El 14 de abril se proclama la II República con un gobierno de republicanos, izquierdas y algunos monárquicos como Alcalá Zamora, Miguel Maura y Alejandro Lerroux después de las elecciones municipales. En dicho gobierno estarán representados todos aquellos grupos que firmaron el Pacto de San Sebastián. Por otro lado, a lo largo de toda la República se apreciará una falta de apoyo por parte de sectores políticos, algunos tan importantes como los anarquistas y otros menos importantes que adquieren fuerza progresivamente como los comunistas. En el extremo opuesto, la República contará con la oposición de terratenientes o grandes financieros que, unidos a monárquicos nostálgicos, siempre mostraron su desconfianza. Al proclamarse la República, tuvo siempre la dificultad de conseguir gobiernos estables y en un periodo de 4 o 5 años tenemos un gobierno provisional, uno de izquierdas, otro de derechas y el Frente Popular antes de la sublevación, era un hacer y deshacer constante por los distintos gobiernos, un auténtico suicidio político. Hay una diversidad de grupos políticos entre los que encontramos aquellos partidos de corte autoritario como son la JONS de Ramiro Ledesma y la Falange Española de Primo de Rivera que terminará fusilado, partidos conservadores como la Renovación Española de Goicoechea y Calvo Sotelo, y la Comunión Tradicionalista que se opondrá a la República y otro partido será Acción Española el cual quizás es el que recoge más intelectuales (ej: Ramiro Maeztu). En Castilla también tendrá arraigo el Partido Agrario y con carácter de partido cristiano estará Acción Popular cuyo líder será Herrera Oria. La CEDA surgirá como agrupación de partidos políticos conservadores que buscarán el triunfo electoral en el 33 con Gil Robles. En el centro encontramos algunos grupúsculos que surgen en torno a ex líderes monárquicos como Alcalá Zamora y Miguel Maura. También hay que mencionar el Partido Radical de Lerroux que en Valencia estará liderado por Blasco Ibáñez. Plenamente republicano será Acción Republicana de Manuel Azaña que en el 34 se unirá con el Partido Radical Socialista y formarán Izquierda Republicana. Finalmente el PSOE con Indalecio Prieto Besterio y Largo Caballero, y el PCE, que surge de una sucesión de las Juventudes Socialistas cuyo líder será Santiago Carrillo, completan los partidos de ámbito nacional. Tenemos los de ámbito regional en Cataluña la Lliga y frente a esta surgió Ezquerra Republicana liderada por Maciá y Companys y entre ambos el Partido Catalanista Republicano de Nicolau D’Olwer. En Galicia encontraremos el ORGA y su líder Casares Quiroga, y por último el PNV de Antonio Aguirre. La España que encuentra la república es un país pobre, atrasado económicamente y con fuertes diferencias sociales, de hecho una de las causas más evidentes de su fracaso sería la inexistencia de una clase media fuerte que sirviese de colchón entre una minoría rica y una masa popular de indigentes. El 14 de abril España tenía algo más de 23.500.000 habitantes y más del 45% de la población activa española era campesina, con lo que además de las diferencias sociales había que añadir un contraste entre población urbana y rural. La clase media era escasa. En el aspecto económico, la emigración del campo a la ciudad y de españoles del extranjero no solo se frenará sino que incluso se revertirá debido a la crisis económica que afectará a España en estas fechas y que antes había afectado a las mayores naciones del mundo y por otra parte esta crisis también se vio afectada por una desconfianza por parte del capital y de los inversores que temen arriesgar su dinero.
Gobierno provisional de la República: lo proclamó la República el 14 de abril en la Puerta del Sol. Estará formado por miembros de todos los partidos que firmaron el Pacto de San Sebastián. Tiene 2 objetivos principales: convocar elecciones y redactar una constitución. Sin embargo, a pesar de su carácter provisional llevó a cabo importantes reformas como por ejemplo establecer para el campo la jornada laboral de 8 horas. En educación se autoriza la construcción de 6570 escuelas, se convocaron oposiciones para los maestros, se les sube el sueldo, se planifica la creación de 5000 bibliotecas rurales y se suprime la obligatoriedad de la religión en la enseñanza, lo que provocará los primeros roces con la Iglesia. Pero no serán los únicos:
- Cuando los catalanes proclamaron la “República Catalana” obligan a los políticos de Madrid a negociar con ellos la reconducción de esa proclamación.
- Las manifestaciones anticlericales que se produjeron.
- El aumento de huelgas que terminaron en enfrentamientos con las fuerzas de orden público (los más graves se produjeron en el campo).
La constitución de 1931: el gobierno provisional convocó elecciones para Cortes Constituyentes en junio de 1931, votó más del 70% del censo dándose la abstención en las zonas anarquistas. El resultado será que los socialistas consiguieron 115 escaños convirtiéndose en la principal fuerza de izquierdas y la gran mayoría estará formada por republicanos, radicales socialistas y anarquistas. El fracaso de la derecha fue evidente. A partir de ahí, con Alcalá Zamora como presidente y Manuel Azaña como jefe de gobierno, se inicia un periodo que durará hasta septiembre del 33, la llamada república de izquierdas donde se elabora la constitución y se lleva a cabo una amplia labor legislativa. La constitución de 1931 sustituyó a la de 1876 y es una constitución nueva, moderna, democrática y casi revolucionaria. Tuvo problemas grandes en el apartado referido a las autonomías, sin embargo, uno de los aspectos que más tensiones provocó fue el religioso. La posición de la Iglesia respecto a la República adquiere distintos matices, algunas de las más altas jerarquías mostraban su respeto y otras mostraron su oposición. Este clima se complicó aún más con los asaltos a Iglesias durante el gobierno provisional y al intentar incluir en la constitución la disolución de órdenes religiosas y la confiscación de sus bienes. Al final solo se suprimirá la Compañía de Jesús, advirtiendo a aquellas que supusiesen un problema para la seguridad del estado. En otro apartado se adoptaron medidas innovadoras como las referidas a la libertad de expresión sin censura previa, la mujer por primera vez podía votar y además podía también ocupar cargos públicos. Pero el artículo 44 es el más revolucionario ya que se contempla que cualquier propiedad puede ser objeto de expropiación por causa de utilidad social y mediante adecuadas indemnizaciones y los servicios públicos o explotaciones que afectan al interés común pueden ser nacionalizados aunque no confiscados, aun así el artículo provoca una gran alarma entre los propietarios latifundistas a vez que abrió un horizonte de esperanza entre los jornaleros.