Reinado de Carlos IV, Guerra de Independencia y Constitución de 1812: Claves de una Época

El Reinado de Carlos IV y la Crisis del Antiguo Régimen (1788-1808)

El reinado de Carlos IV (1788-1808), hijo de Carlos III, marcó el inicio del despotismo ministerial, donde el poder efectivo residía en el primer ministro, y no en el rey. El estallido de la Revolución Francesa en 1789 generó gran alarma en España, que hasta entonces había mantenido una política exterior alineada con Francia a través de los Pactos de Familia.

Las Tres Fases de la Política Exterior Española

La Revolución Francesa obligó a España a replantearse su política exterior, que atravesó tres fases:

  1. Neutralidad (1789-1792): El Conde de Floridablanca adoptó medidas como el cierre de fronteras, la censura y la revitalización de la Inquisición.
  2. Guerra contra Francia (1793-1795): España declaró la guerra a Francia en marzo de 1793, pero se vio obligada a firmar la Paz de Basilea en 1795, cediendo la isla de Santo Domingo a cambio de la restitución de los territorios conquistados.
  3. Alianza con Francia (1796-1808): Se firmó el Tratado de San Ildefonso en 1796, renovando los Pactos de Familia. Esto implicó el enfrentamiento con Inglaterra y Portugal, aliados de Francia. Esta fase culminó con la derrota franco-española en la Batalla de Trafalgar (1805) y la firma del Tratado de Fontainebleau (1807), que autorizaba la entrada de tropas francesas en España para invadir Portugal.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

En marzo de 1808, el Motín de Aranjuez provocó la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. En abril, las Abdicaciones de Bayona llevaron a Napoleón a nombrar rey a su hermano José I Bonaparte. El 2 de mayo de 1808, el levantamiento popular contra la invasión francesa marcó el inicio de la Guerra de la Independencia, seguido por los fusilamientos del 3 de mayo.

El poder fue asumido por Juntas Provinciales, dirigidas por una Junta Suprema Central. Paralelamente, José I redactó el Estatuto de Bayona, que nunca entró en vigor. La guerra enfrentó a los afrancesados (partidarios de José I) y a los absolutistas y liberales, unidos en defensa de Fernando VII.

Fases de la Guerra de la Independencia

  1. Primera fase (julio-noviembre 1808): Éxitos iniciales de la resistencia española, con victorias en Zaragoza, Bailén y Gerona. José I abandona Madrid.
  2. Segunda fase (hasta enero de 1812): Napoleón interviene directamente, ocupa Madrid y repone a José I en el trono.
  3. Tercera fase (1812-1814): Declive francés debido a las derrotas en Arapiles, Vitoria, San Marcial y Rusia. Con la ayuda de las tropas inglesas de Wellington, los franceses se retiran de España.

A finales de 1813, se firmó el Tratado de Valençay, que reconocía a Fernando VII como rey de España. La guerra dejó un país devastado, con medio millón de muertos y cuantiosas pérdidas materiales.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

La Junta Suprema Central se trasladó a Cádiz en 1810 y convocó Cortes para decidir el futuro político de España. Los liberales lograron que la convocatoria fuera por asamblea única, con diputados elegidos por sufragio universal masculino (mayores de 25 años). Predominaban eclesiásticos, abogados, funcionarios, militares e intelectuales. No hubo representación de las clases populares.

Composición y Tendencias de las Cortes

En las Cortes coexistían tres tendencias:

  • Absolutistas: Defendían el Antiguo Régimen y la monarquía absoluta.
  • Jovellanistas: Partidarios de reformas, pero sin una ruptura radical.
  • Liberales: Apoyaban reformas profundas inspiradas en la Revolución Francesa.

Las Cortes aprobaron leyes liberales que buscaban acabar con el Antiguo Régimen: soberanía nacional, separación de poderes, libertad de imprenta, supresión de gremios, Inquisición, Mesta y derechos señoriales.

La Constitución de 1812 (“La Pepa”)

La obra más importante de las Cortes fue la Constitución de 1812, conocida como “La Pepa” (promulgada el 19 de marzo, día de San José). Fue un compromiso entre liberales y absolutistas, con un fuerte reconocimiento de la religión católica. Estuvo en vigor solo dos años, ya que Fernando VII la derogó en 1814.

Principales características de la Constitución:

  • Soberanía nacional.
  • Monarquía limitada con separación de poderes: legislativo (rey y Cortes), ejecutivo (rey) y judicial (tribunales).
  • Amplios poderes de las Cortes.
  • Derechos fundamentales del individuo.
  • Catolicismo como religión oficial y única.
  • Sufragio universal masculino indirecto para la elección de diputados.

Legado de la Constitución de 1812

La Constitución de Cádiz fue un modelo para otras constituciones europeas y representó el primer intento de establecer un Estado liberal en España, basado en la libertad económica, la igualdad jurídica y un sistema político parlamentario y constitucional. Se convirtió en una referencia fundamental para el liberalismo español posterior.