La Revolución de 1868 y el Sexenio Democrático en España

Partidos de la Revolución

Partidos Monárquicos Antidinásticos

Estos partidos formaron una coalición. Eran los siguientes:

  • Partido Progresista: Partido más importante del momento y representaba la postura política centrista de la burguesía. Su líder era Juan Prim. Tras el asesinato de éste, el partido se escindió en dos: el Constitucional de Sagasta y el Radical de Ruiz Zorrilla.
  • Partido Unionista: Liderado por el general Francisco Serrano y compuesto por generales exiliados por Isabel II, se les conoció como conservadores.
  • Partido Demócrata: Reclamaba el sufragio universal y los derechos colectivos. Estas reivindicaciones lo convertían en el partido izquierdista de la coalición y le permitieron aportar a la revolución el apoyo popular. Los demócratas partidarios de la República abandonaron el partido y por tanto la coalición.

Partido Republicano

Surgió como una escisión del partido demócrata. Se dividieron en dos tendencias:

  • Federalistas: Defendían alcanzar un grado completo de descentralización y separación entre Iglesia y Estado. Los federalistas se dividieron a su vez en dos grupos: los benévolos, partidarios de respetar la legalidad y cuyo líder era Pi y Margall, y los intransigentes, partidarios de la insurrección popular como forma de crear la Federación de abajo arriba.
  • Unitarios: Formaban el sector minoritario, que defendía una república centralista y más conservadora. Su líder fue el famoso orador parlamentario Emilio Castelar.

La Revolución de 1868 y el Gobierno Provisional

La Revolución Gloriosa de 1868

El origen de la revolución se halla en la crisis del reinado de Isabel II. La reina impedía el acceso al gobierno de los progresistas y el de la Unión Liberal desde 1866, año en que su líder O’Donnell marchó al exilio. Esto llevó a estos partidos a organizar la revolución como única forma de alcanzar el poder para derrocar a Isabel II e instaurar el sufragio universal como forma de determinar la futura forma de Estado. La grave situación económica también contribuyó a la revolución. La crisis financiera internacional se sumó en España a la crisis de las compañías ferroviarias y a una crisis de subsistencias. La revolución comenzó en Cádiz mediante la sublevación de la escuadra del almirante Topete. Serrano se puso al mando de un ejército que venció a las fuerzas isabelinas en la batalla de Alcolea. Isabel II, que se hallaba de vacaciones en San Sebastián, partió para el exilio en Francia. Se formaron juntas revolucionarias que tomaron el poder, defendiendo la aplicación de derechos, el sufragio universal, la supresión del impuesto de consumos y de las quintas, la libertad de culto e incluso el republicanismo. La revolución surgió con un doble carácter militar y popular. Los líderes militares como Prim y Serrano controlaron rápidamente el sector popular consiguiendo que las juntas se disolvieran a cambio del compromiso de aplicar sus reivindicaciones.

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869

Serrano fue nombrado presidente y Prim ministro de la guerra. Las primeras medidas del gobierno provisional fueron emitir una serie de decretos que satisfacían algunas reivindicaciones de las juntas y, por otro lado, convocar elecciones constituyentes con sufragio universal. Las Cortes surgidas de las elecciones aprobaron en 1869 la primera constitución democrática de la historia española. Las novedades aportadas por esta constitución fueron las siguientes:

  • Declaración de derechos y libertades mucho más amplia que en cualquier constitución anterior: libertad de imprenta, derechos de reunión y asociación. Los derechos se entienden como naturales e ilegislables.
  • Soberanía nacional.
  • Sufragio universal.
  • Reducción de las funciones del rey.
  • Libertad de culto.

La Monarquía Democrática de Amadeo I

Días antes de la llegada de Amadeo a España, Prim murió a causa de un atentado. La desaparición del líder provocó la división del partido progresista y el fin de la coalición revolucionaria. Mientras tanto, se producían nuevas insurrecciones federalistas y la guerra de Cuba seguía en marcha. En 1872 estalló la tercera guerra carlista. En 1873 el congreso aprobó la disolución del cuerpo de artillería, que había protestado, con el apoyo del rey, contra el nombramiento de un general. Ante este desafío del congreso, el rey, obligado por la constitución, firmó la ley pero inmediatamente presentó su abdicación, al comprender que estaba solo y que su situación carecía de sentido.

La República Española

Proclamación de la República y Proyecto de Constitución Federal

Tras conocer la abdicación del rey, las dos cámaras se constituyeron en Asamblea Nacional y votaron la proclamación de la República. Se nombró como presidente del poder ejecutivo al republicano federal Estanislao Figueras. La llegada de la República motivó el entusiasmo popular pero dio paso a una etapa llena de confusión y desórdenes públicos. Figueras convocó elecciones a Cortes constituyentes para definir la forma de la República. Las nuevas cortes proclamaron la República Federal, pero Figueras huyó a Francia sin previo aviso. Pi y Margall fue nombrado presidente. El 17 de julio se presentó a las Cortes un proyecto de constitución federal que nunca llegó a promulgarse debido al agravamiento de los conflictos y a la pasividad de los diputados.

La Insurrección Cantonal

Pi y Margall intentó mantener el orden, pero para cuando el proyecto constitucional fue presentado su gobierno había perdido el control de la situación. Lo más importante fue el estallido de la insurrección cantonal, iniciada por la proclamación del cantón de Cartagena. La insurrección cantonal fue un movimiento federalista intransigente, que pretendía construir la Federación de abajo arriba mediante la declaración de estados independientes. Pi y Margall, ante la perspectiva de enviar tropas contra los cantones, prefirió presentar su dimisión tras poco más de un mes como presidente. Su sucesor en el cargo, Salmerón, sí ordenó la represión militar de los cantones, pero en la práctica puso el poder en manos de los generales. Salmerón dimitió antes de dos meses.

El Fin de la República

El nuevo presidente fue Emilio Castelar. Castelar estimó que la única forma de salvar la República era imponer un gobierno autoritario que mantuviera el orden. Suspendió la libertad de imprenta y cerró las Cortes. Se aprobó una moción de censura contra Castelar, quien presentó su dimisión. El objetivo del golpe era impedir un giro de la República a la izquierda tras la caída de Castelar. Pavía dio el poder a Serrano, que disolvió las cortes y dejó la Constitución de 1869 en suspenso, gobernando de forma dictatorial durante casi un año. A finales de 1874 se produjo un pronunciamiento que proclamó rey a Alfonso XII. Era el fin del sexenio democrático y el comienzo de la Restauración borbónica.