Manifiesto de los Persas: La Restauración Absolutista de Fernando VII

Manifiesto de los Persas: contexto histórico y análisis

**Clasificación del documento**

Este texto histórico es de carácter circunstancial, jurídico y político. Se trata de un manifiesto público de fuente primaria, dirigido a Fernando VII. Su autoría es colectiva: 69 diputados absolutistas, representantes de la alta nobleza y parte del clero. Redactado en Madrid el 12 de abril de 1814, se entregó al rey en Valencia el día 14.

**Circunstancias históricas**

El Manifiesto se inscribe en la restauración europea tras la derrota napoleónica, que frenó el impulso liberal. En abril de 1814, Fernando VII, procedente de Francia, recorría la península. En Valencia recibió este documento, que demostraba el apoyo de los sectores absolutistas de las Cortes, al que se sumó el apoyo militar del general Elio para acabar con los liberales. El decreto del 4 de mayo se llevó a cabo sin resistencia.

**Análisis del Manifiesto**

Este documento pertenece al reinado de Fernando VII tras su regreso a España en 1814. Su contexto histórico abarca todo el reinado. En abril de 1814, el pueblo ansiaba su vuelta. Fernando contactó con dos generales para sondear a los británicos. El 24 de marzo llegó a Gerona y, tras pasar por Zaragoza, llegó a Valencia, donde le esperaban los diputados no liberales de las Cortes de Cádiz. El manifiesto, firmado por 69 diputados, solicitaba la convocatoria de Cortes al modelo antiguo, abogando por reformas políticas que garantizaran la libertad, la propiedad y la seguridad, evitando una monarquía arbitraria mediante leyes emanadas del rey y las Cortes.

El rey contaba con el apoyo del II Ejército. El decreto del 4 de mayo, redactado por Villamil y Lardizábal, se divide en tres partes: una crítica a las actividades de la corte anterior; un plan de reformas centrado en la convocatoria de Cortes; y la declaración de nulidad de la Constitución de 1812.

La restauración absolutista fue un fracaso debido a la mala consejería de Fernando VII, la inestabilidad ministerial y la decepción del pueblo español. Desde el 4 de mayo comenzó el desmantelamiento de las estructuras políticas, sociales y económicas de las Cortes de Cádiz. El sexenio absolutista se caracterizó por la represión contra liberales y afrancesados, intentos de reforma de hacienda y el fortalecimiento de la oposición liberal. La situación económica era deplorable, agravada por la emancipación americana.

La oposición liberal se manifestó a través de varios pronunciamientos fallidos (Espoz y Mina en 1814, Juan Díaz Porlier en 1815, Vicente Richart en 1816, Lacy en 1816 y Vidal en 1819). El pronunciamiento de Riego en la Baja Andalucía, que proclamó la Constitución en Cabezas de San Juan, logró el éxito debido a la falta de energía del gobierno para sofocarlo y a la ola de pronunciamientos en el país. Esto llevó a la restauración de la Constitución de 1812 y al juramento de Fernando VII el 9 de marzo de 1820, marcando el primer triunfo del liberalismo español.

**El Trienio Liberal (1820-1823)**

Tras el sexenio absolutista, comenzó el Trienio Liberal (1820-1823). La Junta Provisional convocó a Cortes. La conducta del rey osciló entre la resistencia y la resignación. El gobierno careció de autoridad, enfrentándose a la oposición eclesiástica por los presupuestos, la precaria situación económica y el temor a una intervención europea. El Trienio se divide en dos etapas: una moderada, que sentó las bases del sistema hacendístico y la política económica; y una exaltada, con alzamientos en Zaragoza, Cádiz y La Coruña, que llevó a un nuevo gabinete presidido por Martínez de la Rosa.

A partir de julio de 1822, el poder de los exaltados decayó, surgiendo una contrarrevolución realista con la participación del rey, el ejército y partidas irregulares. La petición de ayuda de Fernando VII llevó a la intervención militar decretada en el Congreso de Verona (octubre de 1823). Las Cortes decidieron liberar al rey en septiembre de 1823.

**La Década Ominosa (1823-1833)**

La Década Ominosa (1823-1833) se caracterizó por la restauración absolutista y el problema sucesorio. La invasión de los “cien mil hijos de San Luis” restableció el trono a Fernando VII. Tras la firma de la ayuda inglesa (febrero de 1824), se sucedieron gobiernos moderados (Irujo, Ofalia). La Inquisición no se restableció, pero se crearon comisiones militares para el orden público. En 1830 nació Isabel II, y Fernando VII derogó la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción, lo que provocó la Primera Guerra Carlista tras su muerte, un conflicto entre partidarios del nuevo y el viejo régimen.

**Conclusión**

El Manifiesto de los Persas, con sus 143 puntos, influyó en Fernando VII, quien, al comprobar el apoyo del ejército y el pueblo, restauró el absolutismo. El Decreto del 4 de mayo declaró nula la Constitución de 1812, poniendo fin al primer intento de revolución liberal en España.