– La crisis social originada por el descontento de los grupos no privilegiados o tercer estado, pues estos carecían de derechos y, además, recaía sobre ellos la mayor carga de impuestos del Estado.
Los principios ilustrados de libertad, igualdad, soberanía nacional o separación de poderes fueron las bases con las que la burguesía podía justificar el cambio político, social y económico.
– La crisis del Estado absolutista: las estructuras judiciales y administrativas de la monarquía absoluta se mostraban cada vez más ineficaces. Recurrieron a la subida continua de impuestos y a una reforma fiscal para solucionar la situación de bancarrota (debida a los gastos de las guerras y de la corte), pero estas reformas solo agravaron el descontento popular.
Ante la crisis de Estado, el rey Luis XVI propuso como solución el pago de impuestos a todos sus súbditos, incluidos los grupos privilegiados. Pero estos se rebelaron, en la conocida como revuelta aristocrática, argumentando que solo los Estados Generales podían aprobar nuevos impuestos. Así pues, el rey se vio obligado a convocar los Estados Generales.
Relaciones internacionales
Siglo XVII: Máximo poder de Europa en la dinastía de los Habsburgo (reinaban en España y Austria) y los Borbones que reinaban en Francia. Inglaterra se movió para evitar que ningún imperio consiguiese la hegemonía en el continente europeo, para eso, se enfrentó o buscó alianzas que sirvieron para sus intereses, así pactó con Portugal y el Imperio Otomano; la lucha por la hegemonía europea desencadenó la guerra de los 30 años en la que estuvieron implicados la mayor parte de los países europeos = crisis económica = elevado descenso demográfico
Siglo XVIII: Estas relaciones estuvieron marcadas por dos factores: adquirieron mayor importancia los factores económicos relacionados con el dominio de los territorios coloniales y persistió la política de alianzas entre dinastías reinantes que se enfrentaban o aliaban entre sí; la guerra de sucesión española fue un conflicto entre Habsburgo y los Borbones con la intervención de Gran Bretaña. Gran Bretaña se convirtió en la nueva potencia hegemónica, se reforzó la alianza entre Francia y España, Prusia y Rusia surgieron como nuevas potencias, el Imperio Otomano entró en decadencia. Además, surgieron muchas guerras: sucesión de Polonia: Suecia, Francia y España contra Austria y Prusia; sucesión de Austria: María Teresa de Austria con la ayuda de Rusia, Provincias Unidas y Gran Bretaña, consigue hacer valer sus derechos.
El Congreso de Viena pretendía restaurar el Antiguo Régimen, recuperar el control de Europa y vigilar a Francia para evitar una reedición de su imperio.
Proceso de unificación alemana- Tras el Congreso de Viena se creó la Confederación Germánica. En este proceso intervinieron diversos factores: la influencia del romanticismo y del nacionalismo conservador, la influencia del liberalismo y los intereses económicos de la burguesía.