Sexenio Democrático en España: Causas, Revolución de 1868, Reinado de Amadeo I y Primera República

El Sexenio Democrático (1868-1874)

1. Causas de la Revolución de 1868

En los años anteriores a 1868, España atravesó tres crisis simultáneamente:

  1. Crisis financiera: Provocada por la caída del valor de las acciones en Bolsa, originada por la crisis de los ferrocarriles. El escaso desarrollo industrial español no generó suficiente demanda para el transporte de mercancías y viajeros, lo que desplomó el valor de las acciones.
  2. Crisis industrial: Especialmente en Cataluña. La industria textil dependía del algodón importado de Estados Unidos, pero la Guerra de Secesión americana encareció el transporte de esta materia prima. Muchas empresas algodoneras no pudieron afrontar el alza del precio del algodón y tuvieron que cerrar.
  3. Crisis de subsistencias: Una serie de malas cosechas en los años anteriores a 1868 resultaron en una gran escasez de trigo, alimento básico de la población española. El precio del pan y otros productos básicos (arroz, bacalao) subió enormemente. En el campo, el hambre generó un clima de fuerte violencia social. En las ciudades, el aumento del paro provocó el descenso del nivel de vida de las clases trabajadoras.

Deterioro político

Ante la imposibilidad de acceder al poder por medios pacíficos, el Partido Progresista, dirigido por Prim, se negó a participar en las elecciones y defendió la conspiración (golpe militar) como único medio para gobernar. El Partido Progresista y el Partido Demócrata firmaron el Pacto de Ostende en 1867 (en Bélgica) para derrocar al gobierno de los moderados y destronar a Isabel II. Los seguidores del Partido de la Unión Liberal, liderados por Serrano tras la muerte de O’Donnell, también se unieron al pacto.

2. La Revolución de 1868 (La Gloriosa) y el Gobierno Provisional

El alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II comenzó en Cádiz. Rápidamente, Prim y Serrano se pusieron al frente de los sublevados, extendiendo la revolución por diferentes provincias. El gobierno de Isabel II envió un ejército desde Madrid para enfrentarse a los sublevados. La batalla del Puente de Alcolea resultó en una clara victoria para los revolucionarios. El gobierno de los moderados dimitió y la reina se exilió a Francia.

Se formó un Gobierno Provisional: el general Serrano fue proclamado regente, y el general Prim, presidente del gobierno. Este Gobierno Provisional promulgó decretos (libertad de imprenta, derecho de reunión y asociación, sufragio universal) y convocó elecciones a Cortes. Las elecciones dieron la victoria a progresistas, unionistas y a un sector de los demócratas. Una comisión de diputados elaboró la Constitución de 1869, la primera constitución democrática de la historia de España, que reconocía un amplio régimen de derechos y libertades. El Estado se declaraba monárquico, pero el poder de hacer las leyes residía exclusivamente en las Cortes: el rey no podía vetarlas y sus poderes quedaban limitados.

Uno de los objetivos de la “Gloriosa” (o Revolución de 1868) era reorientar la política económica. Se procuró la defensa del librecambismo y la apertura del mercado español a la entrada de capital extranjero. Por esto se promulgó la Ley de Minas, que implicaba la venta o concesión de las minas españolas a empresas extranjeras. Con el dinero obtenido, el Estado pretendía mejorar el caótico estado de la Hacienda española (la deuda pública era muy elevada).

3. El Reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873)

Amadeo de Saboya fue elegido rey de España por las Cortes, pero tres días antes de llegar a España, el general Prim fue asesinado. Amadeo contó con escasos apoyos. Los moderados estaban en contra del nuevo rey, consideraban ilegítima la nueva dinastía (Saboya) y continuaban fieles a los Borbones. Cánovas del Castillo comenzó a reorganizar la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso, hijo de Isabel II. Los moderados fueron apoyados por la Iglesia española y por los hombres de negocios.

Los carlistas se sublevaron de nuevo (3ª guerra carlista) con la intención de colocar en el trono a Carlos VII de Borbón. Amadeo I tampoco contaba con el respaldo de los sectores republicanos ni de los grupos populares que les daban apoyo y que aspiraban a un cambio de sistema social. La guerra que estalló en Cuba, dirigida por propietarios criollos, también entorpeció la labor del nuevo rey. Los partidos que gobernaban en coalición (unionistas, progresistas y demócratas), que eran los que más apoyaban al rey, se enzarzaron en frecuentes disputas. Ante la situación de caos político y los pocos apoyos con que contaba, Amadeo I renunció al trono en febrero de 1873 y se marchó de España.

4. La Primera República Española (1873-1874)

Las Cortes decidieron entonces someter a votación la proclamación de una república, que fue aprobada el 11 de febrero de 1873 por una amplia mayoría de votos. Las Cortes proclamaron la República Democrática Federal. Su primer presidente fue Figueras, que pronto sería sustituido por Pi y Margall. Las Cortes elaboraron el proyecto de una nueva Constitución. Según ésta, la Nación española estaba compuesta por diecisiete Estados (incluyendo Cuba). España se convertiría en un Estado federal, puesto que la mayoría de los republicanos españoles eran federales (y su líder era Pi y Margall).

La Constitución Republicana declaraba la libertad de culto y la separación de la Iglesia del Estado; se aprobaba la abolición de la esclavitud en las colonias, la supresión de las quintas y la reforma de los impuestos. Los carlistas continuaron levantados en armas contra el gobierno republicano; y la guerra en Cuba supuso una preocupación constante para los gobiernos republicanos, que intentaron dar una solución política al conflicto colonial.

El problema más grave que se produjo durante la I República fue la sublevación cantonal. Muchas ciudades españolas se proclamaron cantones independientes: Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Castellón, Valencia, Salamanca, etc. Estos cantones eran como miniestados, con sus gobiernos autónomos y sus propias leyes. El gobierno republicano envió al ejército para sofocar la revolución cantonal. La intervención militar acabó rápidamente con la insurrección, y algunos activistas revolucionarios (republicanos y anarquistas) fueron condenados a muerte.

El nuevo presidente, Castelar, intentó gobernar con las fuerzas más conservadoras, de manera autoritaria y concediendo amplios poderes a los jefes militares. Cuando los republicanos de izquierda consiguieron derrotar a Castelar en las Cortes, éstas fueron disueltas por el general Pavía, que entró en el hemiciclo con fuerzas de la Guardia Civil, y los diputados tuvieron que abandonar la Cámara. Con el golpe militar de Pavía acabó la I República española, que duró sólo 11 meses y en los que se sucedieron cuatro presidentes.

En diciembre de 1874, el pronunciamiento del general Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso XII, con lo cual se restauraba la monarquía borbónica. Esta pretendía un régimen conservador y católico que garantizaría un sistema político liberal (Manifiesto de Sandhurst, firmado por Alfonso XII y redactado por Cánovas).