La II República Española: Del Bienio Reformista a la Guerra Civil

El Bienio Reformista (1931-1933)

Tras la dimisión de Primo de Rivera en 1930, le sucedió el General Berenguer, dando comienzo a la etapa conocida como la “Dictablanda”. Un hecho importante durante este periodo fue el “Pacto de San Sebastián”, en el que se reunieron diversos partidos políticos para impulsar la República. En diciembre de ese mismo año, se produjo una sublevación militar en Jaca (Huesca) liderada por los capitanes Galán y García Hernández, que fueron fusilados. Ante la inestabilidad, Berenguer dimitió en febrero de 1931.

El rey nombró un nuevo presidente, Juan Bautista Aznar, quien convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Aunque a nivel general los concejales monárquicos superaron a los republicanos, en las capitales de provincia la victoria fue para estos últimos. Este resultado, junto con la presión popular, provocó la salida del rey y la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931.

El Gobierno Provisional y las Cortes Constituyentes

Se formó un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora, integrado por los partidos que habían firmado el Pacto de San Sebastián. Este gobierno de concentración incluía a ministros socialistas como Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero, miembros de Acción Republicana como Manuel Azaña, radicales como Alejandro Lerroux y republicanos conservadores como Miguel Maura y el propio Alcalá Zamora.

En junio de 1931 se celebraron las primeras elecciones generales de la II República, para elegir las Cortes Constituyentes. El resultado fue favorable al gobierno provisional, siendo el PSOE el partido más votado, seguido del Partido Radical de Lerroux. El nuevo gobierno inició una importante labor legislativa, centrada en medidas educativas, la promesa de una reforma agraria y la elaboración de una nueva constitución.

La Constitución de 1931

La Constitución se aprobó en diciembre de 1931, estableciendo a España como una república democrática con una única cámara legislativa, el Congreso de los Diputados.

Características de la Constitución:

  • España se definía como una República democrática.
  • Se reconocía el derecho al voto de la mujer.
  • Se posibilitaba la expropiación forzosa de tierras.
  • Se establecía la separación Iglesia-Estado.
  • Se aceptaba la posibilidad del divorcio y de las autonomías regionales.

Tras la aprobación de la Constitución, Alcalá Zamora dimitió como presidente del gobierno y fue sustituido por Manuel Azaña. Este nuevo gobierno, del que quedó fuera el Partido Radical de Lerroux, estaba integrado por socialistas, regionalistas y republicanos de izquierda.

El Bienio Azañista y el Golpe de Sanjurjo

Azaña inició un programa político de centro-izquierda basado en tres pilares: reformas militares, educativas y culturales, y socioeconómicas. En el ámbito militar, se aprobó una reforma para reducir el número de oficiales del ejército. Se aprobaron leyes como la del divorcio y el matrimonio civil, y se fomentó la cultura y la educación pública con la construcción de escuelas.

La reforma agraria buscaba acabar con el desigual reparto de la tierra, lo que generó una fuerte oposición por parte de los terratenientes. En agosto de 1932, el general Sanjurjo lideró un golpe de Estado para frenar las reformas, pero fracasó.

Durante este periodo surgieron partidos y organizaciones de derecha que se oponían a las reformas republicanas:

  • CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), liderada por José María Gil Robles.
  • Falange Española, fundada por José Antonio Primo de Rivera.
  • JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista), lideradas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma.

El gobierno de Azaña se enfrentó a una fuerte oposición, lo que llevó al presidente de la República, Alcalá Zamora, a adelantar las elecciones generales a noviembre de 1933, dando comienzo a la segunda fase de la República.

El Bienio Radical-Cedista y la Etapa del Frente Popular (1933-1936)

El Gobierno Radical-Cedista

Las elecciones del 19 de noviembre de 1933, en las que por primera vez votaron las mujeres, dieron la victoria a la derecha. La CEDA y el Partido Radical de Lerroux fueron los más votados. Se formó un nuevo gobierno presidido por Lerroux, con el apoyo parlamentario de la CEDA, que no entró inicialmente en el gobierno.

El gobierno de Lerroux tuvo que hacer frente a diversos problemas: una insurrección anarquista en diciembre de 1933, la hostilidad de los partidos de izquierda (el PSOE convocó una huelga campesina en el verano de 1934 en Extremadura y Andalucía) y la desconfianza de los nacionalistas catalanes, liderados por Lluís Companys.

La Revolución de Octubre de 1934

En octubre de 1934, se produjo un movimiento revolucionario liderado por los socialistas, al que se sumó la Generalidad de Cataluña. La revolución fue controlada por el gobierno central en la mayoría del país, excepto en Asturias. La represión de la rebelión asturiana, dirigida por los generales López Ochoa y Francisco Franco, fue especialmente dura, con más de 1000 personas fallecidas y numerosos detenidos.

La Contrarreforma Agraria y el Escándalo del Straperlo

En agosto de 1935, el gobierno radical-cedista promulgó una nueva ley agraria que venía a sustituir a la Reforma Agraria de 1932. Esta ley, considerada una contrarreforma, provocó protestas generalizadas del campesinado.

A pesar de los problemas sociales, la caída del gobierno radical-cedista se debió al escándalo del Straperlo, un caso de corrupción que salpicó al Partido Radical. Alcalá Zamora decidió disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones para el 16 de febrero de 1936.

El Triunfo del Frente Popular y el Ascenso de la Violencia

A las elecciones de 1936 se presentaron dos coaliciones: el Frente Popular (coalición de partidos de izquierda como Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE y Partido Comunista) y el Bloque Nacional (coalición de derechas que incluía a la CEDA, el partido Renovación Española de José Calvo Sotelo y el Partido Radical Independiente).

El Frente Popular ganó las elecciones con el 34% de los votos. Manuel Azaña fue nombrado presidente del gobierno y, poco después, tras la destitución de Alcalá Zamora, presidente de la República. Santiago Casares Quiroga sustituyó a Azaña en la presidencia del gobierno.

Tras el triunfo del Frente Popular, la agitación social y la violencia política se intensificaron. Se produjeron ocupaciones de tierras, huelgas y enfrentamientos entre grupos de izquierda y de derecha, especialmente entre falangistas y sindicalistas. La violencia se agravó entre mayo y julio de 1936, con ataques a personas y edificios religiosos. El asesinato del teniente José del Castillo, de izquierdas, y el del líder derechista José Calvo Sotelo como represalia, fueron dos de los episodios más graves de este periodo.

El Golpe de Estado de 1936

Tras la victoria del Frente Popular, algunos sectores del ejército decidieron dar un golpe de Estado para acabar con la República. El principal organizador del golpe fue el general Emilio Mola, conocido como “El Director”. El golpe militar se inició el 17 de julio de 1936 en el Protectorado español de Marruecos. Los principales generales golpistas fueron los africanistas: Sanjurjo, Mola, Cabanillas, Goded y Franco, entre otros. El fracaso del golpe en gran parte del país dio inicio a la Guerra Civil Española.

Extremadura durante la II República

La Cuestión Agraria

En Extremadura, la vida política y económica giraba en torno a la cuestión agraria, especialmente a la reforma agraria. La mayoría de los campesinos extremeños eran yunteros y jornaleros que trabajaban en las grandes fincas de los terratenientes, como arrendatarios o aparceros, sin derecho a la propiedad de la tierra.

Durante el primer bienio, la legislación obrera impulsada desde el Ministerio de Trabajo supuso un avance en las condiciones de vida de los campesinos. Sin embargo, la Ley de Reforma Agraria, aprobada en septiembre de 1932 tras un largo debate parlamentario, se aplicó con lentitud, lo que provocó tensiones e invasiones de fincas por parte de los campesinos.

Las Invasiones de Fincas

Se produjeron diversos procesos de invasiones de fincas en Extremadura:

  • Invierno de 1931
  • A lo largo de 1932
  • Otoño de 1933
  • Febrero de 1934
  • Primavera del Frente Popular (marzo-junio de 1936)

Las invasiones de fincas no solían ser violentas, sino ocupaciones para roturarlas y dividirlas entre los campesinos. Muchos campesinos creían que las tierras, en muchos casos procedentes de las desamortizaciones, habían sido vendidas de forma injusta y que les pertenecían por derecho.

Uno de los episodios más trágicos de este periodo fue la matanza de Castilblanco, en la que varios campesinos asesinaron a los miembros del Puesto de la Guardia Civil.

La Contrarreforma Agraria y el Desencanto Campesino

La Ley de Reforma Agraria se aplicó con lentitud en Extremadura. Se llevaron a cabo expropiaciones en Navalmoral de la Mata, Trujillo y la zona de La Serena, pero la cantidad de tierra expropiada fue insuficiente, generando un fuerte desencanto entre los campesinos. Durante el bienio conservador (noviembre de 1933-febrero de 1936), la aplicación de la reforma se ralentizó aún más e incluso se paralizó con la aprobación de la contrarrefroma agraria.

Ante esta situación, los campesinos extremeños, que no estaban dispuestos a esperar más, se lanzaron a invadir fincas, especialmente dehesas que estaban sin cultivar. En este proceso participaron más de 25.000 campesinos. El inicio de la Guerra Civil truncó las esperanzas de una reforma agraria profunda en Extremadura.

La Restauración: Reinado de Alfonso XIII (1902-1931)

La Crisis de la Monarquía

Durante el reinado de Alfonso XIII se produjo la crisis del sistema de la Restauración iniciado por Cánovas del Castillo. Los historiadores suelen distinguir tres fases en este reinado:

  1. Fase a) Los intentos por renovar el sistema de la Restauración (1902-1912)
  2. Fase b) La descomposición absoluta del sistema de la Restauración (1912-1923)
  3. Fase c) La dictadura de Primo de Rivera y la “Dictablanda” (1923-1931)

Fase A: Los Intentos Renovadores

Durante esta primera etapa se llevaron a cabo diversos intentos de renovar el sistema de la Restauración, inspirados en las ideas regeneracionistas. Destaca el intento del nuevo líder conservador, Antonio Maura, quien durante su gobierno (1907-1909) trató de acabar con el fraude electoral a través de lo que denominó “revolución desde arriba”. Maura defendía la necesidad de “reformarse desde dentro del sistema para que nada cambie y así impedir que te reformen desde fuera del sistema y todo cambie”.

Maura impulsó medidas como la Ley del “Descanso Dominical” y los primeros seguros para obreros. Sin embargo, su labor reformista se vio frenada por la Semana Trágica de Barcelona de 1909. Las huelgas y manifestaciones en Barcelona fueron reprimidas con dureza, lo que generó fuertes críticas y la dimisión de Maura.

Tras el fracaso de Maura, la política renovadora pasó al Partido Liberal, liderado por José Canalejas. Canalejas era un político intelectual que buscaba la modernización del país. Intentó atraer a partidos que estaban fuera del sistema (republicanos y socialistas), limitar el poder de la Iglesia y aplicar medidas progresistas.

Entre las medidas de Canalejas destacan:

  • Profundización en la separación Iglesia-Estado con la “Ley del Candado”, que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas.
  • Sustitución del impuesto sobre el consumo por un impuesto progresivo sobre la renta.
  • Establecimiento del servicio militar obligatorio para todos, sin posibilidad de redención.
  • Apertura a las reivindicaciones regionalistas.

La labor de Canalejas se vio truncada por su asesinato en un atentado terrorista en noviembre de 1912. Con su muerte, desapareció la posibilidad de reformar la Restauración desde dentro.

Fase B: La Descomposición del Sistema

Entre 1912 y 1923 se produjo la descomposición del sistema de la Restauración. El principal síntoma de esta crisis fue el continuo desprestigio de la monarquía y la inestabilidad política, con constantes crisis de gobierno. Algunos gobiernos duraban meses e incluso días.

La crisis se debía a la falta de liderazgo en los partidos dinásticos (conservador y liberal) tras la desaparición de las figuras de Cánovas y Sagasta. En el Partido Liberal existían diversas facciones, lideradas por García Prieto, Romanones y Alba, entre otros. En el Partido Conservador también había divisiones, con seguidores de Dato, Maura y De la Cierva. Además, comenzaron a ganar peso en el Parlamento partidos contrarios a la monarquía, lo que dificultaba el control del sistema por parte de los caciques.

Alfonso XIII intentó solucionar la crisis recurriendo a los Gobiernos de Concentración, pero estos tampoco lograron resolver los problemas.

1917: Un Año Clave

El año 1917 fue especialmente crítico, con tres acontecimientos que pusieron de manifiesto la gravedad de la situación:

  • Creación de las Juntas Militares de Defensa: Asociaciones de militares que reclamaban un aumento de sueldo y se oponían a los ascensos por méritos de guerra. El gobierno cedió ante las presiones de las Juntas.
  • Asamblea de Parlamentarios Catalanes: Exigieron la convocatoria de Cortes Constituyentes y una mayor autonomía para Cataluña. La Asamblea no logró sus objetivos, pero provocó una huelga general revolucionaria.
  • Huelga General Revolucionaria: Convocada por la UGT, el PSOE y la CNT en agosto de 1917, la huelga exigía la implantación de la República. La huelga tuvo un seguimiento desigual y fue reprimida con dureza por el gobierno. Aunque fracasó, la huelga dejó al sistema de la Restauración gravemente herido.
La Crisis de Marruecos y el Desastre de Annual

La situación se agravó aún más entre 1921 y 1923 debido a la crisis de Marruecos. En julio de 1921 se produjo el Desastre de Annual, en el que el ejército español en el Protectorado fue derrotado por las fuerzas rifeñas lideradas por Abd el-Krim. Más de 13.000 soldados españoles murieron en la batalla.

Fase C: La Dictadura de Primo de Rivera

Ante la crisis política y militar, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, con el apoyo del rey Alfonso XIII. La dictadura fue aceptada por gran parte de la sociedad española, que veía en ella la única solución para salir del caos político. Primo de Rivera estableció un régimen autoritario que duraría hasta 1930, cuando la crisis económica y la oposición creciente obligaron al dictador a dimitir. Tras un breve periodo de “Dictablanda” con el general Berenguer al frente del gobierno, la monarquía se derrumbó y se proclamó la II República en abril de 1931.