El gobierno radical-cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente Popular, las elecciones de 1936 y el nuevo gobierno.
En noviembre de 1933 se celebraron elecciones generales (voto femenino), con una clara derrota de los partidos republicanos de izquierdas y socialistas (PSOE la mitad de escaños que en 1931), un avance de los radicales de Lerroux (102 diputados) y el triunfo de una coalición de partidos de derecha encabezados por la CEDA (115 diputados), lo que significaba un desplazamiento del electorado hacia la derecha. Entre 1933 y 1936 los sucesivos gobiernos carecieron de estabilidad y el uso de la violencia fue sustituyendo a la vía parlamentaria.
1) Periodo radical (diciembre de 1933-octubre de 1934)
Los primeros gobiernos fueron presididos por radicales (Lerroux y Samper) en coalición con otros partidos republicanos de centro y apoyados por la CEDA, con un programa de rectificación de las leyes aprobadas por el gobierno de Azaña:
- Acercamiento a la Iglesia (intento de Concordato con el Vaticano): colegios católicos, financiación estatal del sueldo de los sacerdotes, etc.
- Se paraliza la reforma agraria y se devuelven tierras a la nobleza.
- Amnistía a los responsables de la sanjurjada de 1932.
- Enfrentamientos con la autonomía catalana y los poderes locales vascos (modificación del concierto).
El partido radical sufrió una división interna y la facción liderada por Martínez Barrio, que defendía los valores de la república del 31 fundó un nuevo partido, Unión Republicana. La conflictividad social fue en aumento desencadenando la huelga general de campesinos de junio de 1934, convocada por la FETT. Desde 1933 la vida política se fue radicalizando, en parte por la influencia de los regímenes totalitarios instalados en Europa (Hitler, Mussolini), afectando a la izquierda con un PSOE liderado por Largo Caballero con un programa revolucionario socialista y a una derecha donde surgen grupos políticos inspirados en el fascismo italiano como Falange Española (octubre de 1933) de José Antonio Primo de Rivera, fusionado en febrero del 1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de Onésimo Redondo (FE y de las JONS) con el objetivo de un estado corporativista. Otro de estos partidos fue el Bloque Nacional de José Calvo Sotelo, monárquico de derechas.
2) Periodo radical-cedista
El 4 de octubre de 1934, Lerroux entregó tres ministerios (Justicia, Agricultura y Trabajo) a miembros de la CEDA, comenzando una insurrección organizada por socialistas y republicanos catalanes ante el supuesto peligro que corría la república:
a) Revolución de Asturias
Se desarrolló entre el 5 y 12 de octubre de 1934 en las cuencas mineras de Mieres, Sama y La Felguera, previo pacto entre la CNT y la UGT para derrocar al gobierno y lograr una revolución socialista (“abolir el régimen burgués”), ejerciendo la persecución a propietarios y clero. Su rápido avance inicial hacia Avilés, Gijón y asedio de Oviedo, fue detenido por las tropas africanas del general López Ochoa dirigidas por Franco, con un balance de más de 1.000 muertos y miles de prisioneros que sufrieron la represión posterior.
b) La sublevación catalana
Coincidente en el tiempo con la de Asturias se originó por el enfrentamiento entre la Generalitat y el gobierno central a causa de la Ley de Contratos de Cultivo anulada por el Tribunal de Garantías Constitucionales. El 6 de octubre Companys (Esquerra) declaró el “Estado Catalán de la República Federal Española”. Fue una rebelión sin apoyos eliminada por el ejército, que terminó con los principales líderes políticos encarcelados y las instituciones autonómicas suspendidas.
Durante 1935 la CEDA fue ganando peso en el gobierno (Gil Robles, ministro de Guerra), acelerándose la rectificación de las leyes aprobadas en el bienio reformista: Ley de la Reforma de la Reforma Agraria, puestos de mando para militares antiazañistas y preparación de una reforma constitucional. La implicación del Partido Radical en los escándalos de corrupción del estraperlo (juego de azar autorizado mediante soborno) y el caso Nombela, provocó la disolución de la coalición, de las Cortes y la convocatoria de elecciones.
Las elecciones de 1936 y el Frente Popular
Celebradas el 16 de febrero de 1936, con una participación del 70 %, supusieron una estrecha victoria en porcentaje para el Frente Popular (36,4% frente al 32,2% de la derecha), una coalición de partidos republicanos de izquierda (Unión Republicana, Izquierda Republicana), regionalistas (Esquerra Republicana), socialistas (PSOE) y comunistas (PCE, POUM) que se proponía retomar la política del bienio azañista y conceder la amnistía a los condenados por los sucesos del 34, por lo que contaron con la participación de muchos anarcosindicalistas.
En número de escaños el Frente Popular obtuvo 287 (99 del PSOE y 87 de Izquierda Republicana) y la CEDA 88, mientras el Partido Radical se quedó sin apenas representación (5 escaños). Las grandes diferencias entre los resultados en porcentaje y su asignación en escaños se debían al sistema electoral mayoritario y a la falta de resolución de un gran número de actas impugnadas.
Los socialistas rechazaron integrarse en el nuevo gobierno, formado por republicanos de izquierda y presidido por Azaña, que adoptó una serie de medidas urgentes: liberación de presos, recuperación de la autonomía catalana y reforma agraria. En mayo el propio Azaña fue elevado a la presidencia de la república, previa destitución de Alcalá-Zamora por las Cortes, con Casares Quiroga como presidente del gobierno. La tensión social aumentó sobre todo en el campo con ocupaciones de tierras en Andalucía, Extremadura y Castilla; el IRA continuó con la reforma agraria asentando 110.000 nuevos colonos (marzo-julio del 36). En las zonas industriales y mineras las huelgas fueron respondidas con el “lock-out” por los patronos, en medio de una grave crisis económica.
Las posiciones políticas se radicalizaron:
- Izquierda: La UGT y la CNT movilizaron a los obreros y recurrieron a la huelga. Se manifiesta un cambio hacia la revolución social (Largo Caballero).
- Derecha: Los grupos extremistas, como Falange Española (José Antonio Primo de Rivera) y el Bloque Nacional (Calvo Sotelo) desconfiaban de la vía parlamentaria.
Lucha callejera, asesinatos (teniente Castillo y Calvo Sotelo en julio del 36), incendio de iglesias, hicieron de la violencia un problema de orden público que el gobierno no atajó. Al mismo tiempo se organizaba la conspiración militar bajo la dirección del general Mola que conduciría a España a la Guerra Civil.