Causas de la Revolución Francesa
En el siglo XVIII, se produjo una subida de precios y un auge en los negocios y la industria. La burguesía obtenía grandes beneficios económicos, pero su progreso topaba con las reglamentaciones que interferían en la libre producción y el libre comercio, y además le impedían acceder al poder político. Animados por ideas ilustradas, reclamaban cambios en la política que acabasen con el intervencionismo estatal, el absolutismo y los privilegios aristocráticos. Los privilegiados veían cómo el aumento de los precios perjudicaba a quienes vivían de rentas fijas y se esforzaban por consolidar y aumentar sus privilegios. Una grave crisis económica acabó de tensar la situación. Las finanzas estaban en déficit crónico debido, en gran parte, a que el Tercer Estado cargaba con todos los tributos.
Convocatoria de los Estados Generales
Calonne propuso que la nobleza pagara impuestos para aliviar la situación y esta se opuso, alegando que solo los Estados Generales podían aprobar nuevas cargas fiscales. La rebelión nobiliaria provocó una perjudicial crisis política y obligó a Luis XVI a convocar a los Estados Generales en 1789. Se elaboraron cuadernos de quejas y todos mostraban el descontento con la monarquía. Entre 1788 y 1789, los sectores más ilustrados de la burguesía obtuvieron su primera reivindicación: contar con el mismo número de representantes que la nobleza y el clero en los Estados Generales.
La Ruptura de Julio de 1789
Los Estados Generales se abrieron en mayo de 1789 en Versalles. La nobleza y el clero estaban seguros de imponer su voluntad, pero rápidamente los representantes del Tercer Estado reclamaron la reunión conjunta de los estamentos y el voto por persona, lo que hizo que el rey y los privilegiados se negaran y las sesiones de los Estados Generales se suspendieran. Los representantes del Tercer Estado se constituyeron en Asamblea Nacional y juraron no abandonar el lugar sin haber dotado a la nación de una Constitución que garantizase sus derechos. Con la adhesión de una parte del clero y de una minoría nobiliaria, llevaron la agitación a la calle y con apoyo popular abrieron paso a una revolución, lo que hizo que el monarca cediera a las demandas y los Estados Generales se transformaran en Asamblea Nacional Constituyente en julio. Los diputados llamaron a la movilización, que acabó el 14 de julio con el asalto a la prisión de la Bastilla. Las noticias se propagaron por el campo francés y una revuelta antiseñorial muy violenta se extendió por toda Francia.
La Asamblea Nacional Constituyente (1789-1791)
Se procedió a la abolición jurídica del feudalismo. Los estamentos, los diezmos, las rentas, la servidumbre y la justicia señoriales fueron suprimidos, aunque los campesinos tuvieron que pagar una indemnización a los antiguos señores. Se aprobó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano que otorgaba a los franceses la condición de ciudadanos libres e iguales respecto a la ley, dotados de derechos naturales, políticos y de propiedad. Reconocía el derecho a la resistencia contra la opresión y estableció la soberanía de la nación como expresión de la voluntad general. Se inició la redacción de la Constitución de 1791, que definía una monarquía constitucional basada en la división de poderes, el derecho a veto del rey y el sufragio censitario e indirecto. Se dividió el territorio en 83 departamentos, se abolieron aduanas interiores y se estableció la libertad de comercio. Para resolver el déficit financiero se llevó a cabo una desamortización y el Estado aseguró el mantenimiento del culto y clero. También se separó la Iglesia del Estado y se aprobó la ley del divorcio.
La Radicalización de la Revolución: La Caída de la Monarquía (1791-1792)
El proceso revolucionario tenía que hacer frente a la oposición de los antiguos privilegiados, contrarios a las reformas. Los nobles emigrados al extranjero y los eclesiásticos refractarios alentaban a la intervención de las potencias europeas para restablecer el Antiguo Régimen. Los constitucionalistas habían conseguido todos sus objetivos. En junio de 1791, la familia real intentó fugarse de Francia para reunirse con las tropas austriacas e iniciar la invasión, pero la descubrieron en Varennes y fue enviada de vuelta a París. Fue por esta situación por la que los grupos más radicales empezaron a reclamar una república. En abril de 1792, la Asamblea decidió declarar la guerra a Austria. Las primeras acciones bélicas fueron desastrosas para los franceses, cuya oficialidad estaba formada básicamente por nobles que se pasaron al enemigo. La insurrección estalló en agosto de 1792 con el asalto a las Tullerías. El triunfo popular significó el arresto del rey y la convocatoria de elecciones por sufragio universal masculino.
La Convención Girondina
El gobierno estaba en manos de los girondinos. En la Convención, unos problemas fueron enfrentando a girondinos con montañeses y, en medio, diputados. El problema principal era qué hacer con Luis XVI. Los girondinos querían castigarlo por traición, pero no querían procesarlo hasta que no acabara la guerra, y los jacobinos querían procesarlo. La presión popular obligó a juzgarlo y condenarlo, y Luis XVI fue guillotinado en enero de 1793, y María Antonieta meses después, lo que hizo las divisiones en la Convención e impulsó una coalición europea antirrevolucionaria. La Convención realizó nuevas levas obligatorias. La situación se agravó con la insurrección campesina del departamento de la Vendée, provocada por el hambre y las nuevas levas. Los jacobinos creyeron que había llegado el momento de dar un cambio y llevar a cabo una experiencia nueva de gobierno social y democrático.
La Convención Jacobina: El Terror
Los jacobinos, con apoyo de los *sans-culottes*, arrestaron y ejecutaron a algunos de los principales dirigentes girondinos e inauguraron la etapa más radical de la Revolución. Aprobaron la Constitución de 1793, que establecía sufragio universal masculino y soberanía popular. El Comité de Salvación Pública concentró todos los poderes y tomó medidas excepcionales. También se implantaron una reformas sociales pedidas por los *sans-culottes*. A principios de 1794, parecía que la república se había salvado, pero los *enragés* reclamaban más igualdad, mientras que amplias capas de la burguesía moderada deseaban poner fin a las reformas jacobinas. Ante las críticas, Robespierre y sus fieles se aislaron y eliminaron a sus adversarios a la derecha o la izquierda, practicando una sangrienta represión. Todos sus enemigos se unieron y consiguieron detenerlos y ejecutarlos.
La República Burguesa
Tras la caída de los jacobinos, se inició un proceso que situó a la burguesía conservadora como la beneficiaria de la revolución. Se aprobó la Constitución de 1795, que estableció el sufragio censitario, definió el Directorio y estableció un legislativo dividido en el Consejo de los Quinientos y el de los Ancianos. El Directorio reprimió con dureza las revueltas populares dirigidas por los sectores izquierdistas que defendían la continuidad de la revolución. Tomó relevancia la Conspiración de los Iguales. Este poder tuvo que enfrentarse a la reorganización del movimiento realista. La guerra contra las coaliciones europeas era favorable a Francia, sus fronteras se extendían hacia Saboya y el Rin, y el ejército tenía prestigio. El 18 Brumario, Napoleón protagonizó un golpe de Estado y accedió al poder, clausurando la revolución e iniciando el Consulado.
La Francia de Napoleón
El Consulado se dotó de una Constitución que establecía un ejército fuerte, anulaba la Declaración de los Derechos y limitaba el sufragio a los más ricos. Napoleón fue acumulando el poder hasta que en 1804 se coronó emperador. Abordó la formación de nuevas instituciones y una serie de reformas que consolidasen los principios de 1791. Elaboró un Código de Comercio, un Código Penal y un Código Civil, realizó una centralización administrativa y desarrolló la enseñanza pública y la uniformización lingüística.
El Dominio de Europa por Napoleón
Después de su coronación y la estabilización interior, Napoleón emprendió una política de conquistas y consiguió dominar Europa desde el río Elba hasta la Península Ibérica. Quería formar un imperio con el centro en Francia e implantar las instituciones revolucionarias en los territorios ocupados. El dominio francés sobre Europa alcanzó hasta 1812. El fracaso en España, Rusia y la creación de una gran coalición europea provocaron el declive de Napoleón. La ocupación de París por las fuerzas coaligadas hizo la destitución de Napoleón y el restablecimiento de los Borbones. Fue definitivamente derrotado por las potencias coaligadas en la batalla de Waterloo en 1815 y confinado en Santa Elena.
El Sistema de la Restauración: El Congreso de Viena
Las grandes potencias se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815). El objetivo era volver a la situación anterior a la Revolución Francesa y acabar con los principios de soberanía nacional y de constitucionalismo. Volver al absolutismo se fundamentó en el rechazo de la Revolución y en el legitimismo. En España, Imperio Austriaco y Rusia supuso el restablecimiento al Antiguo Régimen, y en Gran Bretaña siguió el sistema parlamentario.
La Reordenación del Mapa Europeo
En el Congreso de Viena se remodelaron las fronteras de Europa en función de los intereses de las potencias vencedoras. Los grandes beneficiarios fueron los imperios austriaco y ruso y el reino de Prusia. Francia volvió a las fronteras anteriores a 1789 y Gran Bretaña seguía teniendo la hegemonía marítima. Se asentaron el derecho de la intervención y la celebración de congresos.
Revoluciones de 1820 y 1830
Durante la Restauración, los liberales pasaron a la clandestinidad y se organizaron en sociedades secretas. Tenían influencia prácticamente en las ciudades y confiaban en que el pueblo se incorporaría al levantamiento una vez empezado. Esta estrategia caracterizó a la oleada revolucionaria entre 1820 y 1824, que provocó una quiebra del sistema de restauración. El triunfo en España, Portugal, Piamonte y Nápoles abrió un corto periodo liberal que solo fue sofocado por las fuerzas absolutistas. Una segunda oleada revolucionaria se produjo entre 1829 y 1839. La intervención popular favoreció la derrota del poder aristocrático en Europa occidental. Se inició en Francia en 1830 y significó el derrocamiento de los Borbones y la implantación de una monarquía constitucional, y comportó la independencia de Bélgica. A finales de la década de 1830, el absolutismo fue desapareciendo en Europa occidental y se impuso un liberalismo moderado.
La Experiencia Democrática y Social de 1848
La revolución de 1848 puso fin a la Restauración. En Europa oriental, menos en Rusia, significó la abolición del feudalismo; en Europa occidental dio lugar a nuevos ideales democráticos. La revolución se inició en París. El movimiento insurreccional acabó con el asalto al Palacio Real, la huida del rey y la proclamación de una república. Se formó un gobierno provisional que impulsó unas reformas sociales y políticas. Se celebraron elecciones y dio lugar a la formación de un gobierno republicano moderado. La respuesta se dio en forma de insurrección popular en junio de 1848, que significaba el enfrentamiento entre burguesía y proletariado. En diciembre, el acceso de Napoleón III al poder respondió a estas necesidades y culminó con la proclamación del Segundo Imperio (1851). El impacto de la revolución de París fue inmediato y se extendió por Europa.
Italia: El Risorgimento
El *Risorgimento* planteaba la creación de una república democrática. El fracaso de los intentos revolucionarios de 1848 y 1849 significó la continuidad del dominio de Austria. Solo en Piamonte se consolidó un Estado constitucional bajo los Saboya. Cavour consiguió derrotar a los austriacos, anexionar Lombardía y los estados centrales. Pero Garibaldi emprendió la conquista del sur. La unidad se completó con la anexión de Véneto en 1866 tras derrotar a los austriacos y la conquista de los estados pontificios.
Alemania: La Unificación
El Congreso de Viena había establecido la Confederación Germánica con la presencia del reino de Prusia y el imperio austriaco. El primer paso a la unificación fue la creación del *Zollverein* en 1834, en el que también se integró Prusia, el Estado que dirigía el proceso unificador. Durante la revolución de 1848, los sectores liberales y democráticos formaron un parlamento en Frankfurt que ofrecía la corona a Federico Guillermo IV, pero la rechazó e impuso la estrategia del canciller Bismarck. Prusia dirigiría la unificación a partir de su supremacía económica y militar, lo que hizo una guerra con Dinamarca, por la que se anexiona los ducados de Holstein y Schleswig, una guerra contra Austria y una contra Francia que permitió cohesionar los Estados germánicos contra un enemigo común al que derrotó en Sedán. La victoria militar culminó con la proclamación del Segundo Reich y de Guillermo I como emperador.