La Regencia de María Cristina y la Oposición al Sistema (1885-1923)

La Regencia de María Cristina y el Turno de Partidos (1885-1923)

La prematura muerte de Alfonso XII en 1885 abrió el período de la Regencia de María Cristina hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Tras la muerte del rey, Cánovas y Sagasta reafirmaron en el denominado Pacto del Pardo el funcionamiento del sistema de turno. En el denominado “gobierno largo” de Sagasta se aprobaron diversas medidas de reforma política:

  1. Libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura.
  2. Sufragio universal masculino.

Sin embargo, el sistema de turno siguió basándose en la adulteración sistemática de las elecciones, aunque el sufragio universal permitió que los republicanos obtuvieran un puñado de diputados en las ciudades, donde no funcionaba el caciquismo.

Oposición al Sistema

Varios grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron con escaso éxito hasta 1923 al régimen de la Restauración:

  1. Los carlistas: Fuerza cada vez más residual que nunca consiguieron más del 3% en las elecciones en que se presentaron.
  2. Los partidos republicanos: Con su base social en las clases medias urbanas defendieron la democratización del régimen y diversas reformas sociales. Destacaron los republicanos moderados de Melquiades Álvarez y el Partido Radical Republicano de Lerroux.
  3. El movimiento obrero: Anarquistas y socialistas, el movimiento obrero, fue reprimido. Al igual que en toda Europa, la ruptura entre Marx y Bakunin se divide en:
    • Anarquistas: Grupo mayoritario en España que se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. En 1881 nació la Federación de Trabajadores de la Región Española, en la que destacó Anselmo Lorenzo. Finalmente, en el Congreso en Barcelona (1910), nació la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el mayor sindicato español con gran fuerza entre los obreros. Defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.
    • Socialistas: Minoritarios en nuestro país. Todavía de forma clandestina, en 1879 nació en Madrid el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En 1888, el PSOE celebró su primer congreso y se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT), manteniendo una ideología colectivista, anticlerical y antiburguesa, pero más moderada. Pablo Iglesias fue elegido diputado en 1910.
  4. La oposición intelectual: Pensadores, profesores universitarios y novelistas contrarios a un sistema que impedía la modernización del país. Muchos de ellos impulsaron el regeneracionismo después de la pérdida de las colonias.

Regionalismo y Nacionalismo

A fines del siglo XIX, nacen en Cataluña y el País Vasco movimientos que cuestionan la existencia de una única nación española. El punto de partida consiste en afirmar que Cataluña y el País Vasco son naciones y que tienen derecho al autogobierno. Esta afirmación la basan en la existencia de unas realidades diferenciales: lengua, derechos históricos (fueros), cultura y costumbres propias.

  1. El nacionalismo catalán: Cataluña y los demás reinos de la Corona de Aragón habían perdido sus leyes y fueros particulares con los Decretos de Nueva Planta, tras la Guerra de Sucesión. Durante el siglo XIX, el sentimiento nacionalista se reavivó entre la burguesía. En la década de 1830, la Renaixença, movimiento intelectual, literario y apolítico, se basó en la recuperación de la lengua catalana. En 1882, Valentí Almirall creó el Centre Català que reivindicaba la autonomía y denunciaba el caciquismo. Prat de la Riba fundó la Unió Catalanista (1891) de ideología conservadora y católica. Al año siguiente, esta organización aprueba las denominadas Bases de Manresa, programa en el que se reclama el autogobierno y una división de competencias entre el estado español y la autonomía catalana. En 1901 nace la Lliga Regionalista con Francesc Cambó y Prat de la Riba. Es un partido conservador, católico y burgués con dos objetivos principales: a) Autonomía y b) Defensa. El nacionalismo catalán se extendió esencialmente entre la burguesía y el campesinado. Mientras tanto, la clase obrera abrazó mayoritariamente el anarquismo.
  2. El nacionalismo vasco: A lo largo del siglo XIX, con las sucesivas Guerras Carlistas se fueron eliminando paulatinamente los Fueros. Culminó con la Ley de 21 de julio de 1876, que supuso la definitiva liquidación del ordenamiento foral. La defensa de los fueros vascos quedó ligada a la causa carlista durante el siglo XIX. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue fundado por Sabino Arana Goiri, nacido en el seno de una familia carlista y ultracatólica, y formuló los fundamentos ideológicos del nacionalismo vasco:
    1. Independencia de Euskadi y creación de un estado vasco independiente.
    2. Radicalismo español.
    3. Exaltación de la etnia vasca y búsqueda del mantenimiento de la pureza racial, rechazo y desprecio ante estos inmigrantes, en su mayoría obreros industriales.
    4. Integrismo religioso católico: El lema del PNV será “Dios y Leyes Viejas”. Este aspecto es un claro elemento de continuidad con el carlismo.
    5. Promoción del idioma y de las tradiciones culturales vascas.
    6. Idealización y apología de un mítico mundo rural vasco.
    7. Conservadurismo.
    8. Denuncia del carácter españolista del carlismo.

    Se extendió sobre todo entre la pequeña y media burguesía, y en el mundo rural, sobre todo Vizcaya y Guipúzcoa. El nacionalismo o regionalismo gallego y valenciano, finalmente, fueron fenómenos muy minoritarios.