Segunda República Española: Reformas y Constitución de 1931

La Segunda República Española: La Constitución de 1931 y el Bienio Reformista

El camino hacia la República

El fallido intento de reponer el caduco sistema de la Restauración del Gobierno de Berenguer no era la respuesta a los graves problemas españoles. La oposición republicana se unió en el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930): republicanos, nacionalistas, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), intelectuales, estudiantes y parte del Ejército se comprometieron a acabar con la Monarquía a través de una sublevación, que finalmente fracasó. Entonces, el Almirante Aznar tomó el gobierno de Berenguer y convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Los firmantes de dicho pacto se presentaron bajo la Coalición Republicano-Socialista. El triunfo republicano en las grandes ciudades fue seguido de la caída de la Monarquía con el exilio de Alfonso XIII.

El 14 de abril, el ayuntamiento de Eibar proclamaba la República, y el Comité revolucionario de los miembros del Pacto de San Sebastián constituía el Gobierno Provisional. Este estaba formado por: católicos de derecha, republicanos de centro-izquierda, socialistas, nacionalistas catalanes y gallegos. Con el objetivo de legitimar el nuevo régimen y elaborar una nueva Constitución, se convocaron elecciones para junio de 1931 en las que la victoria fue para los republicanos-socialistas.

La Constitución de 1931

Las Cortes constituyentes elaboraron la Constitución de 1931 que tenía como principales rasgos característicos:

  • La definición de un régimen democrático, parlamentario, laico, moderno y descentralizado.
  • El establecimiento de la soberanía nacional con marcada división de poderes.
  • El sufragio universal.
  • La ordenación territorial con la concesión de los Estatutos de Autonomía.
  • El reconocimiento de una amplia nómina de derechos individuales y sociales.
  • La anteposición de los intereses económicos nacionales sobre los privados.
  • La separación Iglesia-Estado.

El Bienio Reformista (1931-1933)

Tras la aprobación de este texto el 9 de diciembre, el Congreso nombró presidente a Alcalá Zamora, formándose el Gobierno constitucional presidido por Azaña e integrando a los republicanos de izquierda y a los socialistas. Así comenzaba el Bienio Reformista (diciembre de 1931 – octubre de 1933) que presentó:

  • Reforma agraria: La fallida Ley de Reforma Agraria de 1932 intentó paliar la desigual distribución de la tierra. El Gobierno se ganó el descontento de terratenientes y campesinos, quienes llegaron a ser reprimidos. A su vez, Prieto intentó extender el regadío con la construcción de una serie de obras públicas.
  • Reforma laboral: impulsada por Largo Caballero, con el objetivo de crear nuevas relaciones entre empresarios y trabajadores, y extendiendo los beneficios de la legislación laboral al campo.
  • Reforma religiosa: la separación Iglesia-Estado y la laicización de la sociedad supuso conflictos. Distintas legislaciones permitieron disolver la Compañía de Jesús y confiscar sus fincas, establecer el matrimonio civil y el divorcio, más la secularización de los cementerios; a la vez que se prohibía la enseñanza y el comercio a la Iglesia y órdenes religiosas.
  • Reforma militar: con el objetivo de crear fuerzas armadas leales a la República. La Ley Azaña permitió a los militares retirarse con el sueldo íntegro si no apoyaban a la República. Se creó la Guardia de Asalto y se cerró la Academia Militar de Zamora, donde estaba destinado Franco. Las fuerzas de derecha, ante el descontento, crearon una organización clandestina de militares de derecha, la Unión Militar Española (UME).
  • Cuestión autonómica: afectando principalmente a Cataluña, el País Vasco y Galicia; los dos primeros sí conseguirán el Estatuto.
  • Reforma educativa y política cultural: encaminada hacia un mayor laicismo; con gran influencia de la Institución Libre de Enseñanza, con un programa que proponía un sistema educativo unificado, público y laico, realizándose para ello una importante inversión en la formación de profesores y maestros, y en la construcción de escuelas.

El fin del Bienio Reformista y la “Edad de Plata”

En 1933, se consolidó la derecha con los conservadores católicos de Acción Popular (la CEDA de Gil Robles), la Falange Española de Primo de Rivera, y el centro-derecha se agrupó en torno al Partido Radical de Lerroux. Renovación Española de Calvo Sotelo, y los carlistas, Comunión Tradicionalista. La ineficacia de las reformas en profundidad restó apoyos al Gobierno y la ofensiva sindical e insurreccional de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) se unió a insurrecciones militares como la Sanjurjada. En este clima, Alcalá Zamora aceptó la dimisión de Azaña y Martínez Barrio convocó elecciones para el 18 de noviembre, en las que el centro-derecha (CEDA y radicales de Lerroux) alcanzaron la mayoría parlamentaria, dando inicio al bienio radical-cedista en una, cada vez mayor, tensión política y social.

En las realizaciones culturales, se consolidó en España la “Edad de Plata” de la cultura, con la existencia de grandes figuras: pensadores (Ortega y Gasset, D’Ors), científicos (Marañón), escritores (Pérez de Ayala), pintores (Miró, Picasso, Dalí), cineastas (Buñuel), entre otros. La democratización favoreció el libre pensamiento. Se impulsó la cultura con las Misiones Pedagógicas, a la vez que crecían la alfabetización y la escolarización.