Historia de España: Desde la Prehistoria hasta la Baja Edad Media
Paleolítico y Neolítico: Sociedad, Economía y Arte Rupestre
El proceso de hominización se produjo en África durante el Paleolítico (hace 4-5 millones de años). Los restos más importantes se encuentran en Atapuerca, destacando por la aportación de conocimientos, la antigüedad de los restos (Homo sp. de más de 1.200.000 años) y la cantidad de hallazgos.
El Paleolítico se divide en dos etapas: Medio y Superior. En el Superior aparece el Homo sapiens. Se observan manifestaciones artísticas en cuevas y abrigos, conocidas como arte rupestre: arte franco-cantábrico y arte levantino.
- Arte Franco-Cantábrico: Representaciones animales, símbolos policromos en el interior de cuevas, naturalistas y sin formar escenas, funcionando como santuarios para rituales mágicos.
- Arte Levantino: Monocromía, esquematización, representación de escenas, figuras humanas, aparición en abrigos rocosos.
La economía en el Paleolítico era cazadora-recolectora y nómada, con sociedades comunitarias de pocos individuos. En el Neolítico, se produce un gran cambio con la producción de recursos mediante la agricultura y ganadería, iniciándose un proceso de sedentarización.
Pueblos Prerromanos, Colonizaciones Históricas: Fenicios, Griegos y Tartesos
Los pueblos prerromanos eran aquellos situados en las zonas por las cuales se extendió el Imperio Romano.
Los Tartesos se asentaron en el valle Bajo del Guadalquivir y tuvieron gran esplendor debido a su actividad minera durante los siglos IX-VII a.C.
Posteriormente, la península quedó dividida en dos culturas:
- Íberos: Asentados en el este y sur, influenciados por el Mediterráneo oriental, reflejado en su lengua.
- Celtíberos: Pueblos de origen indoeuropeo situados en las zonas del alto Duero y Tajo, con gran desarrollo metalúrgico y una sociedad de carácter guerrero.
Las colonizaciones históricas se situaron en la costa mediterránea. Los fenicios fundaron Cádiz (1000 a.C.) y aportaron el alfabeto y el torno alfarero. Los griegos (siglos VII-VI a.C.) fundaron factorías en Rodas, Ampurias, e introdujeron el olivo, la vid y el uso del arado.
Los cartaginenses, herederos de los fenicios (siglo VI a.C.), se asentaron en Ibiza y fundaron Cartago Nova. Fueron derrotados por los romanos en la Primera Guerra Púnica (241 a.C.).
Conquista y Romanización de la Península Ibérica: Aportaciones Romanas
Tras la Primera Guerra Púnica (241 a.C.), romanos y cartaginenses firmaron un tratado que fijaba el río Ebro como frontera entre sus territorios. El norte pertenecía a Roma y el sur a Cartago. Sin embargo, este tratado fue roto por el general cartaginés Aníbal, que destruyó la ciudad de Sagunto, dando lugar a la Segunda Guerra Púnica.
La conquista comenzó en 218 a.C. con la llegada de un ejército romano a Ampurias. En la primera fase, los romanos derrotaron a los cartagineses y se asentaron en la costa mediterránea y en el sur. En la segunda fase, ocuparon Baleares y penetraron en la Meseta (siglo II a.C.), aunque con dificultad debido a las guerrillas lusitanas y a la resistencia de los celtíberos. La tercera fase terminó con la conquista de la franja cantábrica.
La conquista continuó con un proceso de romanización, que consistió en la introducción de las instituciones y elementos romanos, poniendo fin a las culturas indígenas.
Algunas de sus manifestaciones sociales son: la organización y administración provincial, la introducción de instituciones romanas, el sistema urbano y la red de calzadas. En cuanto al ámbito económico, destacaron el desarrollo de la minería, la agricultura y el comercio. En su legado cultural encontramos la lengua (latín), el derecho romano, la religión y obras públicas como acueductos, calzadas, teatros, arcos, etc.
El Reino Visigodo: Origen, Organización Política y Concilios
Los visigodos entraron en la Península Ibérica como aliados romanos con el objetivo de expulsar a los pueblos invasores que se dedicaban al saqueo. Derrotaron a los alanos, expulsaron al norte de África a los vándalos y arrinconaron a los suevos en Galicia.
Cuando cayó el Imperio Romano de Occidente (476), el reino visigodo se instaló en gran parte de la Península, pero tras la derrota en la Batalla de Vouillé (507) frente a los francos, trasladaron su corte a Toledo y crearon el reino visigodo de Hispania.
A partir de ahí, empezaron un proceso de unificación con la población romana. La unificación territorial se logró mediante la expulsión de los suevos y de los bizantinos. La unificación religiosa se consiguió con la conversión del rey Recaredo al catolicismo en el III Concilio de Toledo, y la jurídica cuando se establece un único código de leyes, el Liber Iudiciorum.
Los visigodos mezclaron elementos germánicos y romanos en su estado. Tenían una monarquía electiva que luego pasó a ser hereditaria. Junto al rey vivían condes que desempeñaban el Officium Palatinum, actuando como sus agentes, y junto con otros no palatinos, constituían el Aula Regia. También había un dux a cargo de cada provincia. Los concilios eran asambleas de carácter religioso, a los cuales asistían los reyes con su Aula Regia.
Al-Ándalus: Conquista Musulmana, Emirato y Califato de Córdoba
El general Tariq desembarcó en Gibraltar con un ejército de bereberes y derrotó a Rodrigo en la Batalla del río Guadalete (711), poniendo fin al reino visigodo. La conquista fue rápida debido a la poca resistencia visigoda. Después, Muza con más tropas fue el encargado de ocupar gran parte de la Península, aunque los francos detuvieron la expansión islámica en la Batalla de Poitiers (732).
El estado musulmán de la Península pasó a llamarse al-Ándalus y a ser un emirato dependiente de Damasco, gobernado por la dinastía Omeya. Cuando esta cayó en 756, Abderramán I, el único superviviente, huyó a al-Ándalus y proclamó un emirato independiente de Bagdad, asumiendo el poder político, pero no el religioso. Más tarde, en 929, Abderramán III fundó el Califato de Córdoba (929-1031), proclamándose califa y asumiendo también el poder religioso. Esta fue una época de gran esplendor político, militar y cultural.
Finalmente, tras la muerte de Almanzor y una rebelión, el califato de Córdoba se disolvió (1031) y se crearon los reinos de taifas.
Al-Ándalus: Reinos de Taifas y Reino Nazarí
Tras la muerte de Almanzor (1002), el Califato de Córdoba finalizó y se crearon los reinos de Taifas (1031-1492), estados independientes de árabes, bereberes y eslavos. Algunos reinos tenían que pagar parias a reinos cristianos a cambio de protección militar. Inicialmente eran 39 reinos, aunque acabaron siendo 10 debido al avance de los reinos cristianos.
En 1085, Alfonso VI, rey de Castilla, conquistó Toledo, y los reinos de taifas pidieron ayuda a los almorávides, que entraron en la Península y unificaron de nuevo el territorio andalusí. En 1118, Alfonso I de Aragón conquistó Zaragoza, y el imperio almorávide cayó, dando lugar a los segundos reinos de taifas. En 1144, los almohades llegaron a la Península y algunos taifas volvieron a surgir, pero en 1212 fueron derrotados por Castilla, Aragón, Navarra, León y Portugal en la Batalla de las Navas de Tolosa, y el imperio almohade andalusí, junto con las taifas, se disgregó.
El reino nazarí de Granada perduró hasta que fue conquistado en 1492 por los Reyes Católicos.
Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura
Al-Ándalus está asociado a importantes avances económicos. La agricultura era la base de la economía, e introdujeron el regadío y cultivos nuevos como el arroz o el algodón. También desarrollaron la ganadería, la minería y la artesanía. El comercio interior se ubicaba en el zoco de las ciudades, y el exterior, en el cual importaban esclavos y especias.
La sociedad era rural, aunque con ciudades importantes como Córdoba. En ella convivían musulmanes, cristianos y judíos. Su estructura social estaba liderada por la aristocracia árabe, seguida por los bereberes y los muladíes (cristianos convertidos al islam). Los cristianos o mozárabes, junto con los judíos, eran minoritarios y tenían que pagar impuestos para rezar. El pueblo llano estaba formado por campesinos, comerciantes, artesanos y esclavos.
Tenían una cultura muy desarrollada donde destacaban la medicina y las matemáticas, la poesía y la filosofía, y en el arte, la arquitectura, tanto en mezquitas como en palacios.
Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana, la Reconquista y Modelos de Repoblación
La Reconquista (siglos VIII-XV) es el proceso político y militar por el que los reinos cristianos se enfrentaron a los musulmanes hasta acabar con ellos.
La Reconquista comienza en el núcleo occidental, en Asturias, cuando los musulmanes son derrotados por los astures en la Batalla de Covadonga (722). En el siglo X, Asturias trasladó su corte a León y pasó a llamarse Reino de León. Un siglo más tarde, se unificó el Reino de Castilla. En 824 se fundó el Reino de Navarra, y en 1035 se creó el Reino de Aragón.
En la primera etapa (siglos VIII-X), los reinos cristianos avanzaron hasta el Duero, repoblando las tierras por el procedimiento de presura. En la segunda etapa (siglos XI-XII), avanzaron hasta Toledo hasta que fueron frenados por los almorávides. El modelo de repoblación era concejil y mediante fueros formaron ciudades. Durante la segunda mitad del siglo XII tuvo lugar la tercera etapa, y los reinos cristianos llegaron hasta el Guadiana, y las órdenes militares obtuvieron la concesión de extensos territorios. En la cuarta fase (primera mitad del siglo XIII), tras la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212), avanzaron sobre los reinos de taifas excepto el reino nazarí de Granada, que sería conquistado en 1492. En esta etapa, la nobleza recibió repartimientos de grandes latifundios.
Los Reinos Cristianos en la Edad Media: Organización Política, Régimen Señorial y Sociedad Estamental
Los reinos presentaban una estructura política parecida, aunque con diferencias basadas en la monarquía, las cortes y los municipios. El origen de las cortes está en la Curia Regia donde los nobles asesoraban al rey. La primera fue convocada en 1188 en el Reino de León.
La sociedad fue estamental, organizada en tres estamentos (nobleza, clero y estado llano) a los que se pertenecía por nacimiento.
La nobleza era un estamento privilegiado formado por la alta nobleza (condes, duques), que controlaba los señoríos jurisdiccionales, y estos señoríos, debido al derecho de mayorazgo, pasaban íntegros al heredero. La baja nobleza (hidalgos, caballeros urbanos) algunos tenían propiedades y otros vivían de rentas que recibían como vasallos.
El clero, que se dedicaba a rezar, también tenía privilegios, ya que tampoco pagaba impuestos y recibía diezmos, la décima parte de las cosechas, y las primicias, los primeros frutos de cada cosecha.
Los miembros del estado llano eran pecheros que pagaban impuestos y no tenían privilegios. Estaba formado por artesanos y burgueses que, con el crecimiento de las ciudades, se volvieron más importantes, y campesinos que tenían una importante dependencia de los señores. Había minorías religiosas que eran los judíos y los mudéjares.
Organización Política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media
Tanto el Reino de Castilla como el de Aragón presentan una estructura política parecida basada en la monarquía, las cortes y los municipios, aunque cada reino posee sus propias características.
Castilla era un modelo unitario. El rey lo era por derecho divino y tenía gran poder. La administración central estaba compuesta por las cortes, que eran convocadas por el monarca y se encargaban de aprobar subsidios. También estaba el Consejo Real (órgano consultivo), la Corte, la Audiencia, que era el tribunal real de justicia, y la Hacienda. En la organización territorial se encontraban los corregidores, los cuales representaban a la monarquía.
La Corona de Aragón estaba formada por los territorios de Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña, en la que cada uno conservaba sus instituciones y sus leyes, pero compartían el mismo rey, que estaba representado en cada reino por un virrey. En la administración central están el Consejo Real (órgano legislativo), las Cortes, la Diputación General, la Audiencia y la Corte. Se creó el pactismo, que consistía en que el rey pactaba con las Cortes de cada territorio.
Cuando Navarra se incorporó a Castilla, conservó su condición de reino y sus instituciones privativas: el Rey, las Cortes, el Consejo Real, la Corte Mayor y la Cámara de Comptos.