La Transformación de la Sociedad Española Tras el Antiguo Régimen
En España, la desaparición de los estamentos con el fin del Antiguo Régimen marcó un cambio profundo. Se abolieron los privilegios por nacimiento o pertenencia al clero, estableciendo la igualdad ante los impuestos, las leyes y, teóricamente, los derechos políticos. La sociedad se estructuró entonces en clases sociales según el nivel económico.
La Clase Alta
- Nobleza: A pesar de las reformas, mantuvo su poder económico e influencia política y social.
- Clero: La desamortización afectó su poder económico al perder propiedades, disminuyendo el número de clérigos. Sin embargo, conservó su influencia social y política, especialmente durante el reinado de Isabel II (“corte de los milagros”). Sus altas jerarquías formaban parte del Senado.
- Ejército: Continuó interviniendo en la política, protagonizando pronunciamientos y golpes de Estado que influyeron en los cambios de reinados y gobiernos.
La Clase Media
- Burguesía: Desplazó a la nobleza como clase dominante gracias a su mayor poder económico, aspirando a obtener plenos derechos políticos.
- Alta Burguesía: Compuesta por políticos, funcionarios, propietarios agrícolas e industriales.
- Baja Burguesía: Dueños de pequeños talleres y tiendas, algunos beneficiados por la especulación inmobiliaria durante el desarrollo urbano del siglo XIX.
La Clase Baja
- Clase Baja Rural: El proletariado agrícola (jornaleros y criados) constituía el grupo más numeroso, especialmente en la España latifundista del sur del Tajo.
- Clase Baja Urbana: Obreros industriales, trabajadores de diversos oficios (antiguos gremios) y un gran número de mujeres dedicadas al servicio doméstico, todos con salarios muy bajos.
Conflictividad Social y Nuevas Ideologías
La conflictividad social en esta nueva sociedad se centró en las mejoras salariales y laborales. Surgieron nuevas ideologías y partidos políticos que criticaban el capitalismo como sistema injusto. Las condiciones laborales eran precarias:
- Salarios escasos.
- Trabajo infantil y femenino con salarios inferiores a los masculinos.
- Jornadas laborales extensas (12-14 horas diarias, 6 días a la semana).
- Despidos por protestas y falta de protección social.
El Movimiento Feminista
El incipiente movimiento feminista se centraba en el derecho al voto. En España, figuras como Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán destacaron en este contexto. El papel de la mujer seguía subordinado al hombre, sin derechos jurídicos ni políticos. La educación femenina de la clase alta se limitaba a una base cultural para la vida social, tareas domésticas y crianza de los hijos. Las obreras y campesinas, en cambio, constituían una importante fuerza de trabajo.
La Política Exterior y la Pérdida del Imperio Colonial
El régimen canovista priorizó las cuestiones internas, adoptando una “política del recogimiento” basada en la supuesta decadencia de España frente a las potencias germanas y anglosajonas. Esta postura coincidió con la expansión imperialista de las grandes potencias.
África y Micronesia
España buscaba mantener sus territorios de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y, como máximo, intervenir en el norte de África, cuyos derechos le fueron reconocidos en la Conferencia Internacional de Madrid sobre Marruecos en 1880. En Micronesia, España chocó con la expansión británica y alemana. El conflicto de las Carolinas en 1885, resuelto por el Papa León XIII, otorgó la soberanía a España, pero concedió ventajas económicas a Alemania.
Cuba y Filipinas
La Paz de Zanjón (1878) aplazó el problema cubano. La abolición de la esclavitud (1886) y las tardías tentativas de autonomía (1893) no evitaron la rebelión independentista liderada por José Martí, con apoyo de sectores cubanos y de Estados Unidos, que tenía intereses económicos y estratégicos en la isla. La guerra estalló en 1895 (Grito de Baire). Tras la muerte de Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo lideraron la insurrección. La respuesta española, dirigida por militares como Martínez Campos, Valeriano Weyler y Ramón Blanco, envió 220.000 soldados entre 1895 y 1898. La opinión pública española, inicialmente a favor de la guerra, fue perdiendo entusiasmo. La intervención de Estados Unidos, acelerada por la voladura del Maine (1898), fue decisiva. En Filipinas, la insurrección de 1896 fue reprimida por el general Polavieja, culminando con la ejecución de José Rizal. El acuerdo con Emiliano Aguinaldo (1897) fue efímero debido a la entrada de Estados Unidos en el conflicto.
El Tratado de París (1898)
Tras las derrotas de Cavite y Santiago de Cuba, el Tratado de París (1898) impuso las condiciones estadounidenses a España:
- Pérdida de Cuba, ocupada provisionalmente por Estados Unidos.
- Cesión de Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos.
Este tratado marcó el inicio del colonialismo estadounidense y el fin del español en América y el Pacífico. A España solo le quedaron las Marianas, Carolinas y Palaos, vendidas a Alemania en 1899.
Conclusión: La Crisis del 98 y el Regeneracionismo
La pérdida del imperio colonial fue un desastre militar y diplomático, especialmente por la creencia propagada en la superioridad militar española. La derrota no provocó cambios políticos inmediatos, siendo la crisis del 98 más intelectual que política. Surgieron corrientes regeneracionistas que buscaban identificar los problemas de España: analfabetismo, pobreza, caciquismo, fraude electoral, falta de democracia, centralismo, militarismo y la pérdida de las colonias. Este contexto marcó el inicio del reinado de Alfonso XIII (1902-1931), con la lucha por el Protectorado Español de Marruecos, asegurado tras el Desembarco de Alhucemas (1925) durante la dictadura de Primo de Rivera.