Comedia y Tragedia en la Literatura Latina: Plauto, Terencio, Séneca y la Épica de Virgilio

Comedia y Tragedia en la Literatura Latina

La comedia y la tragedia son dos géneros fundamentales del teatro romano. La tragedia presentaba a héroes y dioses como protagonistas, con un tono formal y un lenguaje elevado. La comedia, en cambio, utilizaba un lenguaje vulgar e imitaba el habla cotidiana, a menudo resultando procaz. Dentro de la comedia, se distinguen la fabula palliata (de tema griego) y la fabula togata (de tema romano). La tragedia se dividía en fabula graeca (obras adaptadas de la tragedia griega) y fabula praetexta (alusión a la toga pretexta, vestimenta de los magistrados romanos, indicando temas romanos).

Plauto (254-184 a.C.)

Nacido en Sarsina, Umbría, Plauto fue un hombre libre, pero de origen humilde. Su prolífica actividad teatral nos ha legado obras como las farsas Asinaria, comedias de intriga como Mostellaria, y comedias dramáticas y novelescas como Rudens. En Anfitrión, Plauto presenta una “tragicomedia”, ya que incluye tanto a dioses como a hombres en la escena. El teatro de Plauto es, en esencia, una obra de imitación, tomando elementos de la Nueva Comedia Griega: temas, personajes tradicionales, etc. Sin embargo, sus comedias carecen del interés psicológico y el valor moral de sus modelos griegos. La trama de sus obras es simple, para facilitar la comprensión del público, y mezcla elementos griegos y romanos.

Terencio (190-145 a.C.)

Nacido en Cartago, Terencio llegó a Roma como esclavo. Obtuvo su libertad gracias a un senador que reconoció sus aptitudes intelectuales. Tras recibir una esmerada educación, se convirtió en el protegido de familias nobles, para quienes escribió sus comedias. Se conservan seis obras suyas: Andria, Eunuco, Hécira, entre otras. Sus temas provienen principalmente de Menandro, combinando piezas griegas para aumentar la intriga. Sus obras presentan los temas habituales de la Nueva Comedia Griega.

Séneca (4 a.C. – 65 d.C.)

Nacido en Córdoba, Séneca desarrolló una carrera pública como funcionario que lo llevó a la corte imperial, convirtiéndose en maestro de Nerón. Inicialmente, ejerció una gran influencia sobre el emperador, pero su participación en la conjuración de Pisón llevó a Nerón a ordenarle el suicidio. Se le atribuyen nueve tragedias, entre ellas: Hercules furens, Agamenón, Fedra y Medea. Todas sus obras muestran un paralelismo temático con la tragedia ática.

El estilo de Séneca se caracteriza por el pathos, un sentimiento de lo trágico que se remonta a Eurípides. La influencia de Séneca ha sido decisiva en el teatro clásico francés e italiano, así como en el drama isabelino inglés del siglo XVI, incluyendo algunas obras de Shakespeare.

Influencia de Plauto, Terencio y Séneca en la Literatura Posterior

Plauto gozó de gran popularidad entre el público, y sus comedias continuaron representándose con éxito. Durante el clasicismo de los últimos años de la República, su popularidad disminuyó ligeramente debido a la influencia de poetas como Horacio, quienes preferían la literatura de la época arcaica. Sin embargo, en el Renacimiento, Plauto fue redescubierto y sus obras ejercieron una gran influencia en el teatro inglés del siglo XVI. Terencio, por su parte, tuvo mucho menos éxito que Plauto. Séneca influyó directamente en algunas tragedias posteriores.

La Épica Latina

La épica latina refleja el amor por los grandes hechos de la historia nacional y el gusto por lo militar. Confluyen tres corrientes: la tradición griega (representada por los poemas homéricos), la poesía alejandrina (que influye en los aspectos estilísticos) y el empleo del hexámetro (el verso utilizado anteriormente era el saturnio). Su origen se remonta a las laudes, cantos que se interpretaban en los banquetes acompañados de la tibia (un instrumento de viento).

Virgilio (70-19 a.C.)

El autor más destacado de la épica latina es Virgilio, quien sufrió los embates de las guerras civiles y sus consecuencias, como la distribución de tierras a los veteranos. Su obra más importante es la Eneida. Los primeros seis libros narran el viaje de Eneas desde Troya hasta su llegada a diversas tierras. Los seis últimos libros describen los conflictos y la búsqueda de la paz tras su llegada al Lacio, hasta que los troyanos logran establecerse. Virgilio combinaba en su obra diversos elementos que satisfacían a la población romana.

El tema de la Eneida fue cuidadosamente elegido, con una clara intención política impuesta por Augusto. Es el poema de la restauración moral y religiosa que buscaba el emperador, una exaltación del pasado que debía servir de modelo para sus contemporáneos.

Lucano (39-65 d.C.)

Sobrino de Séneca, Lucano compuso numerosos poemas a los 16 años y fue coronado en los juegos neronianos del año 60. De sus obras, se conserva el poema épico Farsalia, diez cantos que narran la guerra entre César y Pompeyo. El relato es imparcial al principio, pero a partir del tercer libro toma partido contra César. En esta obra, destacan los elementos maravillosos y alegóricos, sin dar cabida al componente mitológico: los dioses ya no impulsan la acción humana. Tampoco existe un héroe tradicional al estilo de Eneas, sino un personaje histórico concreto: Julio César.

Influencia de la Épica Latina en la Literatura Posterior

La influencia de la épica latina comienza con la Canción de Roldán y la literatura francesa del siglo XI, y continúa con el Roman de Troie. El espíritu de Virgilio está presente en toda la Edad Media y el Renacimiento; la Divina Comedia de Dante es un claro ejemplo. Posteriormente, surgirán epopeyas medievales novelescas y epopeyas religiosas cristianas.