Oposición Política y Movimientos Sociales Durante la Restauración en España (1874-1902)

La Oposición Política al Régimen de la Restauración (1874-1902)

El liberalismo en España se había forjado en el contexto de la primera guerra carlista, y se caracterizaba por el dominio de la alta burguesía. La confluencia de los particularismos regionales, el espíritu romántico y el renacimiento cultural que los acompañó permitieron la manifestación espontánea de una diversidad regional o nacional que se hizo especialmente evidente en Cataluña y en el País Vasco.

Siempre se ha afirmado que el movimiento regionalista y nacionalista inicialmente fue burgués. La gran burguesía industrial y financiera en la vida política de la Restauración, aunque de distintas regiones, estuvo plenamente vinculada a los intereses de la política oficial y colaboró con su poder económico en hacer o deshacer gobiernos. Colaboraban con el gobierno de Madrid y este devolvía el favor otorgando un proteccionismo especial a sus negocios. Los regionalismos periféricos fueron originariamente manifestaciones de las medianas y pequeñas burguesías, más que de las altas, que intentaban recuperar su identidad nacional a través de la defensa de sus históricas peculiaridades forales frente al unificador Estado liberal.

Regionalismos y Nacionalismos Periféricos

Cataluña

A mediados de siglo surgió un movimiento cultural, la Renaixença, que buscaba la recuperación de la lengua y cultura catalanas. Se implantaron los Juegos Florales en 1859. El iniciador del catalanismo fue Almirall, un ex republicano federal. La Unió Catalanista elaboró las Bases de Manresa, el primer programa de catalanismo, escrito por Enric Prat de la Riba, que representaba al catalanismo conservador, católico y burgués. En 1901 nació el primer gran partido político catalán y conservador, la Lliga Regionalista, dirigido por Prat de la Riba y Francesc Cambó, que aspiraba a la autonomía de Cataluña para potenciar su modernización.

País Vasco

Sabino Arana en 1895 fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Arana defendía la raza vasca, la lengua, el integrismo católico y los fueros tradicionales, abolidos en 1876; reclamaba la recuperación de la independencia de la Nación Vasca. Su lema era Dios y ley vieja. Idealizó el medio rural del País Vasco y rechazó la industrialización porque creía que los inmigrantes no vascos degeneraban la raza vasca a causa del mestizaje. El PNV osciló entre el independentismo radical y una tendencia más moderada que buscaba la autonomía del País Vasco dentro de España, consiguiendo votos entre las clases medias.

Galicia

El regionalismo fue más tardío y emergió como reacción contra el atraso secular de Galicia. Se inició con el Rexurdimento, movimiento cultural de intelectuales que defendían la lengua y la cultura gallegas, como Manuel Murguía, de tendencia liberal-democrática, y Alfredo Brañas, tradicionalista.

Otras Regiones

En Andalucía hubo un primer intento de regionalismo con Blas Infante, que tardaría mucho tiempo en consolidarse. Lo mismo ocurrió en Valencia, Aragón y en Baleares.

Opositores al Sistema Canovista

Los opositores al sistema canovista fueron minoría. Fuera del sistema quedaron los partidos antidinásticos:

  1. Los carlistas, que no aceptaban la dinastía borbónica y habían sido derrotados en la 3ª guerra carlista en 1876, se escindieron en 1888; los de la Unión Católica, fundada por Pidal y Mon, se integraron en el partido conservador, mientras los integristas de Nocedal formaban el Partido Tradicionalista.
  2. El republicanismo perdió el apoyo de las clases medias. Tras la vuelta a la legalidad en 1881, gracias al gobierno liberal de Sagasta que autorizó la libertad de asociación, se fragmentó en facciones:
    • Castelar fundó el Partido Posibilista y aceptó la Restauración pero con sufragio universal; tras 1890 se integró en el partido Liberal.
    • Salmerón dirigió a los republicanos unitarios.
    • Pi y Margall lideró la opción mayoritaria, el federalismo, defendiendo el reformismo social.
    • Ruiz Zorrilla agrupó a los radicales en el Partido Progresista, organizando desde el exilio pronunciamientos fracasados.

El Movimiento Obrero

El movimiento obrero se opuso también al sistema canovista. Con la progresiva industrialización y la consolidación del capitalismo experimentó un desarrollo, pero conservando sus malas condiciones de vida y trabajo. Estaba dividido en dos tendencias rivales: el anarquismo y el socialismo. Su ruptura se produjo a raíz del Congreso de Zaragoza de 1872, debido a la discrepancia entre Marx y Bakunin. Esta división fue causa de su debilidad.

El Anarquismo

El anarquismo estaba muy implantado en Andalucía y Cataluña; se había debilitado debido a sus disensiones internas y a la persecución del gobierno a causa del asunto de la Mano Negra, en 1883. A partir de 1881 creció mucho, organizado en la nueva Federación de Trabajadores de la Región Española. Algunas organizaciones anarquistas llevaban a cabo acciones terroristas o propaganda por el hecho. En 1911 se creó el sindicato anarquista, la CNT.

Mano Negra

Era una especie de sociedad secreta, a la que se suponía que pertenecían varios cientos de personas procesadas en Andalucía en febrero de 1883, acusadas de cometer crímenes contra la propiedad y vidas de terratenientes.

La Corriente Socialista

La corriente socialista se desarrolló en torno a un partido marxista, el PSOE, fundado en Madrid en 1879 por Pablo Iglesias y un pequeño grupo de tipógrafos e intelectuales. En 1888 fundó su propio sindicato, la UGT. El periódico oficial del partido era El Socialista. Esta tendencia arraigó en Madrid, Extremadura, Castilla la Nueva y de ahí se extendió a los núcleos mineros e industriales de Asturias, Vizcaya y Cataluña.