Siglo XVIII: Ilustración, Reformas Borbónicas y Revolución Francesa

El Siglo XVIII: Luces, Reformas y Revolución

Nos encontramos en el siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, de la Ilustración o de la Razón. Se le denominó así por la creencia de que, aplicando la razón, se lograría la felicidad y se solucionarían los problemas. Se consolida el humanismo, el antropocentrismo, la vuelta a la cultura clásica y la ciencia.

La Ilustración

Se desarrolló La Ilustración: un movimiento intelectual que marcó esta época. Destacaron figuras como Voltaire, Montesquieu (autor de El espíritu de las leyes, donde describe una sociedad sin absolutismo) y Rousseau (creador de la democracia moderna, que defendía la libertad individual y la elección de los gobernantes por los ciudadanos).

España en el Siglo XVIII

España inicia el siglo XVIII con La Guerra de Sucesión (1700-1714). Esta guerra se originó por la disputa del trono tras la muerte de Carlos II sin descendencia. Carlos II designó en su testamento a Felipe de Anjou, candidato borbón, quien recibió el apoyo de Francia y la mayor parte de España. En contraposición, Carlos de Habsburgo fue apoyado por Portugal y Cataluña, con el objetivo de debilitar a España.

La guerra concluyó con la victoria del candidato borbón, quien, mediante el Tratado de Utrecht (1713-1715), fue reconocido como rey, pasando a llamarse Felipe V de Borbón. La dinastía borbónica, siguiendo el modelo francés, introdujo el centralismo (las decisiones políticas las tomaba la corona y sus ministros, minimizando otros cargos) y la uniformidad (las medidas de gobierno debían llegar a toda la sociedad).

Decretos de Nueva Planta

Esta política trajo consigo los Decretos de Nueva Planta, dos decretos promulgados por Felipe V en 1716. Estos decretos supusieron la reconstrucción del estado, aboliendo las leyes e instituciones del antiguo Reino de Aragón por su apoyo al candidato austriaco en la Guerra de Sucesión. Se suprimió la Generalitat y se atenuó el uso de la lengua catalana. Además, a nivel internacional, España sufrió la pérdida de territorios como Flandes (Bélgica) e Italia.

Pactos de Familia

Los borbones españoles y franceses llevaron a cabo los Pactos de Familia (1733, 1743 y 1761) con el fin de vencer a Inglaterra, la potencia más poderosa. Gracias a estos pactos, España recuperó territorios perdidos en Italia, como Nápoles y Sicilia.

El Centralismo Borbónico

El centralismo borbónico, además de suprimir cargos, hizo que el peso político y económico recayera sobre las capitanías generales (con funciones militares, como el establecimiento fronterizo en zonas sensibles) y las intendencias (antecedentes del gobernador provincial, con funciones judiciales y políticas). Junto a ellos, los ministros, escogidos de la baja y media nobleza para no dar poder a la alta nobleza, se encargaban de que las decisiones políticas llegaran a toda la sociedad.

Carlos III y el Despotismo Ilustrado

El borbón más importante fue Carlos III (1759-1788), caracterizado por el Despotismo Ilustrado, que floreció en toda Europa y se resumía en el lema: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Los administradores se encargaban de la economía, fomentando el mercantilismo mediante el aumento de las importaciones y la disminución de las exportaciones. La economía era principalmente rural, con algo de comercio y artesanía de forma muy elemental. Solo Inglaterra comenzaba a industrializarse.

Reformas Agrarias

Campomanes, un déspota ilustrado, buscó modificar algunos aspectos de la propiedad de la tierra, al igual que Jovellanos con la ley de reforma agraria. El objetivo era aumentar la producción agrícola, limitando la Mesta y aumentando las superficies cultivables. En el Antiguo Régimen, la propiedad estaba amortizada y vinculada al estado, la iglesia, los nobles o los ayuntamientos, por lo que no podía ser vendida. Solo la nobleza podía transferirla al hijo mayor mediante la ley de mayorazgo. Campomanes y Jovellanos defendían que las propiedades de grupos eclesiásticos extintos podían ser subastadas por el estado a particulares para una mayor producción.

Política Regalista

Carlos III también llevó a cabo la política regalista para debilitar a la iglesia frente al poder real, expulsando a los jesuitas por ser contestatarios de la monarquía absoluta. El siglo XVIII se consideraba la cima de la historia, y la división de poderes de Montesquieu y la elección de gobernantes de Rousseau fueron rechazadas.

La Revolución Francesa y sus Consecuencias

En 1789 tuvo lugar la Revolución Francesa, donde se manifestaron los ideales ilustrados más revolucionarios. En 1788, Carlos III murió y accedió al poder Carlos IV, quien, junto con otros absolutistas, abandonó las ideas ilustradas para evitar una revolución como la francesa. España cerró ideológicamente las fronteras para impedir la entrada de pensamientos revolucionarios. Las fases de la Revolución Francesa llevaron a la república y al guillotinamiento del rey francés y su esposa María Antonieta. Europa se levantó contra Francia, cuyo racionalismo causó el armamento del pueblo para defenderse de la invasión. Este proceso revolucionario concluyó con Napoleón en el siglo XIX, quien se proclamó emperador y buscó la expansión de territorios en lucha con Europa.

El Reinado de Carlos IV

Carlos IV dejó su gobierno en manos de su valido Manuel Godoy, quien provenía de la nobleza. Su éxito pudo deberse a su relación con la reina María Luisa. Godoy llevó a cabo una alianza franco-española con Francia, la nación continental más poderosa, lo que llevó al enfrentamiento con Inglaterra, que dominaba los mares. El objetivo de este pacto era crear una flota que pudiera enfrentarse a los ingleses, y el objetivo de Napoleón era invadir Inglaterra.

Batalla de Trafalgar y Bloqueo Continental

Ambas flotas se enfrentaron en la Batalla de Trafalgar en 1806, donde la flota franco-española fue derrotada, perdiendo la oportunidad de invadir Inglaterra. Para España, esta derrota fue más perjudicial, ya que supuso la destrucción de su flota en un momento en que comenzaban las ideas independentistas en América. Esta derrota llevó a Napoleón a establecer el bloqueo continental, un cierre de las puertas al comercio inglés en toda Europa para asfixiar económicamente a Inglaterra, que se encontraba en plena revolución industrial. Este bloqueo incluía a España y sus puertos más importantes, Barcelona y Lisboa. Godoy y Napoleón acordaron la invasión de Portugal, aliado de Inglaterra, mediante el Tratado de Fontainebleau (1807), en el que se estableció una división del territorio portugués.