La Restauración en España: El Sistema Político de Cánovas del Castillo

LA RESTAURACIÓN

La Restauración de la dinastía borbónica en el trono de España supuso el fin de la Primera República que, sacudida por la Tercera Guerra Carlista y la insurrección cubana de 1868, había sido incapaz de organizar un proyecto político estable. El impulsor del nuevo régimen fue Antonio Cánovas del Castillo, que organizó un sistema monárquico liberal, aunque no democrático, cuyas bases se establecieron y consolidaron durante el reinado de Alfonso XII y la regencia de María Cristina. Cronológicamente abarca el periodo histórico comprendido entre el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874, por el que se proclamó rey a Alfonso XII, hasta la dictadura de Primo de Rivera en 1923. En ese periodo se pueden distinguir dos etapas:

  • Desde el pronunciamiento de 1874 hasta la muerte de Alfonso XII en 1885, época de consolidación del sistema.
  • Desde la minoría de edad de Alfonso XIII con la regencia de su madre María Cristina (1885-1902), reinado de Alfonso XIII, hasta la dictadura de Primo de Rivera (1902-1923), que marca la crisis definitiva del sistema de la Restauración.

La Conspiración Militar

En diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso XII mediante un pronunciamiento militar, restaurando así la dinastía borbónica, seis años después de que la reina Isabel II hubiese sido destronada. Pero en realidad la restauración monárquica se había gestado durante el Sexenio Revolucionario, cuando Cánovas se puso al frente del Partido Alfonsino y recibió en 1873 plenos poderes de Isabel II para preparar la vuelta al trono de su hijo.

La Proclamación de la Restauración

El proyecto de Cánovas era conseguir que la restauración fuese reclamada por un amplio sector de la opinión pública aprovechando el descontento político. No entraba en sus planes un pronunciamiento militar. Cánovas había aconsejado una educación británica para el príncipe Alfonso, ya que Cánovas era un gran admirador del sistema parlamentario británico. El príncipe Alfonso fue enviado a la academia militar de Sandhurst. Desde allí, y después del pronunciamiento militar, Alfonso XII proclamó un manifiesto redactado por el propio Cánovas en el que se afirmaba que la monarquía era la única salida para cerrar la crisis del periodo revolucionario y en el que se apuntaban las líneas fundamentales de lo que iba a ser el sistema de la Restauración (Manifiesto de Sandhurst). El nuevo régimen se vio reconocido rápidamente por las potencias extranjeras, incluida la Santa Sede.

La entrada de Alfonso XII en España dio comienzo a una larga etapa de estabilidad política basada en un sistema político regido por los valores conservadores de orden, propiedad y monarquía, sabiamente combinados con los aspectos formales y las novedades institucionales del Estado Liberal.

Las Bases del Sistema

Cánovas fue quien afirmó los principios ideológicos y sentó las bases institucionales y jurídicas del sistema, alejando los peligros que habían provocado el fracaso del régimen isabelino. Para ello se propuso apartar al ejército del poder político y pacificar el país. Para la estabilidad política integró las diferentes concepciones liberales en un proyecto común, sobre la base de la monarquía. Esto se plasmó en la organización de un sistema bipartidista, siguiendo el modelo británico, y en la aprobación de una Constitución lo suficientemente flexible para que pudiera adaptarse a los programas de los dos partidos.

Los Partidos Políticos

La España de la Restauración reproduce una estructura de partidos que, aunque enlaza con la época isabelina, ha sufrido una reorganización durante el sexenio. La referencia es el modelo bipartidista británico, al que se impone una disciplina parlamentaria hasta entonces insólita. Los antiguos moderados y progresistas cambian su nombre por el de conservadores y liberales. Son llamados partidos dinásticos por ser leales a la corona. Estos dos partidos fueron los que se turnaron en el poder mediante mecanismos propios de un sistema parlamentario, mientras que el resto de las formaciones políticas quedaron excluidas del juego político.

  • El Partido Conservador, liderado por Antonio Cánovas. Su proceso de formación se había iniciado durante el Sexenio, integrando a moderados, constitucionales, disidentes y unionistas. Representaba los intereses de la burguesía latifundista y financiera y de los grupos residuales del Antiguo Régimen.
  • El Partido Liberal, por Práxedes Mateo Sagasta. Integraba a demócratas, radicales y republicanos moderados. Pretendía incorporar a la Restauración los aspectos menos radicales de la Revolución de 1868. Esto le supuso el respaldo de profesionales liberales, de la burguesía industrial y comercial y de los funcionarios.

Las diferencias ideológicas y políticas entre ambos partidos eran mínimas. Los más preocupados por las reformas sociales y la educación eran los liberales, y los más autoritarios y defensores del orden y los valores establecidos eran los conservadores.

En la oposición se encontraban: los republicanos, los federales y nacionalistas y los Partidos Obreros.

La Constitución de 1876

Para legitimar la monarquía parlamentaria era necesario una constitución por la que regular y garantizar el nuevo régimen político. Las primeras Cortes fueron convocadas por sufragio universal. En realidad, la manipulación de las elecciones por parte del gobierno permitió a los conservadores redactar una Constitución favorable a sus intereses. Estaba inspirada en la Constitución de 1845, aunque incorporaba algunos aspectos de la de 1869, básicamente en lo que respecta al reconocimiento de derechos y libertades.

La Constitución de 1876 establecía que:

  • La soberanía era compartida entre las Cortes y la Corona.
  • El rey era inviolable, es decir, que le correspondía el poder ejecutivo, que ejercía a través del gobierno, y la iniciativa legislativa.
  • Las Cortes eran bicamerales.
  • Se reconocían los derechos y libertades individuales.
  • Se omitía el derecho al sufragio universal e incorporaba el de asociación.
  • Reconocía el catolicismo como religión oficial, pero aceptaba también la libertad de culto.

EL CACIQUISMO

El sistema ideado por Cánovas basaba su funcionamiento en el turno pacífico de los dos partidos dinásticos. Es decir, los partidos leales a la corona pactaban el acceso al gobierno, sin recurrir a los pronunciamientos militares. Se evitaba así que la monarquía se identificase con un solo partido y se garantizaba la continuidad del régimen, pues apartaba del poder a las otras tendencias políticas.

Para garantizar el turno se recurría al fraude electoral, así pues el sistema político no utilizaba procedimientos democráticos.

Los caciques locales eran la pieza clave del sistema. Eran utilizados por los partidos para que garantizasen la obtención de la mayoría necesaria para gobernar al margen del electorado. Recurrían a la compra de votos o a la coacción. Los procedimientos más utilizados para la práctica del caciquismo fueron dos:

  • El encasillado: el mecanismo del turno era el siguiente: periódicamente y de forma pactada, el rey encargaba la formación de un nuevo gobierno al partido al que le tocaba gobernar. Este, desde el Ministerio de Gobernación, confeccionaba el encasillado o lista de diputados que deberían salir en cada distrito, reservando siempre algunos escaños a la oposición dinástica. El encasillado se entregaba a los gobernadores civiles, que a su vez lo imponían en provincias y ayuntamientos a través del cacique local.
  • El pucherazo: con esta práctica se acortaban todas las sendas para alcanzar el mismo objetivo: la imposición de un candidato favorable al gobierno. Esto se conseguía a través de coacciones previas para manipular las elecciones, falsear el número de votos, robo, destrucción de las actas de las elecciones, etc.

Las listas de diputados estaban formadas por miembros de la alta burguesía y de la aristocracia, que constituían una oligarquía que monopolizaba los cargos político-administrativos y los escaños de las Cortes.

El fraude electoral fue una práctica habitual de los dos partidos turnantes durante todo el periodo de la Restauración, incluso cuando se introdujo el sufragio universal masculino en 1890. Solo en los núcleos urbanos más importantes, donde la oposición política era más fuerte, se hizo cada vez más difícil el control caciquil.

Este sistema se consolidó porque favorecía la estabilidad política. Al eliminar la oposición, se alejaba el peligro de radicalización, que hubiese alterado el orden social establecido y los intereses de las clases en que se asentaba el régimen: aristocracia y terratenientes, burguesía financiera y colonial, ejército e Iglesia. De hecho, ni las clases medias ni las populares se sintieron representadas por el sistema, por lo que se distanciaron de los asuntos políticos.

Etapas en la Constitución del Sistema: el Reinado de Alfonso XII y la Regencia de María Cristina

Desde el golpe de Estado de Sagunto hasta la práctica del sufragio universal podemos distinguir varias etapas:

  • La pacificación militar e ideológica (1874-1878). El reinado de Alfonso XII pretende conseguir dos objetivos fundamentales: el final de las operaciones en el frente carlista (1876) y el final de la insurrección cubana (Paz de Zanjón).
  • La consolidación del bipartidismo (1876-1885). Se logró gracias a la existencia de los partidos Conservador y Liberal.
  • El Pacto del Pardo (1885-1909). En 1885, coincidiendo con la muerte de Alfonso XII, los dos partidos del turno llegaron a un acuerdo sobre la rotación de poderes. El resultado de este acuerdo es el acceso al poder de Sagasta, que forma el llamado “gobierno largo”, en el que se conseguirá la ley del sufragio universal y el juicio por jurados.

El sistema canovista coincidió también con un renacimiento de la industria, que tuvo su punto álgido con el cambio de siglo.

Los Fundamentos Sociales

El régimen canovista se basaba en el apoyo de los grupos más conservadores de la ciudad. Entre estos destacaba la burguesía.

Pero al mismo tiempo se habla de la existencia de una España dual en la que las zonas industriales convivían con un país muy atrasado, donde el analfabetismo era superior al 75% y con modos de vida y niveles de renta casi en la miseria permanente.

En esas condiciones sociales, la Restauración se apoya en una sociedad organizada por los caciques. Además, cuenta con el apoyo indiscutible de la Iglesia y el Ejército.