La Segunda República Española
El nacimiento de la República (1930-1931)
Después de la dimisión de Primo de Rivera (1930), el gobierno del general Berenguer pretendió volver a la situación de 1923 y restablecer la Constitución de 1876.
Los diferentes partidos republicanos y nacionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián, para impulsar un movimiento político revolucionario que derrocase la monarquía e instaurase la república. El movimiento revolucionario fue un fracaso. No evitó la crisis del gobierno Berenguer. En estas circunstancias, el gobierno se vio forzado a convocar elecciones municipales. Ante los resultados electorales, el rey Alfonso XIII optó por el exilio y el 14 de abril de 1931 se proclamó la República.
Se constituyó un gobierno provisional formado por republicanos, socialistas y nacionalistas cuyo presidente era Niceto Alcalá-Zamora. El gobierno provisional inició una serie de reformas urgentes.
El contexto europeo: crisis económica y auge de los autoritarismos
En Europa empezaban a notarse los efectos de la crisis económica mundial que se había iniciado en 1929. En este ambiente de crisis económica y malestar social, en Europa proliferaron los autoritarismos.
Partidos políticos de la Segunda República
Partidos Republicanos:
- De izquierdas: Acción Republicana (Azaña)
- De derechas: Partido Radical (Lerroux) / Partido Republicano Progresista (Alcalá-Zamora) / Partido Republicano Conservador (Maura)
Organizaciones obreras:
- A favor de la República: PSOE-UGT (Largo Caballero)
- En contra de la República: CNT / PCE / POUM
Partidos Nacionalistas:
- A favor de la República: ERC (Companys) / ORGA / PNV
Partidos de Derechas:
- En contra de la República: CEDA (José María Gil-Robles) / Monárquicos (Calvo Sotelo) / Carlistas
Grupos autoritarios paramilitares (fascistas):
- JONS (Onésimo Redondo) / Falange Española (José Antonio Primo de Rivera)
Las Cortes eligieron al conservador Niceto Alcalá-Zamora presidente de la República. Manuel Azaña presidió el gobierno y continuó en la misma línea del gobierno provisional con una política reformista.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 reflejaba, por primera vez, un sistema democrático de gobierno.
- El gobierno tenía el poder ejecutivo. El presidente de la República era elegido por las Cortes, por un período de seis años, y podía nombrar o destituir al jefe de gobierno, promulgar las leyes y disolver las Cortes.
- Se reconocieron las libertades individuales y los derechos sociales y políticos.
- La estructura del Estado era unitaria, pero se reconocía el derecho de autonomía.
- En la cuestión religiosa, se establecía la separación Iglesia-Estado.
Las reformas de la Segunda República
La reforma religiosa:
Se aprobaron varias leyes para reducir el poder de la Iglesia y se aprobaron el divorcio y el matrimonio civil. Debido a esto la Iglesia se alineó rápidamente contra la República.
La reforma militar:
La Ley Azaña permitía el retiro voluntario anticipado a los militares que no quisiesen jurar fidelidad a la República. También se creó la Guardia de Asalto, un cuerpo de seguridad fiel a la República.
La reforma agraria:
El gobierno Azaña aprobó la Ley de Reforma Agraria. La falta de presupuesto para pagar las indemnizaciones se tradujeron en una ineficaz aplicación de la reforma, lo que provocó el descontento del campesinado.
Las reformas sociales:
Destinadas a mejorar la situación laboral (promovió seguros sociales, redujo la jornada laboral de los campesinos…). A pesar de todo, no existió un plan eficaz para combatir el paro. También se intentó reformar la educación en un país en el que más del 33% de la población era analfabeta. Pero, una vez más, la falta de fondos hizo difícil llevar a buen término una reforma educativa.
El Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
En estas circunstancias, las elecciones municipales de abril de 1933 supusieron un gran avance de radicales y derechistas. Se convocaron elecciones generales. En estas elecciones, las mujeres ejercieron su derecho al voto por primera vez en España.
En las elecciones de 1933, la CEDA de Gil-Robles fue el partido más votado, pero no obtuvo mayoría absoluta, el Partido Radical de Alejandro Lerroux se convirtió en la segunda fuerza política de las nuevas Cortes. Se inició así un periodo llamado bienio radical-cedista.
Las organizaciones obreras convocaron una huelga general el 5 de octubre de 1934. La huelga fue reprimida duramente por el gobierno, que declaró el estado de guerra. Además, no intervinieron ni la CNT ni las organizaciones agrarias.
Sólo en Cataluña y Asturias triunfó momentáneamente la insurrección.
Por otra parte, a lo largo de 1935, la política del gobierno se hizo más reaccionaria: paralización de la reforma agraria, reducción del presupuesto de educación, acercamiento a la Alemania nazi en política exterior, nombramiento de militares antirrepublicanos. Además, se permitió a la derecha fascista actuar abiertamente contra la izquierda y la República.
El Frente Popular y el camino hacia la Guerra Civil (1936)
En los años treinta, los fascismos europeos habían ascendido al poder. Como respuesta al avance del fascismo, los partidos comunistas europeos propusieron la formación de un Frente Popular.
Ante esta situación el presidente Alcalá-Zamora nombra jefe de gobierno al centrista Portela Valladares. Este gobierno fue el encargado de convocar nuevas elecciones. Ante la convocatoria de elecciones, los republicanos de centro-izquierda, los socialistas, los comunistas y el movimiento obrero suscribieron un pacto por el que constituían el Frente Popular.
Por el otro lado estaba la CEDA. Azaña fue elegido nuevo presidente de la República y Santiago Casares Quiroga fue nombrado jefe de gobierno.
En esta atmósfera de inquietud el asesinato del teniente de la guardia de asalto, José Castillo, fue vengado con el asesinato de José Calvo Sotelo. Este acontecimiento fue utilizado como excusa para el golpe militar del 17 de julio de 1936 y que desembocó en una guerra civil.