LA SEGUNDA REPÚBLICA (1931-1936)
1. Proclamación de la II República y Gobierno Provisional
La Segunda República surgió pacíficamente de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931, ganadas por la coalición republicano-socialista firmante del Pacto de San Sebastián. A raíz de estos resultados, Alfonso XIII abdicó, proclamándose rápidamente el nuevo régimen el 14 de abril. El nuevo régimen surgía dentro de un contexto internacional muy desfavorable, caracterizado por la profunda crisis económica europea y americana (derivadas de los destrozos de la Primera Guerra Mundial y el crack de la bolsa de Nueva York de 1929), que potenciaron el paro y el auge del totalitarismo.
Ante el vacío de poder dejado por el rey, el comité revolucionario se convirtió en Gobierno Provisional. En él se situaban los principales partidos republicanos, en especial el Partido Radical de Lerroux y Diego Martínez Barrio (republicanos moderados, defensores de las clases medias) y Acción Republicana (partidarios de colaborar con los socialistas). Les acompañaban en la coalición los nacionalistas moderados. De la coalición se hallaban excluidos todos los radicalismos, tanto la derecha monárquica como los anarquistas y los nacionalismos catalanes radicales de Esquerra Republicana de Catalunya.
El 28 de junio, en las elecciones a Cortes Constituyentes, la coalición republicano-socialista recibió un notable respaldo popular. La labor principal de estas Cortes consistió en la elaboración de la nueva Constitución de 1931, que definía la República como un régimen democrático, parlamentario, laico y autonómico. Además de diseñar un nuevo símbolo nacional, representó la Constitución más moderna de la historia de España hasta ese momento, al defender la soberanía popular y la división de poderes (con predominio del legislativo, al que quedaba sometido el ejecutivo). Incluía el sufragio universal masculino y femenino y amplios derechos políticos y sociales.
Establecía una tajante separación Iglesia-Estado, que terminaba con las subvenciones para el mantenimiento del clero y culto y con la enseñanza ejercida por órdenes religiosas (prohibiendo ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas y expulsando a los jesuitas). Potenciaba la igualdad de trato hacia todas las confesiones religiosas y defendía el divorcio y el matrimonio civil. Junto a la Ley del Divorcio, se estableció la no obligatoriedad de la enseñanza religiosa y la supresión de símbolos religiosos de las escuelas.
La reforma educativa se concebía como un derecho del ciudadano que el Estado debía garantizar para lograr la igualdad de oportunidades. Pretendía organizar un sistema educativo unificado, público, laico y gratuito (al menos para la primaria), incluyendo la coeducación en las aulas. Se impulsó la formación de profesionales, la construcción de centros educativos y la dotación de becas, aunque seguían siendo insuficientes los centros y los profesionales estatales. Se potenciaron la formación permanente y pedagógica de maestros y profesores, la difusión del libro y la dotación de bibliotecas públicas, escolares y municipales. Su labor se vio reforzada por las Misiones Pedagógicas o las Universidades Populares, influidas por la Generación del 98 y la Generación del 27.
Finalmente, la Constitución reconoció los Estatutos de Autonomía, diseñando el inicio de la España autonómica con la aprobación de tres estatutos: catalán, vasco y gallego. El primero fue aprobado en septiembre de 1932. El vasco no se llegó a ratificar en las Cortes por el bloqueo de la derecha radical-cedista entre 1933-1936. El gallego no fue ratificado por las Cortes hasta 1938, no pudiéndose aplicar al caer Galicia en poder de Franco durante la Guerra Civil.
La República tuvo que enfrentarse a dos problemas importantes que terminarían con el gobierno de Azaña: la reorganización de las derechas y la radicalización de los anarquistas. Las derechas, después de fracasar el golpe de Estado del general Sanjurjo (agosto de 1932), se centraron en el reagrupamiento de sus principales partidos. Estos incluían a los carlistas de Comunión Tradicionalista, los monárquicos alfonsinos, y la derecha católica aglutinada alrededor de Acción Popular, transformada en la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y reforzada por las Juventudes de Acción Popular (JAP). Completaban el cuadro de las derechas los grupos fascistas: Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) y Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera. Ambas se unirían en 1934 en FE de las JONS, integrada por la extrema derecha, violenta contra el sindicalismo y la República, y financiada por los monárquicos para la desestabilización del régimen.
2. Primera Fase: El Bienio Reformista (1931-1933)
El Bienio Reformista o República de Izquierdas (1931-1933) aplicará las medidas más transformadoras en un intento de modernizar rápidamente las estructuras heredadas de la Restauración: reformas agrarias, laborales, del ejército, contra la Iglesia, educativa y estatutos de autonomía.
- Reforma Agraria: Confiada su ejecución al IRA (Instituto de Reforma Agraria), intentó reducir la miseria del campesinado asentándolo en tierras expropiadas (principalmente latifundios no cultivados directamente por sus dueños). Sin embargo, resultó un fracaso por su lentitud, complejidad burocrática y falta de presupuesto, defraudando a los jornaleros y alarmando a los terratenientes.
- Reformas Laborales: Largo Caballero, sindicalista de la UGT y Ministro de Trabajo, promovió una rica legislación laboral capaz de crear un nuevo marco de relaciones laborales entre empresarios y obreros. Destacan la Ley de Contratos de Trabajo y la Ley de Jurados Mixtos. Además, se aplicó legislación exclusivamente rural, como la Ley de Términos Municipales, la Ley de Laboreo Forzoso, la jornada laboral de 8 horas en el campo y la prevención de accidentes. El conjunto legislativo provocó la violenta oposición de la patronal.
- Reforma Militar: Azaña, desde su condición de Presidente del Gobierno y responsable del Ministerio de la Guerra, impulsó la reforma del ejército, que pretendía su subordinación al poder civil y la garantía de su fidelidad a la República. Redujo en un tercio el elevado número de oficiales profesionales (fomentando el retiro voluntario con sueldo íntegro), cerró la Academia Militar de Zaragoza y creó la Guardia de Asalto. La mayoría del ejército de tierra, marina y aviación se mantuvieron inicialmente fieles a la República.
- Política Religiosa: Se aplicaron las medidas constitucionales para asegurar la independencia de un Estado laico y no confesional respecto de la Iglesia, incluyendo la separación radical Iglesia-Estado.
Los anarquistas (principalmente la CNT-FAI), liderados por figuras como Juan García Oliver y Buenaventura Durruti, plantearon una gravísima inestabilidad a la República. Promovieron huelgas generales en las grandes ciudades e insurrecciones en los campos, proclamando el comunismo libertario en Cataluña, Aragón, Valencia y Andalucía. Aquí sucedió el incidente más dramático, el de Casas Viejas (Cádiz, enero de 1933), donde la Guardia de Asalto reprimió brutalmente una insurrección anarquista, dando muerte a varios jornaleros. Este suceso provocó una enorme crisis política, erosionando al gobierno de Azaña. El presidente de la República, Alcalá-Zamora, le retiró su confianza y encargó la formación de un nuevo gobierno a Lerroux. Igualmente incapaz de estabilizar la situación, el presidente disolvió las Cortes y convocó nuevas elecciones para noviembre de 1933, en las que participaría por primera vez la mujer. A ellas acudirá una derecha unida en la coalición Unión de Derechas y Agrarios, y una izquierda muy fragmentada.
3. Segunda Fase: El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
Ganadas las elecciones por el centro-derecha, se inaugura una nueva fase denominada Bienio Radical-Cedista (o Bienio Negro para las izquierdas), caracterizada por su inestabilidad política, la paralización o anulación de las reformas anteriores y la Revolución de Octubre de 1934.
La inestabilidad política se hallaba provocada por la ambigüedad política de la CEDA (liderada por Gil Robles), que, siendo el partido más votado, no entró inicialmente en el gobierno, favoreciendo el predominio radical (Partido Radical de Lerroux) en los gobiernos con su apoyo parlamentario. Esta situación duró hasta la degradación y desprestigio de los radicales, no solo por su división interna, sino por hallarse inmersos en escándalos de corrupción en 1935: el llamado escándalo del Estraperlo y el asunto Nombela. Por ello, Gil Robles exigió plenos poderes. El presidente Alcalá-Zamora, que se los negó temiendo un giro autoritario, prefirió disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones para febrero de 1936.
Carentes de una política propia de derechas coherente, los gobiernos de este bienio se limitaron a anular o entorpecer todas las anteriores reformas. La derogación de parte de la reforma laboral fue contestada con una huelga general organizada por la UGT en junio de 1934. El gobierno aprovechó para desmantelar las organizaciones rurales y reprimirlas sin contemplaciones. En el ámbito militar, se colocó en lugares estratégicos del ejército a militares contrarios a la República (como Franco o Mola), se amnistió al golpista Sanjurjo y se favoreció a la Iglesia (paralizando la legislación laicista).
El suceso más grave fue la Revolución de Octubre de 1934. Iniciada con una Huelga General en las grandes ciudades, adquirió una importantísima dimensión política en Barcelona y Asturias.
- En Barcelona, duró apenas unas horas. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, se enfrentó directamente al gobierno central proclamando el Estat Català dentro de la República Federal Española. El ejército sofocó rápidamente la rebelión, se suspendió el Estatuto de Autonomía y su gobierno fue encarcelado.
- En Asturias, alcanzó carácter de revolución social, casi una auténtica guerra civil. Unos 70.000 mineros y obreros, organizados en milicias armadas (principalmente socialistas, comunistas y anarquistas unidos en la Alianza Obrera), se adueñaron de toda la región durante dos semanas. Impusieron el comunismo libertario, provocando daños incalculables y siendo brutalmente reprimidos por el ejército, dirigido desde Madrid por el general Franco y utilizando tropas de la Legión y Regulares traídas de África.
La revolución resultó un paso desgraciado de la izquierda. Además de debilitar profundamente a la República, favoreció a la derecha, que se cargó de razones para aplastar militarmente a su adversario y, para algunos sectores, preparar el futuro golpe.
4. Tercera Fase: El Gobierno del Frente Popular (Febrero-Julio 1936)
La brutal represión de la Revolución de Octubre indignó a los partidos de izquierda, impulsándolos a formar el Frente Popular. Esta fue una plataforma electoral integrada por la izquierda republicana (Izquierda Republicana de Azaña, Unión Republicana de Martínez Barrio), el PSOE, la UGT, el PCE, el POUM y el Partido Sindicalista de A. Pestaña (escindido de la CNT, aunque esta no pidió el voto pero no lo boicoteó activamente). Su programa electoral era fundamentalmente reformista: amnistía para los presos de 1934, restablecimiento de la legislación del primer bienio y continuación de las reformas. En Cataluña, se formó otra coalición nacionalista similar, el Front d’Esquerres, liderado por Esquerra Republicana.
El Frente Popular ganó por escaso margen las elecciones de febrero de 1936, marcando la entrada en la fase final de la República. Este periodo se caracterizó por una extrema violencia y polarización política entre derechas e izquierdas. El gobierno de la República, presidido nuevamente por Azaña (Manuel Azaña fue elegido Presidente de la República en mayo, y Casares Quiroga le sucedió como Presidente del Gobierno), quedó absolutamente desbordado. En este contexto se iniciará la conspiración militar que desembocará en el golpe de Estado y la Guerra Civil.
El Parlamento ya no contaba; todo se dirimía en la calle. Los jornaleros se apropiaron violentamente de las tierras en algunas zonas (especialmente Extremadura), sin esperar a la lenta aplicación de la reforma agraria. Las huelgas convocadas por UGT y CNT eran habituales. Iglesias fueron destruidas y asaltadas. Se producían muertos y heridos diarios en enfrentamientos callejeros entre militantes de extrema izquierda y extrema derecha (falangistas).
Los militares golpistas (principalmente Mola, Franco, Sanjurjo, Goded) conspiraban desde febrero, en convivencia con la trama civil fascista y monárquica, para desestabilizar el régimen y preparar el golpe, creando un estado de alarma. Asesinaban a miembros de la izquierda (como el teniente Castillo de la Guardia de Asalto), mientras las milicias izquierdistas respondían con asesinatos como el del líder monárquico José Calvo Sotelo (13 de julio de 1936), y el gobierno encarcelaba a líderes como José Antonio Primo de Rivera. El asesinato de Calvo Sotelo fue el detonante que aceleró el golpe militar.
SUBLEVACIÓN MILITAR Y GUERRA CIVIL (1936-1939)
1. Sublevación Militar: El Golpe de Estado
Sectores de la derecha y del ejército llevaban conspirando contra la República prácticamente desde su proclamación. Sus planes se perfilaron entre diciembre de 1935 y febrero de 1936, cuando decidieron ejecutar un golpe de Estado. A pesar de la ayuda financiera de la oligarquía y de la existencia de una trama civil, el golpe resultó organizado, diseñado y dirigido totalmente por los generales golpistas, en especial Emilio Mola (el”Directo”), José Sanjurjo (previsto como jefe del movimiento, exiliado en Portugal) y Francisco Franco.
Los conspiradores solo habían previsto inicialmente la imposición de una dictadura militar transitoria y la destrucción del Estado republicano, sin un plan político claro a largo plazo. Se encontraron a su favor las facilidades dadas por el propio presidente del Gobierno, Casares Quiroga, quien, a pesar de las advertencias, no adoptó las pertinentes medidas urgentes para neutralizarlo, confiando en la lealtad de la mayoría de los mandos.
El golpe fue adelantado en Marruecos al 17 de julio por el ejército colonial, que lo integraban los legionarios o Tercios (dirigidos por el general Yagüe) y tropas marroquíes (Regulares). Franco, que estaba destinado en Canarias, se traslada a Marruecos en el avión Dragon Rapide para dirigir el golpe en el Protectorado.
El día 18 de julio, la sublevación se extendió a la Península. Queipo de Llano se sublevó en Sevilla, logrando controlar la ciudad con audacia y terror. La noticia de la sublevación provocó la dimisión del Presidente Casares Quiroga. El día 19 de julio se sublevó Mola en Pamplona, contando con el apoyo crucial de los requetés carlistas. El mismo día, Franco llegó a Marruecos para dirigir el ejército colonial, aspecto clave en los planes de Mola.
España quedó dividida en dos zonas:
- Zona sublevada: Apoyaban a los sublevados, no tanto la población civil en su mayoría, como los contingentes militares ubicados en las zonas básicamente agrarias (Castilla y León, Navarra, parte de Aragón), además de Galicia, Cádiz, Sevilla, Baleares (excepto Menorca) y Canarias.
- Zona republicana: Se mantuvo leal al gobierno la mayor parte de las zonas industriales y urbanas (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Asturias), así como gran parte de Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia.
A pesar de la superioridad económica y demográfica inicial de la zona republicana, los golpistas eran superiores en efectivos militares entrenados y organizados. Contaban con divisiones íntegras del Ejército de Tierra, y sobre todo, con el temido Ejército de África. El Ejército de Tierra republicano quedó desarticulado al sublevarse la mayoría de sus oficiales, lo que obligaría al gobierno a recomponerlo apresuradamente con Milicias Populares (organizadas por partidos y sindicatos), inicialmente inexpertas y poco disciplinadas.
2. Evolución Política de Ambos Bandos y Desarrollo de la Guerra
Siempre bajo la iniciativa militar de los sublevados (salvo excepciones), el conflicto atravesó varias etapas:
A) Julio – Septiembre 1936: El Avance hacia Madrid y la Atomización del Poder Republicano
Evolución política:
- Bando republicano: Se caracteriza por una sucesión de gobiernos débiles (Casares Quiroga, Martínez Barrio, José Giral) con los que la República perdió la iniciativa militar. Además de carecer de una tropa preparada y disciplinada, el gobierno fue incapaz de controlar el orden público en todo su territorio. La decisión de José Giral de entregar armas a las organizaciones obreras (partidos y sindicatos) fue crucial para sofocar el golpe en muchas ciudades, pero también desató una auténtica revolución social, especialmente en Cataluña y Aragón, desestabilizando aún más el poder estatal. Se planteó un dilema en la izquierda: una parte era partidaria de hacer la revolución y la guerra simultáneamente (anarquistas, POUM), mientras otra (republicanos, socialistas moderados, comunistas) daba prioridad a ganar la guerra primero, para lo cual había que reconstruir el Estado, controlar las áreas de producción y formar un ejército popular disciplinado. Las milicias populares, a menudo incontrolables para el gobierno, mantuvieron un doble poder (comités revolucionarios-sindicatos vs. gobiernos republicanos). Esta debilidad permitió al ejército rebelde saltar de Marruecos a la Península.
- Bando sublevado: Apoyado por milicias carlistas (requetés) y fascistas (Falange), todos los aspectos se hallaban controlados por militares. Se articuló una Junta de Defensa Nacional en Burgos, presidida inicialmente por el general Miguel Cabanellas, pero dominada de facto por Mola.
Desarrollo militar:
Se enfrentaron columnas militares del ejército regular sublevado contra milicias populares mixtas, improvisadas y organizadas espontáneamente, dirigidas por jefes no profesionales, aunque respaldadas por algunos militares profesionales leales. La República carecía de un ejército operativo y de un mando unificado.
El objetivo principal de los sublevados radicó en la conquista de Madrid.
- El general Mola, desde el norte, fue detenido en la Sierra de Guadarrama por la resistencia republicana, después de haber tomado Irún y San Sebastián (aislando así la zona norte republicana de Francia).
- El ejército del Sur, dirigido por Franco y Yagüe, cruzó el Estrecho de Gibraltar con la ayuda crucial de la aviación y marina nazi-fascista (Hitler y Mussolini). Conquistaron rápidamente la parte occidental de Andalucía, Extremadura (con una brutal represión en Badajoz) y Toledo (donde Franco decidió desviar fuerzas para liberar el Alcázar, un gesto de propaganda que retrasó el asalto a Madrid).
Así, unieron las dos zonas sublevadas (norte y sur) y se presentaron en la periferia de Madrid a principios de noviembre de 1936.
B) Septiembre 1936 – Mayo 1937: La Defensa de Madrid y la Consolidación de los Poderes
Evolución política:
- Bando republicano: Se fortalece políticamente con el gobierno de coalición de Largo Caballero (septiembre 1936), que representó la unidad de gran parte de la izquierda (socialistas, comunistas, anarquistas -por primera vez en un gobierno-, republicanos) frente al golpismo. Lo importante de este gobierno radicó en que, además de intentar legalizar las colectivizaciones campesinas e industriales y organizar tribunales populares de justicia, integró (o intentó integrar) las milicias populares en el Ejército Popular de la República, creando las Brigadas Mixtas. Sin embargo, la retirada del gobierno a Valencia (noviembre 1936) ante el asedio de Madrid lo desacreditó, mientras adquiría gran prestigio la Junta de Defensa de Madrid (presidida por el general Miaja). A fines de este periodo, aparecen rivalidades muy graves dentro del gobierno de Largo Caballero que acabarán con la coalición: disputas entre políticos y sindicalistas, entre socialistas moderados y radicales, y especialmente entre comunistas (apoyados por la URSS) y anarquistas/POUM. El presidente de la República, Azaña, se convierte en una figura decorativa. Los enfrentamientos internos estallaron violentamente en mayo de 1937 en Barcelona (Hechos de Mayo), provocados por la pugna por el control de los servicios públicos (la Generalitat intentó desalojar a los anarquistas del edificio de Telefónica). Se produjo una batalla campal con unos 500 muertos, que destruyó el gobierno de coalición de Largo Caballero y supuso la derrota de los proyectos revolucionarios. Vencieron los partidarios de un Estado fuerte y centralizado (republicanos, socialistas moderados, comunistas), que nombraron a Juan Negrín nuevo presidente del gobierno, del que fueron excluidos los anarquistas. La Generalitat perdió competencias en orden público y el POUM fue ilegalizado y perseguido (su líder, Andreu Nin, fue detenido y asesinado por agentes estalinistas).
- Bando sublevado: Avanzaba hacia la formación del nuevo régimen sin fisuras. El 1 de octubre de 1936, la Junta de Defensa Nacional nombró a Franco Jefe del Gobierno del Estado Español y Generalísimo de los ejércitos, situando el germen del nuevo Estado totalitario. El conjunto de títulos concentrados en la persona de Franco lo convertían en Caudillo. Entre noviembre de 1936 y abril de 1937, Franco consolidó su poder político: en abril de 1937, impuso por decreto la unificación de carlistas (Comunión Tradicionalista) y falangistas (FE de las JONS) en un partido único, llamado Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS), bajo su jefatura absoluta, anulando a sus líderes díscolos.
Desarrollo militar:
Durante este periodo, la guerra se centró en la Batalla de Madrid. Fue una guerra de desgaste debido a la inesperada y tenaz resistencia de los milicianos republicanos y la población civil (“¡No pasarán!”). Se vivieron horrores típicos de la guerra moderna (bombardeos aéreos sobre población civil). El gobierno de Largo Caballero se trasladó a Valencia, recayendo la resistencia en la improvisada Junta de Defensa, presidida por el general Miaja y con el general Vicente Rojo como jefe de Estado Mayor. La defensa fue reforzada por la llegada de las primeras Brigadas Internacionales y por el inicio de la llegada del armamento soviético.
Ante el fracaso de Franco por tomar la ciudad mediante un asalto frontal (especialmente por la Ciudad Universitaria), decidió abandonar esta táctica y sustituirla por una estrategia de rodeo para aislar la capital. Todas estas maniobras fueron contenidas por los republicanos, aunque con grandes costes:
- Enero 1937: Batalla de la Carretera de La Coruña.
- Febrero 1937: Batalla del Jarama (primera gran batalla de la Guerra Civil, con participación masiva de brigadistas y material moderno en ambos bandos, que terminaría en un sangriento empate).
- Marzo 1937: Batalla de Guadalajara (terminaría con una estrepitosa derrota de las tropas italianas aliadas de Franco y una importante victoria moral republicana).
En el frente Sur, los rebeldes tuvieron más éxito, conquistando Málaga (febrero 1937), cuya caída representó el fracaso del modelo de guerra basado en milicias desorganizadas (especialmente las anarquistas que la defendían) y reforzó la necesidad de crear un ejército popular disciplinado en el bando republicano.
C) Mayo 1937 – Abril 1939: La Guerra de Desgaste y el Fin de la República
Evolución política:
- Bando republicano: Con Negrín como presidente del Gobierno, la República logró una mayor centralización y normalización constitucional al recuperar el control del Estado y priorizar el esfuerzo bélico. Negrín, apoyado principalmente por los comunistas, iría perdiendo progresivamente otros apoyos. Siempre defendió la resistencia a ultranza contra los golpistas (“Resistir es vencer”). Era partidario de prolongar la guerra hasta el previsible inicio de la Segunda Guerra Mundial, porque tenía esperanzas de que aquel conflicto internacional deparara apoyos a la República frente al fascismo. Sin embargo, a raíz de la Conferencia de Múnich (septiembre 1938), donde las democracias occidentales cedieron ante Hitler, se multiplicaron los republicanos favorables a una rendición negociada con condiciones (política de los “Trece Puntos” de Negrín). Entre febrero y abril de 1939, se desencadenó el final de la República, precipitándose los acontecimientos tras la caída de Barcelona (enero 1939). Azaña y Martínez Barrio se exiliaron a Francia. Negrín regresó a la zona centro-sur, último reducto republicano, pero se encontró con el golpe de Estado del coronel Casado (marzo 1939). Militares republicanos (Casado, Miaja), socialistas moderados (Besteiro) y anarquistas, opuestos a la influencia comunista y a la resistencia a ultranza de Negrín, formaron un Consejo Nacional de Defensa para negociar la rendición con Franco, creyendo ingenuamente en su clemencia. Franco exigió la rendición incondicional. Finalmente, las tropas franquistas entraron en Madrid y el resto del territorio sin apenas lucha.
- Bando sublevado: El poder absoluto de Franco se vio reforzado con la configuración del nuevo Estado fascista. En enero de 1938 se formó el primer gobierno regular, bajo el control totalitario de Franco, integrado por militares, falangistas, carlistas, monárquicos alfonsinos y católicos. La labor fundamental de este gobierno consistió en la promulgación de una legislación fascista y profundamente reaccionaria, que anulaba toda la legislación democrática anterior y todas las reformas republicanas (Fuero del Trabajo, Ley de Prensa, Ley de Responsabilidades Políticas). Se impusieron los sindicatos verticales (únicos y controlados por el Estado) y se adoptó una política económica de autarquía.
Desarrollo militar:
Se producen los episodios finales de la guerra, caracterizados por grandes ofensivas y batallas de desgaste:
- Campaña del Norte (Marzo-Octubre 1937): Tras fracasar en Madrid, Franco decidió concentrar sus esfuerzos en la conquista de la franja cantábrica republicana (País Vasco, Santander y Asturias), rica en industria y recursos. Resultó relativamente fácil debido a la superioridad aérea y artillera franquista y a la imposibilidad republicana de enviar refuerzos efectivos. Durante esta campaña, la aviación alemana (Legión Cóndor) ensayó tácticas de bombardeo sobre población civil, como el tristemente célebre bombardeo de Guernica (abril 1937), cuyas atrocidades denunciará el cuadro de Picasso. Lentamente, fueron cayendo Vizcaya (junio), Santander (agosto) y Asturias (octubre). Durante la toma de Vizcaya perdió la vida Mola en un accidente aéreo, desapareciendo el único general capaz de disputar, en teoría, la jefatura a Franco. La República de Negrín organizó varias ofensivas de distracción con el propósito de retrasar el avance del ejército rebelde en el Norte, pero sin lograrlo completamente: Batalla de Brunete (julio 1937), Batalla de Belchite (agosto-septiembre 1937) y Batalla de Teruel (diciembre 1937-febrero 1938, la única capital de provincia conquistada por la República durante la guerra, aunque perdida poco después).
- Avance hacia el Mediterráneo (Febrero-Junio 1938): Tras la caída del Norte y la batalla de Teruel, Franco lanzó una gran ofensiva en el frente de Aragón, rompiendo las líneas republicanas y avanzando rápidamente hacia el mar Mediterráneo, que alcanzó en Vinaroz (Castellón) en abril de 1938. Esto dividió la zona republicana en dos: Cataluña aislada al norte, y la zona centro-sur (Madrid, Valencia, Murcia).
- Batalla del Ebro (Julio-Noviembre 1938): Fue la ofensiva más grande y sangrienta de toda la guerra. El ejército republicano, en un último esfuerzo, cruzó el río Ebro para intentar aliviar la presión sobre Valencia y reconectar las dos zonas republicanas. Tras duros combates que duraron casi cuatro meses, el ejército popular quedó muy mermado y tuvo que retirarse. Esta derrota selló el destino militar de la República.
- Toma de Cataluña (Diciembre 1938 – Febrero 1939): Una vez desgastado el ejército republicano en el Ebro, los golpistas se centraron en la conquista de Cataluña. Barcelona cayó el 26 de enero de 1939, lo que representó la última gran campaña de la guerra. Las autoridades republicanas cruzaron la frontera francesa, acompañadas de numerosas tropas y cientos de miles de civiles republicanos (el éxodo o Retirada).
- Fin de la Guerra (Febrero-Abril 1939): Los últimos episodios incluyen la división interna del bando republicano entre favorables y contrarios a la rendición, el golpe de Estado del coronel Casado en Madrid (marzo de 1939) que derrocó a Negrín y provocó una breve guerra civil interna entre las dos tendencias republicanas. Los que se entregaron a Franco esperando clemencia no la obtuvieron; muchos fueron ejecutados o encarcelados, contrariamente a otros políticos y militares que lograron escapar al exilio. El 28 de marzo entraron en Madrid las tropas franquistas. El 1 de abril de 1939, Franco emitió su último parte de guerra, anunciando la victoria: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.“
3. Dimensión Internacional del Conflicto
La Guerra Civil Española adquirió una amplia dimensión internacional, no solo por provocar un debate intelectual mundial a favor o en contra de la República o por el reconocimiento de los golpistas por parte del Papado, sino también por la intervención militar directa de Alemania e Italia a favor de Franco, y la ayuda (más limitada y condicionada) de la URSS y las Brigadas Internacionales a la República.
A) Apoyos de la República
- Política de No Intervención: El Comité de No Intervención, promovido por Reino Unido y Francia y suscrito por 27 países (incluyendo Alemania, Italia y la URSS, que lo incumplieron), resultó letal para la República. Al prohibir oficialmente cualquier intervención en la guerra española, impidió al gobierno legítimo republicano comprar armamento libremente en los mercados internacionales, dejándola a merced de los sublevados que recibían ayudas decisivas de las potencias fascistas desde el inicio de la guerra. Esta política de apaciguamiento de las democracias occidentales no hizo sino reforzar el fascismo y dejar sola y aislada a la República, sin lograr impedir el conflicto mundial posterior. La Conferencia de Múnich (septiembre 1938), donde británicos y franceses aceptaron la anexión de los Sudetes checoslovacos por Hitler, resultó muy frustrante para la República, ya que evidenció que las democracias no intervendrían para defenderla.
- Ayudas recibidas: Las únicas ayudas significativas procedieron de México (apoyo diplomático y acogida de refugiados), las Brigadas Internacionales (voluntarios antifascistas de todo el mundo, unos 35.000 hombres, cuya contribución fue importante sobre todo en la defensa de Madrid) y la URSS. De la URSS, la República fue recibiendo armamento (aviones, tanques, asesores militares), a menudo anticuado o de calidad inferior al alemán e italiano, que tuvo que pagar al contado con las reservas de oro del Banco de España (el llamado “Oro de Moscú”). Esta ayuda soviética también incrementó la influencia del Partido Comunista de España (PCE) en el bando republicano.
B) Apoyos de los Sublevados
Las ayudas recibidas por los sublevados resultaron decisivas en su victoria final. Incluyeron:
- Apoyo logístico y diplomático de Portugal (Salazar).
- Apoyo simbólico de los fascistas irlandeses (Blueshirts) y del Papado (que reconoció al gobierno de Franco en 1938).
- Intervenciones militares directas de las potencias totalitarias:
- Alemania nazi (Hitler): Aportó la Legión Cóndor (aviación, tanques, artillería, asesores), que fue crucial en batallas como Guernica, la campaña del Norte y el cruce del Estrecho. Utilizaron España como campo de pruebas para su armamento y tácticas (Blitzkrieg).
- Italia fascista (Mussolini): Envió el mayor contingente extranjero, el Corpo Truppe Volontarie (CTV), con decenas de miles de soldados, además de aviación y apoyo naval.
El conjunto de estas ayudas fascisto-nazis, entregadas a crédito o de forma semigratuita, fueron recompensadas por Franco con la entrega a Alemania de materiales estratégicos (wolframio) durante la Segunda Guerra Mundial y el envío de la División Azul a luchar junto a los nazis contra la URSS.
4. Consecuencias de la Guerra Civil
Además de la destrucción del sistema democrático republicano, que paralizó el desarrollo sociocultural alcanzado, las principales consecuencias del conflicto fueron:
- Pérdidas demográficas: Se estima un mínimo de medio millón de muertos directamente relacionados con la guerra (combates, represión en ambas retaguardias, bombardeos). A esto hay que sumar la caída de la natalidad y el aumento de la mortalidad en la posguerra debido al hambre y las enfermedades.
- Exilio republicano: Cientos de miles de republicanos (se estima cerca de medio millón inicialmente) se vieron obligados a exiliarse, principalmente a Francia, países latinoamericanos (especialmente México y Argentina), la URSS o el norte de África. Esto supuso una enorme pérdida intelectual, científica y cultural para España, ya que entre los exiliados se encontraban numerosos escritores, científicos, artistas y profesionales cualificados.
- Represión franquista: La victoria de Franco dio paso a una larga y brutal represión contra los vencidos. Los diez primeros años de la posguerra fueron especialmente duros, acentuando la división del país entre vencedores y vencidos. El régimen de Franco fusiló a decenas de miles de personas, internó a cientos de miles en campos de concentración y cárceles, los condenó a trabajos forzados para la reconstrucción de infraestructuras, y los depuró masivamente de sus trabajos profesionales (especialmente en la administración y la enseñanza).
- Pérdidas económicas: Los desastres económicos resultaron cuantiosos. Se destruyeron viviendas, infraestructuras (puentes, ferrocarriles), tejido industrial y cabaña ganadera. A esto se sumó la pérdida de las reservas de oro enviadas a la URSS y la deuda contraída con Alemania e Italia. La política autárquica de la posguerra agravó la situación. La economía española no recuperaría los niveles de renta per cápita de 1935 hasta bien entrada la década de 1950 o incluso los años 60.
- Implantación de una dictadura: La consecuencia política más inmediata fue el establecimiento de la dictadura franquista, un régimen totalitario, nacionalcatólico y militarista que duraría casi cuarenta años (1939-1975), aislando a España internacionalmente y suprimiendo las libertades democráticas.