El Régimen Cívico-Militar en Uruguay (1973-1985)
La dictadura cívico-militar se extendió entre el 27 de junio de 1973 y el 28 de febrero de 1985. Fue un período durante el cual Uruguay fue regido por un gobierno cívico-militar no ceñido a la constitución y surgido tras el golpe de estado del 27 de junio de 1973. Dicho período estuvo marcado por la prohibición de los partidos políticos, la ilegalización de los sindicatos y medios de prensa, y la persecución, encarcelamiento y asesinato de opositores al régimen.
Crisis Económica y Política
En los años 60, los partidos políticos no se mostraron capaces de solucionar la crisis económica y comenzaron a dividirse en fracciones con opiniones cada vez más distantes dentro de los mismos partidos. Se agudizó la crisis social, el descontento comenzó a manifestarse a través de distintas protestas y con el surgimiento de la guerrilla urbana.
En las elecciones de 1971 se rompió el bipartidismo tradicional con el surgimiento del Frente Amplio. El gobierno anterior (1967), con Jorge Pacheco Areco como presidente de la República, comenzó a gobernar a través de medidas prontas de seguridad, instrumento consagrado en la constitución de la República en situaciones excepcionales (como convulsiones internas o de ataque exterior), lo que generaba más dificultades. Los partidos políticos se mostraban incapaces de enfrentar la crisis económica y las divisiones existentes dentro de los propios partidos se agudizaban aún más.
Ni siquiera la situación de alcanzar el triunfo en las elecciones a través del doble voto simultáneo (varios candidatos por partido-lema), disminuía la tensión social. El proceso electoral de 1971 se dio bajo una gran tensión. Fracasó la reelección de Pacheco Areco y el candidato más votado fue Wilson Ferreira Aldunate, pero el ganador fue el Partido Colorado, resultando electo por la acumulación de votos Juan María Bordaberry.
Asumió el 1 de marzo de 1972. En este año, la violencia se acentuó desde la izquierda con nuevas acciones de la guerrilla y también por algunos asesinatos llevados a cabo por el escuadrón de la muerte. El parlamento se encontraba debilitado, abriendo paso al golpe de estado. En setiembre de 1972, el MLN acabó por ser militarmente derrotado y sus dirigentes más importantes apresados. Los militares asumieron un rol protagónico que no estaban dispuestos a perder y siguieron siendo actores políticos fundamentales.
Etapas del Régimen
1. Etapa Comisarial
Esta etapa retoma el nombre de una clasificación de Karl Schmitt para enfatizar la tarea de poner la casa en orden, es decir, cumplir las funciones primarias de asegurar el orden público. Ya no solo orientando la represión contra los tupamaros y demás organizaciones de izquierda que reivindicaban la lucha armada, sino contra el movimiento sindical y estudiantil, las organizaciones de la izquierda legal, la libertad de prensa y contra algunos sectores y líderes de los partidos tradicionales, especialmente el sector de Por la Patria y su líder emblemático, Wilson Ferreira Aldunate.
2. El Ensayo Fundacional
Esta segunda etapa se inicia luego de la crisis política y la destitución por los militares del dictador Juan María Bordaberry, el 12 de junio de 1976, y la suspensión de las elecciones previstas para noviembre de ese año. Luego del breve interinato del Dr. Alberto Demicheli, con la unción como dictador de Aparicio Méndez, un ex dirigente del Partido Nacional, a través de la aprobación de los actos institucionales (desde junio de 1976) y tras los primeros esbozos públicos del plan político de las fuerzas armadas, puede decirse que los objetivos del régimen comienzan a pasar por la construcción de un nuevo y duradero orden político, algo similar a una “democradura”, como dice Luis Eduardo González.
3. Etapa Transicional
Esta etapa va de noviembre de 1980 a marzo de 1985. En ella, la dictadura buscó el apoyo de la ciudadanía para legitimar el régimen a través de plebiscitar su constitución. Su derrota en el plebiscito de noviembre de 1980, así como el reconocimiento de dicha derrota por los militares, abrió la tercera etapa. Esta etapa transicional, en líneas generales, fue una liberalización pactada del régimen en la que los partidos políticos y la sociedad civil retomaron un rol protagónico y, con marchas y contramarchas en las negociaciones entre políticos y militares, finalmente se llegó a una apertura democrática.
Situación Latinoamericana
A comienzos de los 50, la Guerra Fría estaba en su peor momento, la tensión era máxima y las exigencias aumentaban cada vez más. En ese tiempo, estaba prácticamente prohibido no tener ningún tipo de participación en dicha guerra, ya que el mundo había quedado dividido en dos: la parte estadounidense, también llamada “mundo libre”, y la parte soviética, también llamada “comunista”.
La Guerrilla
Existía un movimiento que estaba totalmente en contra del gobierno y de cómo este se desenvolvía, causando incidentes y perturbando la sociedad. Pero luego de que Pacheco asumiera como presidente, todos estos incidentes tomaron otra intensidad mucho mayor. Así fue como se crearon las guerrillas, grupos de personas que tenían como fin combatir las fuerzas políticas, por causa de la disconformidad que tenían hacia el gobierno. Ellos recibían el nombre de MLN-Tupamaros.
En un principio, cuando empezaron a conocerse los primeros hechos subversivos, como por ejemplo el robo de armas en el Club de Tiro de Colonia Suiza, la población ignoraba la naturaleza de esas acciones, pensando que eran realizadas por delincuentes comunes. Cuando luego los tupamaros empezaron a dirigir sus blancos contra ciertos integrantes de lo que ellos llamaban “la rosca”, despertaron algunas simpatías en sectores que los veían como modernos Robin Hoods. Más adelante, cuando se produce el copamiento de la ciudad de Pando o, más aún, cuando se producen hechos como el incendio del Club de Golf o del Bowling de Carrasco, la gente empieza a asociar esas acciones con la propaganda a nivel continental a favor de la lucha armada y de los focos subversivos, vinculando esos hechos con el comunismo internacional.
Ante estos incidentes, se tomaron medidas prontas de seguridad que consistían en indagar a un ciudadano sin necesidad de pasarlo a un juez y sin ningún tipo de orden. Con esto, parte de los derechos que se tienen como ciudadano son restringidos momentáneamente. Esto agravó las cosas y el enfrentamiento entre el gobierno y los tupamaros se intensificó.
El 27 de junio de 1973, el entonces presidente Juan María Bordaberry, con el apoyo de las fuerzas armadas, disolvió las cámaras de senadores y representantes y creó un consejo de estado con funciones legislativas, de control administrativo y con encargo de proyectar una reforma constitucional que reafirme los principios republicanos-democráticos. También restringió la libertad de pensamiento y facultó a las fuerzas armadas y policiales a asegurar la prestación ininterrumpida de los servicios públicos.
Justificación de la Dictadura
“La realidad político institucional del país demuestra el paulatino, aunque cierto y grave, desconocimiento de las normas constitucionales. Es que la relación delictiva de la conspiración contra la patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal”.
Pacto del Club Naval
En 1984, se dio el Pacto del Club Naval, acordado en agosto de ese año entre Gregorio Álvarez, el Frente Amplio, el Partido Colorado y la Unión Cívica. Los representantes del Partido Nacional se retiraron de las negociaciones por no compartir el planteo militar de realizar las elecciones con partidos y personas proscriptas (entre ellas su entonces líder Wilson Ferreira Aldunate). En tanto, el descontento popular era rampante, los salarios pulverizados por una política salarial impopular terminaban de agotar la paciencia de la gente, que se exteriorizaba con caceroladas y manifestaciones callejeras.
Tras realizarse los comicios el 25 de noviembre del mismo año, sale triunfante el Partido Colorado. El 12 de febrero de 1985, Álvarez deja el mando en manos del presidente de la Suprema Corte de Justicia en ejercicio, Rafael Addiego Bruno, y finalmente, el 1 de marzo de 1985, el gobierno retornó a los civiles con la asunción de Julio María Sanguinetti como presidente.