La Economía Española en el Siglo XIX: Un Proceso de Transformación Incompleto
A lo largo del siglo XIX, España se va incorporando, aunque de forma tardía y desigual, a la dinámica de la Revolución Industrial. Esta transformación económica impulsa un capitalismo industrial, pero el crecimiento económico no alcanza el ritmo de otros países europeos. Se promulga legislación para superar los principales obstáculos al desarrollo.
Cambios Agrarios: Un Impulso Insuficiente
Para contribuir a la industrialización, era imprescindible transformar la actividad agraria mediante:
- La reforma del régimen de propiedad de la tierra.
- La introducción de innovaciones técnicas de cultivo y gestión.
El objetivo era cambiar el sistema de propiedad vinculada del Antiguo Régimen hacia la consolidación de la propiedad privada plena. Sin embargo, esta reforma no creó una clase media rural y tuvo efectos negativos para campesinos pobres y trabajadores agrícolas. El crecimiento agrario se sustentó en:
- El incremento de la producción.
- El aumento de las roturaciones.
- La sustitución de cultivos por el olivo y la vid, provocando cambios en el paisaje y retroceso de la ganadería trashumante.
- La especialización regional en diferentes cultivos.
La agricultura fue incapaz de ser el motor del cambio industrial y generó una gran masa de campesinos con bajos niveles de renta, lo que contribuyó a la conflictividad social rural. Además, el desarrollo del ferrocarril y el transporte marítimo transoceánico provocó la introducción de productos extranjeros más competitivos.
Industria e Industrialización: Retrasos y Desafíos
Los principales obstáculos al desarrollo industrial en España fueron:
- La insuficiencia técnica.
- El exceso de excedente.
- La baja productividad.
- La desfavorable localización geográfica.
La industria tenía un carácter de autoabastecimiento a escala local o provincial. En Madrid y Barcelona se producían artículos de lujo. Otros centros industriales importantes fueron: la cuchillería de Albacete, la ferrería de Vizcaya y los textiles de Tarragona y Barcelona. El desarrollo industrial se inició con:
Minería
La Ley de Minas de 1868 facilitó la llegada del capital extranjero. En torno a las minas se desarrollaron otras industrias y redes de ferrocarriles. El carbón de Asturias y León, debido a los costes de extracción y transporte, no pudo competir con el inglés, por lo que fue principalmente de autoconsumo.
Industria Siderúrgica
Se distinguen fundiciones y fábricas de hierro y acero. Hubo tres focos de desarrollo a lo largo del siglo XIX: Málaga, Asturias y Vizcaya. En los años 80 se produjo un salto cualitativo en la siderurgia vasca gracias a la exportación de hierro a Gran Bretaña.
Industria Textil
Cataluña fue la región clave, asentándose en el vapor, la fundación de fábricas y la presencia de una burguesía industrial.
Otras Industrias
Otras industrias representativas del siglo XIX en España fueron la metalurgia, la química, la fabricación de maquinaria y la fabricación de transportes, que actuaron como motor de la industrialización.
Transportes y Comunicaciones: El Ferrocarril como Impulsor
La orografía, los conflictos bélicos, las extensas zonas despobladas, el ineficiente sistema de transporte y la inexistencia de vías fluviales internas dificultaron el desarrollo de vías de comunicación para el comercio interior hasta la introducción del ferrocarril. La creación de una red ferroviaria fue impulsada desde 1844, aunque con deficiencias iniciales. La Ley General de Ferrocarriles de 1855 marcó un antes y un después en la evolución del sistema ferroviario. En 1866, España contaba con 5000 km de vías. En 1877 se definió el trazado de la red ferroviaria, incluyendo todas las capitales de provincia por decisión política.
La Sociedad Española: Del Estamentalismo a la Sociedad de Clases
El triunfo del liberalismo en España transformó la sociedad estamental del Antiguo Régimen en una sociedad de clases basada en la igualdad jurídica, donde la riqueza económica se convirtió en el factor fundamental de la definición social. Este tránsito fue pacífico y pactado, instaurándose una monarquía parlamentaria y un sufragio censitario para defender los intereses de burgueses, comerciantes y rentistas.
Evolución Demográfica y Migraciones
La población española experimentó un crecimiento lento, de 11 a 18 millones de habitantes entre 1800 y 1900, manteniendo un modelo demográfico antiguo. Los movimientos migratorios a América crecieron a partir del último tercio del siglo XIX, aunque no fueron muy elevados hasta los primeros años del siglo XX. La migración del campo a la ciudad provocó que muchas ciudades derribaran sus murallas e iniciaran ampliaciones, denominadas ensanches, para acomodar a los inmigrantes.
Clases Sociales
La nueva sociedad de clases se organizó en:
- Nobleza: Se adaptó a la nueva situación y conservó una gran influencia, pactando con la burguesía a través de matrimonios.
- Alta Burguesía: Se dedicaba a la industria y los negocios. A ella se unieron profesionales prestigiosos y altos cargos del Estado y el ejército.
- Burguesía Regional: Vinculada a actividades industriales y comerciales locales y provinciales.
- Clases Medias Acomodadas: Propietarios de negocios, tierras, casas y rentas modestas. Su modo de vida no cambió sustancialmente.
- Campesinado: Se distinguían propietarios (numerosos, pero con pequeñas propiedades), arrendatarios (con contratos de corta duración) y jornaleros (muy numerosos en la mitad sur peninsular).
- Artesanos Urbanos: Compartían el sentido de propiedad de las clases medias, pero su nivel de renta los acercaba más a los trabajadores asalariados.
- Trabajadores Asalariados: Representaban a la clase obrera en proceso de definición, incluyendo obreros fabriles, ferroviarios, mineros y trabajadores de la construcción.
El Movimiento Obrero en España
El movimiento obrero surgió en Europa como respuesta a las precarias condiciones de los trabajadores, incluyendo inseguridad laboral, jornadas extensas y condiciones de vida inadecuadas. En España, las primeras manifestaciones fueron protestas en Galicia y Alcoy, la destrucción de la fábrica Bonaplata en 1835 y la organización de las primeras huelgas en 1855 y 1856. Las primeras organizaciones sindicales y políticas fueron sociedades de socorro mutuo y asociaciones de protección. En 1870 se fundó la Federación Regional Española, de tipo anarquista. Posteriormente, se fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) por Pablo Iglesias y se crearon círculos obreros católicos.