Reinado de Fernando VII: Absolutismo, Sucesión y Cortes de Cádiz

El Reinado de Fernando VII: Absolutismo, Sucesión y el Liberalismo Gaditano

La Década Absolutista (1814-1823)

Tras su regreso al poder, Fernando VII implementó una política absolutista, vengándose de sus opositores y cerrando el país al pensamiento científico y liberal. La Inquisición fue suprimida definitivamente. Estas medidas provocaron el exilio de numerosos españoles, quienes conspiraron en el extranjero. Este periodo supuso la restauración parcial del Antiguo Régimen.

A pesar de la represión, la necesidad de cambios era evidente. En 1823 se creó el Consejo de Ministros, y uno de sus ministros, López Ballesteros, reorganizó Hacienda. A partir de 1824, se instauró una autarquía económica para compensar las pérdidas, reduciendo el comercio exterior.

La inestabilidad política, marcada por la ausencia de una dirección fija en el gobierno y la incapacidad estructural, caracterizó este periodo. Los constantes cambios de gobierno y los enfrentamientos entre liberales exaltados y moderados agravaron la situación. En este contexto, surgió la figura de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, quien, descontento por no ser el heredero al trono, lideró una rebelión que triunfó inicialmente en Cataluña. Fernando VII logró sofocar este conflicto y otras revueltas.

La Cuestión Sucesoria

La cuarta esposa de Fernando VII le dio una heredera, Isabel II. Previamente, el rey había promulgado la Pragmática Sanción, que permitía reinar a su hija, excluyendo a Carlos María Isidro. Isabel sería la heredera al alcanzar la mayoría de edad, mientras que la regencia quedaría en manos de su madre, María Cristina.

Los carlistas, partidarios de Carlos María Isidro, persistieron en su empeño de impedir el reinado de Isabel. Sin embargo, Fernando VII confirmó los derechos de su hija y formó un nuevo gabinete presidido por Cea Bermúdez, quien buscó el apoyo del liberalismo moderado.

El Programa Revolucionario de las Cortes de Cádiz (1810-1814)

Durante la Guerra de la Independencia, mientras la sociedad española se enfrentaba a los franceses y sus ideas, un grupo de ilustrados buscaba implementar reformas para llevar a cabo una revolución burguesa.

La oportunidad llegó con las derrotas militares, que desacreditaron a la Junta Central, dando paso a una Regencia colectiva. Esta especie de gobierno provisional, compuesto por cinco miembros conservadores, se vio sometido a la presión de la burguesía mercantil y las colonias de comerciantes extranjeros establecidas en Cádiz.

Numerosos burgueses liberales, funcionarios ilustrados e intelectuales, huyendo de la guerra, se concentraron en Cádiz, ciudad-refugio protegida por la marina británica.

Convocatoria y Composición de las Cortes

Surgió la idea de reunir las Cortes Generales para reorganizar la vida pública en tiempos de guerra y vacío de poder. La Regencia convocó a las Cortes en 1810, tras recibir la noticia del establecimiento de poderes locales en diversas ciudades americanas, lo que amenazaba el imperio español. Los diputados juraron defender la integridad de la unión española.

Las Cortes de Cádiz, a través de decretos y la Constitución de 1812, buscaron transformar el país mediante importantes reformas para convertir a España en una monarquía liberal y parlamentaria.

En las Cortes estaban representadas las clases medias con formación intelectual: eclesiásticos, abogados, funcionarios, militares y miembros de la burguesía industrial y comercial. No hubo representación de las masas populares: ni campesinos ni mujeres, quienes carecían de derechos políticos.

Al auto-constituirse en Asamblea Constituyente y asumir la soberanía nacional, los diputados gaditanos iniciaron la revolución liberal. Al conceder los mismos derechos a todos los ciudadanos, incluidos los de América, convirtieron a las colonias en una única nación a ambos lados del océano.

Dos grandes tendencias se manifestaron en la cámara gaditana: los liberales, partidarios de reformas revolucionarias, y los absolutistas, defensores del viejo orden monárquico. Los liberales utilizaron la prensa para obtener apoyo, mientras que los absolutistas se apoyaron en el clero.

La Obra Legislativa: Los Decretos de Abolición del Antiguo Régimen

  1. Decreto de libertad de imprenta: suprimió la censura para los escritos políticos, pero no para los religiosos.
  2. Decreto de abolición de los señoríos jurisdiccionales: fundamental para reforzar el Estado, eliminó la dependencia del clero y la nobleza de la mitad de los pueblos y dos tercios de las ciudades españolas.
  3. Decreto de abolición de la Inquisición: presentada como un obstáculo para la libertad de pensamiento y el desarrollo de la ciencia.
  4. Libertad de contratación en los campos y en las fábricas: se eliminaron los gremios para dar paso a las relaciones modernas de producción liberal-capitalista.
  5. Decreto de supresión de la Mesta y reforma agraria: se decretó la venta en pública subasta de las tierras comunales de los municipios y se reconoció el derecho de los pueblos a cercar sus tierras.
  6. Decreto de incautación de los bienes de los afrancesados, la Inquisición y las órdenes de caballería.

En el debate sobre la reorganización territorial de España, los diputados buscaron dividir las provincias uniformemente.

La Constitución de 1812 (“La Pepa”)

  1. España se define como una monarquía constitucional o parlamentaria, donde el rey está subordinado a la Constitución.
  2. Soberanía nacional.
  3. Sufragio universal masculino, indirecto y censitario.
  4. División de poderes: ejecutivo (rey), legislativo (Cortes unicamerales) y judicial (jueces).
  5. Derechos de libertad, igualdad ante la ley y el fisco, y propiedad privada.
  6. Modelo territorial centralista y unitario: nación, provincia y municipio.
  7. Catolicismo como religión oficial del Estado, sin libertad de culto.
  8. Creación de la Milicia Nacional, una policía liberal.
  9. Supresión de las aduanas interiores y libertad de residencia.

La Constitución de 1812, aunque no pudo implementarse plenamente debido a la guerra y la oposición de Fernando VII, influyó en el ideario liberal de América del Sur y Europa.