La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia
La Transición Española fue el período de la historia de España que marcó el paso de la dictadura franquista –denominada “democracia orgánica”– a la democracia real. Se considera que este período abarca desde la muerte de Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, hasta la promulgación de la Constitución de 1978 o, para algunos, hasta la victoria del PSOE en 1982.
El Contexto Político Tras la Muerte de Franco
Tras la muerte de Franco, el príncipe Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey el 22 de noviembre de 1975, de acuerdo con la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado. La desaparición del Caudillo abrió un abanico de nuevas alternativas políticas:
- Continuidad: Defendida por el “búnker”, los sectores más inmovilistas del franquismo.
- Ruptura: Promovida por la oposición, que había formado la Junta Democrática.
- Ruptura pactada: Preferida por la Plataforma de Convergencia Democrática, buscando un acuerdo con los poderes fácticos.
- Reforma: Impulsada por una minoría de altas personalidades del régimen, encabezada por el rey.
Entre los factores que favorecieron el proceso de cambio, destacan:
- Los errores de la II República.
- Los sufrimientos de la dictadura franquista.
- El desarrollo socioeconómico de los años 60.
- El contexto internacional favorable, con la presión de la Comunidad Europea para establecer un régimen democrático en España.
- El apoyo de la monarquía y de la Iglesia nacida del Concilio Vaticano II.
- La demanda de cambio por parte de las principales fuerzas políticas y la mayoría de la población.
El Gobierno de Adolfo Suárez y la Reforma Política
El primer presidente del Gobierno de la Monarquía, Arias Navarro, se inclinaba hacia un inmovilismo moderado. Para hacer posible la reforma, era necesario desplazar a los partidarios del inmovilismo. Torcuato Fernández Miranda fue nombrado presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, desempeñando un papel fundamental. Tras la dimisión de Arias Navarro, Fernández Miranda logró que Adolfo Suárez fuera propuesto como candidato a la presidencia.
El 3 de julio de 1976, el rey nombró a Adolfo Suárez presidente del Gobierno, formando un gobierno compuesto por políticos nuevos y jóvenes.
Este gobierno tomó las siguientes medidas:
- Concedió una amnistía que liberó a presos políticos.
- Nombró vicepresidente al general Gutiérrez Mellado.
- Procedió a la discusión y aprobación por las Cortes de la Ley de Reforma Política.
En virtud de esta Ley, las futuras Cortes estarían constituidas por dos cámaras: el Congreso de los Diputados y el Senado. La Ley fue sometida a referéndum el 15 de diciembre de 1976 y aprobada por mayoría. Esta Ley obligaba al gobierno a convocar elecciones generales, pero antes era necesario legalizar los partidos políticos y establecer las normas electorales.
Elecciones Generales y la Constitución de 1978
En abril de 1977, se convocaron las elecciones generales, que se celebraron el 15 de junio de ese mismo año. Durante ese período, se suprimieron los tribunales especiales, se legalizaron las centrales sindicales, se concedió una segunda amnistía y se restablecieron, con carácter provisional, algunas instituciones autónomas, como la Generalitat catalana y las Juntas Generales de Vizcaya y Guipúzcoa.
Los resultados de las elecciones fueron:
- UCD: Partido más votado.
- PSOE: Vencedor.
- AP y PCE: Fracaso.
Adolfo Suárez formó un gobierno que, al no tener mayoría en ninguna de las dos Cámaras, tuvo que apoyarse en otros partidos para cuestiones específicas. La principal tarea era la redacción de una Constitución. El anteproyecto fue redactado, por consenso, por una comisión de los partidos políticos más representativos (PSOE, PCE, AP, UCD y el nacionalismo catalán). Aprobada la Constitución por ambas Cámaras, fue sometida a referéndum popular el 6 de diciembre de 1978 y entró en vigor el 29 de ese mismo mes.
Elecciones Municipales y Autonómicas
Se convocaron nuevas elecciones generales, con carácter legislativo, y también elecciones municipales. Las elecciones generales tuvieron lugar el 1 de marzo de 1979. En abril, se celebraron elecciones municipales, con buenos resultados para el PSOE y el PCE. En octubre de ese mismo año, se aprobaron en referéndum los estatutos vasco y catalán. Cinco meses después, se celebraron elecciones para elegir a los representantes de ambos parlamentos autonómicos, ganadas por los partidos nacionalistas. En el País Vasco, Carlos Garaikoetxea fue investido lehendakari; en Cataluña, Jordi Pujol fue nombrado presidente de la Generalitat.
Crisis Política y el Intento de Golpe de Estado
En enero de 1981, debido a la falta de unión interna en la UCD, Adolfo Suárez dimitió como presidente del gobierno. Fue sustituido por Leopoldo Calvo Sotelo, cuya investidura como presidente coincidió con el intento de golpe de Estado del 23 de febrero, apoyado por algunos generales, aunque fue dominado a las pocas horas.
Bajo el mandato de Calvo Sotelo, se aprobaron diversos Estatutos de Autonomía y, a propuesta del gobierno, el Congreso aprobó la entrada de España en la OTAN, que fue efectiva en mayo de 1982, a pesar de la oposición de los partidos de izquierdas. El presidente convocó las terceras elecciones generales para el 28 de octubre de 1982, en las que el PSOE obtuvo mayoría absoluta y pudo formar un nuevo gobierno, con Felipe González como presidente. La Coalición Popular, dirigida por Fraga, se convirtió en la segunda fuerza política del país. Para muchos, la Transición terminaba aquí.
Consolidación Democrática y Desafíos
Felipe González convocó un referéndum para ratificar la permanencia de España en la Alianza Atlántica (OTAN), con una pequeña mayoría afirmativa. La consolidación de la democracia enfrentó diversas dificultades:
- El terrorismo, especialmente protagonizado por ETA, que continuó con su acción violenta tras finalizar la dictadura. Un momento decisivo fue el atentado de junio de 1987 en el Hipercor de Barcelona.
- El golpe de Estado de Tejero, quien retuvo a diputados y al gobierno en el Congreso. Este fracasó gracias a la intervención del rey.
El gobierno de Suárez intentó “ignorar” la crisis económica para evitar asociar democracia con crisis. Los desequilibrios de la economía española (inflación, paro, déficit, etc.) eran significativos, llegando a temerse el subdesarrollo en 1977. Para evitar esta regresión, se inició un Programa de Saneamiento y Reforma de la economía, que sirvió de base a los Pactos de la Moncloa, firmados el 25 de octubre de 1977. Estos acuerdos, entre todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria, buscaban solucionar la alarmante situación económica del país. Los pactos incluían acuerdos económicos (saneamiento de la economía, devaluación de la peseta, reducción de la inflación) y políticos (frenar la tensión interpartidista).
El sistema democrático nacido de la TRANSICIÓN supo sortear estos problemas y peligros. El éxito fue resultado de las actuaciones de los gobernantes, la acción política de la oposición al régimen franquista y la movilización popular, principalmente de carácter pacífico y con motivaciones laborales, sindicales o políticas.