Modelos de Repoblación (Siglo IX-XII)
Desde la primera mitad del siglo IX, en la cuenca del Duero, se emplearon diversos modelos de repoblación. Se fundaban iglesias, alrededor de las cuales se asentaba la población, que recibía una carta-puebla (leyes y privilegios). Posteriormente, se utilizó el modelo de “presura” o “aprisio” (ocupar tierras sin dueño), junto con los “concilium” o “conventus” para reunirse.
Entre los siglos XI y XII, en los valles del Tajo y del Ebro, se instauró el modelo concejil, con la entrega de fueros (privilegios) a la población. Hubo peculiaridades como las capitulaciones en el valle del Ebro, o los grandes lotes de tierra entregados a las Órdenes Militares, como Calatrava, y a las Diócesis, como la de Toledo, en la Meseta Meridional y Valencia.
En la tercera etapa, las tierras se distribuían en lotes (donadíos) según el rango social. En Extremadura, Andalucía y Murcia, destacaron los lotes cedidos a las Órdenes Militares. En Valencia, se implementó el Repartimiento.
La sociedad presentaba una estructura piramidal, donde el rey dependía de la nobleza, estableciéndose relaciones de vasallaje. La posición social era hereditaria. Su organización se consolidó con la aparición de los señoríos, que evolucionaron hasta convertirse en jurisdiccionales (con los poblados integrados). El poder real se limitaba a las tierras de realengo.
Los Austrias en el Siglo XVI
Carlos I asumió el control de los territorios heredados en 1517. Debió afrontar conflictos internos debido a las imposiciones fiscales y la presencia de cortesanos flamencos.
Política Interior: En 1520, estallaron levantamientos comuneros que culminaron en la Batalla de Villalar (1521). En Valencia y Mallorca, se produjeron las Germanías (revueltas populares antiseñoriales). Estas revueltas fueron sofocadas por el ejército imperial. El rey nombró virreina a Germana de Foix para prevenir futuros conflictos.
Felipe II reinó entre 1556 y 1598. Estableció su corte en Madrid. Su política interior se basó en la centralización, el absolutismo y la intolerancia religiosa (lo que provocó la rebelión de los moriscos en 1570). Otro conflicto fue el del Justicia Mayor de Aragón, quien protegió al secretario del rey.
Política Exterior: Carlos I se enfrentó cuatro veces a Francia para contener su expansión por Italia. También participó en la Liga Santa contra el avance turco y combatió a los protestantes. La victoria de estos últimos permitió el reconocimiento del protestantismo con la Paz de Augsburgo (1555).
Felipe II derrotó a los turcos en Lepanto (1571). En los Países Bajos, se enfrentó a los holandeses, quienes finalmente se independizaron en 1581. Los corsarios ingleses derrotaron a la Armada Invencible (1588), lo que marcó el inicio de la decadencia española. Felipe II incorporó Filipinas a la Corona y logró la anexión de Portugal (1581). Su reinado fue el de máxima expansión territorial.
Los Austrias en el Siglo XVII
Política Interior: Durante el siglo XVII, los monarcas españoles delegaron las tareas de gobierno en válidos, lo que aceleró la decadencia. Un ejemplo es el duque de Lerma (válido de Felipe III). Su hijo, el duque de Uceda, involucró a España en la Guerra de los Treinta Años.
El Conde Duque de Olivares (válido de Felipe IV) impulsó la Unión de Armas para financiar la guerra, lo que desencadenó rebeliones en Cataluña y Portugal en 1640.
En Cataluña, la rebelión provocó una guerra civil. En Portugal, se proclamó rey a Juan IV, culminando en la independencia, reconocida por Madrid en 1668.
Mariana de Austria y Carlos II enfrentaron graves crisis y conflictos internos, como la revuelta de los Barretines en Cataluña, la segunda Germanía en Valencia y el Motín de los Gatos en Madrid. La muerte de Carlos II sin descendencia desencadenó la Guerra de Sucesión Española.
Política Exterior: Felipe III mantuvo una política pacifista, aunque Olivares involucró a España en la Guerra de los Treinta Años. La Paz de los Pirineos (1659) consolidó la hegemonía francesa en Europa. La victoria francesa en la Guerra de Devolución amplió sus dominios. Enfermo y sin descendencia, Carlos II marcó el fin de la dinastía Habsburgo en España.
La Nueva Monarquía Borbónica
El inicio de la dinastía Borbón introdujo cambios significativos, incluyendo costumbres francesas, entre las que destaca el centralismo, ya intentado por el Conde Duque de Olivares.
Felipe V implementó medidas centralizadoras con los Decretos de Nueva Planta, que suprimieron los fueros e instituciones de la Corona de Aragón, excepto en el País Vasco y Navarra, que lo apoyaron en la Guerra de Sucesión. Se mantuvo el Consejo de Castilla como órgano consultivo. Se crearon las Secretarías de Despacho (ministerios), se unificó el régimen fiscal y se estableció la Ley Sálica.
Tras la muerte de su esposa María Luisa, Felipe V abdicó en su hijo Luis I (1724), quien falleció poco después, retornando la Corona a Felipe V hasta su muerte.
Le sucedió Fernando VI (1746-1759). Su principal reforma fue el Concordato con la Santa Sede (1753), que sometió el poder de la Iglesia a la Corona. También se elaboró el primer Catastro (1749).
En América, México se convirtió en el Virreinato de Nueva España, y el de Perú se dividió en Nueva Granada (Colombia), Río de la Plata (Argentina) y Perú. Cada virreinato se dividió en intendencias, con funciones fiscales, económicas y militares. Los jesuitas establecieron misiones en Paraguay. En el siglo XVIII, se colonizaron territorios de Arizona, Colorado y Texas.
Las Reformas Borbónicas
Iniciadas por Felipe V, continuadas por Fernando VI y desarrolladas por Carlos III (1759-1788), las Reformas Borbónicas buscaron recuperar la hegemonía colonial española y proteger los recursos coloniales. Criollos y clero habían adquirido un poder excesivo, desafiando las disposiciones reales. Con la ayuda de ministros ilustrados, se implementaron cambios económicos, políticos y administrativos en la metrópoli y las colonias.
Los Borbones implementaron una política centralista. Se creó la Secretaría de Indias, que Carlos III dividió en dos (1787) y Carlos IV suprimió, distribuyendo sus funciones entre otras secretarías (1790). Se crearon los Virreinatos de Nueva Granada (1739) y Buenos Aires (1776). Se implementaron visitas y juicios de residencia.
Las intendencias se instauraron progresivamente en América, mejorando el control administrativo y la organización fiscal. Otros cambios fueron el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz (1717) y la libertad de comercio entre puertos españoles y colonias. Estas reformas modernizaron la administración colonial y revitalizaron la posición de España en América.