Reinado de Carlos I y los Austrias: Política, Conflictos y Sucesión

El Reinado de Carlos I (1517-1556)

La Herencia de Carlos I

Con Carlos I, la dinastía austriaca de los Habsburgo llega a España. Recibe una vasta herencia:

  • De sus abuelos maternos, Isabel y Fernando: la herencia hispánica (incluyendo Canarias), posesiones en Italia (Cerdeña, Sicilia y Nápoles) y las colonias americanas.
  • De su abuela paterna, María de Borgoña: los Países Bajos y el Franco Condado.
  • De su abuelo paterno, Maximiliano de Austria: las posesiones austriacas.

En 1519, Carlos I es elegido emperador de Alemania, ampliando aún más sus dominios.

Política Interior: Las Comunidades y las Germanías

El inicio del reinado de Carlos I en España (1517) fue problemático. Su desconocimiento del idioma y las costumbres locales, junto con el nombramiento de extranjeros en puestos clave, generó malestar en Castilla.

En las Cortes de Valladolid (1518), los procuradores protestaron contra la explotación de Castilla. Tras ser elegido emperador (1519), Carlos I dejó como regente al cardenal Adrián de Utrecht. Este hecho, junto con el incumplimiento de promesas y el temor a que los intereses castellanos se vieran relegados, provocó la revuelta de las Comunidades.

Ciudades del interior de Castilla formaron gobiernos municipales (comunas) y se organizaron en la Junta Santa de Ávila. Reivindicaban una forma de gobierno que tuviera en cuenta las peticiones del reino. El 23 de abril de 1521, los ejércitos real y comunero se enfrentaron en Villalar, donde los comuneros fueron derrotados.

Paralelamente, estallaron las Germanías en Valencia y Mallorca, revueltas antiseñoriales protagonizadas por artesanos y clases populares contra la aristocracia.

Política Exterior

La política exterior de Carlos I se puede dividir en tres fases:

  1. Primera Fase: Carlos I, desde Alemania, convocó a Lutero a la Dieta de Worms (1521) para que se retractara de sus doctrinas. La primera guerra contra Francia culminó con la derrota de Francisco I en la batalla de Pavía (1525) y la firma de la Paz de Madrid (1526), por la que Francia perdía Milán. La guerra finalizó en 1529.
  2. Segunda Fase: El problema de los piratas berberiscos en el norte de África llevó a la ocupación y neutralización de plazas estratégicas.
  3. Tercera Fase: Una nueva paz con Francia permitió la convocatoria del Concilio de Trento (1545-1563) por el Papa Pablo III, buscando reformar la Iglesia tras la aparición del protestantismo. En Alemania, la Paz de Augsburgo (1555) reconoció la división religiosa entre protestantes y católicos.

Carlos I abdicó en 1556, dividiendo su herencia entre su hijo Felipe II (rama española) y su hermano Fernando I (rama alemana).

Felipe III (1598-1621): El Duque de Lerma y la Pax Hispánica

Felipe III confió la gestión del imperio a su valido, el Duque de Lerma. Su reinado se caracterizó por una política exterior pacifista, destacando:

  • La Paz con Inglaterra (1604).
  • La Tregua de los Doce Años (1609) con las Provincias Unidas.

En política interior, la monarquía enfrentó una grave crisis financiera que llevó a la bancarrota de 1607. Además, se produjo la expulsión de los moriscos en 1609, con importantes consecuencias demográficas y económicas.

Felipe IV (1621-1665): El Conde-Duque de Olivares y la Guerra de los Treinta Años

Felipe IV delegó el gobierno en el Conde-Duque de Olivares, cuya política exterior fue mucho más agresiva:

  • Guerra con las Provincias Unidas.
  • Participación en la Guerra de los Treinta Años.
  • Guerra con Francia.

La monarquía hispánica intervino en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) apoyando a los Austrias alemanes contra los príncipes protestantes. Este conflicto se entrelazó con la guerra contra las Provincias Unidas. La intervención de Francia (1635) junto a los protestantes provocó derrotas como la de Rocroi (1643).

La Paz de Westfalia (1648) significó:

  • El reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas por parte de España.
  • El fin de la hegemonía de los Austrias en Europa.

La guerra con Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos (1659), que supuso pérdidas territoriales para España en Cataluña (Rosellón y parte de la Cerdaña), Flandes y Luxemburgo, además de concesiones en América. También se acordó el matrimonio de la infanta María Teresa con Luis XIV de Francia.

En política interior, destaca el proyecto de la Unión de Armas (1621), que buscaba crear un ejército sostenido por todos los reinos. Este proyecto fue rechazado por Cataluña, desencadenando la crisis de 1640.

La crisis de 1640 comenzó con un enfrentamiento entre campesinos y soldados españoles. La rebelión se extendió a Barcelona, donde un grupo de rebeldes asesinó al virrey (Corpus de Sangre). Fue una revuelta anticentralista que llevó a los catalanes a buscar el apoyo de Francia. Sin embargo, la crisis económica, la peste y la opresión francesa favorecieron la resolución del conflicto, y Cataluña volvió al dominio español, respetándose sus fueros.

En este contexto, se produjo la independencia de Portugal. El Duque de Braganza se proclamó rey como Juan IV, y España se vio obligada a reconocer la independencia portuguesa durante el reinado de Carlos II, mediante el Tratado de Lisboa, por el cual Ceuta se incorporó a la Corona española.

Carlos II (1665-1700): El Problema Sucesorio y el Fin de los Austrias

El reinado de Carlos II comenzó con la regencia de su madre, Mariana de Austria. En política exterior, hubo conflictos con Francia, perdiéndose el Franco Condado. El problema más grave fue el sucesorio, que desembocó en la Guerra de Sucesión y la llegada de la dinastía Borbón al trono español.