Libertad de producción, contratación y comercio.

  • Decretos de desamortización de propios y baldíos, de obras pías y órdenes militares.

  • Creación de la Milicia Nacional.

  • Abolición de señoríos jurisdiccionales y de la Inquisición, además del mayorazgo.

La Constitución de 1812

Llamada “La Pepa”, fue aprobada el 19 de marzo de 1812, significó el inicio del constitucionalismo español. Es comparable a la francesa de 1791 o a la americana de 1787.

Algunos de sus principios fundamentales son:

  • Soberanía nacional. El poder reside en el conjunto de ciudadanos y se habla de los españoles y los de los territorios de América como ciudadanos.

  • División de poderes.

    • Legislativo: Las Cortes con el rey.

      • El rey sanciona, tiene derecho de veto dos veces en tres años.

      • Las Cortes: elaboran las leyes, sucesión, tratados, impuestos, contribuciones, presupuestos, guerra y paz. Son unicamerales. Se eligen por sufragio universal masculino indirecto.

    • Ejecutivo: Encargados del gobierno y la administración. Lo forman el rey y sus ministros.

    • Judicial: Son los tribunales. Hay fueros especiales (País Vasco y Navarra) en temática militar y religiosa.

  • Amplia declaración de derechos y libertades: propiedad privada, inviolabilidad del domicilio, libertad de imprenta, igualdad jurídica, habeas corpus y educación elemental.

  • Monarquía constitucional. Limitaciones al poder real como no suspender las Cortes, abdicar o abandonar el país, contraer matrimonio o imponer tributos sin aprobación de las Cortes.

  • Organización administrativa y territorial: División en provincias gobernadas por diputaciones provinciales y se establecía la creación de ayuntamientos con cargos electivos elegidos por sufragio universal.

  • Catolicismo religión única. No hay libertad religiosa.

  • Militar. Ejército permanente. Servicio militar obligatorio. Milicia Nacional en defensa de la Constitución, dependiendo del Rey y de las Cortes.

  • Igualdad impositiva en función de las rentas.

  • Creación de escuelas primarias.

A modo de crítica, siempre se ha recogido las diferencias entre el pueblo depositario de soberanía que era analfabeto y unas cortes muy avanzadas, pero despegadas del pueblo del que decían representar.

Como conclusión, la Constitución de 1812 estuvo vigente en tres ocasiones: mayo de 1812 a mayo de 1814, enero de 1820 a noviembre de 1823 y agosto de 1836 a junio de 1837. Apenas hubo aplicación práctica de la Constitución y de los decretos promulgados debido al estado de guerra, la falta de una burguesía consolidada que atrajese al pueblo, el retorno de Fernando VII que supuso la derogación de toda la obra legislativa. Sin embargo, supuso el comienzo de la implantación del estado liberal y fue el símbolo, por excelencia, del liberalismo español.

5.3. El reinado de Fernando VII: liberalismo frente a absolutismo. El proceso de independencia de las colonias americanas.

SEXENIO ABSOLUTISTA (1812-1820)

Tras el Tratado de Valençay (1813) se pone fin a la guerra de Independencia y Fernando VII recupera el trono. A su vuelta, en Valencia, un grupo de diputados absolutistas elaboran el Manifiesto de los Persas, en el que piden al rey que restaure la monarquía absoluta. Fernando VII hace un edicto en el que deroga la constitución de Cádiz, las Cortes y sus leyes (cese de la reforma fiscal (nobleza y clero), fin de la desamortización o de la libertad de prensa). Se restablece la inquisición, los privilegios del clero y la nobleza, la mesta y la Compañía de Jesús.

Al mismo tiempo, el rey emprende una campaña de represión contra los liberales, con el destierro o las ejecuciones. Los liberales huyen de la represión y forman sociedades secretas. Fernando VII se vio favorecido por el contexto europeo, en el que las potencias europeas estaban a favor del absolutismo tras el Congreso de Viena y en la Santa Alianza acordaron terminar con cualquier país donde triunfe la revolución.

Desde la época de Carlos III, la corona española arrastra una crisis financiera, que empeora con los gastos militares de las guerras de Carlos IV y la pérdida del mercado colonial tras las declaraciones de independencia.

Por otro lado, el ejército español había adquirido un gran peso en la política porque había salido del pueblo y había luchado bajo los ideales del liberalismo. Llevaron a cabo pronunciamientos militares contra el sistema absolutista y a favor de la constitución de 1812 que fallarían como el de Espoz y Mina o el Empecinado. Solo el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla) en 1820 triunfó cuando se embarcaba a sofocar los conatos independentistas en América.

EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)

Con el triunfo del pronunciamiento, Fernando VII se ve obligado a jurar la constitución de Cádiz y convoca Cortes. Estas comenzarán a elaborar leyes para eliminar el Antiguo Régimen, que ya habían elaborado en las cortes de Cádiz, como restituir la constitución de 1812, abolir el régimen señorial, la inquisición, reducir el diezmo o crear la Milicia Nacional.

No obstante, dentro del liberalismo aparecen dos grupos: los doceañistas o moderados (como Argüelles o Martínez de la Rosa), antiguos diputados de Cádiz que quieren gobernar con el rey (que este haga uso del derecho de veto) y unas leyes muy moderadas. Los veinteañistas o exaltados o progresistas (como Mendizábal o Alcalá Galiano) pretenden que se imponga un cambio de régimen muy rápido hacia el liberalismo político y económico. Fue un período muy inestable gubernamentalmente.

A esto hay que sumarle la oposición absolutista, como el propio rey, las élites del Antiguo Régimen, el clero o los absolutistas. Hubo recurrentes sublevaciones absolutistas, como la regencia de Urgel. A petición del rey, la Santa Alianza, al mando del duque de Angulema, envía a los Cien Mil Hijos de San Luis, que ocuparon España y liberaron al rey y restablecieron el absolutismo.

DÉCADA OMINOSA 1823-1833:

Se reimplanta la época de persecuciones a los liberales, comenzando con Riego. Se reinstauró el absolutismo y el régimen señorial, pero se inicia una época de acercamiento a los liberales con una serie de medidas de carácter técnico (Cea Bermúdez) para resolver la crisis hacendística que tenía la Corona por la merma de ingresos del comercio colonial y la supresión de impuestos a las clases privilegiadas.

Estas medidas le valieron la oposición de ambos bandos. De los liberales porque continuaron los golpes de estado (Espoz y Mina). Los realistas se radicalizaron y tuvieron gran apoyo en el mundo rural y destaca la revuelta de los malcontents de Cataluña (1827).

Dentro de este grupo aparecieron los carlistas, es decir, los partidarios del hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, y viendo que Fernando VII no tenía herederos varones, la corona podía recaer en su persona porque aún no se había publicado la prohibición ley sálica (que impedía gobernar a las mujeres) porque Fernando VII tenía dos hijas con María Cristina de Borbón y Dos Sicilias: Isabel y Luisa Fernanda. Las intrigas continuaron con los Sucesos de La Granja (1832), pero a la muerte del monarca, la princesa Isabel tenía tres años y contó con la regencia de su madre, Carlos María Isidro huyó a Portugal y se autoproclamó rey, iniciando la Primera Guerra Carlista (1833-1839). La reina regente se vio obligada a apoyarse en los liberales moderados.

LA INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS AMERICANAS:

Algunas de las causas de este proceso fueron la política colonial de los Borbones, que excluía del poder político y económico a los criollos, la influencia de las ideas ilustradas, las revoluciones americana y francesa, o la conciencia nacional de los criollos, diferentes a los españoles. Económicamente, los criollos reivindicaban el liberalismo económico (libertad comercial, el fin del monopolio comercial) y el descontento de las medidas administrativas y fiscales de los Borbones. Junto con ello, en España, la invasión napoleónica creó un vacío de poder que aprovecharon en su beneficio, pese a que en un primer momento enviaron representantes a las Cortes y en la Constitución de Cádiz se les pone al mismo nivel que a los peninsulares.

El proceso independentista es muy complejo debido a la falta de conexión entre las regiones, pero es cierto que los virreinatos de Perú y Nueva España tardaron más tiempo en independizarse que los de Nueva Granada o el Río de la Plata.

Podemos ver dos períodos. En el primero (1810-1814) se comienza con Simón Bolívar en Caracas y en Buenos Aires con el general San Martín, cuando no reconocen la autoridad de la Junta Central Suprema. No obstante, el ejército español al mando del general Morillo consigue pacificar el virreinato de Nueva Granada.

A partir de 1815 a 1824 se suceden las victorias americanas. Entre ellas, San Martín declara la independencia de Argentina en 1816, pasa a los Andes y derrota a los españoles en Chababuco (1817) y proclama la independencia de Chile en 1817.

En el caso de Bolívar, consigue la independencia de Colombia, Venezuela y Ecuador tras las batallas de Boyacá (1819) y Carabobo (1821).

Los territorios de Perú y Bolivia permanecieron fieles a España hasta la batalla de Ayacucho (1825) cuando se independizan.

En México, lo que comienza siendo una revolución social para abolir la esclavitud y el reparto de tierras de Hidalgo y Morales termina siendo sofocada por la burguesía criolla. Será Itúrbide quien consiga la independencia.

Como conclusión, España ya no es una potencia política, solo mantiene las islas del Caribe y Filipinas, y entra en un proceso de estancamiento económico ante la pérdida de un gran mercado y el freno a la incipiente industria del país. Los países independientes pronto se fraccionaron en pequeños estados y los criollos se hicieron con el poder económico y político, se crearon caudillos y oligarquías locales. También los estados se vieron influenciados por el colonialismo inglés y americano, que buscaba las materias primas latinoamericanas. Sin embargo, la población indígena, negra o mestiza no tenía acceso al poder político ni económico.