Paralelamente a la implantación del sistema político liberal, se produce la implantación de un sistema económico capitalista y de una sociedad de clases, desmantelando el Antiguo Régimen económico y social. Desde mediados del siglo XIX se vive un crecimiento económico continuado, primero gracias al ferrocarril y posteriormente al desarrollo industrial y financiero que acabará transformando por completo la economía española. La nueva sociedad liberal va a quedar definida por la propiedad; las clases dirigentes serán las grandes propietarias de bienes y defenderán los cambios legales necesarios para garantizar sus propiedades. La defensa de la propiedad privada será uno de los rasgos más característicos de la nueva organización económica y social.
Los Cambios Agrarios y la Desamortización
La revolución liberal implantó una serie de cambios legales en el campo español, tendentes a implantar el capitalismo agrario:
- Supresión de la vinculación de las tierras, que pasan a ser consideradas como propiedades privadas y, por tanto, bienes canjeables.
- Abolición del régimen señorial, implantándose la libertad en las relaciones laborales.
- Se decretó la libertad para cercar las tierras, comercializar las cosechas y fijar los precios, implantándose el libre mercado.
- Se suprimió el pago del diezmo a la Iglesia.
La medida más llamativa fue la desamortización de las tierras de la Iglesia y de los concejos.
Orígenes del Proceso Desamortizador
Ya en el siglo XVIII, los ilustrados consideraban que la principal causa del atraso agrario estaba en la enorme vinculación de tierras entre los privilegiados, pero los Borbones se negaron a desamortizarlas. La enorme deuda pública llevó a la Corona a cambiar de parecer y a recurrir a la desamortización. El primer decreto fue el de Godoy en 1798 sobre algunas instituciones benéficas de la Iglesia. Hubo varios intentos más durante la Guerra de la Independencia y el Trienio Liberal que se anularon con el restablecimiento del absolutismo. A partir de 1833 se precipitó el proceso desamortizador por parte de los gobiernos liberales.
En este cuadro quedan reflejadas las etapas principales de la reforma agraria en relación con las medidas legales tomadas para cambiar el sistema de propiedad de las tierras.
La Desamortización de Mendizábal (1836)
Es la primera de las dos grandes leyes desamortizadoras. Desamortizó los bienes de la Iglesia buscando conseguir varios objetivos:
- Conseguir fondos y tropas para ganar la guerra.
- Restaurar la confianza en el crédito del Estado.
- Sanear la Hacienda.
- Conseguir el acceso a la propiedad de la burguesía, para que explotara las tierras con una mentalidad capitalista que las revitalizara.
- Crear un sector social de propietarios vinculados al régimen liberal.
Se legisló la disolución de las órdenes religiosas con excepción de las dedicadas a la enseñanza y a la beneficencia. La venta de sus bienes se hizo apresuradamente porque el Estado necesitaba liquidez. Se sacaron las tierras a subasta y se vendieron muy por debajo de su valor real. Los compradores fueron los propietarios y los inversores burgueses, únicos que disponían de capital y sabían pujar, fracasó con ello el intento de crear una clase de pequeños propietarios rurales. Acabó con el régimen señorial de la tierra y generó un distanciamiento entre los progresistas y la Iglesia.
La Desamortización de Madoz
En 1855 se produjo la segunda gran ley desamortizadora, la de Madoz, que trataba de completar el proceso extendiéndolo a los bienes de propiedad municipal, a los estatales y a aquellos de la Iglesia que aún permanecían amortizados. Una vez más, las tierras acabaron en manos de los inversores y antiguos terratenientes, acentuando la concentración de la propiedad en manos de la oligarquía.
Se legisló la disolución de las órdenes religiosas con excepción de las dedicadas a la enseñanza y a la beneficencia. La venta de sus bienes se hizo apresuradamente porque el Estado necesitaba liquidez. Se sacaron las tierras a subasta y se vendieron muy por debajo de su valor real. Los compradores fueron los propietarios y los inversores burgueses, únicos que disponían de capital y sabían pujar, fracasó con ello el intento de crear una clase de pequeños propietarios rurales. Acabó con el régimen señorial de la tierra y generó un distanciamiento entre los progresistas y la Iglesia.
Consecuencias de la Desamortización
- Permitió un relativo desarrollo de la agricultura y el incremento de la superficie cultivable.
- Modificó las relaciones laborales de los campesinos que, en gran parte, se convirtieron en jornaleros.
- Se generó una nueva élite terrateniente resultado de la fusión de la antigua aristocracia terrateniente con la burguesía inversora.
- Con mucha frecuencia se destruyó irremediablemente un importante legado histórico-artístico y se dispersaron muchas obras de arte. Se intentó paliar con la creación de archivos y museos que recogieron y recopilaron parte de este legado.
- Supuso el desmantelamiento casi completo de la propiedad de la Iglesia y de sus fuentes de riqueza. En 1836 se rompieron las relaciones con la Santa Sede, no consiguiendo ser reanudadas hasta la firma del Concordato de 1851.
La Posterior Evolución de la Agricultura
Los nuevos propietarios mantuvieron el atraso técnico preexistente, al tiempo que aumentaron la presión sobre los campesinos subiéndoles los contratos de arrendamiento. La situación general era de estancamiento, caracterizada por una injusta distribución de la propiedad, ausencia de inversiones, retraso técnico, miseria campesina y conflictividad, especialmente grave en Andalucía y Extremadura. La llamada “cuestión agraria” se convertiría en uno de los graves problemas españoles de la primera mitad del siglo XX.
Las Peculiaridades de la Incorporación Española a la Industrialización
Los primeros pasos para el asentamiento de una industria moderna se dieron en España en el sector textil, asentado fundamentalmente en Cataluña, mientras el resto del país quedaba rezagado del empuje industrializador.
- Escasa demanda por escaso poder adquisitivo de la población.
- Escasez de fuentes de energía.
- Posición excéntrica de España en Europa, alejada de los grandes centros industriales y comerciales.
- Política estatal altamente impositiva que no favoreció el desarrollo de la iniciativa privada.
No sería hasta la década moderada (1844-1854) cuando se produjera el despegue debido a varios factores:
- Presencia de tecnología y capitales extranjeros.
- Aumento de la demanda por crecimiento demográfico.
- Efecto dinamizador provocado por la construcción del tendido ferroviario que actuó como arrastre para el crecimiento de otros sectores industriales (siderurgia, maquinaria…) y permitió articular un mercado interno.
Rasgos del Tendido Ferroviario Español
El boom ferroviario se produjo a partir de la Ley General de Ferrocarriles (1855) que fijaba condiciones muy favorables para la construcción de vías férreas. Se inició un enorme crecimiento entre 1855 y 1865, caracterizado por:
- Red radial (reforzar carácter centralista del estado).
- Ancho de vía mayor que el europeo (evitar competencia española; orografía).
- Importante capitalización extranjera.
- Libertad arancelaria a la importación de materiales y maquinaria, en vez de potenciarse el desarrollo de una industria nacional abastecedora de las necesidades ferroviarias.
¿Balance?: a pesar de las limitaciones y errores en la planificación, el ferrocarril facilitó los intercambios (mercado interior; exportaciones), provocando a largo plazo una repercusión económica positiva.
El cuadro siguiente resume los efectos del ferrocarril sobre la economía española.
Evolución al Final del Siglo
A partir de 1870 acabaría asentándose el capitalismo industrial. La siderurgia y la minería experimentaron una gran expansión, gracias a las inversiones extranjeras y nacionales. Hubo una importante mejora en las comunicaciones: ampliación del tendido ferroviario, extensión del servicio de correos, mejora en la red de carreteras… Se iniciaba la expansión de la energía eléctrica; en 1882 ya había iluminación eléctrica en Madrid y Barcelona. Tras el retroceso de los años 90 (crisis internacional, Desastre del 98) se reanudaba el crecimiento y se diversificaba la producción industrial impulsada por los capitales extranjeros.