Política Española del Siglo XIX: Cánovas, Sagasta, Republicanismo y Restauración

Comparativa entre Cánovas y Sagasta (1874-1898)

Durante la Restauración Borbónica en España (1874-1898), los gobiernos de Antonio Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta representaron dos caras del mismo sistema político, basado en la monarquía constitucional y el turnismo pacífico. Ambos compartían el objetivo de mantener la estabilidad y la autoridad del poder, alternándose entre el Partido Conservador y el Partido Liberal. No obstante, se diferenciaban en aspectos clave como el autoritarismo y la concepción de la libertad.

El Modelo de Cánovas: Autoritarismo y Orden

El sistema político bajo Cánovas se caracterizó por una monarquía constitucional de carácter doctrinario, donde la soberanía era compartida entre el rey y las Cortes. Su modelo de gobierno se basaba en un control estricto del sufragio, el caciquismo y la manipulación electoral. Esto aseguraba que la derecha monárquica conservase el poder y mantuviera el orden social, limitando la participación política real.

El Modelo de Sagasta: Liberalismo Progresista Controlado

Sagasta, como representante del liberalismo, adoptó posturas más progresistas dentro del mismo sistema. Su gobierno fomentó el desarrollo de ciertos derechos y libertades, incluyendo la ampliación del sufragio (aunque con limitaciones) y una mayor, aunque limitada, participación de la ciudadanía en la vida política. Sin embargo, la corrupción electoral seguía siendo un pilar fundamental del sistema, perpetuando el control de las élites.

Convergencias y Divergencias

  • Religión: Ambos regímenes coincidieron en mantener el papel de la Iglesia católica en la educación y la sociedad. Sagasta introdujo reformas que permitieron una mayor libertad de culto, pero sin romper completamente con el modelo confesional.
  • Economía: Cánovas aplicó una política proteccionista para fortalecer la industria y la ganadería española. Sagasta, en cambio, apostó por una modernización económica que favoreciera la adaptación de España a los cambios del siglo XIX, aunque sin alterar sustancialmente la estructura de poder económico.
  • Ámbito Social: El gobierno de Cánovas reprimió los movimientos obreros y anarquistas para mantener el orden. Sagasta adoptó una postura más abierta a las demandas sociales, legalizando asociaciones obreras y permitiendo una mayor, aunque controlada, expresión popular.

Conclusión: Estabilidad con Deficiencias Democráticas

El turnismo entre Cánovas y Sagasta permitió mantener la estabilidad política en España durante la Restauración, aunque con graves deficiencias democráticas. Mientras Cánovas representó un gobierno más autoritario y conservador, Sagasta introdujo reformas más aperturistas, siempre dentro de los límites del sistema. Ambos gobiernos enfrentaron importantes retos, como la corrupción electoral y los conflictos sociales, dejando un legado que influiría en el futuro político del país.

Liberales, Demócratas y Progresistas: Diferencias Ideológicas en el Siglo XIX

Durante el siglo XIX, España experimentó una serie de transformaciones políticas que dieron lugar a distintas corrientes ideológicas. Entre ellas destacaron el liberalismo progresista y el conservadurismo moderado. Ambos compartían la defensa de la monarquía constitucional, pero se diferenciaban en aspectos clave como el sufragio, los derechos individuales y la organización del Estado.

Progresistas vs. Moderados

  • Sufragio y Participación Política: Los progresistas defendían una monarquía constitucional con mayor participación política y un sistema electoral más inclusivo. Buscaban ampliar el sufragio y fomentar la intervención del Estado en la economía para equilibrar las desigualdades sociales. Los moderados, por su parte, apostaban por una monarquía fuerte y centralista, con un sistema de representación restringido y un mayor control sobre el electorado.
  • Separación de Poderes: Los progresistas promovían una división real entre el poder ejecutivo, legislativo y judicial. Los moderados defendían la influencia del monarca en las decisiones del gobierno, limitando la independencia de los otros poderes.
  • Derechos y Libertades: Los progresistas defendían la libertad de prensa, reunión y asociación, promoviendo una sociedad más participativa. En el ámbito religioso, abogaban por una mayor tolerancia y por la reducción de la influencia de la Iglesia en el Estado. Los moderados mantenían una fuerte alianza con el catolicismo y restringían las libertades individuales en favor del orden.
  • Economía: Los progresistas favorecían la libre competencia y el desarrollo de una burguesía emprendedora. Los moderados apostaban por el proteccionismo y la regulación del mercado para mantener el control de la aristocracia y las élites tradicionales.

Conclusión: La Lucha por la Democracia

El progreso democrático en España durante el siglo XIX estuvo marcado por la pugna entre progresistas y moderados. Aunque los progresistas lograron avances en derechos y participación política, el sistema político seguía estando dominado por las élites y el caciquismo. La lucha por la modernización del país y la democratización de las instituciones continuaría siendo un reto en el siglo XX.

Amadeo I y la Primera República: Dos Intentos Fallidos de Modernización

La monarquía de Amadeo I y la Primera República fueron dos intentos de instaurar un nuevo modelo político en España tras la caída de Isabel II (Sexenio Democrático). Ambos fracasaron, evidenciando las profundas divisiones y la inestabilidad del país.

El Reinado de Amadeo I (1871-1873): Inestabilidad y Oposición

Amadeo I asumió el trono en un contexto de fuerte inestabilidad, con la oposición de amplios sectores de la sociedad: la aristocracia, el clero, los militares y los republicanos. Su reinado estuvo marcado por constantes crisis gubernamentales, la falta de apoyo político y el descontento popular, lo que llevó a su abdicación en 1873.

La Primera República (1873-1874): División y Colapso

Tras la renuncia de Amadeo, se proclamó la Primera República, un régimen que buscaba establecer una estructura federal y democrática. Sin embargo, los republicanos estaban profundamente divididos entre centralistas y federalistas, lo que debilitó su capacidad de gobernar. Se enfrentaron a revueltas cantonales, una grave crisis económica y conflictos con el movimiento obrero. La falta de estabilidad política llevó a una sucesión rápida de presidentes, profundizando la debilidad del sistema republicano.

Fracasos Económicos y Sociales

Ni la monarquía de Amadeo I ni la Primera República lograron implementar reformas estructurales que fortalecieran la economía. La inestabilidad política y la falta de consenso impidieron avances significativos. A nivel social, ambos intentaron responder a las crecientes demandas de cambio, pero la resistencia de los sectores conservadores y la falta de un liderazgo fuerte frustraron cualquier progreso sustancial.

Conclusión: El Camino a la Restauración

La Primera República colapsó en 1874 con el golpe de Estado del general Pavía, que disolvió las Cortes y allanó el camino para la Restauración Borbónica con Alfonso XII. Tanto la monarquía de Amadeo I como la Primera República fracasaron debido a la inestabilidad política y la falta de consenso. Estos intentos fallidos reflejan la dificultad de instaurar un sistema democrático en una España dividida. El colapso de la República dejó en evidencia la fragilidad del sistema y preparó el terreno para el regreso de la monarquía.

El Manifiesto de Sandhurst (1874): La Restauración Monárquica

El Manifiesto de Sandhurst, firmado por Alfonso XII en 1874, fue una declaración política clave que *justificó* la Restauración de la monarquía en España tras el fracaso de la Primera República. En este documento, el futuro monarca se presentaba como un rey constitucional, comprometido con el respeto a las instituciones y con el objetivo de devolver la estabilidad al país. Afirmaba que su reinado se basaría en la colaboración con las Cortes, apelando a un modelo parlamentario.

Contexto Histórico: Crisis y Agotamiento

El manifiesto se publicó en un contexto de profunda crisis política y social. España había atravesado un periodo de gran inestabilidad (Sexenio Democrático), con divisiones internas, levantamientos cantonales y un gobierno republicano frágil. El miedo a una revolución social y la falta de un modelo republicano consensuado crearon un ambiente favorable para el retorno de la monarquía.

Estrategia de Cánovas del Castillo

El manifiesto formaba parte del plan diseñado por Antonio Cánovas del Castillo para restaurar la monarquía borbónica. Cánovas trabajó para construir la imagen de Alfonso XII como un monarca moderado, que garantizaría orden y estabilidad sin renunciar a los principios liberales. El Manifiesto de Sandhurst servía para legitimar la monarquía ante una sociedad cansada de la inestabilidad.

El Sistema de la Restauración: Bipartidismo y Turnismo

El sistema de la Restauración se basó en un bipartidismo oligárquico y en la alternancia pacífica en el poder entre conservadores y liberales (turnismo). Este modelo, diseñado para evitar pronunciamientos militares y asegurar la estabilidad, respondía a la promesa de Alfonso XII de gobernar con las Cortes. Sin embargo, en la práctica, este sistema se sustentó en el fraude electoral y en el control caciquil, limitando la auténtica participación democrática.

Conclusión: Estabilidad a Costa de la Democracia

El Manifiesto de Sandhurst fue un elemento clave en la estrategia de Restauración monárquica. A través de un discurso conciliador y constitucionalista, Alfonso XII se presentaba como la solución a la crisis. Sin embargo, aunque el manifiesto hablaba de restaurar las “libres instituciones”, la realidad de la Restauración estuvo marcada por un modelo político oligárquico, donde la alternancia en el poder estaba pactada y el sistema electoral era manipulado. Aunque permitió una estabilidad política prolongada, también perpetuó la corrupción y el caciquismo.

El Caciquismo: Corrupción y Control Político en la Restauración

El artículo publicado en El Imparcial el 18 de octubre de 1883 es una crítica contundente al caciquismo, una de las grandes corrupciones del sistema político de la Restauración. Denuncia cómo el cacique ejercía un poder absoluto sobre su comunidad, controlando la administración local, la justicia y los procesos electorales.

Mecanismos del Caciquismo

El caciquismo era un sistema de control político local en el que los caciques manipulaban las elecciones para garantizar la victoria del partido en el gobierno, asegurando la alternancia pactada entre conservadores y liberales. Utilizaban:

  • Fraude electoral.
  • Manipulación del censo.
  • Coacción sobre los votantes.
  • Favores, amenazas y represalias.

Los electores dependían del cacique para obtener empleos, beneficios o protección. Se alteraban censos electorales, se compraban votos y se ejercía presión sobre los votantes.

Caciquismo vs. Absolutismo

El artículo denuncia que este sistema era peor que el absolutismo, ya que no dependía de un solo monarca, sino de una red de caciques locales que ejercían un poder arbitrario y sin control. La política se convertía en un mecanismo de corrupción estructural.

Denuncias y Consecuencias

El caciquismo fue una pieza clave del sistema de la Restauración. Fue denunciado por intelectuales regeneracionistas, como Joaquín Costa. A pesar de las críticas, el caciquismo siguió siendo un elemento central de la política española hasta la dictadura de Primo de Rivera (1923). Sin embargo, el sistema clientelar no desapareció completamente y siguió influyendo en la política española en décadas posteriores.