La Restauración Borbónica en España: Un Período de Transformación Política (1874-1923)

La Restauración Borbónica en España (1874-1923)

La Restauración Borbónica comprende el período histórico que abarca desde el pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874 hasta 1923, año en que deja de usarse la Constitución de 1876. Este período buscó impulsar un régimen liberal-conservador no democrático, conocido como el sistema Canovista, ideado por Antonio Cánovas del Castillo. Inspirado en la Constitución inglesa, considerada la más liberal y moderna de la época, el sistema estableció una Constitución integradora que pretendía lograr una cierta estabilidad institucional. Además, se intentó evitar la intervención civil, exaltar el sentimiento patriótico y católico, y se promulgó la Constitución de 1876. La Restauración Borbónica surgió como solución al Sexenio Democrático (1868-1874), que se extendió desde la caída de la monarquía de Amadeo I hasta el Golpe de Estado en Sagunto del general Martínez Campos. El período de la Restauración concluyó con la dictadura de Primo de Rivera.

El Retorno de la Monarquía

En 1868, Isabel II fue expulsada de España y se refugió en Francia. Su hijo, Alfonso XII, fue enviado a la prestigiosa escuela militar de Sandhurst, en Gran Bretaña, para evitar la oposición de las potencias europeas a su futuro reinado en España, dada su ascendencia Habsburgo. En 1870, Isabel II abdicó sus derechos al trono en favor de su hijo. Posteriormente, en noviembre de 1874, el Manifiesto de Sandhurst expresó la disposición de Alfonso a asumir el trono español y establecer una monarquía parlamentaria, definiendo el principio monárquico como legitimidad histórica y proponiendo una monarquía constitucional integradora, a diferencia del reinado excluyente de su madre.

El Ascenso de Alfonso XII y el Sistema Canovista

Tras el Manifiesto de Sandhurst, en diciembre de 1874, el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto dio inicio al régimen de la Restauración. Cánovas del Castillo presidió el Ministerio-Regencia, preparando la llegada del rey Alfonso XII a España (1875-1885). Revisó las políticas del Sexenio Democrático, limitando la libertad de prensa, restableciendo el matrimonio canónico y prohibiendo a los profesores universitarios enseñar cualquier idea contraria al dogma católico y al régimen monárquico. Además, puso fin a los conflictos bélicos, como la guerra carlista (1876), con la derrota de Don Carlos y la abolición de los fueros vasco-navarros, y la guerra de Cuba, que finalizó con el Convenio de Zanjón en 1878. Cánovas buscaba recuperar el prestigio internacional de España, controlar el ejército y evitar futuros golpes de Estado, y finalmente, promulgar la Constitución de 1876.

La Constitución de 1876 y el Bipartidismo

La Constitución de 1876 estableció un sistema político monárquico con amplios poderes para el monarca, la soberanía compartida entre las Cortes y el rey, Cortes bicamerales (Congreso y Senado), tolerancia religiosa y el sufragio censitario en 1878, que luego cambió a sufragio universal masculino en 1890.

El sistema político de la Restauración se basaba en la alternancia pacífica en el poder entre dos fuerzas políticas: conservadores y liberales. El Partido Liberal-Conservador, liderado por Antonio Cánovas del Castillo hasta su asesinato en 1897, se formó con antiguos moderados, unionistas, algunos progresistas y un sector católico. Su ideología era el liberalismo conservador y contaba con el apoyo de grandes propietarios agrarios y la alta burguesía. El Partido Liberal-Fusionista, liderado por Práxedes Mateo Sagasta, se componía de progresistas, algunos unionistas, políticos descontentos con Cánovas y algunos republicanos. Defendía las bases socioeconómicas del régimen burgués, aceptando la dinastía borbónica. Contaba con el apoyo del alto funcionariado y las clases medias.

El Turno Pacífico y el Caciquismo

El Pacto de El Pardo (1885) estableció el sistema de rotación en el poder entre conservadores y liberales. Este sistema se basaba en el falseamiento electoral mediante el encasillado (negociación y reparto de distritos electorales entre políticos dinásticos) y el pucherazo (fraude electoral mediante compra de votos, intimidación, etc.). Estos procesos fueron posibles gracias al caciquismo, una relación político-social entre un cacique y sus clientes, basada en el intercambio de votos por favores.

Oposición al Sistema

El sistema Canovista, a pesar de sus pretensiones liberales, enfrentó la oposición de carlistas, republicanos, anarquistas y el movimiento obrero, que denunciaban un sistema que favorecía a las clases altas en detrimento del pueblo.