SEXENIO
1. La Revolución de 1868 y el Gobierno Provisional
Los últimos años de reinado de Isabel II destacaron por la corrupción de sus líderes y la crisis económica del Partido Moderado al gobernar. Los principales partidos de la oposición acordaron en el llamado Pacto de Ostende en 1867 derrocar a la reina y elegir mediante sufragio universal un nuevo gobierno y estructura para el país: el Partido Progresista liderado ahora por Prim y el Partido Demócrata. A dicho pacto se adhiere el Partido Unión Liberal comandado ahora por el general Serrano. El 19 de septiembre de 1868 dará comienzo la Revolución de 1868, llamada la Gloriosa, acudillada por Prim, Serrano y Topete. El alzamiento militar comienza en Cádiz al mando de Topete, que tras reunirse con Prim y Serrano irán extendiendo la revolución por el sur bajo el lema ‘¡Viva España con honra!’. La población apoyó el movimiento, el cual triunfa tras la batalla en el puente de Alcolea contra el ejército leal de la reina y al Partido Moderado. El gobierno moderado dimite y la reina se exilia en Francia, estableciendo así los revolucionarios un gobierno provisional con Serrano como regente y Prim presidente. La primera medida del gobierno fue convocar elecciones a Cortes mediante sufragio universal masculino.
El resultado será la victoria para la coalición, estableciéndose de manera oficial un gobierno encabezado por los partidos progresistas. En verano de 1869 se promulga la nueva Constitución, la primera democrática de la historia de España (sufragio universal masculino). La separación de poderes era total, las Cortes formadas por un Congreso y un Senado hacían las leyes, mientras el poder ejecutivo recaía en el presidente del gobierno y ministros, y el poder judicial en manos de los tribunales. España era una monarquía parlamentaria, la regencia seguía en manos de Serrano hasta que Prim, presidente del gobierno, encontrara un candidato adecuado y aprobado por las Cortes. Otras medidas de este primer gobierno provisional fueron la mejora de la economía e implantación definitiva del capitalismo y la revolución industrial.
2. El Reinado de Amadeo de Saboya
Tras el periodo de sondeos entre las distintas embajadas extranjeras, Prim decide que el mejor candidato es Amadeo de Saboya, la misma dinastía que había unificado Italia. Con tan solo 26 años de edad, es elegido rey de España por las Cortes, tomando posesión en enero de 1871. Tres días antes de llegar a España, Amadeo, Prim fue asesinado, quedándose sin su valedor y consejero más fiel.
Por un lado, los moderados se oponen a su reinado al ser fieles a los borbones. Cánovas del Castillo abandera el llamado Partido Alfonsino, el cual pretende la restauración de la monarquía borbónica en manos de Alfonso XII, el hijo de Isabel, y capta el apoyo de muchos de los unionistas no conformes con la elección de Amadeo. Los carlistas entran en escena de nuevo y, favorecidos, terminan sublevándose militarmente tras la llegada al trono de Amadeo I, al considerarlo legítimo al trono de España. Se alzan en zonas rurales de País Vasco, Navarra y Cataluña. Durante la Primera República se recrudecerá la situación, hablándose ya de la Segunda Guerra Carlista. En Cuba, comienza la llamada Guerra de los Diez Años debido al incumplimiento de la Constitución de 1869 y sus promesas de reformas políticas. La inestabilidad llega también a la política, se convocan varias elecciones y se suceden hasta seis gobiernos en estos dos años. Además, el ejército, una vez iniciadas la nueva guerra carlista y la de Cuba, empiezan a culpar a Amadeo.
3. La Primera República Española
Las Cortes sometieron a votación la proclamación de una república tras la salida del monarca. De esa manera, en febrero de 1873, comienza la Primera República Española.
En realidad, los diputados votaron a su favor sin estar convencidos, lo hicieron para ganar tiempo, para preparar el retorno al trono de los borbones y otros lo hicieron por cansancio ante la inestabilidad del periodo anterior. En las ciudades hubo movilizaciones obreras exigiendo que se cumplieran las promesas republicanas de una mayor igualdad o reparto de tierras. Figueras, tras reprimir estas movilizaciones, convocará elecciones ganando a los republicanos. Figueras dimite cediendo el cargo de presidente a Pi y Margall. Pi y Margall comenzó una intensa labor reformista donde destaca el proyecto de una nueva constitución que, sin embargo, no llegó a proclamarse. Su aspecto más novedoso era que establecía España como una nación compuesta por 17 estados, entre ellos Cuba. Se llega a construir un estado paralelo al gobierno de Madrid con sus propias instituciones, moneda y leyes, y combatieron a las tropas frente a frente. En Cuba, se recrudece la Guerra de los Diez Años, donde los militares empiezan a apoyar de manera oficial la restauración de la dinastía borbónica en la figura de Alfonso XII. El conflicto más grave fue la sublevación cantonal en verano de 1873, muchas ciudades españolas se levantan proclamándose cantones independientes.
El principal fue el cantón de Cartagena, el cual contaba además con una poderosa flota de guerra al estar allí ubicada la sede marina española. Pi y Margall dimite al no querer sofocar la revuelta por las armas, cediendo la presidencia almeriense a Nicolás Salmerón. Salmerón dimitió al no querer firmar unas penas de muerte para rebeldes cantonales, pasando el gobierno a Emilio Castelar. Castelar emprendió una política de autoridad y fuerza para acabar con los conflictos que atravesaba el país. Sometió a votación en las Cortes plenos poderes para reorganizar el ejército y gobernar con el parlamento cerrado sin oposición. Logró aplastar la sublevación cantonal, pero cuando se reabren las Cortes en enero de 1874, su gobierno fue derrotado por pocos votos. Ante la formación de un nuevo gobierno, el capitán general Manuel Pavía invade el congreso exigiendo la disolución de la república. Sin apenas apoyos, se establece un nuevo gobierno provisional en manos de la coalición unionista y progresista, de nuevo con el general Serrano al mando. El general Martínez Campos, héroe de la Segunda Guerra Carlista y de la Guerra de los Diez Años, levanta la guarnición militar en Sagunto proclamando como rey a Alfonso XII, siendo apoyado por el resto del país. Unos días antes había firmado el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, donde exponía las líneas principales de su futuro reinado basado en el parlamento y el orden social.