La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Ándalus

Unidad 3. La península en la Edad Media: Al-Ándalus.

3.1. Evolución política: Conquista, Emirato, Califato

La presencia de los musulmanes en la P.I. es causada por la crisis de la monarquía visigoda, en disputa por el trono entre Rodrigo y los witizanos, y el movimiento expansivo del Islam bajo el mandato del Califato Omeya de Damasco, a quienes solicitaron ayuda los witizanos. En el 711, enviaron una expedición y derrotaron a Rodrigo en el río Guadalete.

La Conquista (711-715) se llevó a cabo con la idea de solo controlar puntos clave para la economía, con escasa resistencia de los hispano-visigodos (cansados de disputas) y se ofreció tolerancia y respeto a estos últimos.

El sistema de conquista se basó en la imposición militar y en pactos con la población (capitulaciones en las que se respetaba la propiedad y las prácticas religiosas a cambio de un impuesto). Las etapas de la evolución política son:

  • 1. Emirato Dependiente (711-756): Al-Ándalus fue gobernada por un emir, dependiente del Califato Omeya, con capital en Córdoba y terreno dividido en coras. El avance hacia el norte continuó, pero fracasó por el desinterés en esas tierras, sumado a la victoria cristiana en Covadonga (722). Además, fueron derrotados en territorio franco en Poitiers (732). Empezó el conflicto árabe-bereber por el desigual reparto de tierras conquistadas.
  • 2. Emirato Independiente (756-929): Abderramán I (superviviente de la matanza de los Omeya) proclamó en el 756 a Córdoba emirato independiente. Implantó un sistema sucesorio y su hijo Abd. II llevó a cabo una etapa de gran esplendor.
  • 3. Califato de Córdoba (929-1031): Abd. III se autoproclamó califa y rompió del todo con Bagdad, política y espiritualmente. Dependían de la riqueza del estado y la fuerza del ejército. Mayor esplendor político y económico.

En 1031, se destituyó a Hisham III y el Califato y su terreno se fragmentó en los distintos Reinos de Taifas.

3.2. Crisis del S. XI: Reinos de Taifas e Imperios Norteafricanos.

En 1031, el Califato de Córdoba desaparece tras una rebelión (Fitna) que destituyó a Hisham III. Cuarta etapa dividida en:

  • 1º Reinos de Taifas: Los cristianos se aprovecharon de su debilidad y exigieron parias (tributos) a cambio de no atacarles. Tenían un gran comercio y cultura. A finales del S. XI, el avance militar de los reyes cristianos (Alfonso VI, Toledo 1085) les lleva a pedir ayuda a los Almorávides, quienes vencen en 1086 a Alfonso VI en Sagrajas y se marchan para volver cuatro años después para eliminar a los reinos de taifas, que desaparecieron en 1090.
  • La crisis interna (corrupción, fanatismo, avance cristiano: Zaragoza, 1118) provoca otra fragmentación.
  • 2º Reinos de Taifas: Se produce otra reunificación de los reinos de taifas bajo invasión almohade (1145). Establecieron su capital en Sevilla y mantuvieron la unidad de Al-Ándalus hasta 1195 (año de la victoria sobre los cristianos en Alarcos). Poco después, los reyes cristianos unieron sus fuerzas y vencieron en las Navas de Tolosa (1212), iniciando el declive y replegamiento almohade.
  • 3º Reinos de Taifas: Sucumbieron rápidamente ante las conquistas cristianas (Fernando I de Castilla – Valle del Guadalquivir; Jaime I – Valencia y Baleares), menos el Reino de Granada (fundado en 1237 por Muhammad I) que sobrevivió hasta su conquista en 1492 por los Reyes Católicos.

3.3. La Organización Económica y Social.

La economía tenía una base agraria, en la que se incorporaron cambios como nuevos cultivos (arroz, café…) y técnicas de regadío (noria), provocando la producción de un excedente para la actividad comercial. También fueron importantes la ganadería (ovino) y la minería (mercurio). Las ciudades andalusíes eran grandes centros políticos y religiosos con una muy importante actividad artesanal y comercial de calidad. El comercio interior se daba en el zoco (mercado permanente donde se intercambiaban productos procedentes del interior y exterior). Además, Al-Ándalus contaba con un abundante comercio exterior que provocó la utilización de un sistema monetario basado en el oro, la plata y el cobre.

Sobre la sociedad, había musulmanes: árabes (ocuparon las mejores tierras con altos cargos), los bereberes (mayor parte del ejército conquistador cuyo maltrato causó importantes conflictos) y muladíes (cristianos que se convirtieron por no pagar impuestos, trabajaban en las tierras). Además de no musulmanes, que eran los judíos y los mozárabes (cristianos), tenían un alto grado de riqueza hasta el S. XI, cuando tuvieron que convertirse o emigrar. Finalmente, estaban los esclavos (eslavos y negros; se hacía comercio con ellos).

Para su administración, el territorio se dividió en provincias al mando de un gobernador. Esta estructura giraba en torno al palacio del emir-califa. La administración se dividía en servicios agrupados en una cancillería y un servicio de Hacienda. El ejército se componía de creyentes, esclavos y mercenarios, y se financiaba mediante ingresos, botines de guerra e impuestos.

3.4. El Legado Cultural de Al-Ándalus.

La doctrina malekí, caracterizada por su rigidez e intransigencia, limitó el desarrollo del pensamiento desde el S. VIII. A partir de la mitad del S. IX y S. X, se produjo un gran esplendor cultural debido a la estabilidad política y desarrollo económico, a la vez que Abderramán III y Al-Hakam II concedieron una gran libertad. Más adelante, los reinos de taifas competirían por el mecenazgo de artes y ciencias. Todo esto se vio perjudicado con las invasiones norteafricanas, rigoristas e intolerantes.

Al-Ándalus fue la vía de transmisión a Occidente de la ciencia y cultura grecorromana e hindú (como el actual sistema de numeración). Además, su cultura se basó en la síntesis de elementos de otras civilizaciones, alcanzando un gran desarrollo en literatura, filosofía, ciencia y medicina.

Destacados: Ibn Hazm (literatura; El collar de la paloma), Averroes y Maimónides (filosofía y medicina), Ibn Arabi (mayor sufista, vertiente más espiritual del Islam) e Ibn Jaldun (historiador).

Atendiendo al arte, destaca la arquitectura, austera en el exterior y rica en el interior; sobresaliendo construcciones como las mezquitas (Córdoba) y los palacios (Alhambra), y el trazado laberíntico de las ciudades.