La Guerra de Sucesión y el Sistema de Utrecht
En 1700 muere Carlos II sin descendencia, nombrando heredero al candidato francés Felipe de Anjou. La otra opción era Carlos de Habsburgo, candidato austríaco que suponía la continuidad dinástica. El nombramiento del candidato francés provocó un conflicto internacional y una guerra civil.
La guerra europea:
Se desencadenó cuando los franceses ocuparon varias plazas en los Países Bajos y además se negaron a renunciar a la posibilidad de una futura unión entre Francia y la corona de España, cosa que les pedían las potencias europeas. Esto llevó a Inglaterra, los Países Bajos y Austria a firmar la Alianza de la Haya, a la que se unirían Portugal y otros estados europeos, ante el temor del poderío franco-español. La guerra se decantó en Europa del lado del candidato austríaco, lo que llevó a la firma de los tratados de Utrecht y Ranstadt. Como en España la guerra se decantaba por el bando borbónico, se lograron los siguientes acuerdos:
- Felipe V se reconoció como rey de España a cambio de renunciar a las posesiones que quedaban en Europa y también a sus derechos al trono de Francia.
- El candidato austríaco recibió Flandes, Nápoles, Milán y Cerdeña.
- A Holanda se le dieron ventajas comerciales con nuestras colonias.
- A Inglaterra se le confirmaron Gibraltar y Menorca, que había ocupado durante la guerra; además del asiento de negros (monopolio del comercio de esclavos con América) así como el Navío de Permiso (navío al que se le permitía comerciar con nuestras colonias). En definitiva, la monarquía perdió lo que le restaba de su imperio en Europa.
La guerra civil:
La guerra de sucesión dividió a España en dos bandos enfrentados:
- Los territorios de Castilla se inclinaron mayoritariamente por Felipe de Borbón, quizás por verle en bando más poderoso que ayudaría a Castilla a salir de la recesión y recuperar parte de su poderío.
- Los territorios de la corona de Aragón lo hicieron por el archiduque Carlos de Austria, ya que los franceses competían comercialmente.
En 1707, el bando borbónico derrotó al archiduque en la batalla de Almansa, lo que les permitió conquistar los reinos de Valencia y de Aragón. Cataluña resistirá aún hasta el 11 de septiembre de 1714, día en que las tropas borbónicas entraron en la ciudad de Barcelona. El motivo de tanta resistencia fue el miedo a las represalias y el no fiarse de los ingleses que habrían de ser respetados. Cataluña temía a la centralización, política que los borbones ya estaban aplicando a Valencia y Aragón y que a la postre así sería también en Cataluña.
Cambio Dinástico. Los primeros Borbones
El reinado de Felipe V
Hombre inestable y enfermo, dominado por quienes le rodeaban. En un primer momento por los administradores franceses que apartaron del gobierno a la aristocracia castellana. Y posteriormente dominado por su segunda esposa Isabel de Farnesio.
Política interior:
Se realizó un profundo cambio, tendente a hacer de España un estado centralizado.
Política exterior:
En 1714, tras fallecer la primera esposa del rey, dejándole dos hijos, este volvió a contraer matrimonio con Isabel de Farnesio; ese matrimonio trajo consigo una política exterior agresiva, ya que Isabel pretendía conseguir reinos en Italia para sus hijos, y comenzaron las hostilidades para recuperar lo perdido en Utrecht. Fruto de esa política fue la conquista de Nápoles y Sicilia en 1734. Con José Patiño como secretario se firmó además el primer pacto de familia con Francia, que pasó de ser el enemigo al principal aliado. En 1724, en una de sus crisis, el rey había abdicado en su hijo Luis I, pero este falleció a los pocos meses y Felipe V volvió a hacerse cargo del gobierno.
El reinado de Fernando VI
Fue, al igual que su padre, un rey enfermizo, y el reinado estuvo protagonizado por el Marqués de la Ensenada.
Su política exterior fue de pacificación, para poder afrontar una serie de reformas interiores.
Su política interior se encaminaba a reforzar el poder absoluto para lo que necesitaba:
- Crecimiento económico
- Modernización del país
- Potenciar y salvaguardar el imperio colonial
Para todo ello, el Marqués de la Ensenada proyectó:
- Reforma fiscal: para ello impuso el modelo del catastro, que era un solo impuesto sobre propiedades y rentas. Se pretendía incluir a los privilegiados, que lógicamente protestaron enérgicamente, lo que hizo que al final hubiera que abandonar el proyecto.
- Se suprimieron los impuestos que gravaban el tráfico interior de grano y se liberalizó el comercio colonial, pudiéndose comerciar desde cualquier puerto.
- Se reforzó la armada para proteger el comercio colonial.
Reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista
A) La centralización: los Decretos de Nueva Planta
El primer objetivo de la política de Felipe V era lograr la centralización del estado español, siguiendo el modelo francés. Eso significaba acabar con la existencia de diferentes leyes, reinos e instituciones. Los Decretos de Nueva Planta (Valencia 1707, Aragón 1711 y Cataluña y Mallorca 1716) eliminaron los Consejos respectivos y se introdujeron nuevas leyes de Castilla, así como sus tribunales. Los Capitanes Generales e Intendentes pasaron a desempeñar la autoridad del rey. Se suprimieron fronteras con Castilla, se impuso el castellano en la administración y se introdujo el sistema fiscal castellano. Todo el territorio quedó uniformado según el modelo de Castilla, solo las provincias Vascas y Navarra, que apoyaron a Felipe V, conservaron sus fueros. Los Decretos de Nueva Planta se aplicaron como represalia por no haber apoyado al candidato francés.
B) Las reformas en la administración.
Administración central:
Se suprimieron casi todos los consejos territoriales, solo quedaron el de Castilla e Indias. Los consejos generales o temáticos quedaron reducidos también al de Estado, Inquisición y Hacienda. El verdadero gobierno estaba en manos de las Secretarías de Despacho, antecedente de los actuales ministerios, siendo: Estado, Hacienda, Gracia, Guerra y Marina e Indias.
Administración territorial:
Se transformó, quedando dividido el país en provincias, al frente de las cuales había:
- Una autoridad judicial: las audiencias.
- Una autoridad militar: los Capitanes Generales.
- Una autoridad civil y económica: los Intendentes. Estos permitieron al gobierno central un control exhaustivo de todo el reino, sus funciones eran muchas: recaudación de impuestos, justicia, obras públicas y orden público.
El ejército también cambió, estableciéndose un ejército permanente y un servicio militar obligatorio. Se recuperó la Marina de Guerra para proteger al comercio colonial. En cuanto a la iglesia, se aplicó una política regalista, que consistía en el control de la Iglesia por parte de la corona con medidas como el nombramiento de cargos eclesiásticos. En cuanto a medidas económicas, se intentó promocionar la industria y el comercio con medidas como la fundación de las primeras Reales Fábricas y se crearon compañías de comercio para intentar reactivar el comercio colonial, pero sin demasiado éxito.
La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III
El Despotismo Ilustrado:
Conocemos con este nombre a la tendencia política que se desarrolló en algunos países de Europa en el siglo XVIII y que parte de un concepto de monarquía absoluta en la que el rey toma el papel de gobernante como benefactor de su pueblo. Por tanto, la política se concibe en beneficio del país, para ello el rey se rodea de ministros que le ayuden a llevar a cabo reformas necesarias para la modernización, pero sin contar en ningún momento con el pueblo para ello: la frase “todo para el pueblo pero sin el pueblo” resume esta idea política. Los cambios que en realidad tenían como objetivo la modernización del estado no eran revolucionarios y nunca podrían cuestionar las bases del Antiguo Régimen. Así, una serie de reformas económicas en agricultura, producción industrial y comercio se llevarían a cabo siempre y cuando no pusieran en peligro los privilegios de las clases altas.
El inicio del reinado de Carlos III y el motín de Esquilache:
Carlos III llevaba 25 años como rey de Nápoles cuando su hermano Fernando VI murió sin descendencia, por lo que fue llamado para ocupar el trono de España. Esquilache era ministro italiano de Carlos III, que junto a otros ministros como Floridablanca y Campomanes iniciaron una política reformista:
- Encargaron informes para ver el porqué del atraso agrícola y económico en general; los primeros datos apuntaban a las trabas que ponían al desarrollo la amortización de tierras (tierras que estaban fuera del mercado por no poderse comprar y vender) y los privilegios de nobleza y clero.
- Tomaron medidas para recuperar señoríos para la corona.
- Comenzaron a estudiar la imposición de un solo impuesto.
- Para estimular la libre competencia, liberalizaron el precio del trigo, pero como el año fue de mala cosecha, el precio del pan subió de manera desorbitada sin que los más pobres pudieran pagarlos, por ello comenzó a aparecer el hambre en grandes capas de la población.
- Otra medida fue la prohibición de la utilización de la indumentaria tradicional de capa larga y sombrero de ala ancha, por pensar que favorecía la delincuencia.
El descontento por esta medida, aunque en el fondo subyacía el descontento por el precio del pan, provocó el motín contra el ministro Esquilache. El rey se vio obligado a cesar a su ministro y a poner en su lugar a Aranda. La revuelta sirvió como pretexto para expulsar a los jesuitas, a los que acusó de estar tras la rebelión. Pero en realidad, la medida respondía a la política regalista del rey que pretendía controlar también a la iglesia.
Segunda parte del gobierno: giro conservador.
Con los dos siguientes gobernantes, primero Aranda y luego Floridablanca, las reformas fueron perdiendo poco a poco impulso debido al miedo que el rey tenía a las reacciones populares. De ahí que las medidas propuestas por reformadores como Jovellanos y Olavide se fueron poco a poco diluyendo.
La política de reformas:
- Agricultura: el informe que se encargó a Jovellanos era claro, se necesitaba una amplia reforma agraria ya que había gran cantidad de tierras improductivas (manos muertas), pero para ello habría que llevar a cabo una política desamortizadora que atentaba contra los privilegios de la nobleza y clero. Por ello, la reforma no pudo llevarse a cabo y las escasas medidas tomadas no lograron transformar la estructura agrícola.
- Manufacturas: la política de rearme permitió el relanzamiento de los astilleros y fábricas de armas. Se crearon también las primeras Reales Fábricas como la de tapices, de vidrio, etc. Pero en ningún caso se promovió la iniciativa privada, de modo que, salvo en algunos casos de fábricas textiles en Cataluña, la industria moderna aún tardaría tiempo en aparecer.
- Comercio: un decreto de 1778 amplió el libre comercio colonial a la mayor parte de los puertos españoles. La medida favoreció a la industria barcelonesa e hizo crecer los beneficios a los grandes comerciantes burgueses.
- Banca: se creó el primer Banco Nacional de San Carlos. Como no se desarrolló la moderna industria que necesitaba grandes cantidades de dinero, tampoco se desarrolló la banca privada.
- Innovaciones técnicas: los ilustrados estaban preocupados por la difusión de las nuevas ideas, por ello se enviaron expertos al extranjero, se organizaron expediciones científicas y se promovieron las publicaciones técnicas. También crearon las Sociedades de Amigos del País, pero sus resultados fueron menos importantes de lo esperado, ya que campesinos y artesanos continuaron aferrados a las viejas costumbres.
Evolución de la política exterior en Europa
A raíz de la llegada al poder de Felipe V como rey de España, cambió la tradicional política de alianzas y Francia pasó de ser enemigo a aliado. Tras el tratado de Utrecht, los primeros objetivos de España eran la recuperación de Menorca y Gibraltar y el mantenimiento del imperio colonial. El segundo matrimonio del rey con Isabel de Farnesio hizo que cambiaran los objetivos de la política exterior, ya que la reina quería recuperar las posesiones de Italia para sus hijos. Por ello, se buscó la alianza con Francia. Los dos países firmaron el pacto del Escorial, lo que supuso el inicio de los llamados pactos de familia, porque unían a las dos ramas reinantes de los Borbones. Estos pactos se renovarían varias veces a lo largo del siglo XVIII.
El primer pacto de familia:
Se constataba que ambos tenían un enemigo común que era Inglaterra. En el caso de España, amenazaba su imperio colonial; se pensaba que entre las flotas de las dos naciones podrían frenar a la inglesa. El primer fruto del acuerdo franco-español fue la recuperación de Nápoles y Sicilia y su entrega al príncipe Carlos. Se inició también la guerra colonial con Inglaterra.
El segundo pacto de familia:
Se firmó en 1743 cuando Francia pidió ayuda a España en el conflicto sucesorio de Austria. En dicha guerra, España consiguió los ducados de Parma y Piacenza para Felipe, el segundo hijo de Isabel de Farnesio.
Durante el reinado de Fernando VI, la política exterior se caracterizó por la búsqueda de unas relaciones pacíficas con los demás países europeos. Con Carlos III volvieron los conflictos con Inglaterra por el imperio colonial y se firmó el tercer pacto de familia, en el que de nuevo Francia y España se enfrentaron a Inglaterra, saliendo esta última más favorecida. Pero en 1776 estalló la revuelta de las colonias de América del Norte frente a Inglaterra por la independencia. Francia arrastró a España a intervenir apoyando a los rebeldes que terminarían por conseguir la independencia de los Estados Unidos. En el tratado de paz, España recuperó Menorca, pero no logró recuperar Gibraltar. Las consecuencias de esta política fueron:
- El mantenimiento del imperio colonial.
- Otros resultados de intereses dudosos para España, como las guerras de Italia.
- En la década de los ochenta, el endeudamiento por las guerras era demasiado elevado para las arcas de la monarquía hispánica.
La política borbónica en América
A la llegada de los Borbones, nada cambió significativamente en América; la administración siguió funcionando de igual manera, así como el monopolio comercial a pesar del contrabando. El primer objetivo de los Borbones fue estimular el comercio con las colonias, para ello:
- Se promovieron las compañías de comercio.
- Se permitieron los navíos de registro, que eran barcos mercantes que podían operar al margen de la flota de Indias.
- Se liberalizó el comercio que podía realizarse desde cualquier puerto español.
Pero se tomaron medidas con objeto de fortalecer la corona y algunas de ellas no gustaron a la población criolla:
- Excluir a los criollos del gobierno colonial.
- Introducción de la figura del intendente, que controlaba el gobierno de las provincias en nombre del rey.
- Se creó un nuevo virreinato, el de la Plata, para controlar mejor el territorio.
- Se incrementaron los monopolios y los impuestos peninsulares.
- Hay que recordar que la expulsión de los jesuitas proporcionó a la corona amplias extensiones de tierra.
Pero a pesar de todas las medidas tomadas, al finalizar el siglo, el balance económico era negativo; a España apenas llegaban remesas de plata y a América los productos que llegaban eran europeos debido a la incapacidad de la industria española para abastecer los mercados. Así pues, a las élites criollas a veces les interesaba más comprar productos industriales a las potencias europeas directamente que adquirirlas desde España. De igual manera, a pesar de las prohibiciones, poco a poco se fue desarrollando allí una incipiente industria, los talleres llamados obrajes. Por lo tanto, la conciencia separatista (la idea de ser entidades distintas a la metrópoli) poco a poco se fue desarrollando y surgieron algunos movimientos de protesta promovidos por los criollos, como la rebelión de Perú y de Nueva Granada.