Regencias y Reinado de Isabel II: Transición Política y Social en la España del Siglo XIX

Las regencias anteriores a la España Isabelina

La muerte de Fernando VII da paso a las regencias de María Cristina y del general Baldomero Espartero, a quienes sucederá Isabel II. Este periodo es una etapa de transición de una sociedad agraria y rural hacia una sociedad capitalista. Los grupos de poder en España durante ese momento deben hacer frente a la articulación del mercado nacional y la creación de un sistema político que permita la participación de los sectores sociales cada vez más emergentes de la sociedad, los moderados y los progresistas. Estos lucharán por controlar el poder. A los grupos anteriores se oponen los carlistas, que desean mantener un sistema absolutista, al oponerse al acceso al trono de Isabel II en vez de su tío Carlos María Isidro, llevando al país a un conflicto civil, unas veces en guerra abierta y otras en una lucha política latente.

El Carlismo

El hermano del monarca, Carlos de Borbón, no se levanta en armas contra el rey hasta que este muere. Mientras tanto, busca ayuda y apoyos en aquellos sectores sociales que se niegan a los cambios que poco a poco va introduciendo la nueva sociedad, de corte más liberal, en esta época.

Estos apoyos fueron los siguientes:

  1. Campesinos afectados por la venta de bienes comunales.
  2. Obispos, nobles y funcionarios que defienden el anterior sistema.
  3. Masas populares de las zonas rurales que quieren defender las tradiciones forales.

El ejército y buena parte del aparato del estado es fiel a la reina y su hija.

Identidad ideológica del carlismo

La ideología carlista se agrupa en torno a las siguientes ideas:

  1. Posiciones ultracatólicas, lo que le permite obtener el apoyo del clero más intransigente con posturas liberales.
  2. Defensa de la foralidad. Esto enfrenta a los carlistas con una burguesía liberal centralizadora, que aspira a establecer el mercado libre, sin las trabas del Antiguo Régimen.
  3. Monarquía de origen divino. La defensa de esta idea coloca al carlismo en contra de los liberales y el régimen que representan, en cuanto a la limitación de los poderes reales. Sobre todo, la nobleza rural.

Consecuencias de las Guerras Carlistas

Los sucesivos enfrentamientos con los carlistas tienen consecuencias:

  1. Inestabilidad política en todo el país, aunque el carlismo destaca en zonas rurales como Aragón y Cataluña.
  2. Aparición del ejército como protagonista de la vida política.
  3. Movilización de recursos al servicio del conflicto militar, lo que agrava la situación de la hacienda española, que debe tomar medidas excepcionales para superarla, como la ampliación de la Deuda y desamortización de bienes eclesiásticos.

Fases de la guerra carlista

El carlismo no logra atraer a la población de las grandes ciudades, que apoya a los liberales. Reino Unido, que se decanta por los liberales, al igual que Francia. Tampoco las potencias absolutistas como Rusia, Prusia y Austria, aunque simpatizan con los carlistas, no le dan apoyo.

  • Primera fase: Entre 1833 y 1835 se produce un apoyo rápido de las masas de campesinos de los territorios vascos, navarros y catalanes, así como la zona levantina del Maestrazgo, quienes se ven obligados a pagar sus tributos en dinero y no en especie por los gobiernos del Trienio Constitucional. En esta etapa destaca la figura del militar carlista Tomás Zumalacárregui, quien unifica las fuerzas militares del norte, con el apoyo de las diputaciones de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa. Fallece en 1835.
  • Segunda fase: Desde el verano de 1835 hasta el otoño de 1837, se extienden las operaciones militares a todo el territorio español peninsular. Así, el general carlista Miguel Gómez llega a Cádiz, el príncipe Carlos y Ramón Cabrera asedian la capital del estado, pero no pueden ocuparla y se retiran.
  • Tercera fase: A partir de 1837, los años de lucha y el desgaste de los ejércitos carlistas empiezan a producir disensiones en su seno, propiciando el acuerdo con los ejércitos cristinos. Este es alcanzado en el Convenio de Vergara entre el general Espartero, jefe de los ejércitos de María Cristina, y Maroto, jefe de los ejércitos carlistas. Este acuerdo ofrece la posibilidad de retiro a los militares carlistas o su integración en el ejército liberal, hace referencia a la modificación de los fueros y, por último, la concesión de pensiones a las viudas y huérfanos de guerra.

A lo largo del siglo XIX, el carlismo vuelve a brotar en las figuras de los descendientes Carlos María y Carlos Luis de Borbón.

La regencia de María Cristina. El Estatuto Real

La muerte del monarca Fernando VII deja en el trono la regencia de su esposa María Cristina, quien tratará de defender y mantener el derecho al trono de su hija Isabel. Para ello, la reina llevará a cabo lo siguiente:

  1. Apoyarse en los miembros y grupos liberales del ejército, con el fin de garantizarse su apoyo en el conflicto que se avecina.
  2. La continuidad del gobierno de Francisco Cea Bermúdez como primer ministro en 1834 (político ilustrado, que margina del poder a muchos sectores de la opinión pública), lo que resta apoyo a la regente. De ahí que la monarquía deba buscar nuevas alianzas entre los liberales moderados y los capitanes generales del ejército, llegando a un acuerdo constitucional que posibilite luchar contra los carlistas.
  3. Durante su mandato, José Burgos establece una nueva división provincial (49 provincias).

El Estatuto Real

Tras el mandato de Cea Bermúdez, se nombra como primer ministro a Francisco Martínez de la Rosa, quien realiza:

  1. Aísla a los diputados más exaltados y radicales de los liberales.
  2. Desarrolla un programa político para preparar la llegada al trono de Isabel II, proponiendo el Estatuto Real, realizado en 1834.

Este documento es una carta otorgada, copiada de la Chartre francesa y el Código de las Siete Partidas. A través de la que se logra lo siguiente:

  1. Como sistema de representación, unas Cortes formadas por dos cámaras.
  2. Un estamento de próceres o personas destacadas, nombradas por el rey, entre la nobleza española, arzobispos, obispos y personalidades de la administración y el ejército. Solo los ciudadanos con ciertas rentas defienden los intereses políticos y económicos del mismo.
  3. Estamento de procuradores. Enteramente electivo entre los ciudadanos con más de 30 años y con una cierta renta. Las Cortes ejercen la facultad de derecho, si lo pide el rey, y las asignaciones de impuestos.
  4. El monarca cuenta con capacidad de convocar y disolver las Cortes. Además de capacidad legislativa, nombra a los presidentes de los estamentos anteriores y preside el consejo de ministros.

Este Estatuto no es un marco plenamente representativo, pero supone una desvinculación parcial del Antiguo Régimen. Luego, en 1834, se aprueba una ley electoral que permite participar en las elecciones a 1 español por cada 875; una modificación de 1836 lo baja a 1 por cada 213.

Este sistema político fue creado por defensores del Antiguo Régimen y liberales moderados. Como consecuencia del mismo, se dividen los liberales entre moderados o conservadores y progresistas.

Moderados y Progresistas

Ambos grupos tienen su origen en el liberalismo político que surge tras el contacto cultural entre España y Francia, con orígenes en la Ilustración y desarrollado posteriormente tras la ocupación francesa.

Los moderados son los representantes de la oligarquía del liberalismo, defensores de los altos grupos sociales y partidarios del Antiguo Régimen, de defender sus privilegios y su poder político (terratenientes, funcionarios, aristócratas, periodistas y antiguos afrancesados, como Alcalá Galiano). Este grupo se caracteriza por:

  1. Siguen el liberalismo doctrinario.
  2. El poder se basa en la riqueza y la inteligencia.
  3. Siguen doctrinas proteccionistas.
  4. Apoyan la unidad trono y altar.

Los progresistas se sitúan como los defensores de la soberanía nacional y de la limitación del poder de la corona. Son partidarios de mayor autonomía local y crear una Milicia Nacional donde ubicar a sus seguidores. Siguen a los librecambistas y apoyan la desamortización, enfrentándose a la corona y al clero. Anticarlistas, anticlericales, burgueses… Espartero, para llegar al poder, plantea pronunciamientos de los militares descontentos y ampliar el cuerpo electoral para obtener más apoyo.

Los gobiernos de María Cristina

Tras los gobiernos de Martínez de la Rosa, que fracasó en acabar con la guerra carlista, y el Conde Toreno, llega al poder Juan Álvarez Mendizábal. Progresista, convierte a todas las propiedades monásticas en bienes del estado y tratará de venderlos, aboliendo además los diezmos para tratar de solucionar la deuda pública y la crisis económica del Estado, consiguiendo aumentar el apoyo social al régimen liberal y colocar en cargos políticos provinciales a las bases progresistas. Estos causan el distanciamiento entre los progresistas y los liberales moderados.

Su sucesor fue el moderado Francisco Javier de Istúriz, pero ante las noticias sobre la disolución del ejército del Norte, los sargentos de este cuerpo que se encuentran asaltan la residencia veraniega de la reina, obligándole a jurar la Constitución de 1812, hasta que se aprobase otra, instalando en el gobierno al progresista José María Calatrava, quien nombra a Mendizábal ministro de Hacienda, logrando aprobar las: Ley del gobierno municipal, abolición de señoríos, ley de imprenta y la ampliación de la Milicia Nacional al sufragio de elector por cada 48 españoles, preludio de la Constitución de 1837.

La Constitución de 1837

Este documento consolida el régimen liberal en España, aunque cambiará más adelante. Es una nueva Constitución con 77 artículos y dos disposiciones adicionales, caracterizada por lo siguiente:

  1. El sistema de representación: las Cortes son el órgano de representación de la soberanía nacional, contando con una doble cámara: el Senado y el Congreso.
  2. El Congreso de los Diputados es elegido cada tres años de forma directa por varones mayores de 25 años.
  3. El Senado es nombrado por el rey, a través de una triple lista confeccionada por los votantes que eligen a los diputados provinciales. Uno por provincia y con más de cuarenta años.
  4. Ambas cámaras tienen capacidad legislativa, están facultadas para jurar constitucionalmente al monarca, elegir regente y hacer efectiva la responsabilidad de los ministros. El Congreso está por encima del Senado.
  5. El monarca no tiene responsabilidad política, pero sí sus ministros, que responden ante las Cortes. Tiene derecho a veto por una legislatura y capacidad para disolverlas.
  6. La administración local es elegida por los vecinos con capacidad de voto en cada localidad.
  7. Milicia Nacional: para mantener el orden y apoyo al ejército en cada provincia.
  8. Relaciones Iglesia-Estado: aunque se respetará la libertad de culto, se mantendrá la católica.
  9. Derecho a imprimir sin censura previa.

Una vez aprobada en 1837 esta Constitución, se convocan elecciones generales, pero ganan los moderados, y estos conservadores tratan de atacar a las bases de los progresistas, que son los ayuntamientos, en especial, los alcaldes que controlan los censos electorales.

Mientras los progresistas tratan de que se elijan por un sufragio amplio, los moderados cambian las leyes dando facultad a los gobernadores y al gobierno para nombrar este cargo provincial en ciudades con más de 2.000 habitantes. Al aprobarse ese proyecto de ley en 1840, los progresistas ven en esa medida un ataque a sus bases y a la independencia de los municipios, por lo que solo ven la posibilidad de los golpes de estado para entrar en el gobierno.

La regencia de Espartero

Los enfrentamientos de moderados y conservadores llevan a que el capitán general de Cataluña, Baldomero Espartero, se levante en armas contra la regente y asuma el gobierno. Este militar era el héroe del Convenio de Vergara, que supuso el fin de la guerra carlista, además de tener un origen humilde.

La monarca regente, María Cristina, abandona España antes de aceptar el proyecto progresista, por lo que el gobierno pasa a manos de Espartero entre 1841 y 1843.

Convoca elecciones que ganan los progresistas, al no presentarse los moderados a las mismas, como protesta y facilitar el pronunciamiento militar o golpe de estado como manera de llegar al poder, si fuese necesario.

Se caracteriza por:

  1. Aceleró las reformas de Mendizábal, completando la desamortización con la venta de los bienes inmuebles del clero secular.
  2. Mantiene una austeridad en el gasto militar y propició el malestar entre los militares, la O.M.E y los suboficiales progresistas, al no subirles la paga.
  3. Se producen levantamientos militares que son controlados y reprimidos, como O’Donnell, en algunos casos con el apoyo de la regente desde el exterior. Esta situación crea un clima de inestabilidad constitucional y de mal funcionamiento del estado, agravado por el personalismo y favoritismo, que le enemista con moderados y se complica por fraudes electorales en 1841.
  4. El proteccionismo económico tradicional imperante en España cambia cuando se inicia una política librecambista, que favorece la entrada de productos textiles ingleses, se levanta Barcelona, siendo reprimida tras un bombardeo de las fuerzas del gobierno.
  5. En 1843, la división progresista y el descontento popular llevan al poder a Narváez, quien desde el exilio regresa a España sustituyendo a Espartero.

El reinado de Isabel II

Isabel II es coronada reina de España el 10 de noviembre de 1843 con trece años y se mantendrá en España hasta 1868. Mientras tanto, su madre permanece en el exterior con escándalos económicos y un matrimonio morganático.

El reinado de esta monarca se caracteriza por lo siguiente:

  1. Impulsa el desarrollo industrial que se localiza en la cornisa cantábrica y Cataluña.
  2. Desde el punto político, destacamos que es una etapa de centralización política y de dominio moderado, frente a la oposición progresista, que solo accede al poder entre 1854 y 1856, dividiéndose de manera interna entre la Unión Liberal y los Demócratas.
  3. La preponderancia de hombres de negocios y de la alta administración civil y militar en cargos políticos.

La década Moderada (1844-1854)

El acceso al poder de los moderados con Narváez se produce mediante un levantamiento contra Espartero.

A partir de 1843, Isabel II asume la jefatura del Estado sin tener ningún tipo de experiencia política previa, junto con la inestabilidad política del país, por el desplazamiento de los sectores progresistas del poder tras la caída de Espartero, uniéndose esto a otros problemas de España.

En 1844, Narváez se pone al frente del gobierno moderado y decide aplicar la ley municipal de 1840, que consistía en la potestad de la corona en nombrar a los alcaldes y los tenientes de alcalde de las grandes ciudades, reorganizando los ayuntamientos y causando el enfrentamiento con los progresistas al perder estos un control importante como ese. Estos se radicalizan de tal manera que surge un Manifiesto Demócrata pidiendo:

  1. La Declaración de Derechos.
  2. La Libertad de Conciencia.
  3. El Sufragio Universal.

Los movimientos liberales de 1848 que se producen en Europa influyen en el progresismo español, que llevará a la aparición del Partido Demócrata (grupo más izquierdista).

Como consecuencia de levantamientos populares, el gobierno de Narváez se dota de una ley de poderes excepcionales; suprimiendo garantías constitucionales, disolviendo las Cortes y reprimiendo los levantamientos.

En 1846, la reina contrae matrimonio con Francisco de Asís y su hermana, Luisa Fernanda, con el duque de Montpensier, llevando un montón de escándalos ante la sociedad española, complicando así la problemática del país.

La obra de los moderados

Los aspectos a destacar de los gobiernos moderados de esta etapa fueron los siguientes: la Constitución de 1845, el Concordato con la Santa Sede, la Reforma fiscal y la Centralización.

Constitución de 1845

Impone una ideología, instituciones y orden moderado en la política española. Consta de:

  1. Un preámbulo donde se sustituye la Soberanía Nacional por la compartida entre el rey y las Cortes.
  2. Un sistema de representación bicameral formado por:
    1. Un Congreso de los Diputados: elegido por sufragio censitario o ciudadanos mayores de 25 años y determinada renta económica. El rey nombra al presidente de ambas cámaras.
    2. El Senado: elegidos por la corona de por vida. Su número es ilimitado y proceden de la nobleza, la aristocracia y la administración militar y religiosa (más de 30 años, varones y con determinada renta). Tiene competencias para resolver las acusaciones contra los ministros presentados en el Congreso.
  3. El rey tiene iniciativa legislativa y nombra al jefe del gobierno y una parte del Senado.
  4. La administración local elimina el carácter electivo del alcalde, siendo nombrados por la corona, aunque se mantiene en los concejales.
  5. La Milicia Nacional es desmovilizada y sustituida por la Guardia Civil.
  6. Relaciones Iglesia-Estado: se considera a la Católica como oficial.
  7. Imprenta: se reconoce la libertad de imprenta.

El Concordato con la Santa Sede

A pesar de la desamortización que colocó las relaciones Iglesia-Estado en una situación difícil, la recuperación de la oficialidad de la religión católica y la ralentización de las medidas desamortizadoras mejoran las relaciones. Este acuerdo permite a los moderados desarrollar unas relaciones a su medida con la iglesia católica y para ello:

  1. Mejoran la formación de los sacerdotes. El único matrimonio válido es el canónigo o religioso.
  2. El estado mantiene al clero y paga al mismo.
  3. A cambio, la iglesia no trataría de recuperar los bienes desamortizados, al tiempo que se les permite tener categoría jurídica para comprar otros.

Reforma Fiscal

Se sustituyen los impuestos tradicionales por la contribución territorial sobre la propiedad agraria, los bienes inmuebles y la actividad industrial que gravan los productos básicos alimenticios y que afecta a las clases populares. Se fragmenta la peseta en cuatro reales.

La Centralización

Es uno de los referentes de su labor. Los moderados tratan de dar uniformidad política centralizando el estado, como la tradición borbónica y napoleónica habían iniciado en España anteriormente. Para ello se elabora un orden jurídico unitario o común a todo el estado mediante los siguientes elementos:

  1. El Código Penal que elimina las leyes o fueros particulares.
  2. Se creó la Guardia Civil para preservar el orden público, luchar contra el bandolerismo y hacer cumplir las leyes.
  3. La provincia se convierte en la demarcación territorial por excelencia. Los gobernadores civiles aparecen como delegados del poder central, presidiendo la Diputación Provincial y el ayuntamiento de la capital.
  4. Profesionalización de la administración pública.

El fin de la Década Moderada

El golpe de Estado dado en Francia por Napoleón III en 1851 y el surgimiento del II Imperio francés (1852) coinciden en España con la disolución de las Cortes efectuada por Juan Bravo Murillo, que presidía el Consejo de ministros. Esta figura política era un tecnócrata poco estimado en el parlamento y en su labor desarrolló:

  1. La construcción del Canal de Isabel II que abastecía de agua a Madrid.
  2. El Concordato con la Santa Sede, antes mencionado.
  3. La reconversión de la Deuda Pública.
  4. El decreto de puertos francos de junio de 1852 a las Islas Canarias. Este documento dota a nuestro archipiélago de una base económica librecambista, marcando el desarrollo canario en el siglo XIX y XX hasta la entrada en la Unión Europea.
  5. Intentó crear una Constitución que reducía la participación política de la sociedad civil (Senado hereditario y vitalicio, censo electoral formado por los 150 mayores contribuyentes de cada distrito electoral, el nombramiento de la presidencia de las Cortes por el rey o la reina, etc.), idea que alarmó a los progresistas de tal manera que la monarca destituyó a este ministro.

El Pronunciamiento de 1854. El Bienio Progresista

Las críticas a la vida privada de la reina, la subida del precio del grano, entre otros graves problemas, llevan al país a una tensión política que culmina con el pronunciamiento o golpe militar de 1854.

Los moderados siguen conspirando dentro del ámbito militar contra los progresistas. Así, se producen levantamientos en Zaragoza y Barcelona, favorables al alza de los salarios, los derechos de asociación, etc. Esta situación lleva a la creación de una Junta con Madoz a la cabeza, que trata de exigir la abolición de los impuestos de consumo y las quintas militares, así como la importación de granos para corregir la carestía de la vida y posibilitar la bajada de precios.

En 1854 en Vicálvaro, el general Leopoldo O’Donnell se pronuncia al frente de escasas tropas, pero se retira, aunque los levantamientos dirigidos por Juntas Progresistas salvan este pronunciamiento, que está acompañado de la publicación del Manifiesto de Manzanares que, con el fin de atraer a los progresistas, trata de reformar la ley de imprenta, poniendo fin al centralismo y al gobierno con la convocatoria de unas Cortes generales.

Los progresistas salvan este pronunciamiento obligando a la reina a cesar al gobierno, a cambio de poder conservar el trono.

La obra del Bienio Progresista

A. Las bases de una Constitución non nata

En 1856 se elaboran las bases de una nueva Constitución, que no es promulgada y cuyos principales elementos son los siguientes: soberanía nacional, Senado y Congreso elegido por las mismas prerrogativas, Diputación permanente de las listas, amplia declaración de derechos, incluida la libertad religiosa, lo que provoca un nuevo levantamiento carlista, rebaja de las cuotas para ser elector, ayuntamientos elegidos por sus vecinos, Milicia Nacional, jurado para los delitos de imprenta.

B. Reformas Progresistas

Esta etapa es fructífera, ya que se producen importantes reformas económicas y sociales:

  1. Desamortizaciones: la desamortización civil es obra de Pascual Madoz, que permite obtener recursos económicos para poder subvencionar el Plan de ferrocarriles y reducir la Deuda Pública.
  2. Al revitalizar las medidas desamortizadoras y eclesiásticas se produce la ruptura con la Santa Sede, puesto que estas medidas contradicen el Concordato de 1851. La desamortización causa conflictos con la reina, que se ve obligada a firmar ese decreto, al tiempo que pide perdón al papa, diciendo que actuó bajo coacción.
  3. Los ingresos se hacen en metálico, suponiendo que se incrementen los recursos del Estado.
  4. Plan de ferrocarriles: partiendo de Madrid como centro, se elabora el primer Plan de ferrocarriles desarrollado en España, en el que se toma Madrid como centro.
  5. Reformas financieras: se trata de un conjunto de medidas, entre ellas electorales, tendentes al control por parte del gobierno de toda actividad fiduciaria y al Banco de España, que se convierte en el único emisor de billetes. La Ley de Sociedades Anónimas de Crédito asegura el control del Estado sobre el balance de las sociedades mercantiles.

Fin del Bienio y la vuelta al moderantismo: la era de O’Donnell

La tolerancia de Espartero y de los gobernadores provinciales con las reivindicaciones obreras genera descontento entre los empresarios, sin que el naciente asociacionismo obrero solucione los problemas de este grupo, siendo este inicio los orígenes del movimiento obrero español. A esto se une la no promulgación de una nueva Constitución. Las movilizaciones de trabajadores en Barcelona y Valladolid llevan a las clases dominantes a volver a posiciones conservadoras, reclamando garantías a la propiedad privada y a la reinstauración del orden público.

La influencia de la prensa moderada, la “tolerancia” a los disturbios por la Milicia Nacional ante la escasez de víveres, entre otros muchos problemas, llevan a la sustitución del gobierno de Espartero.

Los intentos progresistas, tras la dimisión de Espartero, en 1856 de acceder al poder, son controlados. Por ello, O’Donnell disuelve las Cortes y la Milicia Nacional en 1856.

Reinstauración de la Constitución de 1845

Mediante Decreto del 15 de septiembre de 1856, se reinstaura la Constitución de 1845, a la que se añade un acta adicional que modifica la configuración del Senado y otorga al rey la capacidad para elegir a los alcaldes de las poblaciones mayores de 40.000 habitantes.

La entrada en el gobierno de Narváez supone una ley de prensa, que prohíbe la crítica a la corona y al gobierno.

El gobierno de Narváez dura apenas un año al negarse a ascender en la escala militar al favorito de la reina.

El Gobierno de O’Donnell

Política interior

Leopoldo O’Donnell preside el gobierno más largo de la etapa moderada (1858-1863).

Este militar y político tinerfeño trató de unificar en un partido llamado UNIÓN LIBERAL a los conservadores más moderados y miembros desgajados del progresismo. A partir de 1867, España inició una etapa de crecimiento económico:

  1. Se duplicó el comercio exterior, en exportaciones de hierro, aceite y vino.
  2. Se invierte en nuestro país capital belga, francés e inglés en el desarrollo del plan de ferrocarriles durante este bienio.
  3. Aportan recursos para el crecimiento económico, pero dejan el control de algunos sectores estratégicos (ferrocarril, minería, etc.) en manos foráneas. La burguesía vasca y catalana financian los trazados en sus ámbitos territoriales.
  4. Trata de dar más garantía a la propiedad, a través de leyes hipotecarias y notariales.
  5. El proceso de desamortización retomado con Madoz crea protestas por las movilizaciones populares y algún acto carlista.

Política exterior

España participa durante este periodo en algunas intervenciones internacionales que tienden a una política de “grandeza” o imperialismo, que estimulan los sectores económicos que participan en ellas.

  • INTERVENCIÓN EN ASIA: bajo el pretexto de asesinatos de obispos españoles, España interviene junto a Francia la Cochinchina en 1860, obteniendo una indemnización por la guerra y libertad comercial en la zona. Francia favoreció el crecimiento de su imperio.
  • POLÍTICA AMERICANA: permite el establecimiento de las relaciones con las antiguas colonias españolas.

Estructura de la propiedad y desamortización

La necesidad de liberar tierras dentro de una sociedad capitalista entra en contradicción con un sistema de propiedad de la tierra heredado de la reconquista y colonización, como es el caso de las Islas Canarias. Esta ampliación permite al estado liberal tener mayor capacidad recaudatoria y amplía su base social. La desamortización de los bienes eclesiásticos es muy crítica, ello lleva a la proletarización de numerosos campesinos, que trabajaban anteriormente en las tierras del clero. Otros teóricos proponen repartir tierras entre los campesinos, que deberían pagar anualmente al estado un canon, para quedarse con la propiedad de esa tierra. Otra fue la financiación para la construcción de ferrocarril y reducir la deuda pública, afectando a los bienes municipales y con efectos negativos. Las tierras comunales que se usaban para abastecer de leña o pasto, o bien se ceden en parcelas a braceros, siendo útiles para los ciudadanos.

El desarrollo del movimiento obrero en España

El movimiento obrero en España tiene una evolución similar a la del resto de Europa, aunque con características propias. La lucha por el derecho a la asociación, el derecho a la huelga, la reducción de la jornada de trabajo y de la fiscalidad indirecta será largo y duro.

Las primeras doctrinas sociales, como el utopismo, el marxismo y el anarquismo, arraigan en España, al ofrecer alternativas a los trabajadores, frente a una sociedad capitalista, aunque también tendrán las divisiones internas propias del movimiento obrero.

El utopismo desarrollado en Gran Bretaña es interpretado por Joaquín Abreu en España, que es desterrado a Francia. Este, al crear un falansterio, surgen medios y publicaciones que defienden estas ideas, como el periódico El Socialista.

En 1836 se suprimen los gremios, lo que deja a los trabajadores en completa desprotección legal; esto significó el inicio de un largo camino hasta que se reconocen sus derechos.

Durante el año 1830 aparecen las asociaciones obreras de socorro mutuo, lo que permite la aprobación de la de la Sociedad de Mutua Protección de Tejedores de algodón de Barcelona.

Los gobiernos moderados tratan de impedir cualquier tentativa de movimiento obrero, caso de movimientos luditas y limitando los mismos a grupos mutualistas.

Es en 1854 cuando se produce en Barcelona una huelga general por introducir máquinas selfactinas que reducen la mano de obra, significando más paro. Esta termina con acuerdo entre los trabajadores y los empresarios, elevando los salarios y se mantienen las máquinas.

La ejecución de dirigentes obreros en junio de 1855 significa otra huelga en la que se asesina al presidente del instituto de industria, lo que obliga a la intervención del ejército.

Durante el mandato de este militar, 30.000 obreros firman de manera masiva en un escrito dirigido al gobierno para:

  1. Obtener la libertad de asociación.
  2. Inspeccionar a todos los centros fabriles.
  3. Limitar la jornada laboral a diez horas.
  4. Crear jurados mixtos.
  5. Escuelas gratuitas industriales.
  6. Prohibir el trabajo infantil antes de los diez años.

Todo queda paralizado al salir Espartero del poder ese año.

La AIT en España

El 28 de septiembre de 1864 se reúnen los dirigentes de obreros e intelectuales próximos a estos movimientos en la I ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE TRABAJADORES (AIT). Sus estatutos fueron redactados por Carlos Marx.

Los diferentes congresos obreros organizados tras este para mejorar sus condiciones llevan al enfrentamiento a los marxistas y los anarquistas.

Los primeros enviados a estas reuniones fueron el catalán Marsal Anglora y el enviado de la AIT a España para organizar la sección española de la AIT, Fanelli.

Los periódicos como La Solidaridad y La Emancipación llevan al I Congreso regional de la sección española de la AIT, la Federación de Trabajadores de la Región Española, que se celebra en junio de 1870; posteriormente en 1872, donde triunfan los anarquistas.

Los sucesos de la Comuna de París generan la persecución de la Internacional en Europa y España, siendo disuelta en 1874.

La educación y la cultura en España

España era una sociedad agraria, además de tener una escasa industrialización. En España existían altas tasas de analfabetismo (94%).

Los diferentes intentos constitucionales liberales entienden la importancia del derecho a la instrucción elemental de los ciudadanos.

Potenciar la enseñanza pública pretende contrarrestar la influencia del clero en la educación. Son las zonas del norte y del centro peninsular las que están mejor equipadas en cuanto a centros educativos, no así el sur. Aunque pocas son las inversiones del estado: 1%.

Educación no tiene un ministerio propio, aunque las tasas de analfabetismo bajan al 70%. Para ello se impulsan las leyes de Pedro José Pidal y Claudio Moyano.

Plan Pidal

El Real Decreto de 17 de septiembre de 1845 establece distintos grados en educación y enseñanza.

La enseñanza básica estará a cargo de los maestros, aunque estos dependían de los ayuntamientos y sus salarios son irregulares y bajos, lo que les obliga a trabajar en otras cosas, perjudicando la calidad.

La enseñanza media pública se realizará en institutos, cuya construcción será obligatoria, al menos uno por provincia, en dependencia del estado, ayuntamiento o diputación.

El estado controla las enseñanzas universitarias, solo Madrid podía expedir el título de doctor.

Ley Moyano

Esta ley de instrucción pública de 1857 permite la intervención y centralización de la enseñanza.

Este sistema establece la gratuidad para la enseñanza primaria y su obligatoriedad.

    Las E.E.M.M en los años 1850/66 pasan de 14.000 a 20.000 alumnos en los Institutos, Seminarios y Colegios.      Se crean escuelas universitarias del profesorado y aumentan el número de alumnos matriculados en la Universidad, está prohibido que las  mujeres hasta finales del siglo XIX.     Destacamos la labor del Krausismo que fundan la Institución de Libre Enseñanza.

La Cultura en España.     El intervensionismo del estado y la iglesia por censura y prohibición caracterizó el primer tercio del siglo, frente a un marco más libra en el segundo tercio. A destacar el desarrollo de la novela, el teatro, la literatura, destacando el tópico andaluz, el romanticismo y realismo, espacialmente en la pintura.