Transformaciones Culturales del Siglo XIX en España: Educación, Prensa e Ideologías

Transformaciones Culturales en el Siglo XIX

Cambio de Mentalidades, Educación y Prensa

A comienzos del siglo XIX, España experimentaba un retraso en las corrientes ideológicas y culturales respecto a otros países europeos. Tradicionalismo y liberalismo, casticismo y europeísmo, competían en la esfera político-ideológica.

Corrientes Ideológicas

Conservadores, Liberales y Socialistas

El pensamiento conservador, tradicionalista, representaba a los sectores con fuertes convicciones católicas y contrarios a los cambios liberales. Sus figuras más destacadas fueron Jaime Balmes y Donoso Cortés.

El pensamiento liberal, progresista y reformista, se vinculó al krausismo, una filosofía alemana basada en la racionalidad, el liberalismo y el respeto al individuo. Su mayor impacto se dio en la educación, a través de la Institución Libre de Enseñanza. Además, intentó superar la dualidad ideológica del turnismo político. Su principal aportación fue el regeneracionismo, una corriente que, a finales de siglo e influenciada por la crisis del 98, planteó la necesidad de regenerar el país.

El pensamiento socialista, influenciado por el socialismo de Marx, se difundió a partir del último cuarto del siglo XIX, junto con el socialismo utópico.

La Educación

A principios del siglo XIX, España tenía uno de los mayores índices de analfabetismo de Europa. Ayuntamientos y parroquias ofrecían una instrucción básica y religiosa. Solo las clases altas y los varones recibían una educación de calidad, de carácter privado.

Esta situación apenas cambió durante el siglo, aunque hubo intentos de reforma por parte de los gobiernos.

Cortes de Cádiz (1812)

Se elaboró el Informe Quintana (1813), que planteaba la educación como obligación del Estado, ya que hacía a las personas más libres, felices y útiles para la sociedad. Defendía una educación pública, gratuita, universal y libre.

Fernando VII

Frenó estas iniciativas. Durante el Trienio Liberal (1821), se publicó el Reglamento General de Instrucción Pública, que retomaba los principios del Informe Quintana.

Isabel II (1843)

Con el liberalismo, se desarrolló un sistema educativo basado en principios liberales, pero la educación media y superior se reservó a la élite. La Ley Moyano (1857) estableció la educación obligatoria entre los 6 y 9 años, pero no era gratuita (excepto para familias pobres). La baja escolarización persistió, al igual que los privilegios de la Iglesia en la educación.

Sexenio Democrático

Se propusieron reformas para mejorar la educación, pero la inestabilidad política impidió su éxito.

Restauración (1874)

Frenó las reformas, pero surgieron corrientes que abogaban por la alfabetización y culturización.

En 1876, se creó la Institución Libre de Enseñanza, vinculada al krausismo. Fundada por intelectuales como Francisco Giner de los Ríos, Azcárate, Salmerón y Clarín, defendía la racionalidad, el liberalismo y el respeto al individuo. Proponía una educación primaria y secundaria, dirigida a la clase media y burguesía.

La Secularización de la Enseñanza

Los intentos liberales de separar la educación del poder eclesiástico fracasaron. La Iglesia consolidó su control mediante acuerdos con los conservadores. En las universidades, se establecieron tribunales de censura y se exigieron certificados de bautismo y buena conducta. La influencia religiosa aumentó con el Concordato de 1851. La Ley Moyano concretó los acuerdos Iglesia-Estado, permitiendo a la Iglesia inspeccionar los contenidos educativos. A finales de siglo, surgieron los centros asimilados, privados y religiosos, con certificados oficiales. La separación Iglesia-Estado llegó en la Segunda República (1931), pero se anuló durante el franquismo.

La Prensa

La prensa era el único medio de comunicación social, a pesar de su limitado alcance, la censura y el analfabetismo. Influyó en la opinión pública y la difusión de ideas políticas y sindicales.

En las últimas décadas del siglo XIX, el poder de la burguesía y los avances tecnológicos impulsaron las publicaciones periódicas, como La Correspondencia de España, El Imparcial y La Vanguardia, con una fuerte carga ideológica.

Los periódicos también difundían cultura, avances científicos, médicos y tecnológicos. La literatura se publicaba en ensayos, relatos y novelas por entregas. Proliferaron panfletos y folletines sociales, que contribuyeron a la concienciación, especialmente de la clase obrera.