La Oposición Clandestina Inicial (Años 40)
Desde el final de la guerra, la actividad clandestina de pequeños grupos del PCE, PSOE y CNT continuó (como se muestra con las diversas ejecuciones de sus militantes durante la dictadura). A pesar de ello, mantuvieron su pulso con el franquismo en la fase de mayor aislamiento, con actos como las huelgas de Cataluña de 1945 y del País Vasco en 1947, pero disminuyeron su actividad en la década de los cincuenta.
Fue destacable el fracasado intento del PCE en 1944 de introducir en España una unidad militar que derrocase a Franco. Unos cinco mil maquis penetraron por el Valle de Arán y comenzaron una actividad guerrillera que se mantuvo hasta los años cincuenta.
La Conspiración Monárquica
Los monárquicos conspiraron para derrocar al dictador y hacer retornar la monarquía en la persona del hijo de Alfonso XIII (Juan de Borbón). En 1943, un grupo nutrido de tenientes generales dirigió una carta a Franco en la que pretendían la restauración de la monarquía. En 1945, era el propio don Juan el que hacía público un manifiesto, solicitando a Franco la restauración monárquica en su persona. Franco contrarrestó a este sector con la Ley de Sucesión y, después, negociando con don Juan que su hijo fuera educado en España bajo su supervisión.
Reconfiguración de la Oposición (Años 50)
En la década de los 50, la oposición interna experimentó unos cambios significativos. Estos incluyeron:
- La renuncia a la práctica violenta.
- Una mayor concienciación social y generacional.
- La infiltración en sectores universitarios y en el seno de los sindicatos franquistas.
La actividad más común fueron las huelgas para solicitar reivindicaciones salariales, destacando la de los tranvías de Barcelona de 1951. Ante esta oposición, el Régimen actuó de dos maneras:
- Endureciendo la represión con la promulgación de la Ley contra el Bandidaje y el Terrorismo (1958) y la Ley de Orden Público (1959).
- Aceptando cierta flexibilidad con la Ley de Convenios Colectivos de 1958.
Visibilidad Creciente y el Congreso de Múnich (Años 60)
En los años 60, la oposición se hizo visible en 1962. En el Congreso de Múnich, donde se reunieron miembros de la democracia cristiana, monárquicos, algunos republicanos y el PSOE, para pedir la democratización de España. Aquellos procedentes del interior fueron detenidos a su regreso, otros optaron por quedarse en el exilio (el llamado «contubernio de Múnich»).
Nuevos Actores y Estrategias
Entre 1964 y 1967 se consolida el sindicato ilegal Comisiones Obreras (CCOO), constituyéndose en el principal referente de la oposición obrera. El PSOE, tras su relevo generacional, promovió algunos pactos entre fuerzas de la oposición democrática que no tuvieron trascendencia. El PCE, dirigido por Santiago Carrillo, impulsó un proyecto de «reconciliación nacional» con el fin de agrupar a todas las fuerzas de oposición.
Movimiento Estudiantil y Nuevas Agrupaciones
A la vez, surgieron nuevas agrupaciones políticas, como el Frente de Liberación Popular (FLP) o la Agrupación Socialista Universitaria (ASU). El movimiento estudiantil consiguió que el SEU (Sindicato Español Universitario) desapareciera, a la vez que se creaba el Sindicato Democrático de Estudiantes (SDE), que tuvo un importante protagonismo a finales de los sesenta.
El Resurgir de los Nacionalismos
Hubo un repunte de la oposición nacionalista, principalmente vasca y catalana.
- En Euskadi: Nace ETA en 1959, como una escisión del PNV, utilizando el terrorismo a partir de 1964.
- En Cataluña: El nacionalismo adoptó una postura más cultural. En 1971 se creó la Assemblea de Catalunya, que defendía la restauración de las libertades y la recuperación del Estatuto de 1932.
La Respuesta Represiva del Régimen
Ante estas fuerzas políticas, el régimen utilizó hasta en cinco ocasiones la declaración del Estado de excepción.
Crisis del Régimen y el Asesinato de Carrero Blanco (Finales de los 60 – Principios de los 70)
Tras el escándalo MATESA (1969), Franco apartó del gobierno tanto a los ministros que habían tenido algo que ver con la estafa como a los que la habían aireado, creándose un gobierno monocolor, con Carrero Blanco en la Vicepresidencia y en la Subsecretaría de la Presidencia. En 1973 será nombrado Presidente del Consejo de Ministros. Pretenderá mantener la continuidad del régimen, rechazando cualquier proyecto reformista que no se atuviera a las Leyes Fundamentales.
Pero ni la situación en el interior (aumento de las protestas, deterioro de las relaciones con la Iglesia) ni la exterior (comienzo de la crisis del petróleo en 1973) era favorable. Su asesinato, en diciembre de 1973, fue un duro golpe para el sector inmovilista. Fue sustituido por Arias Navarro, que intentó seguir su estela, pero hubo de enfrentarse a dos problemas prácticamente insolubles: el agravamiento de la crisis económica (cierre de empresas, inflación o déficit) y el incremento de la oposición.
La Oposición se Organiza: Junta y Plataforma (Años 70)
En 1974, el PCE impulsó la Junta Democrática de España, que reclamaba la apertura de un proceso constituyente. Al año siguiente, el PSOE promovía la Plataforma de Convergencia Democrática, en la que se incluyeron demócratas cristianos y liberales.
Intentos de Aperturismo y Presiones
Para frenar la propaganda de ambas formaciones, que acabarían uniéndose en la llamada «Platajunta», Arias Navarro propuso en su programa de febrero de 1974 un cierto aperturismo, constituyéndose comisiones para dar salida al Estatuto de Asociaciones Políticas, pero apenas se avanzó. Además, tuvo que soportar las presiones internacionales por las últimas sentencias de muerte firmadas por Franco en septiembre de 1975.
El Ocaso del Franquismo y la Muerte del Dictador
A todo ello se unió el fin de las dictaduras en Grecia y en Portugal y, sobre todo, la presión de Marruecos sobre el Sáhara español, que concluyó con la movilización de la Marcha Verde en noviembre de 1975. En este contexto de desmoronamiento del régimen, Franco murió el 20 de noviembre de 1975.