Restauración Española: Sistema Canovista, Oposición y Crisis Colonial (1874-1902)

La Restauración Española: Características, Funcionamiento y Crisis (1874-1902)

Introducción

La Restauración es el período de la historia de España comprendido entre 1874 y 1923. Abarca los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII, hasta el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera. Este análisis se centrará en la etapa hasta 1902. Se denomina así por el retorno de la dinastía borbónica con Alfonso XII, hijo de Isabel II, y por la pretendida vuelta a la situación política y social anterior al Sexenio Democrático. Alfonso XII fue proclamado rey el 29 de diciembre de 1874 tras un golpe de Estado del general Martínez Campos en Sagunto. El gobierno republicano fue incapaz de oponerse. Aunque Cánovas del Castillo hubiera preferido un regreso “legal” del rey, presidió el Ministerio-Regencia hasta su llegada.

El Sistema Canovista, la Constitución de 1876 y el Turnismo

Antonio Cánovas del Castillo diseñó el sistema político de la Restauración, basado en la alternancia de dos partidos (moderado y progresista) para evitar los enfrentamientos del pasado y la intervención militar en política. Convocó elecciones a Cortes con la ley electoral de 1869 (sufragio universal masculino). El Manifiesto de Sandhurst (diciembre de 1874), redactado por Cánovas y firmado por Alfonso XII en la academia militar donde se formaba, recogía las ideas del proyecto restaurador:

  • Carácter abierto e integrador de la monarquía constitucional.
  • Compatibilidad entre la tradición católica y la libertad.
  • Superación de las constituciones de 1845 y 1869.

El rey entró en Madrid el 14 de enero de 1875. Las primeras medidas del nuevo régimen buscaron el apoyo de la Iglesia, suspendieron periódicos opositores, establecieron una nueva policía y tribunales especiales para delitos de imprenta, reincorporaron a mandos militares eliminados durante el Sexenio y depuraron el funcionariado. Las bases ideológicas del sistema eran:

  • Defensa de la “constitución histórica o interna” de España.
  • Soberanía compartida rey-Cortes, frente a la soberanía nacional.
  • Pesimismo, basado en el estudio de la decadencia española.
  • Un sistema electoral basado en el fraude permanente.

La Constitución de 1876

En julio de 1876 se aprobó la Constitución de 1876, la de mayor vigencia en la historia de España hasta la fecha. Establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, con preeminencia del monarca. El rey designaba al jefe del ejecutivo, disolvía y convocaba las Cortes, y tenía derecho de veto suspensivo. Los artículos sobre sus poderes no podían ser debatidos por las Cortes. El rey también tenía poder sobre el ejército. Las Cortes eran bicamerales. El sistema electoral inicial fue el sufragio censitario. El Congreso se componía de representantes elegidos por distritos unipersonales y reducidos. El Senado incluía senadores vitalicios, de designación real y elegidos por corporaciones y mayores contribuyentes. La iniciativa legal correspondía al rey y a las cámaras. La declaración de derechos seguía la forma de la Constitución de 1869, pero recortando y regulando algunos. Se declaraba el catolicismo como religión oficial, con compromiso estatal de mantenimiento, pero permitiendo el culto privado de otras religiones.

El Sistema Canovista: Bipartidismo, Turnismo y Caciquismo

El proyecto de Cánovas se basaba en una monarquía como base y partidos políticos a su servicio. Se crearon dos nuevos partidos:

  • Partido Conservador: Liderado por Cánovas. Defendía el orden social, la Iglesia y la propiedad. Apoyado por la burguesía latifundista y financiera, la aristocracia y la jerarquía católica. Integrado por liberales moderados, unionistas y parte de los progresistas.
  • Partido Liberal: Liderado por Sagasta. Abogaba por reformas sociales, la educación y un cierto laicismo. Apoyado por la burguesía industrial y comercial, profesiones liberales, funcionarios y clases medias. Compuesto por parte de los progresistas, demócratas y ex-republicanos moderados.

El turnismo o turno pacífico fue un elemento clave. Se basaba en un acuerdo entre los dos partidos para alternarse en el poder, mediante la manipulación electoral. El proceso era el siguiente: el rey, tras el desgaste del gobierno y la presión de la oposición, encargaba la formación de gobierno al otro partido. Luego, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones, que eran manipuladas para asegurar la mayoría al partido que debía gobernar.

La consolidación del turnismo se produjo durante la regencia de María Cristina, especialmente tras el Pacto de El Pardo, que estableció el acuerdo entre Cánovas, Sagasta y la regente para turnarse en el poder y asegurar la monarquía frente a las amenazas carlista y republicana. Las consecuencias negativas fueron la generalización del fraude electoral y el caciquismo. La ley electoral de 1878 eliminó el sufragio universal masculino. El proceso de manipulación incluía:

  1. El Ministerio de la Gobernación elaboraba el “encasillado”.
  2. Se negociaban los candidatos por distrito en las provincias.
  3. Los gobernadores civiles controlaban a los electores, con instrucciones a los alcaldes y la ayuda de los caciques locales (personas con poder económico que controlaban su zona).
  4. Si era necesario, se falsificaban los resultados (pucherazo).
  5. Como última opción, el Gobierno podía anular resultados desfavorables.

El turnismo y el fraude electoral se mantuvieron hasta la segunda década del siglo XX.

La Oposición al Sistema: Regionalismo y Nacionalismo

El Carlismo

En 1876 finalizó la Tercera Guerra Carlista con la toma de Irún, Elizondo y Tolosa por Martínez Campos. El pretendiente Carlos VII se exilió. La derrota militar abrió la vía política, con un papel destacado del catolicismo. Cándido Nocedal, representante de don Carlos, acercó el carlismo al catolicismo intransigente. Tras la muerte de Alfonso XII, se produjo una escisión liderada por Nocedal. El sector carlista se reestructuró en las Juntas Tradicionalistas.

Los Nacionalismos

La Restauración vio el surgimiento de los nacionalismos en Cataluña, País Vasco y Galicia.

  • Cataluña: En 1830 surgió la Renaixença, un movimiento cultural y literario para recuperar la lengua y la identidad catalana. Evolucionó hacia la creación del Centro Catalán. En 1891 se fundó la Unió Catalanista (conservadora). En 1901 se creó la Liga Regionalista, el primer gran partido del nacionalismo catalán.
  • País Vasco: La supresión de los fueros vascos tras la Tercera Guerra Carlista llevó a Sabino Arana a fundar el PNV en 1895.
  • Galicia: Movimiento minoritario, con un regionalismo débil y tardío.

Los Republicanos

Tras el fracaso de la I República, el republicanismo se diversificó. Tuvo más presencia social que representación política, a través de casinos, clubes, prensa y escuelas laicas. Hubo cuatro corrientes republicanas:

  1. Partido Posibilista: Moderado, dirigido por Emilio Castelar. Se integró en el sistema.
  2. Sector de Ruiz Zorrilla y Salmerón: Apostaba por la revolución.
  3. Sector de Salmerón: Inspirado en la Institución Libre de Enseñanza, creó el Partido Centralista. Se reunificaron en Unión Republicana.
  4. Partido Federal de Pi i Margall: Representaba aspiraciones populares, con base urbana y rural en Andalucía y Cataluña. Eran laicistas y anticlericales.

El Movimiento Obrero

Se opuso al sistema. Se organizó en corrientes anarquista y socialista, desarrollándose en la clandestinidad durante la Restauración.

  • Socialismo: En 1879, Pablo Iglesias fundó el PSOE, un partido de clase que defendía los derechos del proletariado. Fue legalizado en 1881. Combinó el ideario revolucionario marxista con medidas realistas, como la participación política. En 1886 apareció el semanario *El Socialista*. En 1888 se creó la UGT. En 1910, la coalición republicano-socialista permitió a Pablo Iglesias ser el primer diputado socialista.
  • Anarquismo: Fue la ideología obrera más influyente. Se centró en la acción terrorista, siendo clandestino y perseguido. Su mayor difusión fue durante la regencia. Su oposición al poder y la acción violenta lo convirtieron en una amenaza para el Estado.

Períodos de la Restauración. Evolución Política

El reinado de Alfonso XII comenzó con el gobierno del Partido Conservador, alternándose con el Partido Liberal.

  • Presidencia de Cánovas (1876-1881): Conocida como “dictadura canovista” por su autoritarismo. Buscaba garantizar la monarquía y centralizar el sistema político. La política educativa exigió a los profesores universitarios jurar fidelidad al gobierno, provocando la destitución de varios catedráticos que fundaron la Institución Libre de Enseñanza en 1876. Se limitaron las libertades de expresión, imprenta y reunión. La ley electoral de 1878 estableció un sufragio selectivo y autoritario. Finalizaron la guerra carlista (origen del fuerismo y nacionalismo vasco) y la sublevación cubana (Paz de Zanjón, 1878, con promesas incumplidas de reformas políticas).

  • Gobierno de Sagasta (1881-1883): Tras la petición de un cambio, Sagasta formó gobierno, implementando más derechos y libertades. Se amplió el sufragio (ley de 1882) y se estableció la libertad de imprenta. Se intentó una reforma educativa, permitiendo el regreso de profesores de la Institución Libre de Enseñanza, pero sin reducir la influencia de la Iglesia.

  • Última etapa del reinado de Alfonso XII (1883-1885): Cánovas volvió al gobierno. El rey murió en 1885, iniciándose la regencia de María Cristina de Habsburgo.

Regencia de María Cristina (1885-1902): Continuó el sistema canovista, pero con problemas como la ebullición social, la inestabilidad política, el surgimiento del nacionalismo y la pérdida de las colonias en 1898. Cánovas, temiendo una rebelión tras la muerte del rey, acordó con Sagasta el Pacto de El Pardo, cediendo el gobierno al Partido Liberal para estabilizar la situación y garantizar la sucesión de Alfonso XIII.

El “gobierno largo” de Sagasta (1885-1890) fue el de mayor duración de la Restauración. Se realizaron reformas como la Ley de Asociaciones (legalización de sindicatos) y la Ley de Sufragio Universal de 1890. Se reformó el ejército. En política exterior, España se unió a la Triple Alianza, pero tuvo poca influencia en el reparto colonial de África. Sagasta dejó el gobierno en 1890 por divisiones internas. Hasta 1898 no hubo novedades en el turnismo, pero surgieron problemas que desembocaron en la crisis de 1898.

El Imperio Colonial Ultramarino Español y la Crisis de 1898

Introducción

Tras la pérdida de América continental a principios del siglo XIX, el imperio colonial español se reducía a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y archipiélagos en el Pacífico. El proceso de separación comenzó en la segunda mitad del siglo XIX. Cuba y Puerto Rico tenían economías basadas en la agricultura de exportación (azúcar, tabaco) y aportaban beneficios a España. El gobierno español imponía leyes arancelarias, obligando a las colonias a comprar productos españoles a precios altos, impidiendo la exportación de azúcar a Europa desde 1870 y negando el autogobierno. En Filipinas, la presencia española era escasa y la soberanía se mantenía por la fuerza militar.

Factores de la Insurrección

Los movimientos autonomistas comenzaron en Cuba en 1868 con la sublevación de Manuel Céspedes (Grito de Yara), iniciando la lucha por la abolición de la esclavitud y la autonomía política. La Guerra de Secesión estadounidense influyó en la insurrección. La guerra terminó en 1878 con la Paz de Zanjón, donde Martínez Campos se comprometió a conceder autogobierno a Cuba. En la zona oriental de la isla hubo nuevos conatos de lucha (“guerra chiquita”). Surgió el Partido Liberal Cubano, representando a la burguesía criolla. En Puerto Rico, un proceso similar llevó a la abolición de la esclavitud en 1873. Las aspiraciones autonomistas de Cuba se frustraron por la reacción de la oligarquía azucarera y el rechazo del Parlamento español al proyecto de autonomía de Antonio Maura (1893).

Radicalización Independentista

José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano en 1892, defendiendo la independencia. La propuesta de una ley de autonomía en 1895 llegó tarde. La guerra se endureció bajo el liderazgo de Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. En Filipinas, la insurrección comenzó con el descontento indígena. José Rizal fundó la Liga Filipina, buscando la expulsión de los españoles y la independencia. El general Polavieja ejecutó a Rizal, pero Emilio Aguinaldo mantuvo la insurrección.

La Pérdida de las Colonias

En 1895 se produjo la insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra cubana, con dos fases:

  1. 1895-1898: Guerra entre el ejército español y los independentistas.
  2. 1898: Intervención de Estados Unidos, llevando al enfrentamiento hispano-norteamericano.

El levantamiento cubano fue liderado por José Martí. Tras el fracaso de la reconciliación, el gobierno español aplicó una táctica de guerra total. Estados Unidos protestó y se ofreció como mediador, pidiendo autonomía para Cuba. España rechazó la oferta, prometiendo autonomía tras la guerra. El presidente estadounidense propuso comprar la isla, pero España se negó. Estados Unidos, aprovechando la explosión del acorazado Maine en La Habana (25 de abril de 1898), declaró la guerra a España.

La Guerra contra Estados Unidos (1898)

En España se vivió un entusiasmo patriótico, creyendo en la posibilidad de ganar la guerra. Sin embargo, España no estaba preparada. La guerra se desarrolló en el Pacífico (Filipinas) y el Atlántico (Cuba, Puerto Rico). La batalla naval de Cavite (Filipinas) fue una derrota aplastante para España (1 de mayo). En el Atlántico, la flota española fue aniquilada en Santiago de Cuba (3 de julio). Las tropas estadounidenses ocuparon Santiago, San Juan de Puerto Rico y Manila. La guerra había terminado.

La Paz: El Tratado de París

En diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París. España reconocía la independencia de Cuba y cedía Puerto Rico, Filipinas y Guam a Estados Unidos. Las Islas Marianas, Palaos y Carolinas fueron vendidas a Alemania en 1899.

Las Repercusiones del Desastre: La Crisis del 98

España perdía los restos de su imperio colonial. El impacto generó una crisis de conciencia en la sociedad española. El régimen de la Restauración se vio afectado. Los militares culparon a los políticos de la derrota. Creció un sentimiento antimilitarista, ya que los soldados pobres eran reclutados, mientras los ricos evitaban la guerra pagando. El movimiento obrero, que se opuso a este reclutamiento, generó antipatía en los militares.

Surgió el Regeneracionismo, un movimiento intelectual que rechazaba el sistema político y social de la Restauración. Había distintos tipos de regeneracionismo:

  • Partidos dinásticos: Silvela, Maura (conservadores) y Canalejas (liberal) intentaron luchar contra el caciquismo.
  • Nacionalismos periféricos: Culpaban al estado centralista de los males de España.
  • Republicanos: Tuvieron un gran desarrollo político.
  • Movimiento obrero: Culpaba a la monarquía y a los partidos dinásticos de las malas condiciones de los trabajadores.
  • Militares: El desastre influyó en su ideología.

Destacaron figuras como Unamuno, Joaquín Costa y Ángel Ganivet. El Regeneracionismo tuvo una vertiente literaria, la Generación del 98 (Unamuno, Baroja, Azorín, Maeztu, Benavente, los Machado), que criticó los males de la oligarquía y el caciquismo.

Conclusión

A finales de siglo, la realidad social y económica de España había cambiado, pero la clase política no había transformado las estructuras políticas. Había atraso, aunque en algunas regiones se desarrollaba una agricultura de exportación. Aumentaron las diferencias económicas y las tensiones sociales. El Ejército se volvió enemigo de la política liberal, lo que se reflejó en las dictaduras de Primo de Rivera (1923) y Franco (1936). La crisis política generó una crisis de identidad nacional, reflejada en la Generación del 98 y el Regeneracionismo. Tras el desastre del 98, el siglo XX comenzó con aspiraciones regeneracionistas, pero las diferentes visiones dividieron al país hasta la Guerra Civil (1936-1939).