La Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón
En 1479, diez años después del matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, se produjo la unión dinástica de ambas Coronas. Fernando II ocupó el trono de Aragón tras la muerte de su padre, Juan II, e Isabel I accedió al trono castellano tras vencer a Juana la Beltraneja en una guerra civil que se desencadenó para determinar quién sucedería a su hermano Enrique IV.
La unión personal se convirtió en una unión política, aunque no institucional, que tenía objetivos comunes para ambas Coronas: el dominio peninsular, la unidad religiosa de sus súbditos, el restablecimiento del orden y la centralización del poder, tratando de reducir la influencia de los nobles y de las ciudades, que habían protagonizado sublevaciones y revueltas en decenios anteriores.
El gobierno de los Reyes Católicos supuso la implantación de un nuevo modelo político en España: la monarquía autoritaria y la construcción del Estado moderno.
La Conquista del Reino Nazarí y la Incorporación de Navarra
Tras la unión de los principales reinos peninsulares (Castilla y Aragón), los Reyes Católicos (1479-1504/16) intentaron completar la unidad política de toda la Península mediante la incorporación del reino musulmán de Granada y del reino de Navarra (1512).
La Conquista de Granada
Granada, último reducto del antiguo esplendor musulmán en la Península, era un objetivo fácil al que se unían la intención política y motivos religiosos. El conflicto empezó en 1481 con la conquista de la ciudad de Zahara (Cádiz) y se prolongó hasta que el 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra y culminaron con el proceso de Reconquista, quedando Granada vinculada a Castilla. A sus habitantes se les permitía mantener su religión, lengua, usos, costumbres, etc. y fueron conocidos como mudéjares. Esta actitud de tolerancia solo duró hasta 1500, cuando son expulsados de Granada u obligados a convertirse al cristianismo.
La Incorporación de Navarra
La incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla se producirá tras la muerte de Isabel I (1504) y originó continuos conflictos con Francia, ya que Navarra había sido gobernada por dinastías de origen galo desde 1234 y esto suponía una amenaza para la seguridad política y militar. En 1512, Fernando el Católico pidió la neutralidad de Navarra ante una supuesta conspiración de Francia y Navarra contra Castilla y la ocupó militarmente. Castilla designó a Diego Fernández de Córdoba como primer virrey y en 1515 incorporó definitivamente el Reino de Navarra a la Corona de Castilla, pudiendo Navarra conservar sus fueros, instituciones y moneda propia.
La Organización del Estado: Instituciones de Gobierno
El gobierno de los Reyes Católicos (1479-1504/16) supuso la implantación del Estado moderno mediante la unidad territorial y la centralización del poder. Cada Corona mantuvo sus instituciones, sus sistemas de recaudación de impuestos, moneda, lenguas, leyes, aduanas y usos tradicionales.
Instituciones en Aragón
En el reino de Aragón, Fernando II impuso instituciones nuevas como el virrey (delegado real en cada reino), el Consejo de Aragón (de carácter consultivo) y el sistema de insaculación (sorteo) en la elección de los cargos municipales, tratando de reforzar su poder frente a la nobleza y oligarquías locales.
Instituciones en Castilla
En Castilla también se fortaleció el poder real mediante los Consejos (de Hacienda, de Indias…) que dependían de la monarquía y los corregidores, representantes del rey en las ciudades.
La Inquisición
La única institución con jurisdicción en ambas Coronas era la Inquisición, tribunal eclesiástico encargado de velar por la ortodoxia de la fe católica.
La Proyección Exterior: Política Italiana y Norteafricana bajo el Reinado de los Reyes Católicos
La rivalidad con Francia debida al dominio de Nápoles fue la principal causa de las guerras de Italia que se iniciaron en los últimos años del siglo XV y suponen el comienzo de la hegemonía de España como nación en Europa.
Por el Tratado de Barcelona (1493), Carlos VIII de Francia devuelve a Fernando II el Rosellón y la Cerdeña y pocos años después se firma el Tratado de Lyon (1504) por el que Francia cede a España la completa posesión del reino de Nápoles.
La política africana llevada a cabo por los Reyes Católicos llevó a Castilla a expandirse hacia la costa meridional de Marruecos, refugio de muchos moros granadinos, y Aragón se apoderó de Melilla y se interesó por la costa de Túnez (cercana al sur de Italia y Sicilia).
El Descubrimiento de América
La caída de Constantinopla en manos turcas (1453) cortó la tradicional ruta de las especias por el Mediterráneo oriental, lo que propició que Castilla y Portugal buscasen rutas alternativas para llegar al Lejano Oriente (China y Japón). Portugal intentó bordear África y Castilla buscó una ruta por el Atlántico.
El proyecto se lo presentó a los Reyes Católicos Cristóbal Colón, experto navegante genovés y conocedor de la cartografía de la época. El 17 de abril de 1492 firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, por las que le nombraron almirante, virrey de los territorios conquistados y acordaron concederle la décima parte de los beneficios obtenidos. El 12 de octubre de 1492, Colón llegó a la isla caribeña de San Salvador pensando que había llegado a las Indias. Colón realizó tres viajes más y murió en 1506 sin saber que había descubierto un nuevo territorio.
Las disputas entre castellanos y portugueses por las rutas atlánticas terminaron en 1494 con el Tratado de Tordesillas, mediante el que se trazaba una línea de demarcación entre Portugal (adquiriría Brasil) y Castilla.
Conquista y Colonización
El proceso de conquista de América (s. XVI-XVIII) por los españoles se desarrolló en 3 etapas: las conquistas antillanas, las conquistas continentales y las conquistas interiores.
En las conquistas continentales se conquistaron grandes imperios con una población numerosa y sedentaria que fue empleada como mano de obra para explotar las tierras y las minas de plata. El Imperio Azteca e Imperio Inca fueron los principales imperios conquistados mediante la colaboración de importantes contingentes de indígenas y gracias al factor sorpresa. Los españoles eran aventureros, expertos en emboscadas y los indígenas, a veces, los veneraban como dioses.
Tras la conquista de los nuevos territorios se inició un período de colonización y explotación. Desde América llegaban a España metales preciosos y productos agrícolas, así como cultivos desconocidos como la patata, el cacao, el tabaco, el tomate, etc. A América se llevan a su vez cultivos europeos como la caña de azúcar, la vid o el olivo, ganado como la oveja, la vaca o el caballo y manufacturas industriales y esclavos africanos.
El comercio estuvo controlado en régimen de monopolio por la Corona y por Castilla mediante la Casa de Contratación de Sevilla (1503).
El descubrimiento y conquista de América cambiaron la concepción del mundo y los valores culturales en España y en Europa.