Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo y la oposición a la dictadura

11.2. Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo

Transformaciones sociales: causas y evolución. Transformaciones económicas: de la autarquía al desarrollismo. Tras la Guerra Civil, el Franquismo adoptó una política económica autárquica, intervencionista y de aislamiento y autosuficiencia con respecto al mercado exterior. Como consecuencia, en los años ’40, se produjo un estancamiento económico, escasez, hambre, inflación y el racionamiento de productos básicos, en unas cartillas que duraron hasta 1952. La actividad industrial también se estancó, aunque intentará dinamizarse desde 1941 con la creación del INI. El ocaso de esta política autárquica comienza a partir de 1951 con el fin del bloqueo diplomático y la entrada de los tecnócratas del Opus Dei. Encabezados por López Rodó, diseñaron el ya citado Plan de Estabilización (1959), el paso definitivo hacia una política liberalizadora, más moderna y defensora del crecimiento sostenido. La reforma agraria y, sobre todo, la industrial fueron claves y desde los ’60 se empiezan a recuperar los niveles previos a la Guerra Civil. Además, comienza el despegue del terciario, que se concretó mediante Planes de Desarrollo entre 1962-76. No obstante, este crecimiento no estuvo exento de deficiencias: la creciente dependencia económica exterior, los grandes desequilibrios regionales por la concentración industrial en determinados polos, el control de la economía por la banca privada y la concentración del poder económico. Dos millones de españoles tuvieron que emigrar por motivos laborales como la RFA, Francia, Suiza entre los ’60 y ’70.

Transformaciones sociales, valores y cultura

Aunque todavía hacia 1940 más del 50% de la población activa española estaba empleada en la agricultura, el primario fue descendiendo, el industrial pasó a ser el predominante e inició su despegue el terciario. Fueron sobre todo los trabajadores del sector industrial y minero los que participaron en la oposición al Régimen. Demográficamente, aunque la población pasó de 25 a 35 millones, la posguerra, el exilio y la posterior emigración por motivos laborales. La mortalidad pasa de un 17% en 1939 a un 8% en 1975. La natalidad descendió e incluso se incrementó en 1956-67, el ‘baby-boom’. Duplicación del nivel de urbanización y las progresivas migraciones internas a partir de los ’50 con destinos periféricos o hacia la capital, que pasa de un 1 millón en 1936 a casi 3,5 en 1975. En cuanto a valores, los años 40 y ’50 se distinguieron por una rígida jerarquización en la que predominaban los valores tradicionales y la moral católica difundidos por la Iglesia a través de la educación y la censura. En el ámbito educativo fueron depurados los docentes de izquierdas y liberales y la enseñanza privada religiosa monopolizó el sector. En líneas generales, una moral escrupulosa, una obediencia ciega a cualquier superior y una estricta división sexual de las funciones que implicaba una absoluta supeditación de la mujer respecto al hombre. Éste se ocupaba del trabajo y de la guerra, mientras que las mujeres al cuidado del hogar y de la prole, en tanto en cuanto su valía estaba en función de su condición de esposa y madre. Por lo que se refiere a la cultura, la censura impidió el debate intelectual y científico, dificultando una creación artística. El Régimen contó con sus propios diarios, su censura sobre el cine fue usado como propaganda del régimen. Pese a todo, surgieron nombres importantes como Cela, García Berlanga… A pesar de los muchos intelectuales exiliados y de la censura, algunos califican el Franquismo como un auténtico páramo cultural. Hasta los años ’50, reinó un cierto vacío solo compensado por algunas manifestaciones de tradición liberal, la generación del 98 y la figura de Ortega y Gasset. En los años del Desarrollismo, la expansión económica, el turismo y el estado del bienestar empiezan a ser incompatibles con los valores tradicionales y la moral católica franquista. Una auténtica cultura de la oposición en el seno del Franquismo. Especialmente haciendo denuncia de la realidad y crítica social y política como Fernando Fernán Gómez. Desde finales de los ’60, se consintió una mayor libertad de expresión. Para los ’70, emergieron los novísimos. Finalmente, en materia educativa sale a la luz la Ley General de Educación (1970), la escolarización obligatoria hasta los catorce años (EGB) y el nacimiento del Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) y el Curso de Orientación Universitaria (COU).

11.3. La oposición a la dictadura: principales grupos y evolución en el tiempo

La crisis del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco. La oposición a la dictadura. Durante el primer Franquismo fue bastante escasa por dos razones: la desunión de los distintos grupos opositores y el aparato represivo del franquismo, que recurrió a juicios, encarcelamientos y ejecuciones respaldados por la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que afectaba a los que hubiesen desempeñado algún cargo en la II República, La Ley para la Seguridad del Estado (1941), etc. A pesar de todo, hubo resistencia al nuevo régimen que se concretó en:

  • Grupos republicanos en el exilio, desunidos, intentaron crear una institución común: la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (1944), que no supo aprovechar la coyuntura internacional favorable al antifranquismo que se generaliza tras la II GM.
  • La presión de Don Juan de Borbón a través del Manifiesto de Lausana (1945), que reivindicó una transición hacia la monarquía constitucional.
  • Los maquis, guerrilla refugiada en los montes con ideología eminentemente comunista, empezará a decaer a partir de 1952.

A partir de los ’50 percibimos la reconstrucción de una auténtica oposición en España que tendrá tres manifestaciones: las huelgas, las protestas estudiantiles y el terrorismo de ETA. A partir de la década de los ’60, la oposición política y social se incrementó y empleó nuevas formas de lucha. Esta oposición tendrá las siguientes manifestaciones:

  • Protestas obreras, a través de sindicatos no reconocidos por el Régimen. Especialmente Comisiones Obreras, surgido dentro de la propia organización sindical del Franquismo. Las huelgas obreras pasaron a ser habituales a partir de 1967, especialmente en Asturias, Barcelona y Madrid.
  • Protestas estudiantiles, generalizadas entre 1965-69 y que llevaron al Gobierno a declarar el Estado de excepción. Los estudiantes empezaron a contar con el apoyo de profesores como Tierno Galván, expulsados por oponerse al Régimen.
  • Movimientos vecinales y ciudadanos, en barriadas obreras de grandes urbes como Madrid y Barcelona. Reivindican infraestructuras básicas (luz, agua…) pero derivaron en la protesta política exigiendo democracia y cambio.
  • El tradicional respaldo de la Iglesia comenzó a verse amenazado a partir del Concilio Vaticano II. Sacerdotes vascos y catalanes condenaron el Franquismo e incluso el propio arzobispo de Madrid.
  • Oposición política, liderada por el PCE, dirigido por Carrillo, muy cercano a los movimientos estudiantiles, vecinales y sindicales. La estrategia del PCE era favorecer el ‘eurocomunismo’, movimiento revisionista del comunismo occidental que se oponía a las directrices soviéticas. El papel del PSOE fue mucho más determinante en la Transición que en la Oposición. Sí podemos destacar su renovación a partir del Congreso de Suresnes (1974), que llevó a Felipe González a la dirección. Cabe mencionar la reivindicación de la democracia en Munich por diversos miembros de la oposición al hilo de la solicitud de ingreso de España en la CEE. Progresiva revitalización de los partidos nacionalistas, nuevos partidos de extrema izquierda de la juventud más radical y formaciones minoritarias.
  • Terrorismo político, fundamentalmente de ETA, movimiento revolucionario nacido en 1959 por jóvenes nacionalistas vascos descontentos con el PNV. Cometió su primer atentado en 1968 y su carácter revolucionario perdió este rasgo cuando sus matanzas siguieron golpeando España en Democracia. En 1975 surgirán otras de extrema izquierda como el FRAP y los GRAPO. El Régimen no permanecerá impasible, multitud de sentencias represivas decretadas. Destacaron el fusilamiento del comunista Julián Grimau, el proceso de Burgos instruido contra ETA, la ejecución del anarquista Salvador Puig y las cinco ejecuciones de acusados de terrorismo en septiembre de 1975.

La crisis del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco. En política interior, tras el asesinato de Carrero, Franco nombró Presidente a Arias Navarro. López Rodó y los tecnócratas fueron apartados y el nuevo Gobierno pasaría a estar compuesto por ministros falangistas que fueron incapaces de conciliar unos propósitos aperturistas teóricos (el espíritu del 12 de febrero) con una represión práctica que decepcionó tanto a los más conservadores como a los aperturistas. El 20 de noviembre de 1975 murió el Dictador, dejando tras de sí un Estado en crisis. En política exterior, el Régimen comenzó a quedarse aislado internacionalmente. El fin de las Dictaduras en Portugal y Grecia en 1974, que dejaban a España como la única Dictadura Occidental. Con Franco ya muy enfermo, el rey marroquí Hassan II anunció en octubre de 1975 una ‘marcha verde’ en la que invitaba a marroquíes a invadir el Sahara español. España finalmente abandonó la colonia, cediéndola a Marruecos y Mauritania. En 1979 Mauritania renunció a su parte, pero no Marruecos, que se enfrentó a la armada saharaui (Frente Polisario), desoyendo las resoluciones de la ONU a favor de la autonomía saharaui.