Reyes Católicos: Unión Dinástica, Estado Moderno y Descubrimiento de América

El Reinado de los Reyes Católicos: Unión Dinástica y Monarquía Autoritaria

La Subida al Trono de los Reyes Católicos y la Unión Dinástica

En 1468, Enrique IV de Trastámara, rey de Castilla, cedió a la presión de la nobleza castellana y aceptó el nombramiento de su hermanastra Isabel como heredera del trono. Un año más tarde, Isabel se casó con Fernando, el heredero del trono de Aragón.

La muerte de Enrique IV en 1474 situó a Isabel y Fernando en el trono de Castilla, pero las opiniones se dividieron. Un sector de la alta nobleza apoyó a Juana, hija de Enrique IV, y buscó el apoyo de Portugal y Francia. Otro sector de la nobleza castellana, y la mayor parte de las ciudades, optaron por Isabel. La batalla de Toro (1476) fue decisiva, en ella, Alfonso V (rey de Portugal) fue derrotado. El éxito se inclinó definitivamente a favor de Isabel y Fernando, firmándose con Portugal el tratado de Alcaçovas (1479) por el que Isabel fue reconocida como reina. En 1479, murió Juan II de Aragón y la herencia de la Corona recayó en su hijo Fernando. Se cerraba así la etapa de consolidación en el trono de Isabel y Fernando. Al año siguiente, las Cortes de Toledo pusieron las bases de la organización de la monarquía, por la que Castilla pasaba a ser un estado moderno.

La monarquía de los Reyes Católicos se constituyó sobre la unión personal de los monarcas. Cada uno de ellos aportó los territorios que conformaban las Coronas de Castilla y Aragón. El matrimonio no supuso la fusión de los dos reinos, que continuaron conservando su plena personalidad política e instituciones propias. Isabel I era reina de Castilla y Fernando simple rey consorte, y a la inversa en Aragón. Ambos gobernaron en conjunto y existieron instituciones comunes en ambos reinos como la propia monarquía, la Inquisición y el ejército. Los Reyes Católicos se preocuparon por ampliar y consolidar estos territorios, con el objetivo de instaurar un Estado Moderno sobre una base territorial lo más sólida posible. Ello explica las empresas castellanas de la conquista de Granada (1492), las islas Canarias (1496) y la incorporación de Navarra (1512), después de la muerte de Isabel I. Durante el reinado de Isabel la Católica se produjo el descubrimiento de América y se pusieron las bases de la monarquía hispánica gobernada por la Casa de Austria.

Monarquía Absoluta y Creación del Estado Moderno Bajo los Reyes Católicos

Los Reyes Católicos iniciaron la gran empresa de crear un estado sólido en Castilla. Los monarcas medievales en la práctica no ejercían el poder efectivo ni se hacían obedecer por sus súbditos debido a la fragmentación política propia de los estados feudales, de modo que los señores ejercían todo el poder en sus señoríos. Pero en diversos territorios europeos, los reyes comenzarán a afianzar el poder entre sus súbditos (nobleza, clero y habitantes de las ciudades). Los reyes van a ser soberanos con plenos poderes, instaurando la monarquía autoritaria, sistema político característico del siglo XVI. La reina Isabel I (1479-1504) para reforzar la autoridad real y contrarrestar el poder de la nobleza, clero y ciudades creó una serie de instituciones.

El Sometimiento de la Nobleza

Acabada la guerra civil, los monarcas intentaron someter a la nobleza castellana, zanjando el conflicto entre nobleza y monarquía atrayéndolos a la corte. A los que se resistieron (Galicia y Andalucía) se les venció militarmente, aunque no fueron muy duros, pues los necesitaban para su proyecto de estado moderno. Los Reyes Católicos habían captado dos realidades: la primera, que no podían enfrentarse a los grandes nobles castellanos; pero sabían que tenían que evitar que las grandes familias de la nobleza castellana ejercieran el poder como lo habían hecho durante la Edad Media. No solo no desposeyeron a los nobles de sus patrimonios, sino que les permitieron consolidarlos a través de los mayorazgos, aumentaron su poder económico y social, pero les anularon las mercedes obtenidas fraudulentamente durante el reinado anterior. La nobleza, a cambio, debía aceptar el poder indiscutible de los reyes y perdía todo el poder político. Además, crearon una serie de instituciones para contrarrestar el poder noble.

Las Reales Chancillerías

Los nobles ejercían de jueces en sus señoríos en la Edad Media. La reina Isabel consolidó su potestad reforzando la Real Chancillería de Valladolid (para pleitos desde el Sistema Central hasta el Norte) y creó otra en Ciudad Real, luego trasladada a Granada, que entendía de pleitos al sur del Sistema Central. La reina contará con una serie de representantes judiciales que dictaban justicia en nombre de la reina, consolidándose la justicia real.

La Santa Hermandad y el Ejército Permanente

Para asegurar la paz social, crearon la Santa Hermandad (1476), una especie de policía rural que aseguraba la paz en los caminos castellanos, evitando el bandidaje noble (la nobleza castellana arruinada se dedicaba al bandidaje). Isabel I creó un ejército permanente y dependiente de la monarca a cuyos mandos estableció a nobles propicios que aumentaron así sus rentas.

Los Consejos

La reina Isabel I creó una serie de consejos que asesoraban a la monarca en multitud de aspectos, tanto a nivel territorial como temático: Hacienda, Indias, Aragón, Inquisición… El más importante era el Consejo Real o de Castilla, que será el instrumento de gobierno más eficaz de la monarquía tanto de los Reyes Católicos como de los Austrias. Los consejeros eran nobles especialistas en diversos aspectos de la administración, atraídos a la corte con estos sustanciosos cargos, abandonando sus castillos y sirviendo a la corona.

El Control del Clero

Con la creación de la Inquisición, la Iglesia controló la moral. Isabel I limitó el poder del clero gracias a:

  • Derecho de Patronato: La reina convenció al Papa de que la Guerra de Granada había sido una guerra de cruzada contra el infiel y obtuvo importantes recursos económicos de la Corte Papal y también el Regio Patronato con el que la reina elegía ella misma a los obispos castellanos, eligiendo obispos que le fueran favorables.
  • Incorporación a la Corona de las Órdenes Militares: La reina Isabel solicitó al Papa y consiguió de éste, la titularidad de gran Maestre de las Órdenes Militares hispanas (Santiago, Calatrava y Montesa) que ejerció su marido y los posteriores reyes de Castilla.

El Control de las Ciudades

Para contrarrestar el poder de los habitantes de las ciudades, especialmente las oligarquías urbanas (burgueses), la reina se servirá de:

  • Corregidores: representantes en cada una de las ciudades castellanas, para que informen de lo acontecido en las ciudades y que representen a la reina en el gobierno municipal, evitando que los acuerdos aprobados no atentaran contra los intereses de la monarquía.

Unidad Religiosa y Creación de la Inquisición

Los Reyes Católicos quisieron alcanzar la igualdad en la fe. Hasta su reinado, los reyes castellanos y aragoneses habían sido tolerantes con las minorías étnico-religiosas. En efecto, en ambos reinos existían un importante número de mudéjares y judíos. Elementos valiosos ya que los primeros eran excelentes jornaleros y artesanos y los segundos grandes comerciantes, banqueros, filósofos, recaudadores de impuestos, médicos… La Iglesia les miraba con recelo por su religión y el pueblo miraba con odio a los judíos por su mejor situación económica y a los mudéjares por si favorecían un desembarco que reconquistara la Península para el Islam.

Durante el siglo XIV, los judíos fueron acusados de todas las causas de la crisis, y sometidos a persecuciones y matanzas en juderías. Muchos se bautizaron y comenzaron a ser llamados conversos, ellos y sus descendientes. Una minoría se mantuvo en la fe de sus antepasados. La situación se complica tras la toma de Granada y aunque muchos musulmanes huyeron a África, la mayoría permaneció y después fue obligada al bautismo. Algunos se sublevaron y fueron reprimidos con fuerza, apareciendo así los llamados moriscos. Moriscos y Conversos eran acusados de que en la intimidad practicaban sus antiguas fes y los Reyes Católicos los consideraron herejes y pidieron al Papa la instauración del tribunal de la Inquisición en 1478. La Inquisición actuó contra los herejes. Las penas eran: confiscación de bienes, cárcel, morir en la hoguera, y eran públicas. Para ello se hacían autos de fe en las principales ciudades donde se quemaban vivos a los reos con el objetivo de servir de escarmiento. Por eso en 1492 los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos.

El Descubrimiento de América

El Proyecto de Colón

Cristóbal Colón nació en Génova en 1451. Cuando arribó a Lisboa a los 25 años era ya un experimentado marino. Entró en contacto con el plan portugués de hallar una ruta marítima directa a la India a través de África. Con esa experiencia y sus lecturas concibió un proyecto que consistía en alcanzar la India por otra ruta distinta de la que tradicionalmente buscaban los portugueses, a través del océano. Una serie de errores de cálculo le llevaron a pensar que el planeta era menor y que el continente asiático era mayor de lo que en realidad es, por lo que estimó que podría alcanzar la costa asiática navegando sólo 2400 millas náuticas por el Atlántico (la distancia real es de 10600 millas), cosa factible con las carabelas que se fabricaban ya en la península Ibérica.

Hacia 1484 presentó su proyecto al rey Juan II de Portugal y le pidió apoyo económico para el mismo. El monarca lo rechazó. Colón se trasladó a Castilla en 1485, y estuvo durante siete años vinculado a la corte de los Reyes Católicos. Colón conoció en el monasterio a fray Juan Pérez, confesor de la reina, quien escribió a Isabel intercediendo por Colón. Finalmente viajó al campamento de los reyes y expuso de nuevo sus planes, aunque fueron rechazados. Consejeros de Fernando le convencieron de que aprobara el proyecto ya que arriesgaría poco y sería mucho lo que ganara. Las Capitulaciones de Santa Fe se firmaron en abril de 1492, consiguiendo Colón: nombramiento de Almirante de la Mar Océana, títulos de Virrey y Gobernador de las tierras que descubriera.

El Primer Viaje y el Tratado de Tordesillas

Colón salió de Palos el 3 de agosto de 1492 con tres naves: la nao Santa María y las carabelas la Pinta y la Niña; y unos cien hombres. El 12 de octubre llegaron a una isla, a la que Colón llamó San Salvador. Se dedicó entonces a localizar dónde había oro, halló algunas muestras. La última de ellas pareció la mejor y la bautizó como la Española. En su costa naufragó la nao Santa María, y con sus restos construyó el fuerte Natividad, donde dejó 39 hombres que no le cabían en la carabela Niña, y volvió a la Península.

Colón arribó en Portugal, y tuvo que entrevistarse con su antiguo soberano, Juan II, quien calificaba de propias las tierras descubiertas, basándose en el tratado de Alcaçovas. Mientras, los Reyes Católicos mandaron emisarios a Roma, para conseguir del Papa la asignación de las tierras. Alejandro VI redactó la Bula Inter Caetera, que dona a los reyes castellanos las tierras “descubiertas e por descubrir” que se encontraran navegando hacia occidente en dirección a las Indias y señala una línea de demarcación para las zonas de influencia castellana y portuguesa. Los portugueses no estuvieron de acuerdo, por lo que meses más tarde se firmará el Tratado de Tordesillas que estableció la línea de demarcación definitiva.