Transformaciones Económicas y Políticas en la España del Siglo XIX: Desamortizaciones, Restauración y Sexenio Democrático

Transformaciones Económicas del Siglo XIX: Las Desamortizaciones

Introducción

La desarticulación del Antiguo Régimen no fue solo política o social, sino también y, sobre todo, económica. Se trataba tanto de eliminar los privilegios fiscales de los antiguos grupos privilegiados como de liberalizar todas las actividades económicas, tanto agrarias como industriales, para facilitar la conversión de la antigua economía, casi feudal, en otra de corte capitalista.

Desarrollo

El proceso de desamortización se inició en 1836 por el progresista Mendizábal y fue completado posteriormente por el también progresista Pascual Madoz durante el Bienio Progresista. En el Antiguo Régimen, la mayor parte de la tierra no se podía vender (manos muertas).

1. Desamortización de Mendizábal (1837-1849)

Mendizábal inició la desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas amortizadas en 1836. La desamortización consistió básicamente en la expropiación de los bienes desamortizados, su nacionalización y posterior venta en pública subasta al mejor postor. Tuvo tres objetivos: buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado, ampliar la base social del liberalismo y crear una clase media agraria de campesinos propietarios.

Los resultados no fueron positivos: no solucionó el grave problema de la deuda pública; si bien el liberalismo ganó adeptos, la mayor parte de los bienes desamortizados fueron comprados por nobles y burgueses adinerados. Los campesinos pobres no pudieron pujar en las subastas, por lo que la desamortización no sirvió para mitigar la desigualdad social, y los nuevos propietarios burgueses subieron los alquileres. La Iglesia vio desmanteladas las bases económicas de su poder. A cambio, el Estado se comprometió a subvencionar económicamente al clero.

2. Desamortización de Madoz (1855-1867)

La última gran desamortización se inició en 1855, elaborada por Pascual Madoz. Afectó a las tierras de los municipios y supuso la liquidación de la propiedad amortizada en España. Sus resultados tampoco fueron muy positivos: arruinó a los ayuntamientos, no solucionó el sempiterno problema de la deuda pública y perjudicó a los vecinos más pobres, que se vieron privados de las tierras comunales. Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz cambiaron de forma radical la situación del campo español. La superficie cultivada aumentó de forma notable, pero el atraso técnico, la falta de inversiones, las políticas proteccionistas y el desigual reparto de la propiedad de la tierra siguieron siendo problemas clave de la sociedad. En el siglo XIX se va a producir en España el proceso industrializador que se estaba dando en otros países europeos. Durante el siglo XIX, se va a desarrollar con lentitud y desequilibrios sectoriales y territoriales. A finales de siglo, la mayoría de la población española seguía siendo campesina. La industrialización sólo afectaba de forma muy localizada al país, en Cataluña y el País Vasco. Diversos factores explican este retraso:

  • Escasez de carbón y materias primas.
  • Atraso tecnológico y dependencia del capital exterior.
  • Falta de articulación de un mercado interior por las dificultades de comunicación y por el bajo poder adquisitivo de grandes masas de la población.
  • Factores políticos como la pérdida del mercado colonial y los destrozos de la Guerra de la Independencia.

La expansión del tendido ferroviario fue un factor de modernización, como en el resto del mundo. España llegó con retraso al nuevo medio de transporte, y la primera línea fue la construida entre Barcelona y Mataró en 1848. La Ley General de Ferrocarriles de 1855 propiciaba la creación de compañías privadas que se encargarían de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la red. Hacia 1866, las grandes vías estaban terminadas. El resultado fue un trazado radial con centro en Madrid y unos pocos enlaces transversales.

La política comercial fue proteccionista. Durante el Sexenio Democrático se intentó una política liberal con el Arancel Figuerola de 1869.

En el terreno financiero, se caracteriza por las dificultades de la Hacienda, agobiada por la Deuda Pública. Pese a estos problemas, en 1856 se creó el Banco de España, que desde 1874 quedó configurado como banco nacional con el monopolio de la emisión de papel moneda. En octubre de 1868 se adoptó la peseta como nueva unidad del sistema monetario.

Conclusión

España mantuvo durante todo el siglo XIX una balanza comercial deficitaria, con una estructura de país poco desarrollado: exportación de materias primas e importación de productos industriales. Las desamortizaciones agrarias españolas fueron medidas lógicas en el proceso modernizador y liberalizador de la estructura productiva española. Sin embargo, no lograron que la producción final agraria despegara respecto al incremento demográfico. Las zonas industriales fueron casi en exclusiva el País Vasco y Cataluña, de manera que tampoco podemos hablar de una industrialización generalizada del país.

El Régimen de la Restauración

Introducción

Abarca desde la caída de la I República hasta la proclamación de Alfonso XII como rey. La Restauración de la monarquía de Alfonso XII supone una etapa de estabilidad propiciada por la Constitución de 1876, el sistema partidista creado por Cánovas y por una prosperidad económica. Los defectos del sistema fueron el fraude electoral y el caciquismo.

Desarrollo

Tras el golpe de Estado del general Pavía, un grupo de presión preconizaba la restauración de la dinastía borbónica como sinónimo de estabilidad. El príncipe Alfonso dirigió un manifiesto a la nación, el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, en el que se proponía como rey. Para estabilizar la nación, necesitaba el restablecimiento de una monarquía constitucional abierta y dialogante, que compatibilizara la tradición católica con la libertad. En 1874, el general Martínez Campos proclamó en Sagunto a Alfonso XII como rey de España.

Las bases del sistema eran las de su creador, Antonio Cánovas del Castillo, inspiradas en el modelo inglés: alternancia pacífica en el poder de los partidos Conservador y Liberal. El Partido Conservador estaba presidido por Cánovas, compuesto por liberales moderados, unionistas y parte de progresistas. En cambio, el Partido Liberal, presidido por Sagasta, estaba compuesto por progresistas, demócratas y ex republicanos moderados.

La Constitución de 1876

Una nueva constitución, heredada de la moderada de 1845, que incorporó algunos derechos de la de 1869. Los principales rasgos de la Constitución de 1876 son: la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, fortaleciendo el poder de la Corona porque tiene poder ejecutivo y legislativo; las Cortes eran bicamerales, con un Congreso elegido por sufragio (sin especificar qué tipo) y un Senado con senadores nombrados por el rey y senadores elegidos por sufragio censitario; un fortalecimiento del poder de la Corona; reconocimiento de derechos y libertades; y, por último, el recorte de la libertad religiosa.

Funcionamiento Real del Sistema: El Turnismo y el Caciquismo

Cánovas diseñó un sistema basado en el turno pacífico de los partidos en el poder. Consistía en que dos partidos políticos ejercían el poder, turnándose periódicamente al frente del gobierno, poniendo fin durante un largo periodo al intervencionismo militar. Los partidos eran el Partido Conservador de Cánovas del Castillo y el Partido Liberal de Sagasta. El rey era la figura principal al decidir el momento del cambio político, y con este sistema se impedía que grupos extremistas llegasen al poder. El nuevo gobierno convocaba unas elecciones adulteradas, fabricando los resultados mediante el “encasillado”, asignando escaños y dejando un número suficiente a la oposición.

El fraude electoral tenía lugar en el contexto de un país agrario y atrasado. La clave estaba en los caciques, que eran los encargados de llevar a la práctica los resultados electorales. Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural, quienes, siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil, amañaban las elecciones. Los métodos de los caciques fueron muy variados: violencia y amenazas; cambio de votos por favores o, simplemente, hacían trampas en las elecciones, el conocido como el “pucherazo”. La muerte de Alfonso XII en 1885 abrió el período de la Regencia de María Cristina (1885-1902).

La Oposición al Sistema

Varios grupos políticos, sociales e ideológicos se opusieron, con escaso éxito hasta 1923, al régimen de la Restauración:

  • Los carlistas (partido político).
  • Los partidos republicanos: defendieron la democratización del régimen y diversas reformas sociales y educativas.
  • El movimiento obrero: anarquistas y socialistas (AIT).
  1. Anarquistas: grupo mayoritario en España. Tras la Ley de Asociaciones de 1881, se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. Finalmente, en 1910 nació la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Los anarquistas defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.
  2. Socialistas: en 1879 nació en Madrid el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con Pablo Iglesias como figura destacada. En 1888, el PSOE fundó la Unión General de Trabajadores (UGT). Los socialistas mantuvieron una ideología colectivista, anticlerical y antiburguesa, pero más moderada que la de la otra gran corriente del movimiento obrero español.
  • La oposición intelectual.
  • El regionalismo y nacionalismo en Cataluña y el País Vasco.

Regionalismo y Nacionalismo

Los argumentos nacionalistas consisten en afirmar que Cataluña y el País Vasco son naciones y que, por tanto, tienen derecho al autogobierno. Estos movimientos tendrán planteamientos más o menos radicales: desde el autonomismo hasta el independentismo.

  1. Separatismo catalán: se extendió entre la burguesía y el campesinado, con una capacidad de autogobierno y proteccionismo. El regionalismo y nacionalismo catalán se fue construyendo en varias etapas:
    • Década de 1830: se inicia la Renaixença, basada en la recuperación de la lengua catalana.
    • En 1882, Valentí Almirall creó el Centre Catalá.
    • Enric Prat de la Riba fundó la Unió Catalanista en 1891.
    • En 1901 nace la Lliga Regionalista, con los objetivos de conseguir la autonomía política y defender los intereses económicos de los industriales catalanes.
  2. Nacionalismo Vasco: las sucesivas derrotas de los absolutistas llevaron a la abolición de los fueros en 1876. La burguesía vizcaína fue el germen del nacionalismo vasco. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue fundado en 1895. Formuló los fundamentos del nacionalismo vasco: independencia de Euskadi y creación de un estado vasco independiente; radicalismo antiespañol; exaltación de la etnia vasca, que implicaba la oposición al matrimonio entre vascos y habitantes de otras zonas de España; integrismo religioso católico; promoción del idioma y tradiciones culturales vascas; idealización de un mítico mundo rural vasco; y conservadurismo ideológico.

La influencia social y geográfica fue desigual. Se extendió sobre todo entre la pequeña y media burguesía, y en el mundo rural, principalmente en Vizcaya y Guipúzcoa. El nacionalismo gallego y valenciano fueron fenómenos muy minoritarios.

Conclusión

A pesar de la estabilidad, fue un régimen poco democrático, ya que el turno pacífico no se basaba en el voto libre para elegir un parlamento y un gobierno, sino que era resultado del acuerdo previo entre los partidos dinásticos y el rey en función de las circunstancias. Sus pilares escasamente democráticos son: la Constitución instauraba una monarquía incuestionable; sistema político bipartidista y expulsión, prohibición y persecución de la oposición; uso constante del fraude electoral (caciquismo, pucherazo).

El Sexenio Revolucionario

Introducción

El Sexenio Revolucionario es el periodo comprendido entre el destronamiento de Isabel II, en septiembre de 1868, y la restauración de la monarquía borbónica en 1874 con la ascensión al trono de su hijo y sucesor, Alfonso XII. Seis años en los que se experimentan distintas formas políticas, haciendo frente a distintas guerras.

Desarrollo

Revolución de 1868, La Gloriosa

El régimen de Isabel II alcanzó su clímax en 1866 con una crisis económica y política. Se acompañó de una severa crisis financiera y se agravó por un ciclo de malas cosechas que ocasionó subida de precios, paro y hambre. Los progresistas, liderados por el general Prim, firmaron el Pacto de Ostende (1866) con unionistas y demócratas con el objetivo de derrocar a la reina Isabel II. En septiembre de 1868, la revolución se inició con la sublevación de Topete, apoyado por Prim y Serrano. Días después, Isabel II huía a Francia. El pronunciamiento no era solo un levantamiento militar, La Gloriosa pasaba a convertirse en una revolución popular. Las Juntas Revolucionarias defendían medidas avanzadas: libertades políticas y civiles, reforma de la Hacienda, libertad económica y rechazo a la dinastía borbónica. Se inicia así el Sexenio Democrático (1868-1874), que pasará por varias etapas.

Gobierno Provisional (1868-1871)

En la unidad del movimiento revolucionario convivían dos bloques con objetivos sociopolíticos muy distintos: por un lado, los progresistas, unionistas y el sector moderado de los demócratas, que aspiraban a un régimen más abierto y representativo, sin cambios sociales; y, por otro lado, los republicanos, que perseguían una república federal con justicia económica y social. El 3 de octubre, la Junta Revolucionaria de Madrid encomendaba formar gobierno al general Serrano, con ministros progresistas y unionistas. Las primeras medidas del gobierno se dirigieron a la disolución de las Juntas Revolucionarias. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes, aplicándose el sufragio universal masculino. La mayoría la obtuvieron progresistas y unionistas.

La Constitución de 1869

Al año siguiente se aprobó la Constitución de 1869, texto de 112 artículos, cuyas principales características eran: la soberanía nacional y la elección de la monarquía democrática como la forma de Estado, y proclamaba la división de poderes. Además, se establecía la división de poderes: el legislativo residía en las Cortes bicamerales (Senado y Congreso); el ejecutivo quedaba en manos del Consejo de Ministros; y el judicial lo ejercían los tribunales de justicia. Como novedad, se creó el jurado popular; amplia declaración de derechos (libertad de cultos, de imprenta, de enseñanza, etc., reconociéndose por primera vez los de asociación y reunión); se establecía el sufragio universal.

En resumen, era la primera Constitución democrática en España, inspirada en la de 1812, que recogía los principios progresistas de la Revolución Gloriosa.

La Regencia de Serrano

Una vez aprobada la Constitución, Serrano fue nombrado regente y el general Prim, jefe de gobierno. El gobierno de Prim se encontró ante otros problemas que complicaron su devenir: la insurrección de Cuba afectó muy negativamente al gobierno, al generar mayores gastos y al aplazar las promesas de reducción de impuestos y de supresión de las quintas; las sublevaciones republicanas; el descontento de las capas populares urbanas y rurales; la búsqueda de un rey de una dinastía no borbónica, dando lugar a tensiones entre los partidos de la revolución. Finalmente, Prim se decidió por Amadeo de Saboya. El nuevo monarca obtuvo el reconocimiento de las Cortes el 16 de noviembre de 1870.

La Monarquía Democrática de Amadeo I

Elegido rey, Amadeo de Saboya desembarca en Cartagena el día 30 de diciembre de 1870. Ese mismo día fallecía Prim, desapareciendo así su principal valedor. Necesitaban hacer frente a una guerra de Cuba y a la tercera guerra carlista (1872-1876). La inestabilidad política caracteriza al reinado. Amadeo termina renunciando al trono español, haciendo desaparecer al partido progresista, que va a dividirse en dos grupos: los constitucionalistas, liderados por Sagasta, y los radicales, por Ruiz Zorrilla. El monarca tenía en su contra a republicanos y a carlistas. A ellos se añadía la aristocracia alfonsina, la alta burguesía y los industriales, preocupados por las políticas que pudieran adoptar los gobiernos, y la agitación social del movimiento obrero producido por las clases humildes. El 7 de febrero, Amadeo firmó el decreto por el que decidía renunciar a la corona. El 11 de febrero de 1873, el Congreso y el Senado asumían todos los poderes y proclamaban la República por 258 votos contra 32.

La Primera República (1873-1874)

La República nacía en un momento lleno de dificultades: una Hacienda sin fondos y endeudada, continuación de dos guerras abiertas (carlista y Cuba), movilizaciones de obreros y campesinos. Hubo una enorme inestabilidad política, sucediéndose en once meses cuatro presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. La Asamblea Nacional designó a Figueras jefe de gobierno. Se disolvió la Asamblea, tras la abolición de la esclavitud en Puerto Rico y haber suprimido las quintas. Quedaron convocadas las elecciones a Cortes Constituyentes para decidir si la República sería unitaria o federal. Se acordó la República Democrática Federal con solo dos votos en contra.

Al negarse Figueras a seguir en el poder, Pi y Margall pasó a ser el nuevo presidente. En julio, el país entró en un proceso revolucionario, provocando el hundimiento de la República. Tuvo lugar la revolución cantonalista: cada población se proclamaba independiente del poder central. El primero fue el cantón de Cartagena. Pi y Margall se vio desbordado y decidió dimitir para la formación de un gobierno más moderado. Le sucedió Salmerón, dispuesto a restablecer el orden. Pavía y Martínez Campos acabaron con la insurrección cantonal, menos en Cartagena. Salmerón dimitió por problemas de conciencia. El 6 de septiembre era elegido como nuevo presidente del gobierno Emilio Castelar. En la noche del 2 al 3 de enero de 1874, al dimitir Castelar, las tropas del general Pavía irrumpían en el Congreso. Con el golpe de Estado del general Pavía quedaban disueltas las Cortes Constituyentes, finalizando así la I República.

La Dictadura de Serrano. Hacia la Restauración de los Borbones

El golpe de Pavía pretendía frenar la deriva de la República hacia la izquierda y poner fin a tanta inestabilidad. Se estableció una nueva República presidida por el general Serrano, de signo autoritario, sin Cortes ni Constitución, lo que también puede denominarse “dictadura de Serrano”. Cánovas del Castillo, líder del partido alfonsino, preparó la vuelta de los Borbones (Manifiesto de Sandhurst). El general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y Alfonso XII fue declarado rey, comenzando el periodo de la Restauración.

Conclusión

Los seis años transcurridos entre 1868 y 1874 fueron unos de los más convulsos de la historia de España. Coincidieron con otras inflexiones históricas en otros países europeos, lo que demuestra que el devenir histórico de España no ha estado aislado del resto del continente. Para la historia quedó lo adelantado de sus planteamientos. Para el futuro inmediato, la vuelta al orden y la estabilidad monárquicos.

Algunos Artículos de la Constitución de 1869

Introducción

El documento ante el que nos encontramos trata de algunos artículos de la Constitución de 1869, clasificándose según su forma como un texto jurídico-legal, ya que se basa en la enumeración de una serie de artículos de obligado cumplimiento, bien a nivel nacional o internacional. En cuanto a su contenido, es de carácter político-social. Según su origen, se puede clasificar como un documento de fuente primaria. Este texto no tiene autor explícito; se puede considerar que lo redactaron integrantes de las Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal, formada por miembros de los partidos Unionista, Progresista y Demócrata. Su destinatario es la Nación Española en general. La Constitución fue aprobada en las Cortes el 1 de junio de 1869.

Análisis

La Constitución fue elaborada para organizar un Estado y un sistema político democrático tras la Revolución de 1868, “La Gloriosa”. La idea principal que se recoge en el documento es la proclamación de la soberanía nacional, a la que deberá someterse el régimen de gobierno que se decida. Dentro de las ideas secundarias, destaca el artículo 21, en el que se demuestra la libertad de cultos, el carácter innovador, moderno y abierto de la Constitución creada. También se puede destacar la libertad individual (artículo 26) o la división de poderes (artículos 34, 35, 36).

En cuanto al análisis del texto, podemos decir que está dividido en ocho partes que se corresponden con cada uno de los artículos mencionados. En el artículo 17, se establece el reconocimiento de los derechos de expresión, asociación y reunión. En el artículo 21, se deja elección al culto que cada uno desee. En el artículo 32, se afirma que existe una soberanía nacional. En el artículo 33, se establece la Monarquía como forma de gobierno. En el artículo 34, se aclara que son las Cortes quienes hacen las leyes y que el rey tiene capacidad para sancionarlas y promulgarlas. En el artículo 93, se establece el uso de jurados populares en los juicios. Y, por último, en el artículo 108, se habla de la futura reforma que se llevará a cabo en América tras el cambio de diputados de Cuba y Puerto Rico. Dentro del texto, hemos destacado una serie de términos importantes:

  • Cortes Constituyentes: Cortes que representan la soberanía nacional y cuyo cometido es dictar o reformar la Constitución.
  • Constitución: forma o sistema de gobierno de un Estado.
  • Monarquía: forma de gobierno.
  • Soberanía: autoridad suprema.
  • Sufragio universal: derecho al voto de todas las personas (en este caso, masculino y mayores de 25 años).
  • Provincias de Ultramar: hace referencia a los territorios de América.

Comentario

En cuanto al comentario, podemos decir que las Cortes Constituyentes prepararon y aprobaron la nueva Constitución de 1869, conocida como la “democrática”, que consta de 112 artículos. Sus rasgos fundamentales, y anteriormente analizados en los artículos seleccionados, son los siguientes:

  • El proceso constituyente, por primera vez, lo llevó a cabo una Asamblea elegida por sufragio universal.
  • Presenta una regulación muy minuciosa y detallada de derechos sociales y políticos.
  • Se reconocía la soberanía popular y al pueblo como origen y fuente de esta.
  • La forma de gobierno era la de la monarquía democrática, que privaba al Rey de capacidad legislativa y limitaba sus prerrogativas a la cabeza del Ejecutivo a un papel casi meramente simbólico, de equilibrio y mediación entre las fuerzas políticas.
  • Establecía una efectiva división de poderes, con el fortalecimiento de las Cortes y la independencia del poder judicial.
  • Establecía el sufragio universal y la capacidad de todo elector para ser candidato al Congreso.
  • El poder legislativo radicaba en un Parlamento bicameral.

Entre las distintas proclamaciones que introduce, la más importante es la implantación de la Monarquía Parlamentaria. Esta Constitución fue firmada durante la primera fase del Sexenio Revolucionario. Tras la implantación de la Constitución, todo iba bien en España, pero no teníamos rey, por lo que salieron diferentes candidatos al trono español: el duque de Montpensier (cuñado de Isabel II), el rey Fernando de Portugal, el príncipe alemán Leopoldo de Hohenzollern, Espartero y Amadeo de Saboya.

Finalmente, Amadeo de Saboya fue elegido rey, tras la propuesta de Prim, asesinado un mes antes de la llegada del rey. La actuación del rey fue muy escrupulosa en el cumplimiento de la Constitución de 1869. Desde su desembarco en Cartagena el 30 de diciembre de 1871, se encontró con una serie de obstáculos en su mandato: el asesinato de Prim, carlistas, republicanos y burguesía. Su reinado se caracterizó por la inestabilidad política, celebrándose tres elecciones y distintos gobiernos. El 11 de febrero de 1873 abdicó y se marchó de España.

Conclusión

Como conclusión, podemos decir que los principios de la democracia resultaron triunfantes a partir de la revolución de 1848 en Europa. Las dificultades que tuvo para su permanencia y vigencia, y su fracaso final, se debieron a diversos factores, como la debilidad de las fuerzas políticas democráticas, el acoso de las fuerzas profundamente antiliberales como el Carlismo, la falta de apoyo de la burguesía y el liberalismo limitado. Su fracaso respondió al retraso social y económico de la España de entonces. Su objetivo fue consolidar un estado democrático en España. El proceso desamortizador fue durante el siglo XIX uno de los elementos más destacados y significativos de la España liberal. En él se plasmaban los nuevos principios liberalizadores desde el punto de vista socioeconómico, acabando con las propiedades de manos muertas, propias de la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Podemos considerar la de 1869 como la primera constitución democrática de la Historia de España.

Manifiesto de Sandhurst. 1 de Diciembre de 1874

Por la naturaleza del texto, podemos decir que es histórico-testimonial, ya que posee un notorio y fuerte carácter subjetivo, porque surge de la tarea personal de un individuo y refleja un hecho o proceso histórico. De carácter político-social. Podemos ubicar el texto el día 1 de diciembre de 1874, en la ciudad de Sandhurst (Inglaterra). Su autor es Alfonso de Borbón y sus destinatarios son las Cortes y la Nación Española. En cuanto al análisis, podemos dividir el texto en cuatro partes. En la primera, agradece las felicitaciones por su cumpleaños, así como las cartas recibidas, justificándole su regreso a España para ser nombrado Rey. En la segunda parte, la cual está dirigida a su madre (Isabel II), le agradece que abdicase en él para la sucesión del trono. En la tercera parte, deduce que, para él, las constituciones posteriores a la de 1845 están abolidas a causa de no haber un rey en el poder, y comenta que no decidirá nada todavía, ya que no tiene nada que ofrecer. Y en la cuarta parte, habla sobre sí mismo, diciendo que no dejará sus ideales y pensamientos una vez elegido rey. Dentro del texto, encontramos una serie de términos importantes:

  • Monarquía constitucional: forma de gobierno; monarquía regida por una constitución.
  • Monarquía hereditaria y representativa: forma de gobierno en la que el poder reside en el rey, designado por herencia y que representa al pueblo.
  • Constitución de 1845: constitución moderada del siglo XIX, utilizada por Isabel II para gobernar con los liberales moderados durante 25 años.
  • Buen español: seguirá defendiendo su nación.
  • Buen católico: seguirá siendo católico.

La actitud del partido moderado en el poder aisló a Isabel II, por lo que ambos contaban con nuevos apoyos. Ante esta, progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende (1866), el cual fue notificado en Bruselas en 1867, en el que pretendían destronar a Isabel II y desalojar al partido moderado. Tras la muerte de O’Donnell, el partido de Unión Liberal se sumó al pacto bajo la dirección de Serrano. El Sexenio comenzó con la Revolución de La Gloriosa, en la que la Junta Revolucionaria, nacida del mismo levantamiento, publicó el “Manifiesto a la Nación”. De mayo de 1868 a junio de 1869, se forma un gobierno provisional en Madrid, presidido por Serrano.

Este gobierno es el encargado de convocar las Cortes Constituyentes, las cuales preparan y aprueban la nueva Constitución de 1869, llamada la “Democrática”, en la que, entre otras cosas, se establece la Monarquía Parlamentaria. No había rey. Entre Amadeo de Saboya y el duque de Montpensier, se elige a Amadeo de Saboya, propuesto por Prim. Su actuación fue muy meticulosa con la Constitución, pero desde su desembarco en Cartagena (diciembre de 1871) se encuentra con diferentes obstáculos: Prim murió antes de su llegada y la oposición de la Iglesia. La inestabilidad política le llevó a abdicar el 11 de febrero de 1873. La segunda fase comenzó el mismo día de la abdicación, cuando el Senado y el Congreso, reunidos en Asamblea Nacional, proclaman la República como forma de gobierno. Esta fase también tuvo una constitución, la Constitución Republicana de 1873, la cual degeneró en un movimiento revolucionario llamado “cantonalismo”, lo que llevó a que cada pequeño pueblo quisiera su constitución.

Además, se obstaculizó la labor republicana hasta que el 3 de enero de 1874 el general Pavía se subleva en Madrid y proclama la disolución de la Asamblea Republicana. La tercera fase comienza el 3 de enero de 1874 y termina el 29 de diciembre. El 26 de febrero de 1874, el general Serrano pasa a ser presidente de la República y entrega el gobierno al general Zabala, pero ahora la República no es federal, sino unitaria y autoritaria. Cánovas del Castillo hizo firmar a Alfonso XII el Manifiesto de Sandhurst el 1 de diciembre de 1874, por el que se promete al futuro rey ser jefe supremo de los ejércitos dentro de un sistema monárquico constitucional.

Como conclusión, el Manifiesto de Sandhurst provocó el levantamiento militar del general Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, proclamando a Alfonso XII rey de España, iniciándose así la Restauración.

El texto, por su naturaleza, podemos decir que es una fuente primaria de naturaleza política y jurídica, ya que se trata de un decreto que emana de una autoridad en el ejercicio de su función y establece normas de derecho que obligan a su cumplimiento. Por su forma, es informativo, pues se trata de un manifiesto donde Alfonso plantea la vuelta de la monarquía, con la línea borbónica. Su autor es Alfonso de Borbón, líder de los alfonsinos. El texto va dirigido a la nación española, por lo tanto, es un documento público. La fecha en la que se escribió fue el 1 de diciembre de 1874, termina la I República y el Sexenio Democrático e inicio de la Restauración por la dictadura de Serrano. También el pronunciamiento de Martínez Campos. El tema es el restablecimiento de la monarquía constitucional por el proclamado rey Alfonso XII.

Análisis

La idea principal de este manifiesto es el restablecimiento de la monarquía constitucional.

Las ideas secundarias: se postula como heredero de Isabel II en una monarquía democrática. La Restauración será un régimen liberal con un monarca, leyes, religión católica.