La Guerra de Sucesión Española y el Ascenso de los Borbones
Contexto Histórico: La Muerte de Carlos II
A finales del siglo XVII, la muerte sin descendencia de Carlos II desencadenó la Guerra de Sucesión Española. Los distintos testamentos del rey y los intereses de las grandes potencias europeas enfrentaron a dos pretendientes al trono: Felipe de Anjou y el archiduque Carlos.
La Sucesión al Trono y el Conflicto Internacional
Tradicionalmente, la sucesión al trono era hereditaria, pasando al hijo mayor del rey difunto. Sin embargo, la candidatura de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, provocó una guerra entre Inglaterra y Holanda contra Francia y España. Este conflicto internacional se convirtió en una guerra civil en España entre los partidarios de Felipe V y los del Archiduque Carlos.
Desarrollo de la Guerra de Sucesión (1704-1714)
De 1704 a 1707, los austriacos y sus aliados tuvieron ventaja. Carlos de Austria desembarcó en Barcelona, la convirtió en su capital, y Gibraltar cayó en manos inglesas. Las clases privilegiadas desconfiaban de las reformas borbónicas, mientras que las clases medias castellanas, conscientes de la decadencia de la monarquía austriaca, esperaban una centralización del poder y la limitación de privilegios.
Tras la victoria borbónica en 1710 y la conquista de Gerona en 1711, las negociaciones entre Felipe V y los aliados culminaron con la Paz de Utrecht.
La Paz de Utrecht y sus Consecuencias
La Paz de Utrecht y los acuerdos de Rastatt redibujaron el mapa político europeo. Felipe V obtuvo la corona española, pero el imperio se desintegró. Gibraltar y Menorca quedaron en manos inglesas. El tratado anuló las libertades catalanas, allanando el camino para los Decretos de Nueva Planta.
La intransigencia de Felipe V hacia los privilegios catalanes prolongó el conflicto. La caída de Barcelona en 1714 marcó el fin de la resistencia catalana. La conquista de Mallorca e Ibiza finalizó la Guerra de Sucesión.
Felipe V (1700-1746) y el Absolutismo Real
Al acceder al trono, Felipe V heredó un imperio ultramarino, pero Francia dominaba Europa. Su reinado representó la influencia francesa en las instituciones y la política española.
El Absolutismo Monárquico en el Siglo XVIII
El siglo XVIII español se caracterizó por el absolutismo real, donde el rey encarnaba el Estado con un poder prácticamente ilimitado. Los Decretos de Nueva Planta, implementados tras la Guerra de Sucesión, reflejan esta corriente absolutista.
Los Decretos de Nueva Planta: Unificación Administrativa
Mediante los Decretos de Nueva Planta, la organización político-administrativa de Castilla se impuso en los territorios de la antigua Corona de Aragón (Valencia en 1707, Aragón en 1711, Mallorca en 1715 y Cataluña en 1716). Los fueros navarros y vascos fueron respetados por su apoyo a los Borbones.
Esta unificación supuso la abolición de las instituciones tradicionales de la Corona de Aragón, creando un Estado más uniforme. Se impuso la idea de que la centralización era sinónimo de modernización.
Impacto de los Decretos en la Organización del Estado
Los Decretos afectaron todos los ámbitos:
- Ámbito municipal: Los ayuntamientos pasaron a ser controlados por la corona, con la aristocracia en puestos clave.
- Poder real: El rey se situó por encima del ordenamiento jurídico-público, ejerciendo el poder absoluto.
- Capitanías Generales: Se crearon capitanías generales, gobernadas por capitanes generales-gobernadores, con funciones militares, gubernamentales y administrativas.
Los Pactos de Familia (1733-1761)
Entre 1733 y 1761, se firmaron tres Pactos de Familia entre España y Francia, alianzas ofensivo-defensivas contra Gran Bretaña. Dos bajo Felipe V y uno bajo Carlos III.