La Hispania Romana y la Reconquista: Una Historia Completa

La Hispania Romana

Romanización

La romanización transformó profundamente a los pueblos de la península ibérica. Introdujo ciudades como centros organizativos, la esclavitud, una economía monetaria, obras públicas, el latín, el Derecho Romano y la religión.

Administración

Inicialmente, Hispania se dividió en dos provincias; luego en tres (Bética, Tarraconensis y Lusitania). Las ciudades, organizadas con calles principales (cardo y decumano), estaban conectadas por vías importantes como la Vía Augusta y la Vía de la Plata.

Sociedad

La sociedad se estructuraba en órdenes (senatorial, ecuestre, decurional), plebe y esclavos. Los esclavos realizaban labores duras y algunos libertos adquirían su libertad. En el siglo I d.C., Vespasiano concedió la ciudadanía latina, y en el siglo III, Caracalla otorgó la ciudadanía romana a todos.

Al-Ándalus y la Formación de los Reinos Cristianos

Introducción a Al-Ándalus

Los musulmanes llegaron a la Península Ibérica en el siglo VIII, conquistándola y estableciendo el estado de Al-Ándalus (711-1492). Durante ocho siglos, coexistieron con los reinos cristianos del norte, alternando entre guerras, paz, intercambios culturales y conflictos.

Formación de los Núcleos Cristianos (siglos VIII-X)

Los núcleos cristianos se formaron en áreas no ocupadas por los musulmanes, como el norte del Duero y el Ebro, con focos de resistencia en la cordillera Cantábrica y los Pirineos.

  • Zona Cantábrica: Tras la victoria de Pelayo en Covadonga (722), se formó el reino de Asturias, que se expandió al sur del Duero bajo Alfonso III, convirtiéndose en el reino de León. En el siglo X, Fernán González creó el condado de Castilla, independiente del reino de León.
  • Pirineos: La Marca Hispánica, creada por Carlomagno, se fragmentó tras su muerte, dando lugar al reino de Pamplona, los condados aragoneses (Aragón, Sobrarbe, Ribagorza) y los condados catalanes, unificados por Vifredo el Velloso. En 987, el conde de Barcelona, Borrel II, se desvinculó del reino franco.

Consolidación de los Reinos Cristianos (siglos XI-XIII)

A inicios del siglo XI, Sancho III de Pamplona unió Navarra, León, Castilla y los condados aragoneses. Tras su muerte, se dividieron en los reinos de Castilla y Aragón. León y Castilla se unieron y separaron varias veces, hasta su unificación definitiva bajo Fernando III en 1230. La Corona de Aragón se formó en 1137 con la unión de Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV, incluyendo Aragón, los condados catalanes y tierras de Occitania. Navarra se vio limitada por el avance de Aragón y Castilla. En 1139, Portugal se independizó de León.

Entre los siglos XI y XIII, los reinos cristianos aprovecharon la descomposición del Califato de Córdoba para expandirse. Ocuparon los valles del Tajo y del Ebro, y sometieron a las taifas al pago de tributos. Alfonso VI conquistó Toledo en 1085, provocando la llegada de los almorávides. Portugal, Aragón y la Corona de Barcelona también lograron importantes conquistas.

La Baja Edad Media (siglos XIV-XV)

Crisis y Evolución Desigual

La Baja Edad Media estuvo marcada por crisis: malas cosechas, la Peste Negra (1348) y conflictos sociales y políticos. Castilla superó las dificultades, fortaleciendo el poder real. La Corona de Aragón, afectada por la crisis catalana, mantuvo una monarquía feudal.

Desarrollo Político

Castilla y Aragón compartían tres instituciones: la monarquía, las cortes y los municipios, aunque con diferencias.

  • Castilla: Monarquía autoritaria con amplios poderes. La unificación de Castilla y León impulsó la centralización administrativa, culminando en el Ordenamiento de Alcalá (1348).
  • Aragón: El feudalismo y el poder de la nobleza promovieron el pactismo, limitando el poder del rey. Las leyes requerían la aprobación conjunta de los estamentos y el rey.

Las Cortes debatían recursos económicos. En Castilla, tenían un carácter consultivo; en Aragón, funciones legislativas. Los municipios disfrutaban de cierta autonomía, pero la monarquía aumentó su control. La crisis económica del siglo XIV provocó despoblación y caída de la producción agrícola y el comercio.

Crisis Política y Guerras Civiles

Castilla: La nobleza se opuso a Pedro I, apoyando a Enrique de Trastámara. Nuevas tensiones surgieron durante la regencia de Fernando de Antequera y el mandato de Juan II. La anarquía se extendió durante el reinado de Enrique IV, hasta que Isabel fue proclamada reina.

Aragón: La crisis política surgió tras la muerte de Martín el Humano. El Compromiso de Caspe (1412) eligió a Fernando de Antequera como rey. Alfonso V buscó apoyo entre los payeses remensas, pero el conflicto con las clases dirigentes de Cataluña desembocó en una guerra civil (1462-1472).