Orígenes y Evolución del Movimiento Obrero: Siglos XVIII-XX

Orígenes del Movimiento Obrero (Finales del Siglo XVIII a Mitad del Siglo XIX)

Inglaterra

Con la desaparición de los gremios en el siglo XVIII, la progresiva proletarización de los trabajadores fue un hecho que condujo al asociacionismo. Los trabajadores protagonizaron acciones de protesta, como la huelga, que provocaron su prohibición mediante las Combination Acts (1799-1800) en Inglaterra. Las asociaciones debieron enmascarar sus intereses, pero no sus demandas.

Durante el primer tercio del siglo XIX, los obreros atacaron a las máquinas, movimiento conocido como Ludismo, ya que estas provocaban paro y descenso de los salarios. Los dirigentes de este movimiento fueron ejecutados por el gobierno.

A partir de 1830, surgen las Trade Unions (sindicatos por oficios), que reclamaban la reducción de la jornada laboral, el aumento de salarios y el derecho de asociación mediante la lucha reivindicativa. Los patronos llegaron a negar el trabajo a los sindicalistas, que fueron perseguidos por el gobierno.

En 1836, surge el Cartismo. Los obreros dirigieron una Carta al Parlamento en la que solicitaban el acceso a la política, el sufragio universal y un sueldo para los diputados. Este movimiento perduró hasta 1848 y, aunque no consiguieron todos sus objetivos, obtuvieron la reducción de la jornada laboral, primero a 12 horas y después a 10.

El Socialismo Utópico

Lo constituyen un grupo de pensadores que condenan la sociedad industrial por provocar la miseria del proletariado y elaboran proyectos ideales de igualdad social.

Entre sus componentes destacaremos a:

  • Robert Owen: Empresario que defendió la creación de cooperativas en las que la colaboración de todos sus miembros provocara su riqueza y condujera a la propia desaparición del Estado.

Francia

  • Charles Fourier: Defendió la creación de falansterios, agrupaciones comunitarias colectivas que compartían una vida en común, repartiendo el trabajo entre todos.
  • Louis Blanc: Partidario del sufragio universal y la creación de talleres nacionales, cooperativas dirigidas por el Estado, que suplantarían a la burguesía.

El Socialismo Científico o Marxismo

Corriente de pensamiento encabezada por Karl Marx y Friedrich Engels, quienes expusieron su teoría en El Manifiesto Comunista. El marxismo se basa en:

  • La lucha de clases: Enfrentamiento entre opresores y oprimidos, que actúa como motor de la historia, dividida en esclavismo, feudalismo y capitalismo.
  • La crítica del presente: La explotación del obrero mediante la plusvalía, que incrementa la productividad, provoca periódicas crisis de sobreproducción y concentración del capital en pocas manos, lo que provocará una crisis final insuperable.
  • La sociedad comunista: Tras la etapa transitoria, en la que se establecerá la dictadura del proletariado, desaparecerá la sociedad sin clases, llegando a una sociedad igualitaria.

El Anarquismo

Iniciado por Pierre Joseph Proudhon, quien rechaza:

  • El Estado como institución, que debe ser sustituido por una federación de asociaciones independientes creadas a partir de créditos gratuitos.
  • La lucha colectiva como medio para conseguir la libertad del individuo.

La Primera Internacional

Durante la segunda mitad del siglo XIX, aparecieron diferentes partidos y sindicatos obreros, sobre todo en Inglaterra y Francia, frente a la burguesía dominante en el poder, que ofrecía mejoras políticas y económicas, pero no sociales. Por ello, y desde 1864, tras su conexión, crearon la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores), la Primera Internacional, en Londres. Marx fue el encargado de su organización, redactando el discurso inaugural y sus estatutos, basados en dos principios fundamentales:

  • La emancipación de la clase obrera por los mismos trabajadores.
  • La conquista del poder del Estado por medio de la huelga.

Mediante diversos congresos (Ginebra, Lausana, Bruselas), fueron adoptando soluciones que unían todas las reivindicaciones obreras nacidas en los países que se estaban industrializando (jornada laboral de 8 horas, supresión del trabajo infantil, socialización de los medios de producción, etc.).

Sin embargo, el enfrentamiento entre las diferentes posturas anarquistas y socialistas debilitó sus decisiones. La Comuna de París (1871), proclamación de una república democrática y social encabezada por obreros y ciudadanos, no representó una ideología definida y, cuando el ejército la reprimió sangrientamente, se acusó a la Internacional de ser su promotora, prohibiéndose sus sindicatos obreros.

Por todo lo ocurrido, los partidos obreros tuvieron que tomar medidas de ámbito nacional (ratificado por las Conferencias de Londres y La Haya), lo que fue rechazado por los bakuninistas, que fueron expulsados de la Asociación y crearon su propia Internacional Antiautoritaria. Aunque la AIT se trasladó a Nueva York, desapareció en 1876 dada su poca efectividad.

Desarrollo del Movimiento Obrero

La formación de partidos y sindicatos crecería rápidamente durante la Segunda Revolución Industrial (1870-1914). Destacando por países:

  • Gran Bretaña: Las Trade Unions (sindicatos por oficios) se desvincularon de la AIT por temor a la lucha revolucionaria, emprendiendo reivindicaciones meramente laborales, dando lugar tardíamente (1900) a la formación del Partido Laborista.
  • Alemania: Creación del Partido Socialdemócrata en 1875, de inspiración marxista, que difundía la democratización de la sociedad, el Estado del Bienestar y la regulación del mercado laboral.
  • Francia: Creación tardía del Partido Socialista Francés (1905), dada la diversidad de opiniones —Guesde y J. Jaurès— y la dura represión tras la Comuna.

Sin embargo, aunque el socialismo impulsó en Europa la creación de sindicatos nacionales fuertemente centralizados, que establecieron pactos con los empresarios, dejando la lucha política a los partidos, pronto surgió el debate entre el carácter revolucionario o reformista del partido socialista, especialmente en el SPD alemán. Este actuaba en la política parlamentaria mediante acuerdos con los partidos burgueses, dada la amplia base popular de partidos afiliados, que incluía a las clases medias. Como consecuencia, se escindió en dos ramas:

  • Revisionismo de Bernstein: Abandona el marxismo, convencido de que la democracia parlamentaria conduciría a la redistribución de la riqueza y a la toma del poder de forma pacífica, desapareciendo de sus planteamientos la lucha de clases y la revolución.
  • Kautsky: Sin renunciar a la revolución, intenta el reformismo. Rosa Luxemburgo abogaba por el marxismo revolucionario, al que se unirían Lenin y Guesde, influyendo sobre el PSOE español.

Por su parte, el anarquismo también sufrió una escisión:

  • El anarcocomunismo de Kropotkin (Rusia): Defendió la lucha directa e individual con atentados directos.
  • El anarcosindicalismo: Defendía, en primer lugar, la lucha sindical para conseguir mejoras laborales, sin renunciar a la sociedad comunista. Apoyándose en la huelga general (de gran influencia en España la CNT, Confederación Nacional del Trabajo).

La Segunda Internacional

Fundada en París en 1889 por iniciativa de los partidos socialistas marxistas nacionales autónomos, no centralizada y con decisiones puntuales. A través de sus congresos, reclamó leyes para la protección de sus trabajadores y condenó la guerra, al igual que el colonialismo, fruto del capitalismo.

Tuvo una gran influencia internacional, fijando el 1 de mayo como el Día del Trabajador y reivindicó la jornada laboral de 8 horas.

Pero, al surgir en su seno el revisionismo, se le condenó, reafirmando la lucha de clases y que solo en situaciones límite se pactaría con el gobierno burgués, lo que provocó que se resquebrajase la Internacional. Ante el estallido de la Primera Guerra Mundial, entraría en declive hasta su extinción en 1916, pues la mayoría de los partidos socialistas, influidos por el nacionalismo dominante, abandonaron sus postulados pacifistas. Incluso algunos revolucionarios, como Rosa Luxemburgo y Lenin, pretendieron la conversión de la guerra en una revolución proletaria.

Lenin pudo llevar a la práctica sus tesis revolucionarias con el triunfo de su partido, el bolchevique, rompiendo definitivamente la unidad del Partido Socialista y organizando una nueva Internacional, que se declaró como la verdadera representante de los trabajadores.