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Reinos Cristianos en la Península Ibérica: Evolución y Sociedad Medieval
La Península Ibérica en la Edad Media: Los Reinos Cristianos
Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana
Reino de Asturias
Se formó en las montañas cantábricas, una zona poco romanizada.
Surgieron dos núcleos de resistencia: Cantabria, liderado por el duque Pedro, un noble visigodo, y Asturias, sin un jefe claro.
Don Pelayo (722-737) organizó la resistencia con el apoyo de la población local.
El enfrentamiento en Covadonga resultó en la retirada musulmana. Con el tiempo, Covadonga se convirtió en un símbolo de la lucha contra el Islam, especialmente durante el reinado de Alfonso III.
Pelayo organizó el reino y estableció relaciones defensivas con Pedro de Cantabria, casando a su hija con el hijo del duque.
Reino de Navarra
Las tierras de Navarra nunca fueron ocupadas permanentemente por los musulmanes.
Tras el fracaso de Carlomagno en la toma de Zaragoza, los vascones, junto a los hijos de Sulayman (gobernador musulmán de Zaragoza), derrotaron al conde Roldán en Roncesvalles.
Después de la muerte de Carlomagno, Íñigo Arista lideró un movimiento antifranco y fue proclamado “Príncipe de los vascones” en 818.
Íñigo Arista inicia la lista de los futuros reyes de Navarra.
Condados Catalanes y Marca Hispánica
Cataluña se sometió a los musulmanes mediante una capitulación con el emir.
Cuando otro emir intentó reajustar el aspecto fiscal de la capitulación, los nobles hispanogodos se rebelaron y eligieron un nuevo rey, Ardón.
La mayoría de los nobles se refugiaron en la Septimania, pero otros se quedaron en los Pirineos, formando núcleos de resistencia.
Luis el Piadoso conquistó Ampurdán, Cerdaña, Besalú, Urgel, Vic y Barcelona (801). El ejército que tomó esta última ciudad estaba formado en su mayoría por hispani (hispanorromanos y visigodos) que buscaban la independencia frente a francos y musulmanes.
Los territorios de Toulouse y Septimania fueron llamados genéricamente Marca Hispánica (frontera con Hispania). Cada distrito de esa frontera era gobernado por un jefe político y militar (conde). Cuando un conde reunía varios condados, se le llamaba duque o marqués.
Tras el Tratado de Verdún (843), la Marca Hispánica fue concedida a los hermanos Sunifredo y Sunyer.
La Marca Gótico-Hispánica se dividió en 865 en Marca Gótica (Narbona y el Rosellón) y en Marca Hispánica (los demás condados: Cerdaña, Ampurias, Urgel, Barcelona y Gerona), repoblada por hispani descendientes de los visigodos.
Condados de Aragón
En Aragón, Aznar Galíndez fue depuesto por su fidelidad a los reyes francos.
Con apoyo franco, Aragón volvió a los hijos de Aznar Galíndez y a la dependencia de los reyes francos.
Principales Etapas de la Reconquista
Tradicionalmente, la Reconquista fue el proceso de recuperación del territorio peninsular perdido por los cristianos en favor de los musulmanes. Se inició en 722 (batalla de Covadonga) y terminó en 1492 (conquista de Granada).
La idea de la “pérdida de España” y la necesidad de reconquistarla surgió lentamente. Fue introducida en los reinos cristianos por los mozárabes desplazados de Al-Ándalus, sobre todo durante el reinado de Alfonso II (791-840), quien se proclamó sucesor de los reyes visigodos. Durante su época se descubrió el sepulcro del apóstol Santiago.
Características de la Reconquista
Duró casi 800 años (722-1492), pero no fueron ocho siglos de continuos enfrentamientos. Sumados todos los años de guerra, no fueron ni cien, y solo se producían durante el buen tiempo (primavera-verano).
Los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes españoles tuvieron casi siempre un matiz político y pocas veces religioso.
Eran habituales las buenas relaciones entre musulmanes andalusíes y cristianos hispanos, así como los matrimonios mixtos.
Etapas de la Reconquista
Alta Edad Media: siglos VIII a X (711-1035). No hubo Reconquista propiamente dicha. Los cristianos se limitaron a defenderse y a ocupar tierras deshabitadas del Valle del Duero, de Galicia y del piedemonte de los Pirineos.
Plena Edad Media: siglos XI a XIII (1035-1270). Los cristianos pasan a la ofensiva. Los musulmanes quedan reducidos al reino de Granada. La Reconquista se produce en torno a grandes ríos: Ebro, Tajo, cuenca media del Guadiana, cuenca alta del Turia, Bajo Guadiana y del Guadalquivir, y cuenca baja del Turia, Júcar, Segura y Baleares.
Baja Edad Media: siglos XIV y XV (1270-1492). Solo queda el reino nazarí de Granada, tributario de Castilla. La reconquista de este reino se inicia en 1292 con la toma de Tarifa, pero se paralizó durante dos siglos debido a problemas internos del reino de Castilla. Concluyó en 1492 con la toma de Granada.
Las Formas de Ocupación del Territorio y su Influencia en la Estructura de la Propiedad
Modelos de Repoblación y Organización Social de los Reinos Cristianos
Repoblación: proceso desarrollado a lo largo de la Edad Media por los cristianos que iban ocupando territorios que habían estado bajo dominio musulmán. Se inicia a finales del siglo VIII y concluye con la conquista del reino nazarí de Granada (1492).
Etapas en el Proceso Repoblador
1ª Etapa: Alta Edad Media (VIII-X): Se fija la frontera en el río Duero. La repoblación se desarrolló en zonas semidespobladas empleando el sistema conocido como presura (en los reinos occidentales) o aprisio (en las zonas orientales). Consistía en la ocupación de tierras sin dueño, que podían llevar a cabo tanto magnates laicos y eclesiásticos como simples grupos de labriegos. El rey concedía el derecho de presura a todos los que se asentasen en territorios despoblados con el ánimo de cultivarlos y defenderlos. En la repoblación participaron astures y mozárabes. Las tierras eran ofrecidas por el rey a miembros de la nobleza, que debían defender los territorios y prestarle fidelitas, auxilium y consilium, o a monasterios, debiendo el abad cumplir las mismas obligaciones. En la zona este de León, los reyes mandaron fortificar con numerosos castillos para evitar las expediciones musulmanas. A mediados del siglo X, la propiedad se fue concentrando en manos de la nobleza y de los monasterios, y los pequeños propietarios comenzaron a perder su independencia, desintegrándose las comunidades de aldea y surgiendo las propiedades de tipo feudal.
2ª Etapa: Segunda mitad del siglo XI: Se consolida la repoblación gracias a la toma de Toledo por Alfonso VI (1085), estableciéndose la frontera en el Tajo. Se produjo la llamada repoblación concejil o de frontera. La Corona impulsó la creación de concejos que tenían por cabeza una ciudad o una villa y administraban una importante demarcación territorial (alfoz), además de estar dotados de unos fueros que recogían las normas jurídicas para regular la vida ciudadana. Contenían obligaciones (acudir en ayuda del rey), exenciones fiscales y privilegios. En estas poblaciones se asentaron cristianos procedentes del norte, vascones, francos y mozárabes del sur. La actividad repobladora en los territorios que habían pertenecido a los musulmanes fue la superposición de gentes originarias del norte sobre los que seguían habitando en las tierras recién conquistadas, en gran parte mudéjares. Se dedicaron a la ganadería y al aprovechamiento de tierras comunales y formaron milicias concejiles para hacer frente a los peligros de una zona fronteriza. Las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava y Alcántara) tomarán la iniciativa en la reconquista y repoblación del valle alto del Guadiana, levantando numerosos castillos y estableciendo extensos dominios señoriales. En la repoblación del sur de Cataluña continuaron las franquicias y privilegios fiscales, y las ciudades recibieron cartas pueblas.
3ª Etapa: Siglo XIII, tras la derrota almohade en Las Navas de Tolosa (1212). El sistema utilizado será el de los repartimientos. Por orden del rey, se constituía una junta de partidores que procedía a distribuir a los repobladores las tierras y las casas de las zonas ganadas a los islamitas, teniendo en cuenta su condición social (un caballero recibía más que un peón). Las tierras del valle del Guadalquivir fueron repartidas entre la nobleza, laica y eclesiástica, que recibieron extensos latifundios. Los soldados obtuvieron pequeños lotes de tierras, al igual que los campesinos castellanos. La población musulmana se mantuvo en aquellas ciudades que pactaron ante el avance cristiano, mientras que en las ciudades conquistadas se forzó a los musulmanes a abandonarlas. La población mudéjar se asentaría en las zonas rurales. La escasez de pobladores explica la aparición de grandes propiedades entregadas a miembros de la familia real, la nobleza, las Órdenes Militares o la jerarquía eclesiástica.
Organización Social: Sociedad Estamental
Nobleza: Su función era la defensa del reino. Si había guerra, tenían que hacerla a costa de su propio patrimonio. Para poder cumplir su obligación, el rey les entregaba un beneficio. No pagaban impuestos, tenían jueces propios, dependían directamente del rey y tenían derecho a ocupar determinados cargos políticos.
Clero: Su función era orar por la salvación del reino. Para cumplir su obligación, el rey también les entregaba un beneficio y les permitía cobrar determinados impuestos (diezmo). Recibían también los “derechos de altar” (remuneración por decir misa, por administrar los sacramentos, etc.). Tampoco pagaban impuestos. Había alto y bajo clero. El alto clero estaba formado por arzobispos, obispos, maestres de las Órdenes Militares, abades, etc. Sus miembros solían ser segundones de la nobleza y solían tener poderes similares a los de los señores laicos. El bajo clero estaba formado por el clero secular y regular. El clero secular (párrocos) vivía entre los laicos. El clero regular (frailes, monjes y monjas) vivía sujeto a una regla.
Pueblo llano: Su función era procurar el sustento y mantenimiento de los otros dos estamentos. No tenían privilegio alguno. Era el grupo más numeroso, compuesto principalmente por campesinos, que podían ser libres o no libres. Los campesinos libres eran propietarios de sus tierras, pero dependían de la protección de un señor. Los campesinos no propietarios de tierras eran colonos: eran libres en su persona, pero no en la economía. Además de trabajar las tierras que el señor les había cedido, también tenían que trabajar durante unos días las del señor. Un grupo importante de hombres libres pertenecientes al pueblo llano eran los burgueses, que designó a quienes vivían en burgos o ciudades. A partir del siglo XIII, se aplicó a quienes se dedicaban a profesiones liberales (de hombres libres): mercaderes, maestros de gremios, médicos, etc. Acabaron haciéndose con el gobierno de las ciudades y emparentando con la nobleza urbana para librarse de impuestos. Otro grupo no bien integrado en la sociedad eran los judíos. Se les prohibía ser propietarios de tierras y se convirtieron en habitantes urbanos. Un grupo minoritario se dedicó a actividades prohibidas a los cristianos (banca). Un grupo especial, tampoco totalmente integrado en la sociedad cristiana medieval, eran los mudéjares: en el campo se dedicaban a tareas agrícolas y en la ciudad a oficios manuales. En el último lugar estaban los siervos. Se llegaba a esta condición por ser prisionero de guerra, por deudas o por ser hijo de otro siervo. Podían ser vendidos.