Proclamación de la Segunda República y la Constitución de 1931: El Bienio Reformista

La Proclamación de la Segunda República y la Constitución de 1931

El Contexto Político y las Elecciones de 1931

La dimisión de Miguel Primo de Rivera dio paso a un gobierno provisional liderado primero por Berenguer y luego por Aznar. En las elecciones municipales de 1931, la victoria moral de los republicanos, que fueron superiores en cuarenta y una capitales de provincia y otras grandes poblaciones, animó al Comité Revolucionario a exigir la entrega del poder. El rey Alfonso XIII abandonó España y se proclamó la Segunda República.

El Gobierno Provisional y los Primeros Desafíos

El Comité Revolucionario, transformado en gobierno provisional, fue presidido por Niceto Alcalá Zamora, con ministerios de distintas fuerzas de centro e izquierda. Pronto surgieron dos problemas principales:

  • La proclamación de la República catalana independiente por parte de Esquerra Republicana de Cataluña, el mismo día del inicio de la República. Este conflicto se resolvió mediante una delegación enviada a Barcelona que prometió la autonomía de Cataluña.
  • La inoportuna pastoral del cardenal Segura elogiando la monarquía, ignorando al nuncio que pedía acatamiento. Este incidente terminó con la expulsión del cardenal Segura de España.

Las Elecciones a Cortes y la Composición del Parlamento

La actuación hacia el ejército se dirigió a rehacer su cúpula, reducir su número y posibilitar a los oficiales que lo desearan pasar a la reserva. Las elecciones a Cortes se celebraron en junio con la abstención de los anarquistas, obteniendo un abultado triunfo la alianza republicano-socialista. La Cámara, compuesta de 470 diputados, presentó una mayoría del PSOE, con más de 110 diputados, seguido de Lerroux y sus radicales con algo más de 90. La formación Acción Republicana consiguió una treintena de representantes. Las derechas concurrieron desorganizadas y con escasos votos sus partidos agrarios, monárquicos y derecha republicana.

La Constitución de 1931: Principios y Características

Elaboración y Principios Ideológicos

El anteproyecto de la Constitución de 1931 fue elaborado por una comisión parlamentaria proporcional a la representación en las Cortes. El proyecto tuvo en cuenta las constituciones vigentes en México, Austria y Alemania, así como los principios ideológicos de los partidos vencedores.

En el artículo primero se declaraba que España era una “República de trabajadores de toda clase”, un recuerdo al marxismo pujante que distaba de las formulaciones constitucionales decimonónicas, en las que se hacía hincapié en la capacidad y en la propiedad.

División de Poderes y Sufragio Universal

Existía una división de poderes, donde el poder ejecutivo estaba constituido por el Presidente de la República, que poseía poderes muy amplios, como disolver las Cortes o nombrar y cesar al Jefe de Gobierno. La Constitución establecía unas Cortes unicamerales, porque el Senado era considerado un recuerdo del pasado. El texto aportó la importante extensión del derecho a voto a las mujeres, para alcanzar un sufragio verdaderamente universal por primera vez.

Derechos Sociales, Laicismo y Autonomías

La declaración de derechos fue la más amplia hasta entonces, sin limitarse a un simple enunciado, sino que se detenía en las normas concretas para su realización práctica. Recogía los clásicos derechos individuales y añadía los de asociación política y sindical. También indicaba un repertorio de derechos sociales (vacaciones anuales pagadas), de la familia (divorcio, equiparación hijos legítimos e ilegítimos), culturales (derecho a la educación) y económicos. En este apartado económico, se subordinaba el derecho de propiedad privada a los intereses de la economía nacional, abriendo una amplia posibilidad a la nacionalización. El Estado se declaraba laico, con reconocimiento de la libertad de credo y conciencia, pero añadía párrafos que se referían a la disolución de las órdenes religiosas y la nacionalización de sus bienes. Se prohibía a cualquier administración pública aportar presupuesto para el culto religioso y la educación pasaba a ser laica. Respecto al tema regional, daba un tratamiento intermedio entre el federalismo y el Estado unitario. Aunque el artículo primero declaraba a España como un “Estado integral”, quedaba atenuada al conceder estatutos de autonomía política y administrativa a aquellas regiones que lo solicitasen.

Aunque el texto se aprobó unánimemente por los presentes (368 diputados), poseía temas polémicos que aflorarían al no ser una constitución consensuada.

El Bienio Reformista (1931-1933): Principales Reformas

Gobierno de Manuel Azaña y los Cuatro Grandes Temas

Se inició la etapa del bienio reformista (1931-1933) con un gobierno presidido por Manuel Azaña y formado por las fuerzas ganadoras, republicanos y socialistas, y apoyado por los lerrouxistas. Niceto Alcalá Zamora ocupó la presidencia de la República después de aprobarse la Constitución y apoyó la tarea de gobierno que encaró cuatro grandes temas: la situación rural, lo militar, el nacionalismo y la fricción religiosa.

La Reforma Agraria de Largo Caballero

La Reforma Agraria fue impulsada por el ministro de Trabajo, Largo Caballero, mediante la Ley de Bases de la Reforma Agraria (1932), que tuvo una larguísima discusión. Esta ley permitía el reasentamiento de campesinos sin tierra en los latifundios. Pretendía acabar con la concentración de la propiedad a través de expropiaciones, con o sin indemnización, de tierras incultas o arrendadas. La lentitud de su desarrollo estuvo provocada por las pocas disponibilidades económicas para financiar su ejecución, cuyo proceso decepcionó al campesinado y no contentó a los sindicatos agrarios revolucionarios, que querían mayor profundidad. En algunas regiones se ocuparon las tierras con el apoyo de la CNT o de la UGT, lo que provocó el pánico de los propietarios.