La Restauración Borbónica (1875-1931): Estabilidad Política y Transformaciones Socioeconómicas
La Restauración Borbónica en España, iniciada en 1875 con la llegada al trono de Alfonso XII tras el fracaso del Sexenio Democrático, se extendió hasta 1931 con la proclamación de la Segunda República. Este período se caracterizó por una aparente estabilidad política, orquestada por Cánovas del Castillo, basada en la alternancia de partidos. Sin embargo, esta estabilidad se sustentaba en el caciquismo y la manipulación electoral, prácticas que desvirtuaban el sistema democrático.
El Sistema Canovista y el Turno de Partidos
El sistema canovista se articuló en torno al “turno de partidos”, un acuerdo tácito entre los dos principales partidos políticos:
- Partido Liberal-Conservador: Liderado por Cánovas del Castillo.
- Partido Liberal-Fusionista: Encabezado por Sagasta.
Ambos partidos se alternaban en el poder mediante elecciones controladas, garantizando así la estabilidad política y evitando la intervención militar. Este sistema favoreció principalmente a la oligarquía terrateniente e industrial.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 estableció un marco político que definía:
- Una monarquía parlamentaria.
- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- Un Estado centralizado.
- Un Ejército con un papel relevante.
- Confesionalidad católica del Estado.
Inicialmente, no se estableció un tipo de sufragio fijo, permitiendo el sufragio censitario hasta 1890, año en que se aprobó el sufragio universal masculino.
Etapas Políticas de la Restauración
- Gobierno Conservador de Cánovas (1876-1881): Se puso fin a la Tercera Guerra Carlista, se abolieron los fueros vascos y se estableció el primer concierto económico vasco.
- Gobierno Liberal de Sagasta (1881-1884): Se ampliaron las libertades y se legalizaron las asociaciones obreras.
- Pacto del Pardo (1885): Tras la muerte de Alfonso XII, Cánovas y Sagasta acordaron mantener el sistema durante la regencia de María Cristina. Se impulsaron reformas como el Código Civil (1889) y la instauración del sufragio universal masculino (1890).
Oposición al Sistema
El sistema de la Restauración enfrentó la oposición de diversos grupos:
- Republicanos: Con figuras destacadas como Castelar, Pi y Margall, y Salmerón.
- Carlistas: Que abandonaron la vía armada y optaron por la participación política a través de la Comunión Tradicionalista.
- Movimiento Obrero: Dividido en:
- Anarquismo: Con fuerte arraigo en Andalucía y Cataluña, promoviendo la acción directa, incluyendo atentados.
- Socialismo: Representado por el PSOE, fundado por Pablo Iglesias, y la UGT (Unión General de Trabajadores), creada en 1888.
- Nacionalismos y Regionalismos:
- Cataluña: Surgimiento de la Unió Catalanista y las Bases de Manresa (1892).
- País Vasco: Fundación del PNV (Partido Nacionalista Vasco) por Sabino Arana en 1894.
- Galicia, Valencia y Andalucía: Aparición de movimientos regionalistas.
La Crisis del Sistema
La Guerra de Cuba (1895-1898) y el posterior Desastre del 98 evidenciaron las debilidades del régimen. La pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) generó una profunda crisis moral y política. La muerte de Cánovas en 1897 y la creciente conflictividad social y política marcaron el principio del fin del sistema canovista. La corrupción electoral, la falta de integración de las clases populares y la creciente oposición de republicanos, obreros y nacionalistas contribuyeron a su progresiva decadencia.
Transformaciones Económicas y Sociales en la España de la Restauración
Las Desamortizaciones
Las desamortizaciones fueron procesos de expropiación de tierras, principalmente eclesiásticas y comunales, para su posterior venta en pública subasta. Las más relevantes fueron:
- Desamortización de Mendizábal (1835-1837): Enfocada en los bienes del clero regular, con el objetivo de financiar la Primera Guerra Carlista.
- Desamortización de Madoz (1855): Incluyó bienes comunales y de propios, contribuyendo a la financiación de la construcción del ferrocarril.
Aunque estas medidas aumentaron la superficie cultivable, beneficiaron principalmente a la burguesía terrateniente, dejando a los campesinos sin acceso a la tierra y provocando, en muchos casos, la pérdida de patrimonio cultural.
Agricultura y Ganadería
La economía española seguía siendo predominantemente agraria, caracterizada por una baja productividad y escasa inversión. La agricultura se dividía en:
- Producción de subsistencia: Principalmente cereales.
- Agricultura de exportación: Vid, cítricos y olivar.
La ganadería, tradicionalmente importante, perdió peso relativo en favor de la producción agrícola.
Industrialización Tardía y Limitada
La industrialización en España fue tardía y se concentró geográficamente:
- Cataluña: Industria textil.
- Norte de España (País Vasco y Asturias): Siderurgia y minería.
La minería atrajo capital extranjero, que controló la explotación de recursos como el hierro y el carbón. La industria textil catalana, aunque importante, dependía del mercado nacional y de un modelo proteccionista, y carecía de capital suficiente para una modernización completa.
Comercio Interior y Exterior
El comercio interior se vio limitado por la escasa producción y el bajo poder adquisitivo de la población. En el comercio exterior, España perdió sus colonias americanas, pero comenzó a exportar minerales y productos agrícolas a Reino Unido y Francia. La política arancelaria fluctuó entre el proteccionismo y periodos librecambistas, aunque finalmente se impusieron los intereses proteccionistas de la industria catalana y vasca.
El Ferrocarril y Otros Transportes
El ferrocarril, impulsado por la Ley de 1855, fue clave para la integración del mercado nacional. Se construyó una red radial con centro en Madrid, pero con un ancho de vía diferente al europeo, lo que dificultó el comercio con el resto de Europa. También se desarrollaron otros medios de transporte urbano, como el metro y el tranvía.
Conclusión: Una Economía Dual y Desigual
España mantuvo una economía predominantemente agraria y poco desarrollada, con una industrialización limitada y dependiente, en gran medida, del capital extranjero. La riqueza se concentró en una oligarquía terrateniente e industrial, mientras que las clases populares sufrieron condiciones de desigualdad y precariedad, lo que exacerbó las tensiones sociales y políticas que, a la postre, contribuirían al fin de la Restauración.