Las fases de la guerra
Las ofensivas alemanas: la «guerra relámpago» (1939-1941)
El 1 de septiembre de 1939 el ejército alemán (Wehrmacht) invadió Polonia (Doc. 6). El ejército polaco estaba anticuado y carecía de artillería antiaérea, por lo que fue incapaz de enfrentarse a la guerra relámpago de los alemanes. El 27 de septiembre capituló todo el ejército polaco. Ante estos hechos, Francia y Reino Unido dejaron sola a Polonia. Por otra parte, desde el 17 de septiembre, el Ejército Rojo penetró en el territorio oriental de Polonia y, como se acordó en el Pacto germano-soviético, Polonia fue repartida entre Alemania y la URSS. Las tropas soviéticas ocuparon también Estonia, Letonia y Lituania e invadieron Finlandia. Los aliados decidieron intervenir en Noruega para cortar el aprovisionamiento de hierro sueco hacia los alemanes, pero estos se adelantaron e invadieron Dinamarca y Noruega en abril de 1940. En mayo de 1940, las tropas alemanas comenzaron la ofensiva en el frente occidental (Doc. 9). La primera línea alemana invadió Bélgica y los Países Bajos, mientras que otra ala rompió el frente en Sedán. Entre medias quedaron aislados en Dunkerque más de 350.000 soldados (de los cuales 100.000 eran franceses). Milagrosamente, la mayoría de estos soldados lograron embarcar y refugiarse en Inglaterra, aunque las pérdidas materiales y humanas fueron enormes.
Las divisiones blindadas alemanas continuaron su avance en Francia por las Ardenas eludiendo la fortificada línea Maginot, sorprendiendo y arrollando al ejército francés. En junio, las tropas alemanas entraron en París se firmó el armisticio en Compiégne por el que Francia quedó dividida en dos zonas: el norte y la costa atlántica quedaron ocupadas por los alemanes, mientras que, en el centro-sur, la llamada Francia de Vichy estableció un gobierno autoritario dirigido por el mariscal Petain, influido por el fascismo y colaboracionista con los nazis. Desde Londres, el general francés De Gaulle hizo un llamamiento a la resistencia, creando los primeros núcleos de las «fuerzas francesas libres».
La ocupación de Francia dejó solo a Reino Unido frente a los alemanes. Pero Winston Churchill, nombrado primer ministro en mayo de 1940, contando con la ayuda estadounidense y el respaldo de las colonias, rechazó las ofertas de paz alemanas y decidió continuar la guerra.
Hitler aceptó el plan de Goering y desencadenó, en el verano de 1940, una encarnizada batalla aérea que duró hasta principios de 1941, la conocida como batalla de Inglaterra. Ante las pérdidas de aviones, producidas por la efectividad de los aviones de caza ingleses (Spitfire) y el uso del radar, los alemanes respondieron con bombardeos terroríficos, día y noche, sobre las ciudades (Coventry y Londres).
Pronto surgieron nuevos frentes: el norte de África y los Balcanes. En mayo de 1940 la Italia de Mussolini entró en la guerra al lado de Alemania. En África los italianos, apoyados por el África Korps del mariscal Rommel, lanzaron desde sus bases de Libia una ofensiva para conquistar Egipto y la colonia británica. Pretendían llegar al Canal de Suez, lo que obstaculizaba las comunicaciones de los británicos con su imperio, y acceder al petróleo del Próximo Oriente.
Los italianos intentaron invadir Grecia desde Albania, pero fracasaron, lo que obligó a Hitler a intervenir en los Balcanes. Entre 1940 y 1941 Hungría, Bulgaria y Rumania firmaron pactos para entrar en la guerra al lado de Alemania. Entre abril y junio de 1941 las tropas del Eje ocuparon Yugoslavia y Grecia.
El viraje de la guerra (1943-1944)
A finales de 1942 los aliados tomaron la iniciativa y la guerra experimentó un giro decisivo (Doc. 11).
Hitler sufrió su primera y más importante derrota en Rusia. En el verano de 1942, la toma de Stalingrado era el objetivo básico del ejército alemán. La lucha encarnizada concluyó con la ocupación de la mayoría de la ciudad. Pero la contraofensiva rusa de noviembre cercó a 22 divisiones alemanas. Hitler cometió el error de dar la orden de resistir y romper el cerco. Los rusos impidieron la llegada de refuerzos, y el hambre y el frío obligaron a los alemanes a capitular en febrero de 1943. Más tarde, la decisiva derrota de las divisiones blindadas alemanas en Kursk en julio de 1943 decidió la suerte de la guerra en el frente oriental.
En África, la ofensiva del África Korps de Rommel fue detenida por los británicos, al mando del general Montgomery. Los aliados emprendieron una contraofensiva desde El Alamein y alcanzaron Trípoli a comienzos de 1942. En noviembre, un cuerpo de ejército anglo-norteamericano desembarcó en los puertos de Marruecos y Argelia. En la primavera de 1943 los italianos y los alemanes tuvieron que evacuar.
En el verano de 1943, los aliados desembarcaron en Sicilia y emprendieron la conquista de Italia. Ante el avance aliado, Víctor Manuel destituyó a Mussolini y nombró primer ministro al general Badoglio. En septiembre de 1943, Italia firmó el armisticio con los aliados. No obstante, los alemanes ocuparon el norte y el centro del país hasta Roma y liberaron a Mussolini, quien organizó la llamada República de Saló bajo estrecho control de los nazis.
Mientras tanto, los estadounidenses contraatacaron en el Pacífico en el verano de 1942. Las batallas aeronavales de mar del Coral, Midway y Guadalcanal terminaron con la hegemonía naval japonesa y pusieron de manifiesto la superioridad de los potentes portaaviones y de la flota aérea estadounidense (Doc. 12).
La derrota del Eje y el final de la guerra (1944-1945)
La definitiva derrota alemana comenzó en el oeste con la gran ofensiva a raíz del desembarco aliado de Normandía en junio de 1944, que desbarató las defensas alemanas y permitió el avance de las tropas aliadas. En agosto, París fue liberada y a finales de octubre los territorios francés y belga fueron totalmente reconquistados.
Hitler recurrió al reclutamiento masivo y a las nuevas armas (bombas y cohetes volantes VI y V2) y decidió un ataque desesperado en el oeste, en las Ardenas, que fue detenido por los aliados.
En el este, los avances del Ejército Rojo fueron más intensos. El asalto final se produjo entre finales de 1944 y principios de 1945.
En abril de 1945 el régimen nazi se descompuso. Berlín, la capital del Reich, fue cercada y bombardeada. A finales de ese mes Hitler se suicidó en su bunker y la ciudad capituló (Doc. 10), firmándose la rendición incondicional de la Alemania nazi y la detención de sus responsables.
La guerra continuó en el Pacífico y Extremo Oriente. En la primavera de 1945, Japón se encontraba cercado y sin recursos defensivos, a pesar de lo cual la lucha encarnizada continuaba. El nuevo presidente de Estados Unidos, Truman, decidió utilizar la bomba atómica, que fue lanzada sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. Sus efectos fueron terroríficos: solo en Hiroshima hubo 100.000 muertos e innumerables heridos o afectados por las radiaciones, de una población de 250.000 habitantes.
El 2 de septiembre de 1945 Japón capituló. La guerra había acabado.