INTRODUCCIÓN
Los musulmanes que entraron en la península Ibérica a raíz de la invasión de Tariq, tras su victoria sobre el rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete (711), se fueron asentando en la costa levantina y en los valles del Guadalquivir y del Ebro.
En los territorios del norte, protegidos por la cordillera Cantábrica y los Pirineos, surgieron los primeros núcleos de resistencia cristianos, que, posteriormente, iniciaron su expansión, principalmente en la zona occidental.
Orígenes de los reinos cristianos
Las estribaciones de la Cordillera Cantábrica eran territorios escasamente romanizados y poblados. En el año 722, Pelayo venció a los musulmanes en la batalla de Covadonga y fundó el reino de Asturias. Además, constituían la frontera entre francos y musulmanes.
Expansión de los reinos cristianos
En los siglos venideros asistimos a la consolidación y expansión de estos reinos, como el reino de astur-leonés, el reino de Navarra y los condados catalanes.
Conquista y consolidación
A partir de la victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), y durante el s. XIII, se produce el hundimiento del poder musulmán en la Península Ibérica. Únicamente sobrevivió el reino nazarí de Granada, aunque fue sometido al vasallaje de Castilla.
Desarrollo político y social
En la Baja Edad Media se inició el proceso de fortalecimiento del poder real que conduciría a las monarquías absolutas de la Edad Moderna.
CONCLUSIÓN
Los siglos finales de la Edad Media fueron muy importantes en la configuración política de los reinos peninsulares. En los s. XIV y XV la organización política de los reinos hispanos siguió basándose en la existencia y equilibrio inestable de numerosos señoríos, dentro de los cuales las ciudades iban ganando fuerza.